Asier se maldijo por su descuido, habían sucedido tantas cosas extrañas en el último tiempo, pero aun así no había sido lo suficiente precavido.
A la velocidad de una rayo bajó de la cama, sacó una pequeña navaja de bolsillo del velador y unas tijeras y se cortó los yesos, ya no había tiempo para continuar actuando como un paciente.
Abrió las puertas de la habitación y se escondió entre las sombras, cada paso era igual de delicado y suave como los de los intrusos, se fundió en la oscuridad e incluso su cabello que siempre brillaba parecía opaco como si estuviera intentando complacer los deseos de su dueño, la mirada que se había vuelto risueña y traviesa e incluso un poco infantil desde que había llegado a este mundo recuperó con cada paso su aspecto original, ojos profundos e impenetrables, sin un solo rastro de calor ni emociones humanas, solo el primitivo deseo de obtener la mayor cantidad de sangre posible, a pesar de esto su mente era clara como el agua cristalina o un cielo sin nubes, procesando cada ruido, cada una de sus respiraciones y pasos, vigilante de la trayectoria de los intrusos, en qué lugar de la casa iban, cuál era su dirección final y como podría librarse de la situación, sabía que la situación era mala en su totalidad, su cuerpo actual no tenía la misma agilidad ni estado físico que su cuerpo original, el tamaño era distinto, para una persona que había usado a su favor durante tantos años su tamaño reducido esta era una clara desventaja, sumado a ello no tenía ningún arma a mano además de las tijeras y la mini navaja, no es como si no pudiera matar a alguien solo con sus manos, pero las personas no eran comunes y lo cuadruplicaban en número, en estos momentos incluso con un arma en mano tendría dificultades para matarlos, ni que decir yendo con las manos descubiertas, sentía que estaba marchando hacia la muerte misma.
Un asesino profesional jamás se adentraría a un lugar donde no estuviera seguro de ganar, no eran personas estúpidas, siempre buscarían el mejor momento, la mejor puesta en escena y sobre todo jamás dudarían en usar las debilidades del otro a su favor, los tres puntos morales de un humano desaparecían si podían lograr su trabajo, pero en este momento Asier no podía simplemente dar marcha atrás y largarse para volver a la próxima, puede escapar con facilidad a través de las ventanas y estaba seguro que no lo atraparían ni lograrían localizar por un tiempo, pero estaba seguro que él no era el objetivo de aquellas personas, si se iba en este momento, despertarían con un cadáver al día siguiente.
Inicialmente había pensado que las personas vendrían tras Hoshino, no podía olvidar como había sufrido varios ataques o miradas extrañas desde que lo conocía, sin embargo, los cuatro hombres fueron hasta la parte de atrás del segundo piso, el ala más alejada de toda la mansión, este lugar había estado desocupado hasta el día de ayer, ahora estaba Ferreol, quien no sabía si por buena o mala suerte no estaba durmiendo en esos momentos sino viendo videos en YouTube.
Asier también apostó a este plan, llamó directamente a Ferreol, agradeciendo haber conseguido su número al llegar a la mansión, inicialmente solo lo había pedido con la intención de que le enviara fotos de Hoshino cuando era un niño pequeño, había insistido por semanas para tenerlas, pero la otra persona estaba tan avergonzada que se había negado rotundamente, él había querido ver con todo su corazón aquellas fotos vergonzosas, en el momento que estuvo por unos minutos a solas con Ferreol le pidió el número de teléfono, este se había reído y prometido enviarle las más graciosas fotos de su primo.
En todo momento Asier había estado siguiendo a los hombres a una distancia segura, en el momento que Ferreol contestó al teléfono rápidamente le dijo que no hablara y siguiera sus instrucciones, la voz de Asier había sido tan seria y tenebrosa que Ferreol ni siquiera había dudado en seguir todo al pie de la letra como un robot.
"Levántate y pon el pestillo a la puerta, luego mueve cualquier mueble más cercano y trábala" dijo Asier mientras continuaba mirando a los hombres que avanzaban, se había detenido en una habitación, no sabía que estaban buscando, pero cualquier objeto material no era primordial en este momento, por primera vez agradeció lo grande que era la mansión Moreau.
"¿Eh?" murmuró Ferreol sin entender, aunque de todas formas siguió sus instrucciones, la puerta ya estaba con pestillo, por lo que solo tuvo que mover al frente el ropero junto a la puerta, este tenía ruedas, por lo que no requirió gran esfuerzo.
"Luego de eso salta por la ventana" dijo Asier tranquilamente como si solo le estuviera pidiendo que fuera a comprar un bocadillo a la esquina durante un día en la escuela.
Ferreol abrió los ojos sorprendido y pensando que la otra persona debía estar borracha para pedirle cosas tan extrañas en plena madrugada exclamó con voz fuerte "¡¿Estás loco?! ¡Estoy en el segundo piso!".
En ese momento, tanto Asier como los hombres a unos metros de distancia de la puerta de Ferreol que había terminado su búsqueda en la habitación y salían con unos trozos de papel escucharon el grito proveniente del dormitorio, Asier no pudo evitar suspirar en su corazón, esta era la razón por la que no trabajaba ayudando personas, ¡nunca seguían las instrucciones! ¡Siempre hacían todo lo contraría a lo que uno les decía!
No te muevas y se movían.
Cállate y hablaban.
No preguntes y partían preguntando.
Realmente debía considerarse un talento…
Por supuesto, la ubicación de Asier había quedado descubierta, no por su culpa sino por el grito de Ferreol que se había trasmitido a través del teléfono.
Ya no tenía que mantener silencio, con una sonrisa socarrona y una mirada llena de desafío maldijo en voz alta "Mierd*a".
"¿Eh? ¿Qué es ese ruido?" dijo Ferreol a través del parlante al escuchar a Asier.
Asier ya había desconectado la llamada y guardado con calma el teléfono en el bolsillo siempre con su sonrisa despreocupada, sus ojos perdieron de vista a los cuatro hombre como si no tuviera nada de lo que preocuparse y miró su pantalón de pijama mientras guardaba el celular en el bolsillo, los hombres tampoco hicieron ningún movimiento su mirada decía que se estaban burlando del adolescente frente a ellos, aunque Asier sabía que debían estar analizándolo bajo esa máscara.
Cuando finalmente guardó el celular, las cinco personas se miraron, ninguno habló ni hizo el primer movimiento, pero todos tenían el mismo pensamiento: deshacerse primero del otro.
Asier debía admitir que estaba emocionado, al ver a su presa frente a él se había olvidado de toda la desfavorabilidad de la situación, solo quedaba el deseo de desgarrara y su cuerpo se comenzó a mover por puro instinto mientras una sonrisa aterradora y maniática aparecía en su rostro, sus ojos goteaban con deseo de ver sangre correr, de arrancar cada parte del otro y bañarse en su sangre.
Asier había olvidado la sensación de la abstinencia, desde que había eliminado por completo la organización de asesinos también había dejado atrás su identidad como tal, aún recordaba como los primeros meses había estado sano y normal, sin embargo, cuando casi se había cumplido un año había comenzado a sentir grandes malestares de cabeza, temblor en las manos y una creciente ansiedad, más tarde había empeorado, se había sentido sediento y con extraños deseos de arrancar todo lo que encontrara ¿Raro y loco? Por supuesto, pero Asier nunca dijo que fuera normal, si hubiera salido sin ningún trastorno de toda su experiencia que había abarcado casi la mitad de su vida realmente no podría considerarse humano sino un robot. En ese momento no se había sentido feliz con la situación, se había dado cuenta que le gustaba la sensación de la sangre entre sus dedos, verla, tocarla e incluso el olor, esta había sido una de las razones por las que había estudiado medicina, de esta forma calmaría su sed sin hacerle daño a nadie, aunque no era lo ideal y tampoco le generaba un bienestar completo era mejor que nada, de esta forma Asier se había mantenido cuerdo por años hasta que llegó a este mundo y comenzó nuevamente la abstinencia.
Ahora que Asier tenía presas moviendo sus colas justo frente sus ojos todas sus preocupaciones se había ido al tacho de la basura y solo quedaba la insaciable sed que había empeorado con su llegada a este mundo.
Los cuatro hombres sintieron el cambio en el aura de Asier y no pudieron evitar estremecerse, cuando vieron su mirada enrojecida y la sonrisa diabólica en su rostro apartaron la vista.
Todo sucedió en cuestión de segundos, Asier se lanzó en la dirección del grupo con solo una tijera y una navaja en cada una de sus manos, su mirada desenfocada y sedienta recorrió en un parpadeo cada parte de los cuatro hombres, los estudio y analizó e incluso perdió el tiempo sonriéndoles y lamiendo sus labios como si estuviera a punto de darse un festín, los hombres también reaccionaron de inmediato sin pérdida de tiempo.
En los siguientes segundos el pasillo se convirtió en un baño de sangre, a pesar de la motivación de Asier y su gran capacidad de lucha, desde un inicio había estado en desventaja, algo que no podía cambiar solamente con fuerza de voluntad, los hombres también eran asesinos experimentados y a pesar de que inicialmente se habían asustado con la personalidad retorcida de Asier rápidamente se adaptaron y superaron al otro.
Asier en todo momento había dirigido sus golpes a puntos críticos en especial a los ojos y el cuello, había logrado generar lesiones graves en dos de las cuatro personas, quienes habían sido los primeros en ser pillados, apuñalo y golpeo sin piedad, en segundos sus manos estaban bañadas en sangre externa. A pesar de la violenta situación el silencio seguía rondando en el lugar, ni siquiera cuando eran heridos soltaban un gemido de dolor, los golpes eran realizados con precisión y elegancia y, sus respiraciones seguían igual de calmadas que al inicio.
En el momento que Asier perdió la ventaja aún quedaban dos personas casi ilesas y las otras dos a pesar de sus heridas podían continuar peleando, esquivó con precisión cada puñalada que iba en su dirección, sin embargo, la situación no podía continuar alargándose, las armas deficientes provocaban que a pesar de poder generar un golpe este no era lo suficientemente potente para hacer caer a un asesino profesional.
Los cuatro hombres no querían seguir alargando la situación, había pasado un tiempo considerable y aún no lograban su cometido principal y el chico frente a ellos solo los hacía perder más y más tiempo, estaban seguros de que ganarían si el tiempo se alargaba un poco más y Asier también lo tenía más que claro, sin embargo, no tenían la intención de seguir estirando el tiempo.
En un segundo uno de los hombres sacó un arma de fuego que había estado oculta en su espalda y apuntó a Asier en la cabeza, Asier quien en ese momento había logrado finalmente acabar con uno de los hombres de forma definitiva luego de enterrar la tijera en su vena yugular, estaba bañado en sangre, sintió la intención del hombre y sin perder tiempo sabiendo que no tenía forma de ganar y ya había llegado a lo máximo que podía hacer dadas sus condiciones agarró al hombre más cercano a él que aún estaba vivo, lo utilizó como escudo y saltó a través de la barandilla del segundo piso con el hombre a cuestas.
El primer piso de la mansión era de techo alto, por lo que la caída fue más del doble que una altura normal, Asier había utilizado al hombre para parar la bala, por lo que no pudo utilizarlo para caer sobre él, en el momento que tocó el suelo cayó cerca de un mueble llenó de adornos y jarrones que se rompieron con un fuerte estruendo, ahora no cabía duda, la casa entera se había despertado.