Poco después que Abel acertara su ataque, se produjo la explosión del ataque del león, el cual creó ondas de choque en el aire mandando volar a Abel todo el camino hasta el río, destrozando varios árboles en el proceso.
Todo el cuerpo de Abel ardía, el dolor se hacía cada vez más fuerte, sus brazos se sentían pesados, sus piernas apenas si podían moverse, al intentar levantarse, no pudo evitar vomitar un bocado se sangre.
"Ese ataque ni siquiera me golpeó, pero solo la onda de choque me dejó en este estado, el poder de esa técnica alcanzó sin lugar a dudas el poder de un cultivador en la etapa de soldado marcial tardío."
Al pensar en esto, Abel quiso reír, pero no salían lágrimas, su cuerpo estaba muy malherido, el dolor no le permitía concentrarse, sin mencionar que no quiso examinar el estado de su cuerpo, lo aterraba conocer su situación actual.
"Al menos espero que ese ataque mío haya terminado el trabajo, puse hasta la última gota del qi celestial acumulado en mi cuerpo."
Mientras Abel rezaba para que su esfuerzo hubiera dado resultados, un rugido que sacudió los árboles llegó desde la dirección de la que salió volando.
Al escuchar esto, Abel sonrió irónicamente, el miedo que lo había invadido desapareció, en cambio, quería reír por lo injusticia de la vida.
"Jajajaja, maldición, como se esperaba de una bestia mutada de tercer rango, es más dura que sus contrapartes normales, cof, cof"
Abel solo tosía más sangre, pero eso no lo distrajo, frente a las puertas de la muerte, su cabeza se aclaró, el dolor desapareció poco a poco, lo que le permitió levantarse, mirando en dirección al rugido.
"De haber tenido otra daga, mi ataque final definitivamente lo hubiera matado de una vez por todas, cof, cof, olvídalo, incluso si no está muerta, herida de gravedad sí debe estar."
Fue tal y como esperaba Abel, poco a poco, acercándose a su dirección, caminaba el león de fuego y trueno azul, quien, a diferencia de antes, su apariencia era un completo giro de 180 grados, su pelaje estaba muy maltratado, su aura muy debilitada, y grandes cantidades de sangre rezumaban por el corte que le hizo Abel.
Si antes con su aura imponente y majestuosa daba la apariencia de una montaña inalcanzable, ahora parecía más un gato enfermo, un gato de más de 3 metros de alto y 5 de largo, que se encontraba al borde de la muerte.
Pero Abel notó que aún a pesar de ello, su mirada estaba centrada en él, mirándolo con ojos llenos de odio, odio hacia la hormiga que lo llevó a ese estado.
"Jajajaja, parece que mi ataque no fue el que lo llevó a ese estado, fue su mismo golpe el que lo impactó, el cual, junto con mi corte con la daga, terminó creando este resultado."
No había que ser genios para deducir esto, solo la apariencia del león daba prueba de ello, su mandíbula se encontraba quemada, así como el resto de su cuerpo, además no parecía solo quemaduras por el fuego, sino también por el rayo, sin mencionar que Abel notó que el león no caminaba tan ágil como antes, su velocidad definitivamente se redujo.
"Pero incluso si ese es el caso, en mi estado actual, no puedo hacer mucho, si bien el dolor a disminuido, eso es solo temporal, en cuanto a la adrenalina que corre por mi cuerpo disminuya, estaré muerto."
Estos pensamientos corrían por su mente, pero a diferencia de antes, no se desesperó, por el contrario, comenzó a sonreír viendo al león.
"Lo había olvidado, ¿no era este el motivo por el que decidí cultivar en primer lugar?, enfrentando amenazas poniendo mi vida en riesgo, descubrir y explorar nuevos lugares, ese era mi deseo."
Al recordar esto, la sangre en el cuerpo de Abel comenzó a hervir, apretó con fuerza la daga que aún permanecía en su mano mientras miraba directamente a los ojos al león.
El león al sentir su mirada no atacó, por el contrario, su mirada llena de odio también contenía una pizca de respeto, al parecer, esta bestia reconoció como un igual a Abel en este último momento, y con sus patas lastimadas, se colocó en posición para atacar en cualquier momento.
Viendo esto, Abel también se preparó, pero justo antes de atacar, por el rabillo del ojo, notó un objeto brillante, el cual, junto con la luz de la luna, parecía destacarse en esa noche tan oscura.
Ante esto, Abel se sorprendió, rápidamente corrió hacia él y lo tomó, para su sorpresa, era una daga, aunque se encontraba bastante desgastada y en un estado bastante deplorable, la zona de la punta se encontraba en buen estado, fue gracias a esta que Abel notó su brillo en medio de este oscuro lugar.
Pero Abel no tuvo tiempo para reflexionar más sobre ello, en el momento que corrió hacia la daga, el león también se lanzó en su dirección, aunque se podía notar que su velocidad era mucho más lenta que antes.
Abel no tuvo tiempo para pensar, su cuerpo también se encontraba bastante desgastado, un solo golpe del león marcaría el final de su vida, por lo que rápidamente tomó distancia.
El león no atacó más, se encontraba quizá en un peor estado que Abel, o quizá era porque el movimiento anterior de Abel no fue para atacarlo, pero se detuvo e inspeccionó al humano que tenía frente a él.
A Abel no le importó nada de eso, su mente estaba en éxtasis, al parecer, los cielos le dieron una oportunidad para sobrevivir.
"Una daga eh, mira que encontrar una de éstas en este lugar, no sé si es buena o mala suerte, jajajaja."
Abel decidió no pensar más en esto, tomó la otra daga con su mano izquierda, y su cuerpo se colocó en la posición que hacía meses que no practicaba.
De repente, Abel comenzó a llenar su cuerpo nuevamente con qi celestial, esto solo provocó que su cuerpo ya lastimado empeorara aún más, pero no le importó, en su mente, solo había un pensamiento:
"Debo matar a esa bestia."
Mientras tanto, el león pareció identificar el qi celestial, ya que en el momento en que Abel comenzó a extraer este del sello, el león rugió con más furia, en sus ojos solo había anhelo y deseo.
Al notar esto, Abel por fin entendió por qué el león lo persiguió cuando completó su avance, o porqué la dirección de la que venía en un inicio el león era la cascada donde practicó.
"El león puede sentir el qi celestial, es por eso que me apuntó y me pudo rastrear."
Pero Abel no tuvo tiempo de pensar más, en el momento en el que el león sintió el qi celestial, perdió por completo cualquier rastro de cordura que tuviera entrando en modo berserk, Abel pudo ver como la apariencia del león cambiaba por completo, su aura debilitada comenzó a aumentar aún más, incluso superando su estado inicial, rayos púrpuras recorrían todo su cuerpo, mientras una ligera capa de fuego ondeaba sobre su piel, dándole una apariencia majestuosa, de no ser por sus ojos que solo irradiaban sed de sangre.
"Así que tenías esa carta del triunfo eh, quizás si la hubieras guardado para un momento vital, podría ser yo el que muera hoy, pero ya que decidiste mostrarla ahora, lo siento, pero hasta aquí llegó tu existencia."
En ese momento, Abel usó el mismo truco que la última vez, comenzó a llenar las 2 dagas con qi celestial, a lo que ambas volvieron a alargarse, asemejándose a dos espadas doradas brillantes que dispersaban la oscuridad del lugar.
Al león no parecía importarle en absoluto eso, y se lanzó a una velocidad mayor que al inicio, atacando directamente hacia la cabeza de Abel con sus garras.
Pero en ese momento, ocurrió una escena increíble, Abel esquivó tranquilamente el ataque, como si pudiera captar los movimientos del león.
Sin que Abel lo notara, su vista comenzó a agudizarse, junto con sus reflejos, su visión dinámica parecía estar en su mejor momento, lo que le permitió entrar en un estado bastante especial, a sus ojos, el león, aunque se movía bastante rápido, aún podía ver e incluso prever su siguiente ataque.
"¿Será esto gracias a mi línea de sangre?"
Este pensamiento apareció por su mente antes de descartarlo rápidamente, e león atacaba más ferozmente, intercambiando golpes con cada parte de su cuerpo, desde sus patas imbuyéndolas con fugo hasta su cola que parecía un relámpago cada vez que atacaba, sin mencionar las bolas de fuego cada vez que Abel tomaba distancia de él.
Abel sabía que se encontraba en un apuro, su cuerpo estaba llegando ya a sus límites, sus heridas comenzaban nuevamente a doler, la sangre salía de ellas, pero Abel no le importó, en su estado mental especial, descartó cualquier otro pensamiento y sensación que lo distrayera de encontrar su oportunidad de contraatacar, después de todo, solo le bastaba al león concretar un solo ataque para matarlo definitivamente.
Además, también notó que los ataques del león eran desesperados y cada vez más rápidos, parecía que no era el único que se quedaba sin tiempo.
Pronto, el león notó que sus ataques normales no lastimarían a Abel, por lo que comenzó a correr en círculos alrededor de él, mientras a su vez, cargaba un ataque con el que Abel estaba bastante familiarizado.
"Jajajaja, no creas que con tu velocidad correr en círculos no me hará distinguirte, y no sé si conoces este dicho, pero para un caballero, el mismo ataque no será efectivo dos veces."
Mientras reía locamente, Abel concentró su mirada en el león al máximo, viéndolo así en cámara lenta, captando todos sus movimientos, pronto, una vez más, llegó su oportunidad.
"Hasta aquí llegaste, pero tengo que agradecerte, me hiciste recordar el motivo por el que comencé a cultivar en primer lugar."
Diciendo esto, Abel colocó ambas "espadas doradas" frente al león, y se lanzó directamente hacia él, aumentando su impulso y el qi celestial imbuido en ellas al máximo.
Pronto Abel llegó frente al león, y con un corte descendente de suy espada derecha, Abel cortó la garganta del león una vez más, pero no se detuvo allí, rápidamente giró en el aire y encadenó otro golpe con su espada izquierda, antes de volver a atacar con su espada derecha.
Estos ataques encadenados representaban la barrera a la que Abel había llegado en su momento, a medio paso del logro tardío, pero esta vez, logró hacerlo perfectamente, así, la barrera que lo molestó en ese tiempo desapareció, golpeando al león con el poder de una técnica marcial de Kunlun al 90 % de su poder.
Esto hizo que el león perdiera nuevamente el control de su ataque, que creo nuevamente ondas de choque en el aire, pero a diferencia de antes, Abel estaba preparado y se protegió en el último momento, también fue en ese instante que su cuerpo cedió y cayó desmayado en el suelo, sin saber si esta vez, por fin, logró derrotar a la bestia.
"Bueno, incluso si no lo logré, mi viaje de por sí hasta ahora fue divertido, no me arrepiento de nada."
Y con este último pensamiento, la conciencia de Abel se desvaneció.