A pesar de ser un joven alfa, su presencia era intimidante, caminado por los pasillos era notado destacándose entre los demás alfas de Betwen, su familia era reconocida por su fortuna y genética de tener sólo alfas en su familia, Daniel Dumbre alfa que se estaba rumoreando tendría de compañera y esposa a la omega que estaba estudiando en la casa masculina del internado, Morgana Betancourt de quien no se sabía mucho de su familia pero recientemente habían conocido a sus padres.
Calmado, vistiendo su uniforme impecable, tranquilo caminaba por los pasillos el joven Dumbre, buscando la habitación de su novia, a quien había dejado amablemente en su habitación con un exceso de ferommas y en celo, un digno alfa. Hacía días que no la veía, sabía que ella tendría algo de miedo ante su presencia, reconociendo su lugar como omega ante su alfa..
Frente a la puerta, tocó levemente y se escuchó un pase del otro lado de la habitación, abrió la puerta y la vio, con su piel de un suave tono canela, la silueta delgada y hermosa, con sus finos hombros y su rostro tan lindo. Enseguida vio al chico, se sobresaltó.
— Daniel... ¿Qué haces aquí? —. Era evidente que la joven no estaba cómoda con su presencia, cosa que molestó al alfa.
— ¡¿Qué hago aquí?! ¡¿Enserio preguntas que mierda hago aquí Morgan?! —. Morgana bajo la cabeza, él le había levantado la voz.
— Yo, yo no quise decir eso, m - me sorprendió verte aquí... Es todo.
— Preciosa... — Se acercó a ella quedado frente a frente y la tomó de la barbilla — Soy tu novio, me preocupo por ti, te amo —. Junto sus labios, dando un beso que parecía ser tierno pero pasó a ser uno francés.
Al faltarles el aire se separaron, la mirada de Morgan era de confusión, creía que Daniel era amable y dulce, pero en el fondo ella sabía que estaba mal, pero que podía hacer una joven que probaba por primera vez el amor.
Como si nada hubiera pasado, los día pasaron tranquilos, sus padres se fueron y dieron un último paseo en familia, las clases, sus ensayos con Selene seguían igual de siempre la delta era estricta pero los chicos estaban ya acostumbrados, sus amigos no mencionaban el incidente, pero seguían reuniéndose juntos, mientras tanto Daniel y ella continuaban en su relación.
***
Un vestido menta con flores blancas, zapatos de piso muy lindos, acomodando su cabello adornandolo con la bella horquilla que recibió en su cumpleaños, Morgan se vio al espejo, su bella silueta delgada resaltaba el vestido, estaba lista para ir con Daniel para celebrar su cuarto mes juntos, él la invitó a salir y claro que ella aceptó.
El.castaño tenía todo planeado perfectamente, no había hecho ningún movimiento desde la última vez que ella cayó enferma, al ser una fecha especial para los dos, la ocasión era más que adecuada, una linda salida, visitar algunas tiendas, amaba leer así que le regalaría una novela de su preferencia, y finalmente llevarla al cuarto de hotel, ese cuarto donde cada fin de semana, llamaba a un o una omega, beta, alfa para hacerlo, donde su amante más reciente Michelle, decía te amo mientras tenían sexo, y el alfa solo la ignoraba y se iba después de verla.
En un buen restaurante, ambos comieron a gusto, era un alfa mujeriego pero sabía que la mujer que estaba frente a él, era más que hermosa y especial, sin embargo en su naturaleza no había nada que dictará estar solo con ella, disfrutó verla feliz, sonreír y besarla, pero en su deseo de alfa era hacerla un desastre, dejar marcas en su cuerpo, hacerla sudar de placer.
La invitable pasó, con las llaves en una de sus manos, en la otra la pelqueña mano de la omega, antes de abrir la puerta, volteo a verla y le dio un beso tienrno en la frente, ella se sonrojo dándole una linda sonrisita tímida... Entraron, cerró la puerta, usando las cualidades que su genética le dio libero sus ferommas de alfa dominante, se sentó en la cama.
— Bien Morgana. Quitate la ropa ahora —. Demandante ordenó a la omega, quien ya estaba temblando al percibir sus feromonas.
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