[¿Qué está pasando? ¿Por qué están huyendo?] le pregunté a una persona que huía del lugar a toda velocidad.
[¡Está por ahí! ¡Corre!] gritó sin siquiera mirarme al pasar por mi lado.
[¿Quién?] dije en un susurro que nadie oyó. Me dirigí en dirección contraria de donde todos iban, hacia eso que los tenía tan alocados. Con miedo avancé lentamente con las piernas temblando, un paso a la vez. Es probable que sea una mala decisión después de todo, pero la curiosidad dentro de mi era mayor, la voluntad para seguir adelante desbordaba en mi ser, me hacía continuar con esto.
Llegué al final de la calle, todavía quedaban personas que gritaban escapando como locos. En ese momento lo vi. Un extraño ser saltó desde el techo de un edificio y se perdió en la lejanía. Fue un salto enorme, tanto que era incapaz de pensar que fuera un ser humano.
Creo que tiene que ver con lo que me pasó ayer probablemente, su apariencia me recuerda a esa criatura. De ser así nadie tendrá oportunidad contra él.
Debo hacer algo, voy hacia donde ese ser parecía ir, aproximadamente al centro de la ciudad. Que peor lugar, me temo que pase lo peor.
Me apresuré lo más que pude hasta detenerme para retomar el aliento. Maldición, lo he perdido de vista. ¿En donde puede estar?
No tuve mucho tiempo para pensarlo ya que un par de kilómetros adelante pude escuchar el ruido de una explosión seguido de disparos. La pelea ya comenzó y mi intuición me dice que esto no terminará bien para aquellos que se enfrentaban a la bestia.
Cuando llegué finalmente a la escena mis dudas fueron cumplidas. Ese ser era similar al del otro día, ¿pero de fisionomía más felina? Con afiladas garras y una postura más parecida a la de un puma que camina en sus 4 patas. Este masacraba a todos los militares que intentaban atacarle en vano. Las balas no surgían efecto, repitiéndose el patrón sucedido en mi anterior encuentro con lo desconocido.
[¿¡Qué clase de demonio es este!?]
[¡Muere maldita sea, muere!]
[Dios, oh dios...]
Varios gritaban aterrados sin creer lo que estaban observando. Un militar disparó un lanzacohetes con la esperanza de que esta vez pudiera eliminarlo, mas fue en inútil. La criatura era muy veloz y logró esquivarlo sin problemas, después hizo otro de sus increíbles saltos y cayó sobre uno de los presentes, destrozándolo completamente por la fuerza de su caída y desparramando sus restos en el cemento. Uno por uno fueron cayendo presas de la agilidad y casi sobrenaturales habilidades de este felino, solo unos pocos tuvieron la sensatez de huir por sus vidas.
Mientras tanto yo me quedé de pie mirándolo. Dejo que una extraña sensación dentro de mi salga, una similar a cuando apareció el guante en mi mano por primera vez. Si, quizás es eso lo que me hacía falta para poder convocarlo. Puedo sentirlo. Esta vez si lo lograré.
Concentrando mi voluntad se materializa nuevamente ese precioso guante color celeste. ¡Perfecto! Ahora solo falta uno, pensé mientras proseguía con la invocación. Frente a mi mano izquierda apareció un tenue remolino de luz en el cual se asomaba levemente la empuñadura de una espada. Meto mi mano derecha y la saco desde dentro. Era tal cual como la recordaba, del mismo color negro. Con esto puedo hacerlo, puedo enfrentarlo y ganar.