Chereads / Entre Mundos El comienzo del destino / Chapter 17 - Capítulo 17

Chapter 17 - Capítulo 17

Día 10

Julia finalmente podía salir de la enfermería, todavía sentía dolor en el costado, pero nada que no pidiera soportar. Se levantó de la camilla, se puso su nueva ropa que consistía en una camiseta sin mangas beige, pantalones cortos caqui y unas zapatillas de dudosa calidad. Salió de la sala no sin antes agradecerle a la enfermera, al salir se encontró con Marine.

— ¡Te estuve esperando! — dijo Marine felizmente. — ¿Cómo te sientes?

— Hola. — dijo Julia. — Estoy algo adolorida, pero bien dentro de lo que cabe.

— ¿Qué crees? — le preguntó.

— ¿Qué pasa?

— Te mostraré la aldea. — respondió Marine. — Conocerás a la gente que vive en este mundo.

— ¿En serio? — preguntó Julia ansiosa.

— ¡Claro! — respondió Marine. — Ven, te guiaré hasta la puerta trasera.

Ambas caminaron nuevamente por el edificio hasta llegar a la salida de emergencia, Marine abrió la puerta, la luz del sol entraba cegando la vista de Julia, pero tras cubrirse de los rayos del sol pudo ver múltiples casas de barro, techos de paja y puertas de madera, habían niños corriendo por el lugar, mujeres barriendo la entrada vigilando a sus hijos, sus maridos reparando el tejado o avivando el fuego en sus fogatas. Ambas caminaron por la aldea saludando a la gente, esquivando a los niños jugueteando.

— Que lugar tan bonito. — dijo Julia.

— Tras ser transportados acá — agregó Marine. —, tuvimos que ganarnos la confianza de los nativos y cuando nos dimos cuenta que nunca regresaríamos decidimos asentarnos en esta aldea en crecimiento.

— ¿Marine, cómo llegaron a este lugar? — preguntó Julia.

— Todo empezó como un día normal, fui a liderar a mi equipo hasta tarde por la noche, todos los demás trabajadores se habían ido, solo quedando los guardias de seguridad, los conserjes y nosotros cuando una nube de tormenta se formó repentinamente sobre nosotros despidiendo un brillo azul. Estábamos por irnos cuando un rayo impactó en nuestro edificio, sentimos como éste se movía, una potente luz azul entraba por la ventana evitándonos ver, pasaron unos segundos cuando todo se detuvo, nos revisamos buscando heridas, pero nada más que golpes y moretones, el resto es historia.

— Yo… — dijo Julia. — yo no sé que decir.

— Lo peor de todo es que varios de mi equipo, los guardias y uno de los conserjes tenían familiares que lo deben de estar extrañando.

— Lo siento, de verdad.

— Tranquila, muchos ya lo hemos superado.

— Lo que yo no entiendo es que digas que hayan pasado diez años.

— Hemos contado cada día, tres mil setecientos noventa y dos días contados. — Ambas se miraron confundidas hasta que Marine miró una casa y dijo. — Llegamos.

— ¿A dónde?

— A mi casa, te quedarás conmigo.

— ¿De verdad? Es que no quiero ser una molestia, me podría ir con Jake.

— Tonterías, te puedes quedar aquí…

— ¡Mami! — gritó una vocecita desde el interior de la casa. La puerta se abrió y desde el interior de la casa una pequeña niña de cabello rubio, usando un faldón de piel hecho a mano, corrió hasta Marine, saltando y abrazándola, desde la casa también salió Chester con ropa más casual.

— ¿Mami? — preguntó Julia.

— ¡Melissa, mi amor! — dijo Marine felizmente a la niña.

— ¡Wow, wow, wow! — gritó Julia. — ¿¡MAMÁ!?

— Pues una cosa llevó a la otra y aquí estoy.

— Déjame adivinar, Chester.

— Correcto jovencita. — respondió Chester.

— ¿Quién es ella mami? — preguntó Melissa.

— ¡Hola! — le dijo Julia. — Me llamo Julia ¿Cómo te llamas?

— Me… llamo… Melissa. — respondió tímidamente con mucha ternura.

— ¡Awww! — exclamó, luego dirigiéndose a Marine. — ¿Cuántos años tiene?

— Tiene cinco años. — respondió Marine.

— Parece que no perdiste el tiempo. — respondió Julia.

— Tras dos años aquí — comentó Marine. —, supe que mis chances de regresar a La Tierra eran pocas, después conocí a Chester, platicamos, me mostró el territorio, me dio confianza para acercarme a los gran colmillos, que por cierto ¿Sabías que ellos convivieron con los gran colmillos gracias a ese hombre misterioso del que te habló Nat? Como sea, nos hicimos amigos, esa amistad se volvió amor…

— Y ese amor — interrumpió Chester. —, en un bebé.

Marine le dijo a Melissa que entrara a la casa, ella obedeció. Poco después, los tres entraron, el interior era rústico, vacío sino por las camas de paja y una alfombra de piel en el centro de la habitación, sin embargo, esa era solo la sala principal, también había una habitación para niños, una para la pareja y una más, diseñadas por Marine y construidas por Chester.

Marine guio a Julia hasta la cuarta habitación, al entrar, Julia vio una cama de paja, una ventana con dos cajas, una pequeña y una más larga.

— Tu ropa está en la caja más pequeña — dijo Marine. —, mientras que tu lanza está en la más larga.

— ¿Esta habitación para que era? — preguntó Julia.

— Se suponía que iba a ser un almacén, pero con tu llegada cambiamos los planes, ahora es tu habitación.

Julia les agradeció profundamente por dejarle quedarse, revisó el lugar, probó la cama, revisó su ropa, su sudadera tenía costuradas los arañazos en su costado, el hombro también, sus pantalones tenían parches, pero en lo demás se veía bien. Abrió la otra caja, ahí estaba la lanza que le obsequió Nat, observó la punta que tenía una forma de hoja de muérdago y un asta larga.

Tras un rato mirando la casa, Julia salió a ver la aldea, mientras caminaba sentía como que alguien la estaba siguiendo, pero al voltearse una figura bajita se escondía detrás de las casas, así continuó por otros tres intentos hasta que, de golpe, se volteó.

Melissa pegó un brinco del susto, ambas empezaron a reír, luego un rugido salía del bosque, una sombra se aproximaba entre los árboles, era Jake, olfateando el aire, buscando algo, empezó a caminar directamente a la aldea, los humanos comenzaron a esconderse dentro de sus casas, Julia solo se ocultó detrás de la pared de una sin darse cuenta que Melissa seguía detrás de ella.

Jake caminó por la calle olfateando mientras Julia lo miraba con malicia, se restregó en la pared y esperó, Jake se acercaba cada vez más y Melissa temblaba aún más, de repente Jake giró la cabeza detrás de la pared de una casa, pero no había más que el olor de Julia en la misma, entonces Julia golpeó el muslo izquierdo de Jake gritando "¡Bu!", Jake brincó rugiendo para después caer al suelo de costado, Julia se reía a carcajadas.

— ¡Jake! — exclamó Julia entre risas. — ¿No te asusté verdad?

— Lo que sé — respondió Jake levantándose. —, es que debí comerte cuando tuve oportunidad.

— Te extrañé. — dijo Julia caminando hasta él para abrazar su pata.

— Si, si… — renegó Jake. — Como sea ¿Qué es este lugar?

— Esto, mi amigo jurásico, es una aldea, o sea, donde viven los humanos.

— Pues no veo ninguno por aquí.

— ¡Tranquilos gente! — gritó Julia. — ¡Es seguro salir! ¡ Se los prometo!

La aldea totalmente en silencio lentamente abría sus puertas, los hombres se asomaban primero protegiendo a sus familias, pero no se atrevían a salir por el umbral, Julia pensó y le pidió a Jake que se acostara en el suelo como forma de mostrar docilidad, sin embargo los aldeanos seguían desconfiados, entonces Julia miró a Melissa mirándolos de forma curiosa desde lejos. Julia se le acercó.

— Oye. — le dijo suavemente a Melissa. — ¿Me podrías ayudar? Será solo por un momentito.

La pequeña niña aceptó, se tomaron de la mano y se acercaron lentamente a Jake. Julia acercó a la temerosa niñita al hocico de Jake, éste se mantuvo quieto. Melissa lentamente acercó su mano a la nariz de Jake y la tocó, al darse cuenta de lo que hacía, Melissa empezó a acariciar su nariz con vigor, como si fuera un perro. Chester fue el primero en salir junto a Marine, al ver a su hija colgándose del cuerno normal de Jake mientras Julia la subía a la parte superior de la cabeza les calentó el corazón, se acercaron a vigilar a su hija, pero Jake al ver a Marine recordó lo que le había hecho a Julia, empezó a gruñir y mostrar sus dientes mirando directamente a los ojos de Marine.

Julia se dio cuenta, se acercó a los ojos de Jake, apoyó sus pies en el colmillo derecho y mirándolo a los ojos le decía.

— Tranquilo, no hace falta enojarse, estoy bien y ella no es la mala.

Jake terminó cediendo, pero ya no se sentía cómodo así que se levantó de golpe, ambos escucharon un grito agudo desde el aire, voltearon y vieron a Melissa a más de seis metros en el aire, sin pensarlo Jake corrió hasta donde caería, abrió su boca y la niña quedó dentro de sus fauces cerradas.

— ¡¡¡NOOO!!! — gritó Marine en extrema preocupación.

— ¡¡¡JAKE!!! — gritó Julia.

Jake bajó su cabeza y abrió la boca, ahí estaba Melissa sentada en la lengua, asqueada por el olor mientras se intentaba escurrir la saliva del cuerpo, rápidamente Chester tomó a su hija y la alejó de Jake, éste sentía las miradas de terror que iban dirigidas a él por parte de los aldeanos. Jake miró a Julia, sacudió su cabeza tirándola al suelo y caminó de regreso al bosque. Julia lo miraba desconcertada, pero al ver cómo los aldeanos se sentían aliviados por la ausencia de Jake, se le aclaró la duda, entonces corrió tras él.

En pocos segundos ya lo había alcanzado, se le acercó, miró su rostro molesto y habló.

— ¿Estás bien?

— A donde sea que vaya me tendrán miedo, al llegar al valle por primera vez, me temían más que a Brandon, la segunda vez fue peor, mi propia especie me teme y ahora los humanos solo por preocuparme por ti y tratar de salvar a esa cría humana.

— Jake — dijo Julia tras saltar al lomo de Jake y tras abrazar su cuello continuó. —, no es tu culpa, solo recuerda, yo ya no te temo, además, tienes un amigo que nunca te abandonó. — Tras decir eso, Albert voló hasta su cuerno y lo miró con felicidad y melancolía, Jake simplemente le devolvió la mirada con una leve sonrisa.

— Una pregunta. — dijo Julia. — ¿Qué demonios hiciste para que tu propia especie te temiera?

— Es una larga historia, humana. — respondió Jake.

— ¿Si sabías que me llamo Julia? ¿O acaso nunca escuchabas cuando me presenté?

— ¿Qué decías humana?

— ¡Basta! Llámame por mi nombre.

— ¿Humana?

— ¡Julia!

— Humana.

— ¿Sabes qué? Mejor cierro la boca.

— Si, sería lo mejor.

Antes de darse cuenta, terminaron frente a la manada, unas crías no más grandes que un pavo grande jugaban frente a ellos, luego uno de ellos tropezó y chocó con la pata de Jake, el pequeñín retrocedió, se volteó, miró hacia arriba y vio a Jake, observándolo de reojo, el infante chilló de miedo y huyó junto a las otras crías. Jake continuó caminando, todos se alejaban de él, como en el valle, luego se acercó a su nido donde se acostó dándole la espalda al resto.

— ¿Ves de lo que hablo? — dijo Jake.

— Es difícil no verlo. — respondió Julia bajando del lomo de Jake. — ¿Qué les hiciste?

— Me dejé llevar durante una pelea territorial por este nido.

— No me digas que lo mataste.

— No ¿Pero que diferencia hubiese habido?

De pronto, una enorme conmoción venía de los gran colmillos, rugían y atacaban a algo, Jake solo miraba sin mucha importancia hasta que lo notó, eran tres mandíbulas de roca hembra llevándose a una cría, sus ojos se tornaron negros al instante, se levantó y corrió hacia la cueva que los ayudó a entrar.

Cuando las mandíbulas de roca estaban por llegar a la cueva, Jake apareció golpeándolas con la cabeza derribándolas, las tres se levantaron rápidamente y atacaron a Jake, él golpeó su cuerpo contra la entrada de la cueva aplastando a una de las tres y luego procedió a sacudirse a las otras dos, Jake masticó a una y a la otra la dejó ir, sus ojos volvieron a la normalidad, buscó a la cría.

El infante estaba escondido entre la maleza con una pata lastimada, miró a Jake con terror, sus dientes ensangrentados y sus ojos brillantes, entonces Jake abrió su boca, tomó de la cola a la cría y se la llevó de regreso con la manada. Resultó que los demás no estaban lejos de ahí, una hembra corrió hacia Jake, él asumió que era su madre así que bajó a la cría y ésta corrió de regreso con su madre, no sin antes mirar a Jake de manera diferente, ya no le daba miedo.

Jake miró a la cría, asintió con la cabeza y regresó al nido. Al llegar, Julia le estaba aplaudiendo.

— Felicidades Jake. — le dijo Julia sonriente. — Si mantienes esa actitud protectora y bajas la intensidad, estoy segura que todos te tendrán confianza.

— ¿Tú crees? — preguntó Jake mirando a la manada.

— Totalmente.

— Bueno, será mejor que regreses con los demás humanos. — Jake bajó su cuerpo para que Julia subiera a su lomo, luego la llevó hasta la entrada a la aldea, se despedían cuando alguien gritó desde el bosque.

— ¡Cuerno chueco! ¡Ven aquí! — Jake volteó y vio a Stephanie mirándolo. — Apresúrate.

Se terminó de despedir de Julia y regresó al bosque. Julia solo miraba a Jake ir con Stephanie imaginándose una relación entre Jake y Stephanie, luego siguió su camino.

(Nota del pana de 8-bits: Viejos, gracias por leer, no importa si son pocos, el que mi trabajo sea visto es una sensación bonita, grax y lean "Guardianes Meca" si no lo han hecho y la continuación es "Memorias Meca")