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7 de Julio a la mañana
Desperté esta mañana, con mis dudas sobre lo sucedido el día de ayer. Por mucho que lo pensase una y otra vez, me era más que claro lo extraño de la situación. Esa jovencita no había sufrido ningún paro cardiaco; pero su corazón se había detenido, el poco o nulo pulso y su frialdad cadavérica eran demasiado obvios para pasarlas por alto. Por mucho que quisiera sacármelo de la cabeza, me era imposible hacerlo. La muchacha cadavérica, los extraños artefactos encontrados en el bosque y los crímenes de Feminys, debía haber alguna conexión, ¿pero cómo podía conectarse todo esto? Aun no lo sabía. Lo que si sabía era que el asunto apestaba demasiado y necesitaba averiguar lo más que pudiera. Cuando llegué a la oficina, durante las siete de la mañana, el oficial que había escoltado a la muchacha y su amigo aun se encontraba de guardia. Él tenía un doble turno de tarde y noche.
Me acerque a él para preguntarle cómo se encontraba la jovencita a lo que él me contesto:
- Cuando fui a averiguar inspector, ella ya se había retirado
Eso me dejo bastante pensativo. La chica había sufrido un paro cardiaco, ¡no podía irse simplemente así del hospital! Su rigidez cadavérica, poco pulso y una temperatura demasiado fría, ¡era imposible que pudiera salir del hospital como si nada!
Estuve en mi escritorio durante varios minutos, pensando en todo lo sucedido. No podía seguir sentado ni un minuto más, sin saber que era lo que estaba haciendo, me levante de mi silla y me dispuse a salir a caminar un poco. Deseaba volver a la escena del último crimen, cometido por el sanguinario Feminys.
7 de Julio (cerca del medio día)
Con la mente en blanco, caminé lo suficiente para tratar de conectar todos los eventos sucedidos; pero, por mucho que lo intentase, no podía hacerlo. Había demasiados puntos inconexos, ¿Qué podía tener que ver un asesino brutal con maquinas extrañas, sacerdotes del vaticano y una muchacha bastante sana a pesar de estar moribunda? Nada al parecer y todo a la vez. Siguiendo mí olfato de sabueso, llegué al hospital donde una enfermera de mediana edad, rubia de cabello corto y con un rostro frío me atendió.
- ¿Que desea señor?- me preguntó con una voz fría y hosca mientras leía el periódico
- Disculpe las molestias enfermera; pero ayer vino una señorita rubia de vestido verde que sufría de una descompensación, vine a verla- le contesté un poco molesto, por el grado de atención que estaba recibiendo en ese momento
- ¿Cómo se llamaba la señorita?- me preguntó, sin levantar la vista del periódico ni un momento
- No lo sé, lo único que sé es que venía acompañada de su primo- le contesté nuevamente algo irritado ya que su actitud me parecía demasiado descortés
- Creo que ayer vino una señorita; pero no parecía tener nada, porque se fue por su propio pie unos minutos después- me dijo la enfermera, mirándome de reojo con verdadero fastidio
Aquello me intrigó por completo. No era posible que la muchachita dejase el lugar. Ella apenas tendría fuerzas para estar consciente, menos para caminar.
- ¿Sabe que medico fue el que le atendió enfermera?- le pregunté con curiosidad antes que severidad, aunque aquella mujer merecía un poco de lo segundo
- No, tendrá que disculparme; pero ayer no prestaba mucha atención, tuve que participar en una cirugía a corazón abierto- me respondió ella, con ese tono de fastidio, mientras volvía a mirar el periódico
- Está bien enfermera Johnson- dijo un doctor, de cabello castaño y una barba demasiado desarreglada- yo le atenderé, mi nombre es el doctor Billy Wallace ¿usted es?
- Soy el inspector Kingswolf- me presenté, mientras sacaba mi placa, haciendo que la enfermera lograse desviar la mirada del periódico y me viese con cierta preocupación junto con algo de miedo incluido- deseaba ver a una señorita rubia dorada, de vestido verde, que tuvo una descompensación, uno de mis hombres me dijo que se había retirado antes de que anocheciera
- En efecto, tuve una paciente con esas descripciones, se llamaba Linnet y su primo era John Rumble el hijo del afamado doctor William Travis Rumble – me contestó el doctor Wallace viendo un listado, al parecer, de sus pacientes más recientes
- ¿Qué fue lo que le encontró a esa jovencita doctor Wallace?- pregunté con autentica preocupación
- Un pulso muy débil y una pequeña palidez, lo curioso era que tenía un frio no muy normal por esa razón supuse que podía estar cerca de tener un resfrió, le receté unos medicamentos y la envié a casa- me contó el Doctor Wallace con verdadera neutralidad medica junto a la fría disciplina, muy característica, de todo medico
- ¿Le contó la jovencita que había sufrido un paro cardiaco?- le conté para saber, de una vez por todas, que diablos estaba pasando
- ¡Cielos, no!- exclamó el doctor sorprendido dejando de ver el listado
- La señorita, además de tener un pulso débil y una palidez, producto de un frío anormal, también tuvo un paro cardiaco y respiratorio, una rigidez cadavérica y una pérdida momentánea del conocimiento, tendría que estar internada- le hablé con mi tono estricto de doctor, ahora éramos dos iguales los que estábamos hablando
- Inspector, sepa entender que cuando acudió al hospital ella no deseo ser revisada a fondo, además…- me explicaba completamente alterado, luego añadió con una mirada nerviosa que mostraba un miedo casi infantil- ella parecía saber algo de mí, algo que no podría explicar; pero que es un secreto intimo, me puso muy nervioso y decidí enviarla a casa
- Ya veo- murmuré sobándome el mentón con mi mano derecha
Me despedí del doctor, para luego seguir mi camino hacia la escena del crimen. Mientras continuaba caminando, me decía a mi mismo que algo no andaba bien y debía ser cuidadoso. Este caso no era uno común y corriente. Me encontraba sobre la calle, cuando divise a un muchacho de mediana estatura, camisa blanca y chaleco marrón con un pantalón de vestir del mismo color, su cabello castaño claro y su grueso bigote eran visibles a distancia y se encontraba de cuclillas sobre el suelo examinando los restos de sangre de la última víctima de Feminys. No sé por qué no me sorprendí al ver al joven John Rumble en ese lugar.
2
7 de Julio a la tarde
A pesar de que no me sorprendí, al ver en ese lugar al joven Rumble, él si pareció sorprenderse. Sin perder un minuto, le interrogué tratando de sacarle algo de información. Intenté no enfadarme al ver como, Rumble, me trataba como un idiota al decirme que buscaban a su tía en uno de los barrios más marginales de Londres. Claramente nadie, de buena familia, iría por voluntad propia por esos lugares y, mucho menos, se encontraría allí viva.
Decidido a seguirle el juego le acompañé, por todo el barrio Red Heart, buscando a su tía desaparecida, sin embargo Rumble logró darme algo durante ese recorrido, quizás más de lo que buscaba.
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7 de Julio (entrada la tarde)
Al parecer, uno de los hombres más temidos de Londres tenía en su haber una pista esencial del último asesinato de Feminys. Un pañuelo azul con las iniciales de la víctima en dorado.
El sucio Jim solía ser un apostador empedernido que perdió muchas de sus riquezas en las peleas callejeras. Completamente harto de depender de otros sujetos para hacer sus fortunas decidió comenzar a entrenar a sus propios peleadores. Según nuestros expedientes, el sucio Jim fue hijo de un boxeador muy conocido en el ambiente de las peleas clandestinas. Sabía distintos tipos de pelea y, por lo general, Jim siempre practicó con su padre, hasta que un día decidió empezar sus apuestas. Supongo que eso también era de familia.
Cuando entrenaba a sus peleadores, se hacía pasar por su mejor amigo; pero en caso de que estos perdiesen y le costasen mucho dinero, pues los dejaba a su suerte. Con el tiempo logró tener una reputación, bastante temida, dentro del bajo mundo de Londres. Con mucho ingenio logró que varios de sus peleadores, que aun le tenían lealtad por qué no los había corrido, se convirtiesen en sus matones. El Scotland Yard trabajó en la investigación de varios cadáveres que ese sujeto dejó, la gran mayoría, eran de jefes rivales, que pertenecieron a pandillas a las cuales el sucio Jim controló después. Nunca tuvimos pruebas suficientes para atraparlo; pero hoy esa suerte se nos dio.
Luego de comenzar a interrogarlo por el pañuelo, el sucio Jim hizo lo mejor que sabe hacer cuando pierde el control, intentó asesinarnos. Debo decir que si me impresiono el estilo de pelea que posee el joven Rumble, con esfuerzo supo lidiar con varios malhechores. Yo por mi lado tuve suerte de tener mi entrenamiento militar de mi lado, caso contrario podría haber tenido otro destino. Aun así logramos vencer a los hombres del sucio Jim, para después enfrentarnos a él. Debo decir que el estilo de combate, que ese sujeto tiene, justifica su popularidad como el más temible jefe de pandillas en Londres, pudo noquear al joven Rumble y me dio verdadera batalla.
Posteriormente a noquear a Rumble se dirigió hacia donde yo me encontraba. Me lanzó varios puñetazos, que pude esquivar con suerte; pero ese sujeto no paraba de intentarlo y tampoco parecía cansarse. Sabiendo que no tenía muchas opciones, intenté golpearle en el estomago; pero la panza de ese sujeto era de hierro, quizás no fuese un estomago grasoso sino un musculo bien entrenado. Continúe intentando pegarle varios puñetazos, en su horrible rostro; pero ese sujeto realmente era de acero, mis manos me dolían bastante y él no parecía estar dolorido o cansado.
- Ríndase inspector, lárguese de aquí y llévese a su amigo con usted- me dijo mientras me miraba con verdadera irá, acompañada de un aire triunfal- no tienen nada contra mi
- Intentaste asesinarnos Sucio Jim- le respondí jadeando- eso es prueba suficiente
- Fue en legítima defensa- me contestó con verdadero enojo- sabe que no sobreviviré un día tras las rejas, aun tengo bastantes enemigos que desean verme muerto
- No pienso irme sin ese pañuelo, es evidencia de un asesinato reciente sucio Jim, tú podrías ser Feminys- le acusé aun sabiendo que eso podía ser mi sentencia de muerte; pero ya me importaba un comino
- En ese caso inspector prepárese a morir- sentenció el Sucio Jim completamente dispuesto a matarme.
El combate se reanudo. Jim corrió hacia mí, como si fuese un elefante enfurecido, y, con el peso de su propio cuerpo, me hizo tambalearme, pude contrarrestar el golpe con un codazo en sus hombros, a pesar de ser algo bajo, no podía golpearle en la nuca, debido a que no paraba de moverse intentando hacerme caer al suelo. Aun con la fuerza del golpe ese sujeto no parecía sentir ningún dolor o, en caso de sentirlo, no le importaba.
Jim se reincorporó y me tomó del cuello de mi camisa, levanto su mano, en forma de puño, y me dio un golpe en la boca, dejándome un moretón en la misma, cayendo al final en el suelo me encontraba al borde de la inconsciencia. El Sucio Jim se disponía a darme el golpe de gracia definitivo, cuando alguien se acercó a donde nos encontrábamos y sentí una voz familiar hablarle.
- Bonito pañuelo hombrecito, ¿podrías ser un buen chico y dármelo?
Eso pareció sorprender al Sucio Jim y, en parte, también a mí, era una voz muy directa y poco femenina para venir de una mujer; pero no podía negarse su feminidad. Volteé la cabeza para ver quién era y pude distinguir a la prima de Rumble; pero vestía diferente, algo similar a como vestiría un explorador del renacimiento o de la época de los tres mosqueteros. Era como si Marco Polo y Dargtañan le hubiesen prestado sus ropas a la prima de Rumble.
- ¿Quien se supone que es usted señorita?- le preguntó el Sucio Jim
- ¡Mi nombre es Linnet y soy una Exploradora del Multiverso! Supongo que eso tendrá que bastar para que me de ese pañuelo niñito- le respondió la muchacha con una voz de autoridad, que nunca habría escuchado ni de la institutriz más severa de Inglaterra.
- ¡Lárguese, jodida perra!- le ladró Jim- no sé de qué manicomio se escapó usted; pero no tengo ningún reparo en pegarle a una mujer
- Yo tampoco con los hombrecitos- le contestó Linnet mirándolo con una ira aterradora y esbozaba una sonrisa triunfal a la vez que mostraba sus dientes
Eso bastó para enfurecer al Sucio Jim, quien se dirigió a donde se encontraba la jovencita que decía llamarse Linnet. Intentó darle un puñetazo en el rostro; pero ella se agachó y le dio un golpe directo en el estomago. Pude ver como el aire salía de la boca del Sucio Jim, el cual se agacho sobándose el estomago. Anteriormente había intentado hacerlo y no pude, debido a que su estomago es un musculo fuerte; pero esa muchacha lo golpeó, como si de una almohada se tratase. No podía imaginarme su fuerza, Linnet se acercó al sucio Jim y con la mano abierta le dio una bofetada en la mejilla; pero no fue la típica bofetada que dan las mujeres en las representaciones teatrales o en las novelas románticas, este fue un golpe duro y fuerte que logro sacarle dos dientes, junto con varias gotas de sangre, al Sucio Jim, le abofeteo nuevamente una y otra vez, hasta que este empezó a suplicar que se detuviera.
- ¡No … pod favod… deteggase…!- le rogaba, o intentaba rogar, con la boca amoratada y muy pocos dientes en la misma
- ¡Dame el pañuelo maldito hombre inútil e inferior o juro que te seguiré golpeando hasta que tu rostro se convierta en una pasa de uva seca!- le amenazó Linnet con una expresión de ira demasiado aterradora
Él se lo entregó y ella se lo guardó en el bolsillo de su pantalón, de tela negra o quizás marrón oscura, luego soltó a Jim tomó una de las varas de acero, la incrusto en el suelo y después sacó unas esposas y lo esposó en la misma, acto seguido hizo lo mismo con los demás hombres de Jim quienes estaban inconscientes. Después se acerco a mí y con una sonrisa bastante tranquila me dijo:
- Inspector Kingswolf, creo que nosotros tenemos que hablar
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7 de Julio cerca del anochecer
La muchacha, que dice ser una Exploradora del multiverso, es bastante fuerte, lo suficiente como para cargar en sus brazos al joven Rumble y a mí. No antes de que terminase de atar al sucio Jim junto a todos sus matones a la vara, solo como un extra, según ella.
Posteriormente a que nos cargara, antes de que pudiese dar el primer paso, nos encontrábamos de repente en el interior de un observatorio. Allí puso al joven Rumble en una cama y luego me hizo sentar en una silla, para empezar a hablar conmigo; pero desde mi perspectiva me pareció un interrogatorio
- Inspector Kingswolf- me dijo con una voz serena; pero bastante autoritaria- sé que algo tan sencillo como el concepto de los multiversos debe ser muy difícil de entender para usted, así que no perderé mi tiempo intentando explicarle quien soy o de donde vengo; pero sepa que soy una figura de autoridad parecida a la suya, con la leve excepción de que usted trabaja en esta ciudad y yo trabajo en varios lugares a la vez
- Si lo que me dice es cierto entonces ¿por qué nunca escuche de ustedes antes y que hacen aquí?- le pregunté un poco molesto, aunque incrédulo seria la palabra correcta a usar en ese momento
- Nos gusta ser discretos, aun que hay mundos que si saben de nuestra existencia. Lo que hago aquí es tratar de salvar su mundo, aunque no lo saben, corren en este momento un gran peligro- me contestó ella con una mirada seria a pesar de mantener esa pose tan tranquila
- ¿A qué se refiere señorita?- le pregunté con un cierto nerviosismo
- Mi nombre es Linnet Bridas y provengo de una ciudad desconocida para ustedes que existe en otro mundo, puede que no haya estado atento al firmamento durante estos días; pero dentro de poco pasaran varios meteoritos cerca, ¿supongo que si sabe lo que son los meteoritos verdad?- me dijo con un tono casi cínico, luego vi una sonrisa demasiado maliciosa en sus labios a la vez que en su mirada había un cierto orgullo, al parecer, por ser un poco mas lista que yo
- No soy un idiota señorita Bridas, se lo que son en teoría, grandes rocas que viajan por el firmamento- le contesté con enojo
- Puede decirse eso; pero esas rocas poseen un poder devastador. Imagine que varias de esas rocas galácticas tienen el mismo poder de impacto que una bala de cañón, con la leve diferencia que su poder destructivo es mayor al punto de poder erradicar toda la vida de un planeta- me contó, vi como su sonrisa desaparecía y una expresión de seriedad demasiado aterradora se veía en su rostro, al parecer ya no le importaba si era más lista que yo, solo que lo entendiese
- ¡Cielos!- exclamé tapándome la boca, no puedo explicar cómo; pero todo lo que la Exploradora decía tenía sentido
- Hay unas maquinas que han venido de otro tiempo, en otro mundo, con las intenciones de traer esos meteoritos a la órbita de la tierra, dicho de otro modo quieren usar los meteoritos para la extinción de la raza humana- terminó de explicarme aquella muchacha llamada Linnet alejándose de la pared y volviendo a estar parada en frente de mí.
Cuando dijo la palabra "maquina" recordé inmediatamente todo lo relacionado a esas dos orugas gigantes que encontramos el día anterior. La jovencita Linnet me miró con una serenidad demasiado escalofriante, a pesar de no haber dicho nada ella igual asintió con la cabeza.
- Tengo motivos para creer que tienen alguien infiltrado en su ciudad y se encuentra de incognito en este momento- continuó contándome Linnet con un tono demasiado serio
- ¿Habla del asesino Feminys verdad?- le pregunté fríamente tratando de no mostrarme nervioso delante suyo
- Es posible que sea ella- me respondió con un tono de dudas en sus palabras
- ¿Ella?- pregunté sorprendido, tal idea era incomprensible, ¿una mujer capaz de asesinar a una persona? Aquello era ridículo; pero no tenía motivos para no creerle en ese momento
- Quiero que busque la información de varias personas que hayan llegado recientemente a la ciudad o que hayan estado durante unos pocos años en Londres, es muy posible que el infiltrado sea uno de ellos- me dijo con un tono de mando similar al que recibiría del capitán de la policía Londinense
- ¿Acaso piensas que un humano traería la perdición a su propia raza?- pregunté indignado y sorprendido ante esa sola idea
- Si, ya ha sucedido en otros mundos; pero en este caso se trata de una maquina disfrazada de humano- me contestó ella con bastante tranquilidad
Eso me tomó por sorpresa, no podía decir que aquella muchacha estuviese loca o solo se encontrase mintiendo, una fuerte corazonada me decía que todo era verdad. Iba a añadir algo más; pero en ese momento el joven Rumble se empezó a despertar. Linnet desapareció de mi vista, por un breve momento, para reaparecer con el mismo vestido que llevaba cuando la conocí, Linnet decidió mentirle un poco al joven Rumble y debí seguirle el juego. Me retiré de allí mientras veía como el firmamento estrellado comenzaba a inundar el cielo. Tuve un leve escalofrió de solo pensar en unas rocas luminosas cayendo hacia la tierra con intenciones de aniquilarnos.
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8 de Julio
Me encontraba regresando a mi hogar, intentando pensar en todo lo sucedido. Podría haber dejado todo como un sueño, provocado por el golpe recibido durante la pelea; pero mis compañeros encontraron al sucio Jim, junto a su pandilla, atados y esposados en donde les habíamos dejado. Me encontraba en la puerta de mi casa, cuando lo oí, era un breve murmullo, casi inaudible; pero nada que hubiese escuchado antes. Traté de ver de dónde provenía el sonido, sin embargo no veía nada ni nadie cerca. Entonces decidí ver hacia arriba. No podía creer lo que mis ojos se encontraban contemplando; pero aun con la poca luz que había aquella ave de metal se podía distinguir bastante bien, era enorme y larga, de un color plateado, allí, en la oscuridad de la noche, se podía distinguir tres pequeños brillos de color blanco y rojo. Fuese lo que fuese eso, se movió a una rápida velocidad, como si fuese un bravo corcel que se encontrase trotando. Cuando amanezca investigare inmediatamente a cualquier persona que haya ingresado recientemente a la ciudad.