Abel esperó un par de horas, al final, no apareció ninguna bestia, dejandolo triste pero también algo aliviado.
"*suspiro*, aunque al final tendré que desechar toda esa carne que obtuve, tampoco es algo malo, si realmente hubiera atraído algún depredador, temería lo que atraiga toda la carne que tengo en la cabaña."
Pensando así, Abel se animó y decidió dejarlo por hoy, regresando rápidamente a la cabaña.
Una vez en ella, Abel cavó un gran pozo a cierta distancia de la cabaña y colocó toda la carne que obtuvo del león y lo enterró.
"Bueno con esto, ese tema ya está solucionado."
Asintiendo con la cabeza, Abel se dirigió al segundo piso de la cabaña, y se sentó de piernas cruzadas sobre la cama.
"Ahora que terminé de distribuir lo que obtuve y mi horario próximo, es hora de reflexionar sobre mi actuación en la batalla contra el león."
Debido a sus inesperadas ganancias, Abel había postergado este asunto, ahora que ya terminó de organizar sus cosas y su tiempo de cultivo, decidió que era buen momento para reflexionar sobre su primera pelea a muerte.
Así, Abel cerró los ojos, en su mente, se reprodujo toda su experiencia, desde su avance y el rugido que lo distrajo, así como su encuentro final, donde sacó a relucir el 90% de las artes de la espada doble.
Después de ver un par de veces esos recuerdos a modo de película, Abel soltó un profundo suspiro, negó con la cabeza mientras decía solo una palabra.
"Lamentable."
"Solo puedo decir que mi actuación fue lamentable, desde el inicio fui forzado a actuar de manera pasiva, nunca encontré una oportunidad para dar la vuelta…, no, ni siquiera se me pasó por la cabeza dar vuelta a la pelea, centrándome solo en intentar matar al león de un golpe."
Esta conclusión fue a la que llegó Abel después de ver sus recuerdos esta vez desde la perspectiva de un 3ro, haciéndolo suspirar frustrado.
"Si tenía la velocidad para esquivar, ¿Por qué no pensé en atacar en algún momento?, la respuesta es simple, tuve miedo, miedo a que mis golpes no le hicieran ningún rasguño, y fue por esto también que mi posición en todo el combate fue huir y esquivar."
"Aunque si algo he de rescatar es que mi juicio para encontrar oportunidades es magnífico, solo me lancé a atacarlo 2 veces, y esas dos veces fueron suficientes para lastimar gravemente y matar al león."
Aunque este juicio que Abel se hizo sobre sí mismo es algo duro, la verdad sea cierta, desde que Abel sintió desesperación al comienzo de la pelea, su derrotada estaba casi sellada, y aunque él no lo notó en pleno combate, fue su miedo el que no le permitió concentrarse adecuadamente, lo que provocó que apenas pudiese ver al león en un comienzo.
"En pocas palabras, mis habilidades siempre estuvieron ahí, incluso sin la daga, debería haber podido concentrarme y encontrar oportunidades para atacar, aunque claro lastimándome un poco en el proceso, pero no lo hice porque desde un comienzo, la sola vista del león me llenó de miedo."
Al notar esto, Abel sudó frío, prácticamente solo por el hecho de atemorizar a su presa, el león tenía casi todo el combate ganado, de no ser porque al final de la batalla Abel dejó de lado todas sus dudas recordando su motivo para cultivar en primer lugar, el resultado pudo haber ser diferente.
"Miedo eh, aunque no encontré algún registro sobre algún cultivador siguiendo ese dao, sí leí en una de las novelas de mi vida anterior sobre alguien que lo utilizó, si la otra persona no tenía una voluntad de hierro, sería imposible derrotarlo."
Aunque Abel no sabía si algún cultivador perseguía ese dao en Kunlun o en este continente azur, tuvo que admitir que sentir miedo de tu oponente limitaba las opciones de lucha para enfrentarlo o incluso despojándolo de su voluntad para pelear.
"Que gran lección me terminó enseñando ese león, aunque bueno, pensando de cierta forma, ¿no es normal sentir miedo de un depredador más fuerte que tú?, al final lo malo no es el miedo, sino rendirte ante él y no superarlo."
Al llegar a esta conclusión, Abel sintió que su estado mental se elevaba un poco, su entendimiento de ciertas cosas se hizo más profundo, así como la velocidad a la que circulaba su qi celestial por su cuerpo.
"*suspiro*, ahora que resolví ese nudo en mi mente, es hora de ir al siguiente punto, necesito más técnicas marciales."
Aunque esto no era algo que Abel pudiere solucionar de manera inmediata, no pudo evitar sentir que, si tuviera técnicas como la de desplazamiento, fácilmente podría avanzar y retroceder frente a los ataques del león, incluso si Abel tuviera alguna técnica de palma como la de aquel chico, podría haber atacado a león a modo de bombardeo, ya que tenía una gran reserva de qi celestial en él, haciendo su pelea más sencilla.
"Pensándolo de esa manera, se podría decir que mi arte de la espada doble es mi carta de triunfo, aunque aún puedo usar el juego de espadas sin qi celestial, sería como mucho al nivel de una técnica de rango tierra inferior, solo cuando las imbuyo con qi celestial como en mi pelea, es cuando sacó todo el potencial de la técnica."
"Pero esto no es suficiente, de vuelta a mi pelea contra el león, solo use la velocidad de mi cuerpo físico, pero un cultivador usa técnicas marciales de desplazamiento para eso, obviamente estoy desaprovechando eso."
Aunque Abel aún tenía un par de técnicas marciales que obtuvo del bibliotecario, se necesitaba un cultivo mayor para poder usarlas, siendo inútiles para su yo actual.
"Para mi suerte, el mayor Grant me prometió tres, así que tengo que elegir sabiamente, aunque tampoco espero mucho de ello, a lo que debería apuntar son a las técnicas que poseen las sectas, quizá tenga que ingresar a una después de todo."
Aunque Abel quería ser libre y explorar este mundo a su antojo, sin fuerza, no era más que un sueño risible, por lo que, si quería fortalecerse lo más rápido posible, unirse a una secta era su mejor opción.
"Olvídalo, aún faltan 2 años hasta la selección de discípulos, por lo que puedo debatir sobre ello después, por el momento, me aferraré al horario que establecí, en cuanto a las técnicas marciales, quizá pueda intentar crear algunas."
Abel, por la información que leyó en Kunlun y de su mundo anterior, sabía que crear una técnica marcial era extremadamente difícil, y solo los genios demoníacos como Daniel o Fillia serían capaces de lograr esa hazaña, pero Abel aún creía que podría hacerlo, tenía algunas ideas después de todo.
"Pensaré sobre ello en la práctica de la mañana, quizá deba descansar adecuadamente hoy, después de todo, tengo mucho por hacer de aquí en adelante."
Habiendo tomado su decisión, Abel se echó en su cama y se fue a dormir temprano, al fin y al cabo, le esperaban unas semanas tan monótonas como su anterior vida en la mansión.
Así, pasaron 2 semanas, y tal como había dicho que haría, Abel se levantaba temprano y practicaba por las mañanas su arte de la espada doble, haciendo algunos pequeños progresos en ella, por la tarde, salía a cazar, aunque mayormente no encontraba nada, aun logró cazar uno que otro conejo, mientras en la noche se dedicaba a comprender más a fondo sobre la técnica de ocultación divina, tratando de llegar al 2do nivel lo más pronto posible.
Además, aunque 2 semanas pareciese poco tiempo para un cultivador, para Abel, fue tiempo suficiente para experimentar grandes cambios en su poder y planificación futura.
En este momento, Abel se encontraba sentado de piernas cruzadas en la "sala" de la cabaña, sus ojos se encontraban cerrados y parecía meditar, pero extrañamente, gotas de sudor caían desde su frente, además su tez estaba más pálida de lo normal, y si uno mirara más fijamente, notaría que su ceño estaba fruncido.
Después de un momento Abel repentinamente abrió los ojos y comenzó a jadear por aire, como si hubiera corrido una maratón, además su tez ya pálida empeoró más, casi parecía un espíritu vengativo.
Fue solo después de unos minutos que Abel controló su respiración y su tez mejoró, además, una brillante sonrisa se podía ver en su rostro.
"Por fin superé ese maldito nivel, ¿quién hubiera esperado que ese juego sea útil para mí en este momento?"
Riendo burlonamente, Abel no pudo evitar recordar lo que sucedió hace unos días.
Fue mientras practicaba con su espada nuevas maneras de encadenar sus ataques y coordinarlos de mejor manera, que Abel recordó un juego de su vida anterior en el que se usaban dos sables de luz para cortar de cierta manera los cubos que iban apareciendo, así, dependiendo de la dificultad, la velocidad también aumentaba, era bastante simple y entretenido, por lo que Abel gastó muchas horas en ello en ese tiempo.
Así que Abel pensó que quizá le sirviera para su propósito actual, por lo que rápidamente buscó en sus recuerdos aquellos momentos, logrando un gran descubrimiento.
¡Podía reproducir y practicar el juego en su mente!, así, Abel se empeñó en aumentar la velocidad a la que los cubos venían hacia él y los cortaba de acuerdo al color y la forma que indicaban, mejorando rápidamente su coordinación.
Pero también notó un pequeño detalle, su visión dinámica y tiempo de reacción en su mente no era la misma que cuando usaba su cuerpo físico, por lo que tuvo que adaptarse poco a poco.
Para sorpresa suya, después de practicar solo un par de días notó que su tiempo de reacción mejoró mucho, por lo que puso todo su corazón en esa práctica mental.
Pero esto no fue sin ningún costo, al parecer usar este método gastaba mucho poder de alma, dejándolo extremadamente exhausto y con la mente casi ida después de solo unas horas de práctica, por lo que fue bastante cuidadoso con esta práctica.
No fue hasta hoy que logró superar el nivel experto cortando todo de manera adecuada, sin ningún error, aunque por su apariencia, parecía que al hacerlo lo dejó bastante exhausto mentalmente.
"Aunque es un gran inconveniente tener la fuerza mental desgastada, aún vale la pena, después de todo, tanto mis ataques coordinados y encadenados mejoraron mucho, incluso hay veces en las que no necesito pensar y mi cuerpo reacciona por sí mismo, definitivamente un gran logro para mí."
Al pensar en su progreso en estos días, Abel sonrío con alegría, la sensación de progresar y ser más fuerte que tu yo anterior era bastante gratificante.
"*suspiro*, por ahora, debería descansar, por la tarde tengo que ir a la casa de comercio para cambiar las pieles de las bestias que cacé, así que, para entonces, debo quitarme este peso que cargo en mi mente."
Con este pensamiento, Abel cerró sus ojos y se echó en el suelo, tratando de recuperarse lo más pronto posible para luego ir a la casa de comercio.