1
Cuando desperté, al día siguiente, lo primero que vi con los rayos del sol fue su rostro. Estaba cerca de mí, pude notar su aspecto dulce y sereno mientras dormía. Aquel dorado cabello brillaba con la luz del sol, mientras algunos pequeños mechones cubrían su rostro. Su respiración era tan tranquila, que provoco en mí la más increíble de las ternuras. Su cuerpo se encontraba muy cerca del mío, con su pierna izquierda puesta sobre mi bajo vientre. Trate de moverme un poco para salir de la cama; pero ella sintió ese movimiento y abrió sus ojos incorporándose de un salto. Luego empezó a bostezar mientras se estiraba saludándome.
- Buenos días John, ¿cómo dormiste muchachito?
- He dormido bien Linnet, ¿pero por que estabas al lado mío en la cama?
- Porque no había otra cama en este lugar tontito- me dijo con la mayor naturalidad del mundo.
Después de eso se retiro abajo, mientras que yo intentaba salir de la cama. Me senté en ella y luego de un minuto decidí levantarme para bajar también por las escaleras.
Abajo había un hermoso perfume a huevos cocidos; pero aquello era imposible debido a que no tenia donde prepararlos. Entonces vi a la bella Exploradora de Grumsier, fuera del observatorio, cocinando unos huevos con una sartén negra con mango de oro, el cual tenía algunas extrañas decoraciones.
Los huevos se estaban calentando, junto a algo de tocino bajo el fuego de una fogata. No supe en qué momento Linnet había hecho todo eso pero no me importo. Tenía hambre, así que busque el periódico de aquel día y pude ver que Linnet ya lo tenía en la mano, junto a una taza de café blanca que decía "la mejor Exploradora del mundo".
Me acerque a ella e hice un ronquido; pero ella no lo escucho. Volví a hacer el sonido; pero ella seguía sin escucharlo. Entonces me acerque a ella y empecé a toser deliberadamente a lo que respondió.
- Ve adentro querido, aquí afuera te estás enfermando un poco
Suspire y juntando todo el valor que pude le dije.
- Por favor Linnet, podrías prestarme el diario que aun no lo he leído
- Como gustes lindo, toma aquí esta- me dijo entregándome el periódico- ahora ve adentro antes de que te enfermes
- Gracias Linnet- le respondí volviendo a mi observatorio.
Una vez dentro, me senté en mi silla y puse el diario sobre la mesa. Allí habían algunas noticias simples y otras terribles; pero sin embargo la noticia que mas me impacto fue la del asesino de mujeres en las calles de Londres, junto también con el descubrimiento de las dos orugas que Linnet combatió la noche pasada.
El asesino de mujeres aun así si era algo de qué preocuparse. Los ciudadanos de Londres aun tenían frescas en sus memorias los aberrantes crímenes de Jack el destripador. Aquel monstruo que asesinaba a las mujeres de mala vida de una forma tan cruel y despiadada, que aun aquellos que condenaban a esas señoras terminaban disgustados con los sádicos crímenes del destripador; pero a diferencia de Jack, este asesino no solo se limitaba a las mujeres del pecado, sino también a mujeres dulces e inocentes, las cuales nunca le habían hecho un daño a nadie. También, como el destripador, este sádico loco masacraba a sus víctimas; pero lo hacía de una forma más cruel y sanguinaria. La primera víctima, del asesino de mujeres, fue una jovencita de familia humilde, que trabajaba en la fábrica de textiles como costurera. Con lo poco que ganaba podía alimentar a su familia. Tristemente ella, después de salir de su casa para dirigirse al trabajo, desapareció y no volvió a ser vista hasta la siguiente semana, cuando encontraron lo que aquel pervertido dejo de ella. Algunos creyeron que podía tratarse del destripador; pero esa teoría quedo desechada cuando vieron en las siguientes victimas que tanto su condición social como su método de asesinato no eran los mismos. Este sujeto no se auto identifico, como lo había hecho el destripador anteriormente, razón por la que lo llamaban el asesino de mujeres; pero en las calles de Londres tenía otro nombre: Feminys.
Cuando baje el diario pude ver que tenía un plato con huevos y tocino, junto a una taza de café color negro. La Exploradora estaba sentada encima de la mesa, con su desayuno en sus piernas. Al parecer había leído la noticia y aunque tenía una sonrisa. En sus profundos y hermosos ojos azules, se notaba que sus pensamientos eran una especie de torbellinos. Luego decidió contarme lo que pasaba.
2
Señalando, con su bello dedo, la página del diario, en donde salía la noticia del asesino Feminys ella empezó a hablar.
- Lo sucedido anoche solo fue un montaje o una puesta de escena
- ¿Por qué dices eso?- le pregunté asombrado, yo ya no creía que ella fuese una loca o un fraude, porque todo aquello me había parecido bastante real y el hecho de que fuese parte de una noticia importante en el periódico esa mañana me había quitado cualquier duda que yo pudiese tener
- Porque el mero hecho de traer maquinas arcaicas que no podrían atraer, de ninguna forma posible, a los meteoritos a la tierra, me resulto bastante sospechoso, Explorer no es un humano, es una maquina y eso siempre debemos recordarlo- me respondió mirándome con una siniestra seriedad a los ojos- ¡él nunca comete fallos!
- ¡Por todo lo sagrado Linnet! ¡¿qué es lo que estas pensando?!- le pregunté, en modo de suplica, debido al terror que me produjo esa fría y tétrica mirada, a lo que ella la suavizó de inmediato y dijo
- Lo siento lindo, no fue mi intención asustarte, pero esa maldita maquina es como una plaga, en cada mundo que el visita siempre deja una parte de si, en algunas ocasiones he logrado vencerlo; pero en otras tristemente he fallado y esos mundos han caído bajo su dominio- después de ver que mi susto inicial no había cesado, ella me puso su fuerte y cálida mano en mi mejilla mientras me decía- pero no te preocupes John, muchacho, no pienso dejar que nada malo te suceda a ti o a tu mundo, te prometo que lo defenderé a cualquier costo, aunque me cueste la vida
- Pero tú ya estas muerta Linnet- le cuestioné confundido
- Es un decir querido- me respondió, dejando su tasa de café al lado suyo en la mesa y saltaba de la misma para ponerse en marcha
- ¿A dónde vas?- le pregunté
- A buscar a ese cabrón de Feminys antes de que destruya la tierra- me respondió con una gran naturalidad
- ¿De qué estás hablando Linnet?- le pregunté nuevamente, bastante sorprendido ante tal afirmación
- El asesino de mujeres conocido como Feminys no es un ser humano, sino un jodido androide
3
No entendía de qué estaba hablando, ¿un morboso asesino de mujeres que copiaba los métodos del Destripador iba a ser la causa de nuestra destrucción? Nada volvía a tener sentido, aparte ¿Qué rayos era un Androide?
- Linnet espera- le dije, levantándome de mi silla, mientras que ella se colocaba su abrigo verde- ¿de qué estás hablando?, ¿Qué es un andride o como se llame?
- Androide, John, puede que sea eso o un robot, inclusive un Cyborg, en realidad no importa como se llame, lo que importa es que en este siglo esa condenada maquina, con el disfraz correcto, podría pasar perfectamente desapercibida
- Maquina- dije perplejo- ¿dices que Explorer puede hacer maquinas con el aspecto de Humanos?
- No solo puede, ya lo ha hecho- me respondió, revisando su Mosquete dorado, aunque ahora me parecía una versión en miniatura de un Arcabuz que un Mosquete
- No tiene sentido, anoche no vi que hubiese personas cerca, solo éramos nosotros dos junto con esas maquinas- señalé confundido
- ¡Exacto amigo mío!, por eso dije que todo fue una puesta en escena, Explorer ya ha enfrentado a varios de los nuestros en el pasado y como dije, él no comete errores, ten en cuenta que Explorer siempre estará no uno sino doscientos pasos delante de ti, las intenciones de esa condenada maquina son las de expandir sus territorios, si sus intenciones son las de atacar esta tierra aprovechando una oportuna lluvia de meteoritos, ten por seguro que nunca hubiese traído maquinas de los siglos veinte y veintiuno, algo me dice que él ya había infiltrado uno de sus chicos robóticos en este mundo desde mucho antes de mi llegada
- Eso quiere decir que lo sucedido anoche fue para llamar la atención del infiltrado y alertarlo de tu presencia- deduje sorprendido
- ¡Así es John!- exclamó con mucha alegría- en realidad eres demasiado inteligente para ser un hombre
- Es que tuve buenos estudios- alardeé delante de ella con una sonrisa
- Hombres que estudian, en realidad este mundo si es la parte opuesta del mío- rió Linnet
Cuando dijo eso, se dispuso a salir por fortuna yo recordé que ella siempre olvidaba en qué lugar o en que universo se encontraba. Razón por la que me adelante al preguntarle.
- ¡Linnet espera! ¿piensas salir?
- En efecto querido, tengo que atrapar a ese androide cuanto antes
- Escucha Linnet, sé que de dónde vienes la mujeres suelen vestir así , creo; pero aquí el ver a una dama vestida de esa manera puede llamar mucho la atención- luego, al ver que su rostro empezaba a mostrar un enojo, que resaltaba mucho su belleza, me apresure a decir- lo que sería muy malo para todos nosotros, piensa que en este momento te encuentras gritándole a los cuatro vientos al Androde o como se llame que le estas yendo a buscar, si la maquina humana que mencionas se encuentra desde hace mucho con nosotros, esperando la lluvia de meteoritos y nadie lo ha notado, se debe a que no ha venido vestido con las ropas de su tierra las cuales deben ser igual de llamativas
Linnet se puso a pensar y después hizo una exclamación de sorpresa, para posteriormente retorcerse de enojo mientras sus facciones se contraían de la ira, luego se relajo y suspiro
- Tienes razón John, si quiero agarrar a ese hijo de puta no puedo ir por todos lados llamando la atención, tendré que vestirme como se visten las mujeres de este mundo, ¿tienes algún… algún ves… vestido?
- No por desgracia Linnet
- Entonces tendré que buscarlo yo misma- dijo con cierto enojo y después desapareció.
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Al ver como Linnet desapareció yo quedé totalmente asombrado. Quizás fue así como ella pudo entrar a mi observatorio. Entonces reapareció con un vestido tan hermoso que no pude evitar admirarla, mientras mi boca empezaba a segregar saliva.
Su vestido era de color verde azulado y largo, al parecer llevaba corsé debajo lo cual hacia verla más femenina, su salvaje como también largo cabello dorado estaba sujetado por un sombrero pequeño de chimenea color verde oscuro, su abrigo era de color negro y en su rostro se podía notar una furia descomunal por el mero hecho de haber tenido que llevar esas hermosas ropas puestas.
- Creo que voy a vomitar- dijo con cierta furia
- Sin embargo yo creo que te ves esplendida- le respondí aun estando anonadado
- No comiences conmigo niño inferior o tu también llevaras uno puesto- me contestó totalmente furiosa
- Lo siento- me disculpé de inmediato bajando la cabeza.
Aunque no lo note en un primer momento, después me di cuenta que el vestido de alguna manera resaltaba el color de sus ojos.
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A pesar de que desconozco que pudo haber pasado en la mente, o lo que fuera que tuviese por mente, de aquella maquina llamada Explorer. Creo que puedo imaginar al insecto comunicándose con su infiltrado. Advirtiéndole de la presencia de Linnet, y preparándose cuanto antes para ejecutar su plan malévolo.