1
Desperté con la almohada totalmente húmeda. Mi ojo empezaba a deshincharse; pero necesitaba algo frio para aplacar el dolor. Me levanté de mi cama intentando contener el llanto que deseaba surgir de nuevo. Al fin y al cabo se supone que era un hombre, los hombres no lloran ni demuestran sus sentimientos delante de nadie.
Intenté prepararme el desayuno; pero descubrí que lo único que hacía era un desastre con mi propia sartén. Reí un poco al ver que no podía encender el fuego y, cuando pude, no supe como cocinar mi desayuno. Mi sartén tenía una gran cantidad de yema del huevo frito que me preparé, pensé qué Linnet podría haberlo hecho mejor qué yo, tras pensar aquello mi sonrisa se desdibujo un poco y decidí ver mi telescopio con intenciones de mirar si los meteoritos estaban cerca o no, al acercarme al mismo descubrí que este ya tenía algo de polvo en la lente. Sonreí de nuevo dándome cuenta de que debía seguir los pasos de mi padre como medico en lugar de estar con fantasías infantiles. Ser un explorador del ártico era una fantasía infantil y yo ya no era un niño.
2
Cerca del medio día decidí ir a ver a mi amigo Tim a su despacho. Si tenía suerte no solo podría verlo a él sino a su nuevo cliente especial también y esperaba llegar cuanto antes a dicha reunión.
3
En las calles, lo soldados aun patrullaban; pero ya no eran tantos como el día anterior. Un muchacho vendedor de periódicos gritaba las ultimas noticias
- ¡Extra!, ¡extra!, ¡el asesino Feminys fue atrapadooo! ¡ enteresee de todooo!
Sonreí al saber que el terror, causado por ese monstruo, al fin había terminado. Llegué al despacho de mi amigo Tim y, al entrar, pude divisar, tal como lo había imaginado, a varios de sus nuevos socios acompañándolo.
4
Tim me observó con la boca abierta debido a mi demacrado aspecto y, casi de inmediato, exclamó
- ¡John! Amigo mío ¡¿Qué te ha pasado?!
- Nada grave Tim, solo una pequeña pelea callejera- le respondí con una sonrisa calma, aunque en mi interior mi corazón se destruía a pedazos al recordar lo sucedido
- ¡¿Te encuentras bien?!- me dijo levantándose a recibirme, ni bien me tomó el hombro, añadió- sabes que puedo demandar al que te haya hecho esto, ¡te ves fatal!
- No hará falta- le respondí con voz calma- algo me dice que ya no me molestara de nuevo, tuvo lo que quería de mí… creo
- Te serviré algo, sé que es aun de mañana; pero por algún motivo pienso que necesitaras tomar un poco de Whisky o Coñac- me ofreció Tim dirigiéndose a donde estaba su armario con intenciones de sacar una botella de alcohol, antes de poder abrirlo, lo detuve con un tono decidido y amistoso
- No es necesario Tim, muchas gracias; pero en realidad quería hablar con tus socios para ofrecerles mis servicios- aquella declaración sorprendió a los presentes, en especial a Tim
Desconcertado, Tim, me miró muy sorprendido, dándome la oportunidad de hablar con mayor soltura al respecto.
- Señor Hamill, caballeros de la Social Industry Of Britain. Aun no soy un doctor; pero con la fortuna de mi padre y mucho de su conocimiento en medicina puedo estudiar la carrera para poder finalizarla en menos de un año convirtiéndome en su médico personal o, inclusive, dirigir cualquier lugar que requiera de presencia medica, ¿Qué dicen ustedes? ¿están de acuerdo con mi ofrecimiento?- les ofrecí muy seriamente mis servicios con un tono formal que habría enorgullecido a mi difunto padre
- Señor Rumble, en efecto que aceptamos su propuesta y no se preocupe por la carrera. Con una ayuda de nuestros contacto podemos hacer que trabaje para nosotros en una semana- sonrió el señor Hamill dándome la mano con intenciones de que se la estrechase
- Entonces es un trato- acepté estrechando la mano a aquel hombre
- Bueno pues bienvenido al barco John- me dijo Tim golpeando mi hombro con felicidad, tras reír un poco, no tardó en preguntarme de nuevo- ¿iras a la gala de esta noche?, sería un gusto verte allí con nosotros
- Estimado amigo, no me la perdería por nada del mundo- asentí con una sonrisa agradable a pesar de que, en mi interior, mi alma se encontraba devastada y rota al igual que mi corazón
5
El resto del día lo pasé en una pequeña biblioteca. Leyendo los libros de medicina que había en ella. El dolor del rostro había cesado; pero no el del corazón, este todavía se encontraba en completa agonía, sin embargo, esos libros me ayudaron a sobrellevarlo, al final del día mi corazón ya no dolía tanto, pero aun dolía, en especial porque no la había vuelto a ver durante toda la jornada haciéndome creer que en realidad si fui usado por aquella bella Exploradora. Quizás, por eso, aun me dolía.