Una campana suena sin detenerse.
"Sebas… Sebas…". Una voz que se escucha como si estuviera a varios metros; entra por mi oído izquierdo.
"¡Sebas!".
"¡¿Eh?!". Desperté. -¿Solamente fue un sueño?-. "¿Qué pasa?". Respondo y volteo a mi izquierda, era mi amigo, Dante; me estaba moviendo para intentar despertarme. Aunque es mi amigo, ahora no soy capaz de mirarlo a los ojos.
"Ya es hora de irnos, te quedaste dormido toda la clase".
-¿Toda la clase?-. "Em… si, vámonos". Tomo y coloco mis lentes.
Al salir del salón de clases nos dirigimos a la calle, pero… por mi desgracia nos encontramos con Yara, la chica que me ha gustada desde hace mucho tiempo; es de estatura pequeña, tez clara, ojos marrones, y tiene un lindo cabello castaño claro; ella es la única en la que se centra mi atención y a la única que puedo ver a los ojos. El problema es… que va acompañada de su novio, aunque me niego a ver su rostro, me produce nauseas.
"¿Oye, cuando le vas a decir?". Dijo Dante.
"Decir ¿qué?, tiene novio ¿no ves?". Le respondí.
"Si, pero se nota que no le importa, ¿Qué no te has dado cuenta?...". Hice una mueca. "…nunca la busca, no le dedica el tiempo que se merece, y todos sabemos que él se la pasa coqueteando con cualquier chica".
Entre cerré los ojos y aparté mi mirada. "Si… tienes razón, pero no puedo hacer nada, o al menos por ahora". Nos resignamos a pasar como si no los hayamos visto.
Salimos de la escuela, al ser la hora de salida, todo estaba lleno de personas, pero yo tenía un problema, no soy capaz de dirigir mi mirada a alguien. Todos pasan a nuestro alrededor, es como si no estuviéramos ahí; así como yo no dirijo mi mirada, nadie dirige su mirada hacia nosotros, es como si no existiéramos.
[Resignación]