- ¿Tantas ganas tienes de verme humano? - Una voz fría y profunda sonó dentro de la cabeza de Teo, lo cual lo desconcertó enormemente al adolescente - ¿qué fue eso? no lo escuché con mis oídos, sólo sonó en mi cabeza- mientras pensaba eso, la voz volvió a sonar, pero esta vez con un poco de enojo -te hice una pregunta humana, ¿no piensas responder? -
Al escuchar sus palabras Teo entró en razón y preguntó - ¿eres quien canta mi despedida? - la voz guardó silencio por lo que Teo recordó que su abuelo siempre lo regañaba cuando le contestaba con una pregunta, -discúlpame, no esperaba oír tu voz, si tú eres el tecolote que está cantando durante mi muerte, si, realmente quiero verte-
Después solo pudo escuchar el canto del tecolote haciéndose cada vez más suave, en ese momento la voz volvió a contestar -parece que no eres grosero, solo algo lento, sí, yo soy el que está cantando, siempre me dan ganas de cantar cuando veo alguien a punto de morir, y debo decir que tu muerte fue particularmente ridícula, aumentando mi placer-
Cuando Teo escuchó que llamaban a su muerte ridícula, comenzó a reír, ese tipo de comentario es uno que podría hacer Leo para hacerme sentir mejor, en ese momento la cara de su amigo pasó por su mente y se sintió algo triste -qué polluelo tan interesante, riendo alegremente mientras está muriendo, ¿qué es esa tristeza que sientes?, es que ¿no te da miedo morir?- el adolescente contestó, -no soy ninguna gallina, soy un humano y definitivamente no me da miedo morir, mi vida fue un asco y lo único que hizo fue empeorar desde que mi mamá murió, es sólo que me entristece que no volveré a jugar y a reír con mi amigo Leo-
La voz con un toque de burla le respondió a Teo -ya que tuviste una vida así de desagradable, te daré el honor de verme- justo cuando terminó de decir esto, un par de ojos enormes, de iris amarilla fueron vistos por Teo, pero eso no fue lo que más lo sorprendió, sino que cuando vio aquellos ojos, sintió como su cuerpo dio un paso atrás, pero "¿cómo?" pensó mientras volvió a ver su cuerpo, fue entonces que se dio cuenta de que su cuerpo estaba simplemente parado en la oscuridad.
-Muchas gracias por dejarme verte- después de una breve pausa preguntó -¿así es la muerte?, ¿porque puedo mover mi cuerpo?- la voz fría simplemente contestó -es y no es la muerte, este es mi reino, y dentro puedo hacer todo lo que yo quiera, simplemente traje tu conciencia aquí mientras hablábamos, tu cuerpo ya murió, cuando te regrese, tu alma se dispersará y entonces habrás muerto, por lo cual habiendo cumplido tu deseo de verme y con mi curiosidad saciada, te regresaré, buena suerte del otro lado-
Cuando Teo escuchó estas palabras, no dijo nada más, simplemente cerró los ojos y esperó por su verdadera muerte. Pero no sentía ningún cambio, después de un poco abrió los ojos y pudo ver que aquellas pupilas amarillas seguían mirándolo sin siquiera parpadear. - ¿Sucede algo señor tecolote? pensé que era hora de irme-