Chereads / Con este poder, tendré una aventura en un mundo de cultivo / Chapter 34 - CAPITULO 33: LUGAR DE ESTADÍA

Chapter 34 - CAPITULO 33: LUGAR DE ESTADÍA

Ya era de noche cuando Abel llegó a la aldea, al entrar lo guardias lo vieron por un momento antes de hacer la vista gorda, sin prestarle más atención.

Esta vista no sorprendió a Abel, por lo que notó, ambos eran los mismos guardias que lo recibieron en la mañana cuando llegó con el viejo, por lo que el hecho que lo dejaran entrar sin más no fue sorpresa.

"Aunque esperaba que al menos uno me diera alguna información sobre el lugar donde me quedaré, ¿no deberían ser los guardias los informados por el jefe de la aldea para darme instrucciones?"

Con este pensamiento, Abel caminó por las calles de la aldea, las cuales se encontraban iluminadas con una especie de farol el cual tenía una piedra brillante dentro, que era la que iluminaba el sendero.

Aunque acababa de anochecer, no había muchas personas fuera, pero por lo que pudo oír, al parecer las familias se encontraban ya en sus casas, por lo que a parte de uno que otro que pasó de largo viéndolo por un momento antes de ignorarlo, el lugar se encontraba vacío y solitario.

"Supongo que solo me queda dirigirme hacia la gran mansión que vi en la mañana, esa debería ser la casa del jefe de la aldea, *suspiro*, solo espero que no me echen a patadas por preguntar de noche."

Mientras reflexionaba sobre lo peor que podría ocurrir y como debería manejarlo, Abel llegó a la biblioteca, la cual se encontraba muy bien iluminada, contaba con 4 pisos y por lo que pudo ver, aún había personas dentro.

"Al parecer aún no cierran el lugar, aunque ahora no es el momento para entrar, es bueno saber que puedo permanecer hasta la noche allí, eso me recuerda a mi época en la mansión con el bibliotecario."

Así, recordando aquellos momentos de lectura como si hubiesen sido hace años, Abel llegó a la mansión del jefe de la aldea, la cual, hasta donde vio, no tenía ningún guardia vigilando la entrada, como cualquiera esperaría.

"Parece que tendré que tocar, pero realmente este lugar es bastante grande, aunque no se compara con la mansión donde vivía, aún es bastante grande considerando que esta es una aldea y no un pueblo, pero de nuevo, supongo que esta aldea debe ser especial si solo hay cultivadores en ella."

Sin demorarse más, Abel tocó la puerta, la mansión a primera vista era bastante grande, la entrada tenía una doble puerta bastante gruesa con una aldaba de león, la cual usó Abel para tocar la puerta.

Sin conocer las costumbres del lugar, Abel tocó la puerta con la aldaba de león 3 veces y esperó que alguien lo atendiera.

Así esperó unos cinco minutos, sin obtener ninguna respuesta, Abel estaba a punto de tocar una vez más cuando escuchó pasos, esto lo detuvo de hacer cualquier otra cosa mientras retrocedía unos pasos de la puerta y esperaba a que alguien lo atendiera.

Poco tiempo después de retroceder un par de pasos se abrió la puerta, la cual fue abierta por una señora de unos 30 años, vestía un uniforme de mucama lo cual le recordaba a los nobles de antaño de su mundo anterior, tenía el cabello atado y su tez era bastante pálida, la cual, junto con la luz de la luna, le daba un aspecto algo terrorífico.

La señora lo observó por un instante antes de hablarle con un tono de voz monótono y desinteresado.

"Debes ser el niño del que me habló el señor, ven pasa, puedes quedarte por hoy aquí."

Así, sin dirigirle una segunda mirada a Abel, la señora se dio vuelta mientras regresaba a la mansión.

Abel pensó por un momento antes de armarse de valor y seguir a la señora.

"De no ser porque la mansión está bien iluminada, ya hubiera salido corriendo por el miedo, diablos esto me recordó mucho a las películas de terror que había visto."

Burlándose de sí mismo, Abel siguió a la señora dentro de la mansión, lo primero que vio fue un gran vestíbulo muy bien amueblado y decorado, recordándole a las viejas casas de ricos nobles de las películas.

"Para ser un mundo de cultivo, este lugar tiene más occidental que oriental hasta el momento."

Con este pensamiento en mente, Abel siguió a la señora que ya había doblado por un pasillo a la izquierda, no queriendo quedarse atrás, Abel rápidamente la alcanzó mientras observaba la decoración y pinturas que había.

Así pasaron cinco minutos hasta que la señora se detuvo frente a la puerta de una habitación, la cual abrió antes de hacerle una seña a Abel indicándole que entrara.

Cabe resaltar que en todo el camino la señora no le dijo nada en lo absoluto, por lo que, con dudas en su mente, Abel entró a la habitación.

La habitación no era muy grande, además tampoco estaba tan bien decorada como en la que vivió en Kunlun, tenía una cama no muy lujosa, con una mesita de noche al lado derecho, el piso estaba totalmente alfombrado, y encima de él había un candelabro el cual Abel reconoció que estaba hecho al parecer con las piedras brillantes que vio en el camino, en conclusión, una habitación pequeña y modesta.

Al ver a Abel examinado el lugar, la señora tosió un poco para llamar su atención antes de decirle:

"Aquí dormirá por hoy, mañana a primera hora alguien vendrá para llevarlo hasta su residencia, así que, si me disculpa, me voy retirando."

Y con un elegante gesto de despedida, la señora se fue, dejando solo a Abel en aquella habitación.

"Bueno, supongo que eso es todo por hoy, serpa mejor que me vaya a dormir, después de todo estoy algo cansado por toda la investigación que hice durante la tarde."

Y sin preocuparse por nada más, Abel se echó a dormir tranquilamente, al parecer se encontraba más agotado de lo que creía, ya que cayó en un profundo sueño poco tiempo después.

Mientras tanto, la señora se dirigía hacia una habitación en el segundo piso, la cual, al llegar, incluso antes de que ella pudiera tocar, fue llamada por una voz tranquila e indiferente.

"Puedes pasar."

Así, sin más demora la señora entró, quien una vez adentro hizo un gesto educado de saludo antes de dirigirse hacia esta persona.

"El niño ya llegó, lo hice alojarse en una habitación en el primer piso por el momento."

Al escuchar esto, el hombre frente a ella, que se encontraba sentado de piernas cruzadas sobre la cama y con los ojos cerrados solo frunció el ceño antes de responder:

"Está bien, mañana le diré a uno de los guardias para que lo lleve a la cabaña, además hazme el favor de notificar al anciano Grant para que lo deje entrar al segundo piso de la biblioteca."

Terminando de decir esto, el hombre no dijo más, dando a entender que eso era todo, la anciana solo se inclinó antes de decir:

"Como ordene."

Así salió de la habitación, asegurándose de que no hacer ningún ruido, dejando solo al hombre en su meditación.

"*suspiro*, como se esperaba de mi padre y aquel senior, ni siquiera le indicaron al niño su lugar de alojamiento, en fin, solo espero que no haya ninguna otra molestia y que ese niño se sepa comportar."

Así, sin conocer absolutamente nada sobre esta discusión, Abel, que se encontraba durmiendo como un cerdo en el primer piso, pasó su primera noche en la aldea.

A la mañana siguiente, Abel fue despertado a primera hora, incluso antes de que salieran los primeros rayos de sol, por unos golpes que venían de la puerta.

"Joven, el guardia que lo llevará a su residencia lo está esperando."

Y sin verificar si el niño estaba despierto o no, la señora se fue alejando de la habitación.

Abel ante esto solo pudo suspirar sorprendido.

"Increíble, solo con los toques de la puerta me logró despertar, al parecer sabía que solo con los golpes de la puerta me lograría despertar, me pregunto qué nivel de cultivo tiene esta señora, después de todo, si es una mucama de esta gran mansión su nivel de cultivo no debe ser bajo."

Con estos pensamientos Abel se levantó de la cama, se arregló un poco la ropa que llevaba, se estiró y luego salió rápidamente en dirección a los pasos de la señora que se alejaban por el pasillo.

Para cuando Abel llegó al vestíbulo, la señora se encontraba hablando con un joven de unos veintitantos, quienes, al verlo, se separaron rápidamente.

El joven tenía una mirada indiferente en su rostro mientras lo miraba, lo observó por unos momentos antes de decir:

"Sígueme, te llevaré hasta tu lugar de residencia."

Diciendo esto, hizo un gesto de despedida a la mucama y salió rápidamente de la mansión, sin darle una segunda mirada a Abel.

La mucama tampoco parecía querer decirle algo más, por lo que Abel se dispuso a seguir rápidamente al joven.

Mientras salía de la mansión, se percató que el joven parecía caminar a un ritmo lento, pero en realidad avanzaba rápidamente, lo cual lo sorprendió.

"Debe estar usando alguna técnica de movimiento, pero no le encontró el sentido de hacer eso, ¿no solo podría caminar tranquilamente mientras lo guiaba hacia la cabaña?, ¿o lo estaba poniendo bajo algún tipo de prueba?"

Pensando en esto, Abel rápidamente se acercó al joven, pero aun manteniendo una distancia de él, mientras se dirigía a la cabaña que sería su casa en estos dos años.