Chapter 37 - CAPITULO 36: BOSQUE

Abel no tardó mucho en regresar a su cabaña, a la cual después de un momento de vacilación, decidió entrar cuando recordó algo.

"Ahora que caigo en ello, el viejo Ben me dejó un deslizamiento de jade con información sobre los distintos lugares del condado, me pregunto si habrá algo sobre este bosque."

Pensando en esto, Abel rápidamente sacó el pequeño cristal que guardó en su bolsillo, como ya tenía experiencia leyendo cristales de información, no le fue muy difícil leer el contenido de éste.

Así, Abel se sentó de piernas cruzadas en un rincón de la cabaña mientras colocaba el cristal sobre su frente, fue solo después de un tiempo que abrió los ojos, mientras una expresión de sorpresa se podía ver en su rostro.

"Madre mía, no pensé que este condado fuera tan malditamente grande, hay tantas zonas marcadas en el mapa, con abundante información sobre ellas, incluso sobre el habitad de algunas bestias están marcadas en él, *suspiro*, parece que ese viejo me mintió, este cristal debe valer una fortuna."

Abel no era ajeno al tema sobre la información, ya había leído sobre muchas facciones que se encargaban de recopilar ésta en Kunlun, además también sabía que el precio de ellas variaba enormemente sobre la calidad y cantidad de dicha información, un mapa tan elaborado y descrito como el que el viejo Ben le dio debería valer mucho, sin mencionar la dificultad para obtener uno, a diferencia de lo que él le había dicho.

"Ese viejo, *suspiro*, bueno una deuda más de gratitud no me hará daño, pero bueno, al menos, encontré información sobre este bosque."

El bosque que se encontraba al lado de su cabaña no era exactamente enorme como el de Couvet donde apareció por primera vez, pero sí llegaba a conectar con él en su zona más profunda, la zona en la que se encontraba ahora era prácticamente las afueras de éste, donde la cantidad de bestias que había era escasa, además que los niveles de éstas eran solo de rango 1 y 2, haciéndose más poderosas conforme más adentro vayas.

Abel también aprendió que éste bosque también tenía abundantes recursos, como minerales e incluso hierbas espirituales de considerable antigüedad, pero generalmente estaban custodiadas por poderosas bestias, por lo que su obtención era complicada.

"No es de extrañar de que se estableciera una pequeña aldea aquí, con un bosque que es prácticamente un cofre del tesoro, pero si éste es el caso, ¿Por qué una aldea y no un pueblo o pequeña ciudad?, este lugar podría convertirse en un punto de ingreso al bosque, incluso podría ser un buen lugar para que los juniors de las diferentes sectas vayan a entrenar, ummm, bueno, eso es problema de las sectas, en cuanto a mí, mientras no vaya muy profundo, debería estar bien."

Pensando así, Abel se levantó, se acomodó la ropa, aseguró la daga que le dio el viejo Ben y se dispuso a entrar al bosque, además esperaba encontrar algo de comida mientras buscaba un buen lugar para cultivar.

Mientras Abel se internaba más en el bosque, su expresión se hizo cada vez más seria, después de todo, cualquier improviso podría quitarle la vida, por lo que estar atento era inevitable para él.

"*suspiro*, lástima que no tengo un par de espadas, con esta daga apenas si puedo ejecutar algunos ataques, sin mencionar mi técnica pulida de doble espada, de lo contrario, me sentiría aún más seguro en explorar este bosque."

Para poder llegar a un paso del nivel de logro tardío en su técnica marcial, Abel tuvo que aprender a coordinar ataques con ambas espadas, pero para eso, primero tuvo que aprender a ejecutar ataques con solo una, por lo que podía manejar una daga sin problemas, ya que era un arma corta.

El problema era que sus ataques más fuertes y con los que podía expresar el 89% de la técnica marcial requerían necesariamente de ambas espadas, por lo que lo máximo que él podía manejar actualmente era una bestia en el rango 2 medio, o un cultivador en las primeras etapas de discípulo marcial, más allá de eso y sería una muerte segura para él.

En su primera hora mientras se internaba en el bosque no encontró nada relativamente peligroso, solo unas cuantas aves, las cuales solo volaban cuando lo sintieron acercándose.

"Parece que ésta zona ya fue barrida por los aldeanos, por lo que, si quiero encontrar algo para comer, tendré que adentrarme aún más en el bosque."

Además, mientras se adentraba, Abel encontró el río del que le habló aquel joven que lo guio, y para encontrar un buen lugar para poder cultivar, además de algo de comida, Abel decidió seguir rio arriba, esperando que algo de suerte le sonriera.

Fue solo después de otra hora que Abel se encontró con su primera bestia, era un conejo gris bastante grande, al menos comparado con los de su mundo anterior, era una bestia de rango uno, y aunque no sabía su nombre, sí sabía que los conejos generalmente se destacan por ser veloces, por lo que él se acercó lentamente hacia su ubicación, tratando de no alarmar a la bestia,

"Me pregunto cuánto podré acercarme, los conejos en mi mundo anterior tenían un buen sentido del olfato y oído, por lo que, si me acerco demasiado, lo alarmaré, rayos como quisiera tener un arco y flechas."

Aunque nunca en su vida practico tiro con arco, Abel supuso que con el físico que poseía actualmente, junto con su visión dinámica mejorada por aquel doloroso incidente, creía que podría cazar este conejo sin problemas.

"Olvídalo, estoy a unos 25 metros, no me arriesgaré a acercarme más, creo que podría lanzarle la daga a esta distancia sin fallar."

Tomando su decisión, Abel se inclinó, mirando fijamente a su objetivo, que se encontraba comiendo pasto sin percatarse de nada al parecer, mientras con su mano sostenía la daga, esperando el momento adecuado para lanzarla.

Justo cuando Abel estaba a punto de lanzar su daga, un rugido resonó a través del bosque, sobresaltándolo, incluyendo al conejo que estaba a punto de cazar, haciéndolo huir rápidamente.

Lo primero que hizo al darse cuenta de que perdió a su presa fue maldecir, pero rápidamente dándose cuenta de la situación en la que se encontraba, decidió subirse a un árbol cercano escondiéndose entre las hojas.

Sin perder más tiempo, Abel rápidamente saltó y trepo como un mono, llegando rápidamente a ponerse a cubierto, regulando incluso su respiración.

"Por el rugido que acabo de escuchar, cualquiera que sea la bestia de la que provino, no es en lo absoluto débil, además que parecía muy enojada."

Sin saber si debería esperar ahí oculto o no, Abel pudo oír aún más rugidos que provenían de un lugar aún más profundo del bosque, aunque parecían hacerse cada vez más lejanos.

Fue solo después de unos 10 minutos que Abel decidió que ya era seguro y bajó del árbol, reflexionando sobre lo ocurrido mientras se sentaba con la espalda en el árbol.

"Me pregunto qué es lo que pasó allá para haber molestado tanto a esa bestia, lástima que no tenga un par de espadas, de lo contrario quizás me hubiera aventurado para explorar, después de todo, nunca se sabe si podría haber una oportunidad o no."

En el mundo de cultivo, muchas de las oportunidades generalmente son aprovechadas por gente que se arriesga, después de todo, sin riesgo no hay recompensa, por lo que casos como que un cultivador se aproveche de la desgracia de otro es muy común en Kunlun, o incluso robar el botín de otros era bastante normal, por lo que, si te sucedía, solo podías maldecir a tu suerte o encontrar al bastardo que te robó, eso ya dependía de la situación misma.

Abel solo podía suspirar ante esto, lo más probable era que algún cultivador halla alarmado a la bestia intentando robarle algo, lo que la enfureció, por lo que bien pudo haber sido una oportunidad perdida para él.

"Olvídalo, tal y como estoy ahora, pensar en ese tipo de cosas es un suicidio, lo mejor será darme prisa y encontrar algo como una cueva por aquí, donde poder cultivar."

"Además estoy seguro que ese rugido espantó a todas las bestias de menor rango de la zona, por lo que me puedo ir olvidando de cazar algo por aquí."

Lamentando perder su almuerzo, Abel se levantó y siguió caminando río arriba, pero sin perder su concentración ni precaución en la zona.

Fue solo al medio día que Abel encontró un buen lugar, era una cueva lo bastante espaciosa para sus necesidades, además su descubrimiento fue bastante curioso.

Abel, algo hambriento ya que no había comido nada en el día y habiendo caminado un largo camino, decidió encontrar un lugar para acampar y pensó que podía pescar algo del río, que mientras lo seguía, se había ido ensanchando.

Pronto, Abel llegó a una zona bastante hermosa y tranquila del bosque, además el río que había estado siguiente continuaba hacia arriba, ya que se topó con una gran cascada, que le calculó unos 70 metros de altura.

El lugar en un principio lo sorprendió, había pocos árboles alrededor dejando un pequeño claro alrededor de la cascada, lo que se convirtió en un sitio ideal para montar un pequeño campamento.

"Este es un excelente lugar para descansar un poco, aunque es una lástima que perdiera ese conejo y que no encontrara ningún otro animal en el camino, al menos encontré algunas frutas, por lo que será mi almuerzo por hoy."

Así, mientras se sentaba a la orilla del río a unos pocos metros de la caída de la cascada, Abel notó que había unos pocos peces que intentaban nadar en contra de la corriente, al parecer queriendo nadar hacia arriba, lo cual lo sorprendió.

"Aunque había escuchado que algunos peces nadan en contra de la corriente, nunca llegué a verlos en acción en mi mundo anterior, realmente es una vista maravillosa."

Estos peces obviamente eran diferentes a los de la tierra, además eran mucho más grandes, y mientras comía algunas frutas mientras los veía, a Abel se le ocurrió que quizás podría intentar pescar alguno.

"Aunque no tengo una caña de pescar, por cómo están reunidos juntos, si les lanzo algo afilado, lo más probable es que al menos le dé a uno."

Con este pensamiento en mente, Abel cortó una rama de un árbol cercano que conservara más o menos su grosor y con su daga afiló un extremo a modo de lanza.

Una vez que tuvo algunos se acercó a la base de la cascada y se preparó para lanzar algunas cuando se percató de algo extraño, algunos de los peces que intentaban nadar por la cascada desaparecían de su vista, lo cual lo sorprendió.

"Que extraño, algunos de los peces desaparecen de repente, ummmm, quizá debería acercarme y ver qué pasa."

Una vez que tomó su decisión, Abel se acercó a la cascada, y fue así que se dio cuenta de lo que pasaba.

"Conque así fue, jajajajaja, parece que estoy de suerte, no solo comeré pescado, sino que encontré un buen sitio para comenzar a cultivar."

Con gran felicidad, Abel se apegó a la cascada y de un salto, llegó a la parte posterior de ésta, donde había una cueva donde fácilmente cabían 2 personas, además era algo profunda.

Resultó que, algunos peces al intentar saltar la cascada, lograron llegar a la base de la cueva, por lo que no podían regresar al agua, haciéndolos "desaparecer", dándole una buena sorpresa a Abel.

"Eso es todo, ¡Por fin, después de casi 3 meses, volveré a cultivar!"