En la habitación frente a Asier se estaba quedando Biel y Ferreol, la habitación era más grande que las demás, con espacio para hasta tres pacientes, por lo que, dado que ambos habían llegado juntos terminaron en la misma habitación.
Un sonriente Ferreol miró las vendas en su muñeca, lesión hecha al sostener con exceso de fuerza al conductor durante el accidente para que no saliera disparado. Se dio vuelta a mirar a Biel que admiraba fijamente el paisaje por la ventana.
El hospital estaba cerca de la carretera principal justo en la primera calle de salida, la única vista que podías ver a kilómetros de distancia era cemento gris y opaco, junto con edificios del mismo color y oficias departamentales, era una vista bastante lúgubre si considerabas que esto sería lo que verían todos los pacientes hospitalizados durante toda su estadía en el recinto, no existía ni una sola mota de color o vegetación, incluso el sonriente Ferreol que siempre tenía una actitud positiva y risueña se sintió momentáneamente deprimido, ni que decir Biel que acaba de salir de una crisis de pánico, su rostro reflejaba la compleja y desordenada red de sus pensamientos.
"Oye niño, ¿vamos por algo de tomar?" dijo Ferreol para distraer a Biel.
Biel apartó la mirada de la ventana, la nebulosa de sus ojos se desempañó levemente y miró a Ferreol como si fuera tonto "Soy menor de edad".
Ferreol soltó una leve risa "No hablaba de ese tomar, vamos a la cafetería, me muero por un café".
Biel no se mostró avergonzado por su equivocación y contestó indiferente y calmado "Oh" mientras se levantaba sin decir más palabra y salía a través de las puertas sin esperar a la otra persona.
Ferreol estaba vez no reprimió su risa soltando una fuerte carcajada, luego se levantó y siguió el mismo camino que había tomado Biel, el chico ya estaba en la vuelta de la esquina a unos diez pasos de distancia, Ferreol no aceleró el paso para alcanzarlo y caminó flojamente varios pasos por detrás mirando su espalda.
Estaban en uno de los últimos pisos del hospital y la cafetería estaba junto al comedor en el tercer piso, cuando llegaron al ascensor Biel finalmente se dio cuenta que el otro no estaba a su lado, miró hacia atrás y lo primero con lo que se encontró fue con el caminar relajado y perezoso de Ferreol, junto a su sonrisa coqueta, la persona llevaba la mano sana dentro de uno de sus bolsillos del pantalón y la herida colgando junto a su pierna, cuando vio como le sonreía a unas cuantas enfermeras que pasaban junto a él e incluso al joven médico, Biel encontró que esta persona era lo suficiente descarada para tener total confianza sobre su atractivo, apartó rápidamente la vista como si no hubiera visto nada y frunció el ceño molesto, claramente era la otra persona quien había insistido en ir a la cafetería, mas, caminaba tan lentamente y coqueteaba con todas las personas que pasaban, ¡Cualquier persona estaría molesta en este momento!
Cuando Ferreol alcanzó a Biel el ascensor aún no había llegado hasta el décimo piso, ambos esperaron en silencio, Ferreol se dio cuenta que el rostro de Biel estaba más oscuro que antes, se preguntó que había sucedido, había estado mirando su espalda todo el tiempo y estaba seguro de que no se había tomado con nadie, entonces… ¿Por qué estaba tan molesto? Tiene la cara que ponían sus amigos cuando peleaban con sus novias.
Tsk, problemas de adolescentes, que bueno es ser joven.
Ferreol le dio una palmada de consuelo en la espalda a Biel y caminó hacia las puertas del ascensor que se estaban abriendo, Biel lo miró confundido y estuvo a punto de perderse el ascensor en su perplejidad.
Cuando llegaron al tercer piso el comedor ya estaba cerrado debido a la tardía hora, mas, la cafetería se mantenía abierta las 24 horas en consideración a todo el personal que debía hacer turnos nocturnos. Esta vez el local estaba siendo atendido por un joven muchacho que los miró con una sonrisa profesional en su rostro y les preguntó por su pedido, Ferreol pidió un café grande y Biel uno mediano, sin embargo, cuando fueron a pagar, ambos se dieron cuenta que no andaban con sus billeteras, Ferreol la había dejado en la guatera del auto y Biel arriba en el ala médica, ambos chicos por primera vez se miraron avergonzados y luego miraron al cajero que intentaba mantener su sonrisa profesional pero se podía ver que estaba frustrado, ya había hecho los cafés antes de que pagaran, lo cual normalmente no se hace, pero lo había pasado por alto al ver las ropas y accesorios costosos que traían las dos personas, nunca se lo habría ocurrido que no tendrían dinero.
Ambas personas ni siquiera habían traído su teléfono celular para llamar pidiendo ayuda, dos personas que nunca habían tenido problemas con el dinero y las cuales normalmente ni siquiera pagaban ellos mismos, sino que este trabajo era dado a los sirvientes o asistentes, no sabían que hacer.
Finalmente fue Biel el con más sentido común al haber trabajado tanto tiempo como asistente de su hermano que dejó a Ferreol y subió a buscar su billetera.
Ferreol se dio cuenta que el joven cajero casi se lo estaba comiendo con los ojos, estaba acostumbrado a esta clase de miradas, la mayoría de las veces incluso sacaba provecho de las situaciones, no es como si le faltara algo, pero era divertido jugar un rato.
Cuando el chico desplazó su mirada de su rostro al resto del cuerpo, una sonrisa traviesa floreció en los rojos labios de Ferreol y se dio vuelta a mirarlo con una ceja levantada, el cajero que fue pillado en medio del acto se sonrojo con vergüenza y apartó la mirada.
Ferreol tenía que admitir que el tipo no estaba mal, era el estilo de joven bronceado y soleado, con un rostro común, pero que debido a la vibra tropical que emitía te hacía querer acercarte y conocer más, no era el tipo de Ferreol, pero eso no cambiaba el hecho de que podía conseguir algo a cambio.
Cuando el joven vio que Ferreol no colocaba ninguna expresión de disgusto y solo lo miraba con una sonrisa amable, se sintió renovado y con una oportunidad, inicialmente no se había atrevido a hacer ningún movimiento al ver aparecer al atractivo hombre debido a su compañero que parecía estar de mal humor, no quería arriesgarse a sospechar erróneamente su tipo de relación por lo que había actuado de manera profesional, ahora casi podía asegurar que ambas personas solo debían ser conocidos.
El chico se aclaró la garganta nervioso, lanzó una última mirada a Ferreol para estudiar su reacción y preguntó tímidamente mirando hacia el piso "Esto… mmm… ¿me darías tu número de teléfono?" volvió a mirar a Ferreol para ver su reacción, cuando este solo le volvió a levantar la ceja con curiosidad, se sintió mucho más seguro y continuó "soy Teo, tengo un trabajo de medio tiempo aquí en el hospital, esto… eres muy guapo, podríamos conocernos y salir… yo invito…"
"Oh" dijo Ferreol sin moverse ni entregar su número, mas, su mirada seguía siendo bastante seductora, lo suficiente para que al joven cajero se le saltara el corazón y no le importara su negativa indirecta.
Teo continuó intentando coquetearle "también no te preocupes por los cafés, yo invito, regalo de la casa" esta vez Ferreol si reaccionó y le lanzó una sonrisa aún más seductora que antes mientras con su mano herida alcanzaba una inexistente pelusa en el cabello de Teo y con la sana tomaba las pequeña bandeja con los dos cafés "Gracias".
Un minuto antes había llegado Biel sin que se dieran cuenta ninguna de las dos partes coqueteando, Biel había alcanzado a escuchar las últimas palabras de cada uno, y ya se podía hacer una imagen completa de lo que había sucedido.
Ferreol había quedado en su mente de forma definitiva como un perro en celo.
Para una persona como Biel que desaprobaba por completo el comportamiento playboy y que incluso le causaba molestia, lo que había causado su mala relación anterior con Asier, ignorar a alguien como Ferreol que apenas conocía de hoy no era ningún problema. Tomó su café de la bandeja y sin mirar a ninguna de las dos personas dejó de forma elegante y tranquila el pago por su propia compra sobre el mesón y se marchó a un sillón junto a una ventana.
El joven cajero estaba un poco avergonzado por haber sido pillado, mas, al ver la mirada relajada de Ferreol se tranquilizó, esas personas definitivamente no son nada.
Ferreol dejó la bandeja, tomó su propio café y se fue al sillón frente a Biel sin mirar nuevamente al joven cajero, esta vez había una sonrisa brillante en su rostro al ver la actitud de Biel, le parecía bastante divertido su intento de ocultar su desagrado, era como un joven inocente y santo que pillaba a alguien por primera vez viendo porn*o y no podía ocultar su disgusto como si la otra persona estuviera cometiendo el peor delito, solo te daban ganas de molestarlo aún más.
Ambas personas tomaron el café en silencio y luego volvieron en el mismo ambiente a su habitación, cuando Biel abrió la puerta se encontró con Ryu sentado en una de las camillas. En el momento que Ryu lo vio se levantó rápidamente y fue a abrazarlo, Biel estaba sorprendido, por un momento no supo que hacer y se quedó petrificado, a pesar de que la relación entre ellos dos había mejorado no habían llegado al punto del contacto físico.
Ferreol fue lo suficiente inteligente para apartarse y sentarse en silencio en su propia camilla, mientras mandaba un mensaje a Hoshino preguntando cuando se irían, no alcanzó a enviarlo cuando aparecieron Asier y Hoshino en la puerta, el chico más pequeño estaba apoyado en uno de los brazos de su primo dejando en el aire la pierna enyesada.
Hoshino y Asier asintieron en su dirección y se fueron al ascensor, cuando Ferreol se levantó para seguirlos se encontró de frente con su padre adoptivo y el señor Zion en la puerta, quienes seguían desde atrás a los dos jóvenes que se acaban de ir.
Kaleb le dio un abrazo emocionado a Ferreol y un ferviente saludo, Ferreol no pudo evitar sonreír y decir "volví a casa".
Hoshino y Asier fueron los primeros en llegar al estacionamiento, ninguna de las dos partes habían dicho una palabra desde que se había encontrado en el pasillo para irse, cada uno estaba enfrascado en sus pensamientos, por una parte, Hoshino quería preguntarle a Asier, sobre todo, cada cosa extraña que había vivido, pero no sabía por dónde iniciar, ¿Qué pasa si su relación se rompe porque la otra persona se siente incomoda con preguntas personales? Entre más lo pensaba más se daba cuenta que realmente no sabía nada sobre él otro, había dejado de lado todos estos temas porque creía conocerlo, anteriormente lo había investigado dos veces, conocía todos sus antecedentes, pasatiempos, amigos, enemigos, calificaciones y tiendas que frecuentaba, mas, había ignorado por completo que la persona frente a él era totalmente diferente a esas descripciones, había enterrado este hecho en el fondo de su corazón, tal vez por miedo, tal vez por ingenuidad, sin importar la razón, actualmente había aceptado el hecho de que todo lo que sabía no había venido directamente de la boca del otro, sino de las de otras personas, al mismo tiempo, Asier tampoco le había dado mucha información personal y entre más lo pensaba más sentía que todo este tiempo la otra parte había estado evitando estos temas de manera disimulada, oculta con tanta astucia que ni el mismo se habría dado cuenta si no fuera por la incongruencia vivida hace un par de horas.