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Chapter 5 - Capítulo 5: Instinto genocida

Después de levantarse, Klaus se fue de inmediato. Tenía heridas por todo su cuerpo, y su vista era borrosa. Pero esa sensación de frialdad que lo abrigaba todavía estaba hay.

Esa frialdad no se sentía mal, la verdad es que era bastante cómoda.

Le tomo varios minutos procesar todo lo que había pasado.

Solo ahora, se dio cuenta de que había matado a una persona, a varias de hecho.

Pero no sintió remordimiento, es más, sentía satisfacción al hacerlo. Sentía que se hacía más fuerte.

–Tal vez hay algo malo conmigo después de todo–Luego de murmurarse así mismo, Klaus sacudió la cabeza y siguió caminando. No era el momento ni el lugar para pensar en eso.

¡AUXILIO!

Fue entonces cuando escucho un grito de ayuda que parecía venir de al lado. Después de escucharlo, no se apresuró, tampoco se fue, sino que camino tranquilamente hacia allá.

Al cruzar la calle, apareció un callejón a la vista. Dentro del callejón, había una chica, la cual estaba siendo rodeada por cuatro hombres, los cuales la acorralan poco a poco.

Al ver esto, Klaus comenzó pensar si valía la pena ayudarla. No la conocía, matar a alguien por un desconocido no era algo que haría, además, ciertamente no podría devolver el favor. 

Sin embargo, pensando en la energía que podía conseguir de ellos, decidió ayudarla. En este momento sintió que podía hacer cualquier cosa, él no sabía por qué, pero de repente empezó a sentir una sed profunda que no podía comprender.

 

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Sarah era una chica más o menos corriente, era muy alta, pero de figura atlética. Sus amigas pensaban que era aburrida por la forma siempre práctica en que resolvía todo. Aunque siempre había sido alguien en quien se podía confiar.

Había estado viviendo en el extranjero estos meses, y sinceramente extrañaba a su familia. Por lo que decidió hacerles una visita sorpresa, de seguro se sorprenderían mucho. 

Cuando Sarah volvió a casa desde el extranjero. Jamás se imaginó que se encontraría con el infierno en la tierra.

Las familias escapaban de su casa con todo lo que podían llevar, algunos en autos y otros a pie. También veía a muchas personas enloquecer y atacar a los demás.

Incluso presenció el canibalismo. Diablos, cuando vio eso, pensó que había un apocalipsis zombi sucediendo en el mundo.

Caminó durante un tiempo hasta llegar a un área deshabitada. Había tanto silencio en ese lugar. Por alguna razón, dos hombres empezaron a seguirla. Ella no sabía por qué, pero el miedo comenzó a afectarla.

Decidió acelerar el paso para poder escapar. Pero aún después de doblar una esquina ellos seguían persiguiéndola.

Al final, termino por cruzar un callejón para perderlos...

Cuando no los vio detrás de él suspiró aliviada. En una situación como está, no se podía confiar en los humanos.

Pero justo cuando pensó que estaba a salvó, otros dos hombres aparecieron frente a ella.

En pánico, se dio la vuelta y empezó a correr. Y fue entonces cuando su corazón cayó en un abismo, porque los dos hombres que la perseguían antes ahora estaban frente a ella.

–Eres una elegida– Uno de esos hombres habló en voz grave.

–Si te matamos, si lo hacemos, podremos ser libres–

Rodeada por ambos lados, Sarah no tenía por dónde ir. Fue retrocediendo de un lado a otro hasta chocar contra una pared. Superada por su miedo, Sarah comenzó a pedir ayuda.

–¡¡AUXILIO!! ¡¡QUE ALGUIEN ME AYUDE!! ¡¡POR FAVOR!! ¡¡ALGUIEN!! ¡¡QUIEN SEA!!–

–Es inútil, hoy morirás, no hay nada que puedas hacer–

– ¡Por favor! ¡Por favor no hagan esto!–

–No tenemos elección–

Justo en el momento preciso, una piedra salió de la nada, y golpeó a uno de los hombres en la cabeza, terminándolo instantáneamente.

Cuando voltearon la mirada, vieron a un joven con el semblante oscuro, que se acercaba lentamente a ellos. De inmediato, los hombres estallaron en furia y su expresión se retorció desagradablemente. 

– ¡Es otro elegido!–

– ¡Te voy a matar!–

Después de la sorpresa inicial, los tres hombres restantes saltaron hacia el con salvaje abandono.

 

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Cuando Klaus vio que se abalanzaban sobre él, tuvo una inexplicable sensación de satisfacción.

En el momento en que el primero de ellos se había acercado, le lanzó un puñetazo en la cara a Klaus. Pero Klaus ni siquiera se inmutó por el golpe, cuando contraatacó con un puñetazo devuelta.

¡Fue un K.O instantáneo!

Cuando el segundo se le acerco, sacó una navaja y apuñaló hacia él. Pero antes de que lograra golpearlo, Klaus agarro su mano con fuerza, deteniendo el cuchillo justo frente a su pecho, para luego romperle la muñeca.

Cuando su mano se rompió, el grito como nunca en su vida, y término dejando caer el cuchillo, pero antes de que cayese al suelo, Klaus lo cogió y lo enterró en el corazón del hombre.

Con el puñal aún en el pecho, el hombre sintió que la vida le fue privada poco a por o. Y Klaus también lo sentía, porque fluía a través de él.

Esa sensación de frialdad qué sintió antes, había vuelto. No solo eso, sino que también la sensación de haberse hecho más fuerte.

De un momento a otro, Klaus miro detrás de él y levantó la mano. Solo para recibir una barra de acero del último sobreviviente.

Cuando vio que su único ataque fue detenido con facilidad, el temor lleno su cara. Pero cuando vio al demonio que lo había detenido, el temor se convirtió en terror.

–L-lo siento, por favor, por favor no me mates–

Klaus solo se paró frente a él, no sintió ninguna simpatía por este tipo. Lo que es más, no planeaba dejar a ninguno con vida.

Sin ninguna compasión, atravesó su abdomen con la barra de metal, destrozándole el estómago, para luego sacar la barra, dejando una herida mortal.

Esa sensación de frialdad, volvió a abrigarlo.

 

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Cuando Sarah se vio acorralada por cuatro hombres, empezó a sentir desesperación.

Pero en su momentos más oscuro, apareció una estrella oscura.

Al principio, pensó en el cómo su salvador. No solo dejo fuera de combate a uno de ellos, sino que noqueó al segundo aún más rápido. Pero conforme avanzaban las cosas, empezó a temerle.

Cuando mató al tercero, solo se asustó un poco, ya que pensó que era en defensa propia, pero entonces mató al cuarto, y de una manera increíblemente sádica.

Pero no se detuvo hay, se dirigió hacia el segundo que estaba en el suelo inconsciente, y lo apuñaló en la garganta.

Después de eso, dirigió su mirada hacia ella.

De hecho, Está fue la primera vez que se fijó en sus ojos...

Esos ojos, eran negros como un abismo de oscuridad, tan oscuro que amenazaba con devorarla. Ella empezó a temerle más que a esos hombres que querían hacerle daño.

Cuando Klaus comenzó a caminar hacia ella, un terror inimaginable la envolvió. Sentía que cada poro de su cuerpo le gritaba que corriera.

Y así lo hizo, corrió con todas sus fuerzas, corrió sin mirar atrás ni por un momento, hasta que ya no sintió la muerte sobre ella.

 

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Klaus ni siquiera la miro cuando se fue, su mirada estaba fija en el hombre que estaba en el suelo, no sabía porque, pero cada vez que mataba a alguien, se volvía más fuerte.

Así que no se detuvo y siguió matando. Con cada muerte, su fuerza y sed de sangre crecían por igual. Sentía que un extraño poder comenzaba a emerger dentro de él.

Solo cuando los mató a los cuatro, pudo recuperar el sentido de sí mismo.

Sabía que había algo mal con él, pero no entendía que. Apretó su mano con fuerza, sentía que tenía tres veces la fuerza que antes.

Entonces se preparó para correr, y se lanzó hacia delante.

En el momento en que dio el primer paso, su velocidad salto a 5 kilómetros por hora, y conforme pasaban los segundos, su velocidad iba aumentando.

10 KM/h, 15, 30. 

Cuando llego a los 30 kilómetros por hora, dejo de aumentar su velocidad. No necesitaba ir más rápido, ya que con esta velocidad solo le tomo unos minutos llegar a casa.

 

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Aunque había corrido a alta velocidad sin detenerse por varios minutos, cuando llego a la puerta de su casa, no se sentía para nada cansado. Pero aun así se detuvo por un momento.

Aunque no era su padre biológico, Ezra lo había criado desde qué era un bebé. Y aunque no tenían la mejor relación, todavía lo quería a su manera.

Después de pensarlo por un momento, Klaus abría la puerta, y camino hacia la sala de estar, donde su padre lo esperaba con una sonrisa.

 

–Te estaba esperando–