Las horas pasaron, Las personas lloraban, todo lo que ellos llamaban hogar se encontraba en el fondo del abismo, Julia estaba arrodillada viendo a la nada trataba de entender lo que había pasado, Stephanie estaba a su lado llorando. Sin embargo un llanto sobresalía entre todos, provenía de entre los árboles, era un sollozo constante que no solo se escuchaba, también se sentía, Julia decidió investigar, Stephanie por curiosidad la siguió.
Entraron en el bosque, siguiendo los sollozos, sin embargo entre sollozos se escuchaban chillidos como los de un ave. Al llegar a la orilla del río vieron a Nat, de tamaño humano sentada a la orilla de las fluyentes aguas con Albert chillando en su regazo mientras ella lo acariciaba.
— ¿Nat? — dijo Julia. — ¿Eres tú?
— Lo siento… — decía con voz entrecortada. — todo es mi culpa.
— ¿De que estás hablando? — preguntó Stephanie.
— Yo… yo… — dijo Nat quebrándose para empezar a llorar.
— Tranquila amiga. — dijo compasivamente Julia, caminando hacia ella y abrazándola. — Estoy segura que nada de esto es tu culpa. — procedió a acariciar el ala de Albert.
— Nunca debí haber abierto aquél portal al noreste.
— ¿Cómo dices?
— Yo supe de la alianza de Jake con Rick, así que abrí un portal en una cueva en una montaña, supe que buscaría a cierto humano, el hombre que desapareció hace trescientos años. — Julia dejó de abrazar a Nat. — Tenía la esperanza de volver a verlo, pero cuando te vi a ti hace unos días supe que tú eras su hija.
— No se de lo que me estás hablando.
— Tenía esperanzas en ver a Marcus, pero no y ahora todo se desmorona por mi estupidez.
— ¿Marcus? Pero si él… él es…
— Mis hermanos están enojados conmigo, sabía que no tenía que involucrarme personalmente con mis creaciones, Terra tenía razón, Astra tenía razón. Y ahora que Reaper se alió con Richard no puedo hacer nada sin que me terminen de matar.
— ¡Oh por Dios Nat, tu mano! — dijo Julia mirando la mano izquierda de Nat.
Nat le dio un vistazo a dicha mano, las hojas que la formaban estaban marrones y las puntas de sus dedos estaban totalmente podridas. Nat empezó a hiperventilarse y gritó de angustia, todas las plantas a su alrededor comenzaron a morir, ella se levanto y empezó a caminar en círculos hasta caer al suelo para empezar a llorar.
Julia se le acercó, la tomó por los hombros y le dijo.
— ¡¡¡NAT REACCIONA!!! — al ver que ella no reaccionaba a las sacudidas y las peticiones de recobrar la compostura, Julia recurrió a su confiable bofetada. Abofeteando a Nat en la mejilla derecha. — ¡¡¡DESPIERTA MALDITA SEA! ¡ERES UNA DEIDAD, UNA DIOSA, COMPORTATE COMO TAL!!!
Nat la miraba, lentamente recobró la compostura, se frotó la mejilla y se escurrió las lagrimas, miró a Julia y le agradeció con un leve movimiento de cabeza.
— Gracias Julia. — dijo Nat. — Lamento mi comportamiento y mis acciones. — extendió su mano derecha y lentamente brotó la misma curiosa flor amarilla de antes. — Soy zurda, así que esto es más difícil. Como sea, quiero que la tengas. — le entregó la flor a Julia.
— ¿Para mí? — preguntó admirando los pétalos de aquella flor.
— Por supuesto, esta flor te durará por muchos años y su resistencia al daño es altísima.
— Gracias.
— No hay problema. — y luego mirando a Stephanie. — Yo estoy segura que todo saldrá bien. — decía mientras caminaba a su lado. — Lo lamento…
Día 14
Julia se levantó para bajar al valle e intentar cazar algo, pero al llegar a la cueva vio que la entrada estaba bloqueada por rocas, rápidamente fue a informarle a todos los demás, la angustia no se dio a esperar. Las personas empezaron a desesperarse, todos corrían e intentaban mover las pesadas rocas desesperadamente, pero sin éxito, Julia le pidió ayuda a los gran colmillos, ellos aceptaron y con cuerdas ataron una de las rocas.
Tras moverla vieron que todo el techo se desplomó y bloqueó todo el túnel, el único túnel a la salida. Ambas especies se reunieron para planear una ruta de salida con Julia siendo traductor de los gran colmillos.
— Yo puedo ayudarles. — dijo una voz femenina. Al mirar en la dirección en la que venía la voz vieron a Nat. — Puedo crear una rampa con ramas resistentes para que todos puedan bajar.
— ¿Estás segura de poder hacer eso? — preguntó Julia.
— Es lo menos que puedo hacer.
Nat se hizo de tamaño gigante y extendió su mano izquierda, pero al ver que todo su antebrazo ya estaba teñido de marrón y una gran parte de su mano se había podrido, cambió de mano, de la ladera comenzaron a brotar múltiples ramas trenzándose entre ellas, pero a muy, muy baja velocidad.
Julia miraba a Nat mientras creaba la rampa, notó una expresión de dolor en su rostro, se le acercó a su pie y saltó para empezar a escalar hasta su ropaje y llegar a su hombro derecho, estando ahí se sentó y la miró.
— ¿Estás bien? — preguntó Julia. — Digo, solo pregunto por tu brazo.
— Nosotros, las deidades, crecemos dependiendo a nuestra edad y nuestras creaciones, pero viendo que hay una gran cantidad del territorio corrompiéndose y especies mutando por un agente exterior a mi poder, mi cuerpo se empieza a podrir. — Nat miró su brazo izquierdo, entonces escuchó un crujido proveniente de su mano, un quejido salió de su boca. — No estoy segura si podré sobrevivir por más de unos meses.
— ¿Y que pasará si mueres? ¿Toda la vida se extinguirá?
— Se terminará extinguiendo, pero en lugar de tardar millones de años, solo tardará unos cientos. Yo mantengo el equilibrio, pero sin mí las plantas morirán a gran velocidad rompiendo el ciclo. — al decir eso último, una lagrima cayó por su mejilla y a su paso brotaban pequeñas flores blancas.
Julia sacó del bolsillo de su sudadera la flor que le obsequió Nat y le la enseñó, Nat la miró y recobró su sentido de propósito como ella dijo que le sucedía. Tras guardar la flor en su bolsillo se deslizó por la espalda de Nat hasta caer por su falda.
— Esto tardará un poco, así que les sugiero que se vayan preparando. — exclamó Nat a ambas especies.
— ¿Te cuento algo divertido? — dijo Julia. — Me acabo de dar cuenta que pudimos bajar por la montaña que está conectada a esta meseta.
— Mala idea. — dijo Nat en tono serio. — Hice que Terra creara estas montañas y esta meseta para que solo hubiera una sola entrada y salida, toda la ladera de la montaña es demasiado peligrosa, sé que hay otra salida, pero al preguntarle a Terra se negó a decirme.
— ¿Y eso? — preguntó con curiosidad.
— Al descubrir el propósito de este lugar como refugio solicitado por Marcus hace trescientos años, se negó a continuar con la creación de más cosas en este lugar, incluido la información de la salida alternativa. Pero ya basta de historias, ve y prepárate, aún si Astra o Reaper se enteran de lo que haré contigo, no me importa, de todos modos ya estoy muerta.
— ¿Cómo dices? — preguntó Julia extrañada.
— Te regresare a tu hogar, una vez bajes tendrás que ir hacia el este, ahí encontrarás una cueva con un portal en la entrada custodiada por un muro de ramas.
— ¿Y por qué no aquí?
— ¿Quieres salir en el, como le llaman ustedes, Golfo de México?
— Oh, ya, pero otra pregunta.
— ¿Si?
— ¿Quiénes son Astra y Reaper?
— Creo que hablé demasiado. Ni una palabra más, ahora ve con Marine y no preguntes más. — dijo de forma chocante.
Julia obedeció a Nat y fue con Marine quien seguía llorando por la pérdida de su hogar con Chester consolándola. Al llegar hasta ellos vio como Melissa se acercó a su madre con su listón rojo, se lo quitó de la cintura y le pidió que amarrara su cabello con él, Marine lo hizo con una sonrisa, haciéndole una cola de caballo atada con el listón haciendo un moño.
— Hola Marine. — dijo Julia. — ¿Estás bien?
— No, no del todo. — respondió de forma seca. — Mejor vete de aquí, quiero estar sola un momento. — luego vio a Chester de reojo. — Eso también va para ti, llévate a Melissa.
Chester tomó a su Hija y se la llevó, Julia se alejó con tristeza hasta llegar donde Stephanie. Julia se sentó junto a ella.
— Apenas había sido nombrado rey. — dijo Stephanie entre sollozos. — Mi abuelo apenas se había retirado y ahora Jake se fue.
— Lo se… — respondió Julia llorando. — fue mi primer amigo aquí. — entonces Albert se le acercó y se acurrucó en su regazo. — Albert estuvo con Jake toda su vida.
— ¿Sabes que es lo peor? Esa… Naturaleza confesó que Jake y ese tal Rick se habían aliado y por eso estás aquí. ¿Cómo no te enojas con él por eso?
— He perdido suficiente por no perdonar. Un amigo de la infancia, hace dos años se quedó a cuidar a mi perrito mientras salía a hacer unas cosas, al volver lo vi en la mitad de la calle, sosteniendo el cuerpo aplastado de mi mascota, llorando. Le pregunté que pasó, me dijo que se descuido por un momento y mi perro se escapó para ser atropellado por un auto, nunca se lo perdoné y dejé de verlo, el año pasado supe que se había suicidado, lo encontraron colgado del cuello con una soga de una viga, con una nota la cual reveló que yo era la única razón por la que él seguía vivo, sus padres lo maltrataban, en la escuela lo acosaban, sufría depresión y mi compañía le ayudaba a salir adelante, una vez lo dejé él… — unas lagrimas comenzaron a brotar de sus ojos. — él ya no sintió que hubiera sentido en seguir vivo. Por eso perdoné a Jake, porque estoy segura que tenía una razón para hacer eso, si no ¿Entonces por qué me defendería contra Rick cuando lo conocí por primera vez? Él arriesgó su vida por mí y por eso sé que debe haber alguna razón. Quizá lo obligaron o estaba desesperado, yo que se.
— De todas formas se ha ido.
Nat estaba cerca de terminar, ambas especies se reunieron para bajar por la rampa. Todo estaba listo, Julia tenía una dirección para ir y los aldeanos tenían una idea para un nuevo asentamiento. Los gran colmillos se separarían para cubrir un territorio más amplio.
Entonces, cuando Nat terminó, tres rayos chocaron contra el suelo, pero solo había un portal detrás de ellos, Rick salió de él con Richard sentado en su cabeza mirándolos con tranquilidad. Entonces Richard gritó y un enorme ejército de vulcanos mutantes salió detrás de él, corriendo a gran velocidad contra ellos mostrando sus dientes, todos entraban en pánico cuando un muro de enredaderas marrones se elevó del suelo rodeando a las perdonas y gran colmillos.
— ¡Rápido bajen! — gritó Nat. — No resistiré por mucho tiempo. — decía mientras con su mano izquierda mantenía el muro.
— Perfecto. — susurró Richard.
Entonces, dentro del muro dos porciones de la tierra se levantaban y de ellas salieron Brandon y un gran colmillo mutante, un poco más pequeño que Brandon, sus colmillos estaban aserrados, placas óseas recorrían la parte superior de su cabeza, cuello, lomo y cola, una fila de grandes espinas recorría los laterales de su cuerpo, pero sus ojos estaban completamente negros y uno de sus cuernos tenía una separación haciendo que tuviera tres cuernos, uno de ellos chueco hacia abajo.
Julia miró al gran colmillo anunciar su presencia con un poderoso rugido y lo reconoció de inmediato, era Jake.
Nat les gritó que bajaran y creó lianas que retuvieran a Jake y a Brandon mientras ambas especies corrían hacia la rampa, entonces un rayo de luz iluminó el cielo, todos miraron a Rick disparando dicho rayo, pero al seguir su trayectoria vieron la espalda de Nat siendo atravesada, alrededor de la herida sus hojas se quemaban, su cuerpo se marchitó y todas las plantas a su alrededor murieron, el silencio fue sepulcral, la rampa se destruyó por completo y el muro también dejando entrar a los vulcanos, ambas especies corrían en pánico tratando de evitar a los mutantes, pero Jake y Brandon los asediaron.
Los gran colmillos luchaban en vano, pues los superaban en número y velozmente se acercaban al resto, estaban totalmente rodeados cuando, detrás de la montaña las rocas se levantaron creando manos gigantes, un cuerpo inmenso y una cabeza pequeña, de las nubes bajaba una mujer gigantesca con dos alas blancas, el agua del río se elevó creando a una mujer de agua con una apariencia destacablemente hermosa y de las profundidades de la tierra un hombre hecho de lava se elevó ante ellos. Eran Terra, Pyro, Sky y Aqua, quienes atacaron al enorme ejército de vulcanos, acabando con ellos, iban contra Jake, Brandon y Rick cuando tres rayos cayeron sobre ellos haciéndolos desaparecer.
Las cuatro deidades se acercaron a Nat, agonizante y muriendo lentamente. Nat miró sus rostros, Terra tenía decepción, Sky tenía angustia, Pyro tenia ira y Aqua tenía rencor, pero todos compartían lo mismo, tristeza.
— Lo… siento… — decía Nat con pesadez. — yo… no…
— Tranquila mi niña. — dijo Sky tocando su mejilla mientras lloraba.
— Te lo advertí — exclamó Terra en, tono de decepción. —, no te debiste relacionar con tus creaciones, pero siempre fuiste terca.
— Perdón Terra… lo… intenté… — dijo con en voz baja mientras más lagrimas se deslizaban por su rostro.
— Ustedes. — dijeron Aqua y Pyro al unísono mirando a las personas. — Todo es su culpa. — exclamó Pyro mientras su cuerpo se incendiaba.
— Malditos sean. — dijo Aqua mostrando unos dientes afilados. Pyro creó una bola de fuego en su mano y Aqua una bola de agua que acercó al cuerpo de su hermano hirviéndola instantáneamente, ambos dispararon sus proyectiles hacia las personas que miraban con horror su final.
— ¡ALTO! — gritó Terra tras crear un muro de roca frente a los humanos destruyendo los proyectiles. Luego se acercó a Pyro y le dio un puñetazo con sus enormes manos. — ¿¡Que te sucede!?
— ¡Déjanos tranquilos! — gritó Aqua lanzando un potente chorro de agua hacia Terra, pero una de las alas de Sky lo bloqueó. — Quítate hermana.
— Tienen que calmarse ustedes dos. — dijo Sky abriendo sus alas, mientras Pyro se recuperó para caminar junta a Aqua.
— Y ustedes deberían irse y dejarnos hacer lo nuestro.
Los cuatro comenzaron a discutir, momento que aprovecharon Julia y Marine para ir con Nat.
— Nat, por favor, no te vayas. — le suplicaba Marine. — No me dejes amiga.
— No… él… — balbuceaba Nat.
— ¿Qué? ¿Qué dices? — preguntaba Julia en desesperación.
— Está… aquí… — respondió mirando hacia la izquierda. Ambas voltearon y vieron a Richard ahí parado mirándolas con un aire de calma muy terrorífica.
— Perfecto. — dijo Richard con una sonrisa.
— ¡Tú, maldito desgraciado! — exclamó Marine acercándose para abofetear a Richard, sin embargo él la tomó de la mano y la estrujó sin problemas, destruyendo cada hueso mientras Marine gritaba de dolor.
— ¡Déjala! — gritó Chester apareciendo a su derecha y comenzando a golpearlo en la cabeza intentando clavar un cuchillo en él, pero Richard no se inmutaba.
— ¡Basta! — gritó Julia golpeando el pecho de Richard, el no se inmutaba.
— ¿Mami? — dijo una voz de una niña, al todos voltear vieron a Melissa. — ¿Por qué lloras?
Richard miró los rostros de miedo en Chester y Marine, entonces supo que era su hija, les sonrió y lanzó a Marine lejos de ellos y caminó hacia Melissa lentamente. Chester y Julia intentaban detenerlo de cualquier manera, lo jalaban, lo empujaban, lo golpeaban, pero no daba resultados.
Richard hizo aparecer su cetro y, por la gema, Julia no pudo seguir, la luz la sometía entre terrible dolor, Richard tomó a Chester del cuello y se lo llevaba a rastras siguiendo a la niñita asustada que corrió y se escondió en un tronco caído. Julia se arrastraba contra el incesante dolor, entonces Richard apuntó frente a él, un rayo cayó y un portal se generó. Del portal salió Jake mutado con la mirada perdida.
— Jake, bajo el tronco. — dijo Richard estando inmóvil.
Los pesados pasos de Jake retumbaban a su alrededor, los demás gran colmillos que trababan de evitar que Jake fuera por la niña él los apartaba con facilidad, las súplicas de Julia, Chester, Marine e incluso Nat se desvanecían en el viento, Jake llegó hasta el tronco donde Melissa estaba llorando de miedo, con sus cuernos lo apartó de entre él y su presa, suavemente tomó a la niña paralizada por su cabello luego la lanzó verticalmente desatando su moño rojo.
Entonces Jake cerró sus fauces cuando Melissa entró en ellas, silenciando los gritos de la niña. Las miradas de angustia y desesperación de los tres eran horribles, la evidente impotencia, el odio. Todo eso estaba en una sola expresión, en un grito desesperado que salió de sus bocas que incluso detuvo la acalorada discusión de los gigantes.
Richard hizo el gesto de disparar un arma con sus dedos y otro portal se generó y Jake entró no sin antes mirar a los ojos de Julia retorciéndose de dolor. Richard miró a Marine sosteniendo su mano como un guante de látex flácido y creó un portal detrás de ella, Nat miró a su amiga, mientras su rostro de absoluto terror desaparecía bajo la pata blindada de Brandon saliendo del portal y tras un fuerte golpe en el suelo, Marine ya no estaba.
Chester ya no podía hablar, incluso después de que Richard lo soltara, él solo colapsó ante los acontecimientos, Nat solo intentaba alcanzar el cráter con su mano, pero tras dar un último grito de desgracia su cuerpo se tornó negro y sus hojas solo se las llevó el viento, los gigantes no podían creerlo, Sky gritó de dolor, cayó arrodillada, miró a Richard y empezó a golpear el suelo donde estaba Richard parado, cada golpe estruendoso hundía el suelo, sin embargo, tras diez golpes llenos de ira, Sky levantó el puño y vio a Richard de pie con una sonrisa soberbia al fondo del cráter. El rostro de Sky ahora mostraba terror.
— ¿Quién eres? — dijo Sky aterrada.
— Soy aquél que el mundo olvidó, aquél que su amigo abandonó, aquél que solo Reaper apreció, soy Richard Stanford, mucho gusto. — recitó con enojo.
De pronto Julia cayó por el cráter en dirección de él, Richard apuntó su cetro hacia ella, pero cuando la gema reaccionó con ella, sus ojos despedían rayos azules, cerró su puño y éste se iluminó de color turquesa. Julia golpeó con todas sus fuerzas la mejilla de Richard, el cual se enterró en el suelo por la fuerza del golpe, tras sacudir su cabeza y al verse en un agujero con la forma de su cuerpo, él trató de salir, pero Julia atravesó la tierra y comenzó a golpear con todas sus fuerzas a Richard.
Tras múltiples golpes salvajes Richard logró interceptar el puño derecho de Julia, luego el izquierdo, él la miró y notó que sus ojos desplegaban una luz azul al igual que sus puños. Él le sonrió y sus ojos y puños comenzaron a hacer lo mismo, entonces ambos salieron disparados del cráter, cayeron en distancias separadas.
Julia estiró su mano a donde se suponía que estaba la aldea y desde la ladera salió su lanza y voló directamente a su mano derecha, Richard sacó su cetro y se lanzaron en contra del otro. Se bloqueaban chocando sus armas, Richard lanzaba rayos de su cetro y Julia los detenía haciendo girar su lanza como un bastón para después lanzarla hacia él y cuando fallaba regresaba a su mano. La batalla estaba igualada, pero algo golpeó a Julia en su costado, algo muy grande haciéndola volar hasta chocar contra el pie de Terra, al recuperarse vio a Jake con sus ojos de color azul muy oscuro, en estado salvaje, asimismo Julia se abalanzó contra él, la batalla fue salvaje, Julia usando sus propias manos sujetaba las mandíbulas de Jake y lo derribaba, Jake la embestía e intentaba morder.
Con cada rugido, Jake creaba un golpe sónico que aturdía a Julia y después la lanzaba por los aires de un coletazo. Jake trató de morderla una última vez, pero Julia se lo impedía empujado su cuerno chueco mientras gritaba.
Richard los miraba de lejos, se pasó la mano por su mejilla y notó un leve corte que sangraba, él comenzó a reír descontroladamente al ver esa gota de sangre en su dedo.
— Hace mucho que no sentía dolor. — se dijo a si mismo. Luego miró a las deidades. — ¿Con que así se siente?
— Haré lo que esté en mi poder para destruirte. — le dijo Sky molesta.
— Pues que lástima que un humano sea más fuerte que ti, querida. — ambos se distrajeron por un fuerte golpe. — Hablando del rey de Roma. ¡Jake basta! — gritó.
Jake se detuvo, entonces Richard a gran velocidad golpeó el estómago de Julia, no usó mucha fuerza, pero le sacó todo el aire y colapsando al suelo al borde del desmayo. Richard la acostó suavemente en el suelo, se le acercó al oído y le susurró.
— Hace mucho que no tengo una pelea así. Más te vale que vuelvas con Marcus para la próxima.
Julia pudo estar consciente unos segundos y vio cómo Richard sometía a Jake saltando y tomándolo del colmillo, luego una luz azul dejaba de destellar en el bolsillo de su sudadera para después ponerse todo oscuro.
Julia despertó en una habitación de hospital, todo estaba borroso, los sonidos no estaban claros y todo su cuerpo hormigueaba. Tras unos minutos, Julia se recuperó y vio a sus padres a su lado hablándole.
— ¿Mamá? ¿Papá? — preguntó Julia.
— Si hija, somos nosotros. — respondió su madre.
— ¿Dónde estoy?
— Estás en México hija. — respondió su padre.
— ¡Jake! — gritó Julia levantándose de golpe para después volver a recostarse tras un quejido de dolor. — Jake… Rick… Nat…
— ¿De que estás hablando Julia? — preguntó su madre.
— Creo que estuve soñando, me secuestraba un dinosaurio mutante y me llevaba a un lugar que nunca había visto y estuve ahí por dos semanas.
— Eso no fue un sueño, pero tampoco estuviste perdida por dos semanas, fueron por dos días.
— ¿Dos días?
Julia trataba de explicarles a sus padre que fueron dos semanas e incluso les decía sobre sus múltiples heridas, pero su memoria fallaba, sin embargo al ver que sus padres no le creían desistió a preguntarle a su padre sobre Richard.
Ella solo se recostó y pensó si realmente todo fue un sueño, si todo eso fue real. Cerró sus ojos y durmió. Despertó para verse en un bosque oscuro, Julia caminó sin rumbo cuando vio un grupo de siluetas, un gran colmillo con el cuerno chueco, un joven en una armadura que juntaba lo medieval con lo tecnológico empuñando una espada y un escudo que salía de su mano izquierda, todos guiados por una mujer de largos cabellos con una lanza en su mano.
Continuará
(Nota del pana de 8-bits: Este es el final de la primera mitad de la historia de Julia, espero que les haya gustado esto, les pido que tengan paciencia para que continúe la historia, pueden seguirme en mi Twitter: @eltamagoshi para encontrar datos y los diseños de los personajes, acepto cualquier idea para historias porque voy a subir otro tipo de novelas. Comedias, Aventura, Acción, todo eso lo subiré, gracias por el apoyo y lean "Guardianes Meca"