Roland rio, solo quería burlarse un poco de la niña. - Perdón, solo quiero que te relajes. - ante sus palabras, la chica solo frunció el ceño, sin embargo, admitió que le gustó.
Roland miro esto y sonrió, acariciando un poco más a la chica, su cabello rubio se deslizaba fácilmente entre sus manos, sonrió más ante eso, aprovecho el momento para apartar el fleco en la frente de la niña.
Roland entonces empezó a hablar con sinceridad hacia Celia. - La razón de por qué no quiero verlo es bastante simple la verdad. - La mirada del joven vago.
- Oh, entonces, ¿qué es? - pregunto la chica inclinando ligeramente la cabeza. - Realmente tengo curiosidad.- dijo con sinceridad, mientras daba una pequeña sonrisa por las caricias de Roland.
El chico sonrió con agravio. - Bueno, mi madre me dio a luz cuando tenía 15 años, mi padre a los dos meses murió, cuando tenía 4 años conocí a un hombre, Marcus Inctrel. - Mientras Roland hablaba, Celia pudo notar como la mirada del chico contenía, melancolía.
- ¿Esa fue la primera vez que lo conociste? - Celia parecía estar entendiendo lo que pasaba. Ella siguió escuchando con cuidado. - Si, pero para mi madre era diferente, se conocían desde que eran bebés. -
Celia pareció haber llegado a algo y lo dijo o más bien, pregunto. - ¿Amor no correspondido? Eh. - El chico suspiro a la par que le daba un asentimiento. - Si, pero a medida que crecía Marcus me trató muy bien, lo trataba como a un hermano mayor.
- De la nada Roland se detuvo, Celia miro atentamente el resto del chico logrando notar como sus facciones denotaban, un poco de, ¿alegría?, ¿enojo?, ¿tristeza? No, ella no pudo distinguirlo. -Él incluso me llegó a decir que era su hermano pequeño... - Terminó de hablar.
Celia no pudo decir nada, se sentía incómoda por el pensamiento de que un hermano se casará con su madre, eso por si solo ya era demasiado extraño ahora podría comprender eso. - ¿Entonces, ese es el motivo de querer irte de ahí? -
Roland, sin poder formular palabras, solo dio un pequeño asentimiento, Celia soltó un suspiro, ver a Roland así le recordaba a un niño confundido.
Pero eso no le quitó el sueño a Roland, por eso decidió marcharse de ahí en el futuro. La mirada de Celia se volvió comprensiva. - Sabes Roland, eres genial... - admitió la chica mirando a su "hermano" con una sonrisa comprensiva. - Yo hubiera quedado traumatizada. Al enterarme de eso, ya sabes... pensar que mi hermano se casará con mi madre. -
Roland rio incómodo, el tiempo para esos dos avanzó, Roland entonces al notar que ya había pasado 1 hora desde que se topó con la chica, se preocupó, pero aun así, podía esperar.
- Celia, este... ah, umm... gracias por escuchar. - La voz de Roland hizo que Celia abriera su par de ojos azules con algo de sorpresa, sin embargo, no dijo nada y solo asintió.
- ¡Por supuesto! Sigo siendo tu pequeña hermana. - tras recomponerse de su pequeño estupor de hace un segundo, Celia exclamó su título con orgullo, Roland sonrió con gracia mientras veía a la chica hacer de las suyas.
Entonces, Roland volvío para burlarse de Celia. - Entonces, ¿qué recompensa quieres pequeña Celia?. - La chica parpadeo una vez, luego otra y otra, antes de que una pequeña sonrisa se formará en sus facciones, le tomo un segundo pensar en lo que quería, sin embargo, antes de que las palabras pudieran escapar de su boca, Roland se acercó repentinamente a su cara, que seguía en el regazo del chico.
Celia parecía tan indefensa con esos grandes ojos azules como el zafiro, tan indefensa, que Roland se rio entre dientes sin detenerse, rápidamente llegó a los labios de la niña, juntando los suyos con los de ella.
Un pequeño beso fue lo que Celia sintió en sus labios, aunque solo duró un segundo, ella realmente se sorprendió.
Celia llevó su mano hasta sus labios, tocando estos con la misma sorpresa del inicio, pero aun así, miro al chico que le robó un beso con un creciente rubor en sus mejillas. - ¿P-porque me b-besaste?. - Roland observo como la mirada de Celia era temblorosa, era algo graciosa para él.
Y con ese pensamiento, él pensó en burlarse un poco más de la chica. - los regalos sorpresa son mejores, ¿no lo crees, Celia? - sonrió inconscientemente al notar la graciosa mirada que la chica le envío cuando escucho esas palabras, en serio, era muy graciosa.
Ella sin embargo, solo podía conformarse con ocultar su rostro con su libro. - Ohh, ¿vas a actuar linda? - escuchando las palabras del chico, sintió como el calor en sus mejillas aumentaba, ahora su rostro no podía ser más rojo.
- ¡T-tonto! - Celia se paró de golpe, pareciendo que quería huir, aun así, solo se sentó a un lado de Roland, ella sostuvo su mano y con mucha cautela se acercó a su rostro. - ¿Quieres besarme? - Roland repentinamente hablo curioso.
Ella solo soltó un bufido, mientras ignoraba su pregunta, pero tal y como dijo Roland, ella lo beso cuidadosamente.
Ese tipo de contacto no era una sorpresa, en el pasado a medida que se fueron conociendo y hablando, esta situación naturalmente ocurrió, este no fue el primer intercambio de caricias entre los dos.
Al principio, estaban bastante preocupados, pero con el tiempo este tipo de cosas, fue notado por los padres de ambas partes, pero no parecía importarles, ya que casamientos entre ambas familias eran comunes.
Ambos sabían eso, aun así, esa no era su preocupación, lo que les preocupaba, era que ella era hija del líder del pueblo, es decir alguien importante, sin embargo, el líder no dijo nada, así que ellos con el paso del tiempo fueron olvidando sus preocupaciónes hasta sentirse cómodos con esta situación.
Evidentemente, no tenían algún fetiche para mostrarse en público, pero no les importaba que los vieran, solo eran algo tímidos, nada más que eso.
Roland miro un poco a Celia, su mirada fue notada instantáneamente por la chica, la cual solo movió la cabeza confundida.
- ¿Pasa algo, Roland?.- Él frunció un poco el seño. - Si, algo así. - dijo en voz baja. - Siento que estoy olvidando algo. - Roland arrugó aún más la cara, mientras pensaba, Celia noto eso, e inmediatamente las comisuras de su boca se inclinaron hacia arriba, soltando una dulce risa, ella sabía que era lo que olvidó.
Ella movió sus dedos para pinchar las mejillas de Roland. - Creo saber que es lo que olvidaste, hermanito. - ella sonrió, mientras él le daba una mirada curiosa, noto como Roland estaba a punto de decir algo, sin embargo, decidió interrumpirlo para responder.
- Unirte al grupo de voluntarios. -
Las palabras resonaron con un eco en la cabeza de Roland, que sin darse cuenta, ya habían pasado 2 horas, aun así el chico soltó un suspiro, regañándose por dejarse llevar.
- Uh, ciertamente es verdad. -
- Entonces, ¿ya te vas, Roland? -
- Por supuesto, necesito irme. -
La chica miro divertida a su acompañante, asintiendo con una sonrisa, cerro los ojos mientras sus manos cerraban en un *plam* el libro.
Roland ya de pie, se puso frente a la chica, extendiendo una mano hacia ella, Celia acepto con gratitud el gesto, cuando ambos estaban de pie, frente a frente, Celia fue la primera en hablar. - Bueno, entonces... ¡Suerte! -
le dio una agradable sonrisa al chico delante de ella, a lo que él dio una ligera risa asintiendo, La chica aún con la misma sonrisa, miro al chico alejarse lentamente, estaba tan distraída en su figura, que ni siquiera noto la bola de nieve que se dirigía a su cara, cuando sintió el frío de la nieve, dio un ligero salto de sorpresa antes de mirar al responsable, Roland.
Miro al chico con otra bola de nieve en su mano, ella solo gruñe molesta mientras que el otro joven reía por devolverle el favor a la chica, y finalmente se marchó.
Mientras que Roland caminaba hacia el edificio que actuaba como sala de reclutamiento, una figura miraba desde la parte superior de este a ambos chicos.
Era Alter Inctrel, el jefe de la aldea y padre de Celia, el hombre miro por una hora la relación de estos dos jóvenes, él ya sabía que tipo de relación era la que ellos tenían, pero pensar que su hija sería tan obediente hacia el chico, era desconcertante.
Su esposa, Angélica hablo desde detrás de él con gracia. - No pensé verte tan calmado después de ver cómo tu hija es besada. - El rostro de Alter estaba agraviado.
No es que odiara al chico por besar a su hija, simplemente era víctima de la situación, la incomodidad que recibió fue bastante grande, pero aun así solo le dio una mirada a su esposa, ella parecía apreciar la relación que ellos dos tenían.
Finalmente podía ver una relación que fuera agradable en su familia, eso era lo único que lo hacía apreciar al joven, y Alter lo sabía, por eso acepto silenciosamente ayudar al chico, aunque sea solo un poco.