CAMILA
Había decidido volver por las vacaciones de verano de Inglaterra, porque a pesar de que me gustaba estar y vivir allí, echaba de menos a mi familia, bueno, al menos a las personas que me consideraban de su familia.
Mis padres habían muerto en un accidente de coche por culpa de un borracho cuando tenía cinco años, y pasó a cuidarme mi abuela, pero que un par de años más tarde había enfermado de cáncer. Como mis tíos eran unos drogadictos pasé a estar en una casa de acogida, pero para mi suerte, no estuve demasiado tiempo allí ya que Ángela me había adoptado.
Ella era amiga de la familia, y los findes y veranos prácticamente me la pasaba en su casa con mi mejor amiga Gabriela, la cual era como la hermana que nunca tuve. Ellos eran mi familia, son los únicos que se preocuparon por mí luego de que mi abuela muriese y estoy agradecida con ellos.
La cuestión, es que pensé que era hora de volver a mis raíces, a ver a mi familia, que a pesar de que me dejaban hacer lo que quería y no me preguntaban nada, pero había vuelto para darle una sorpresa a todos.
Entré en casa para ver si había alguien y me encontré con Gabriela y Kevin que parecían estar hablando del mal humor que tiene al despertarse, lo que me hizo reír, porque era lo más cierto que se podría decir de Gabriela.
Debo admitir que me lleve una sorpresa con la reacción de Gabriela, no me esperaba que se echase a llorar por verme aparecer en la puerta, pero recuerdo que Ángela me dijo que tenía que hablar con Gabriela para que me contase una cosa importante, y de eso hace un par de meses, pero es que no tuve tiempo para llamar a Gabriela ni para insistirle a Ángela que me contase que era lo que me tenía que contar, y esa era otra cosa por la que había vuelto, para compensarlos por no dar noticias mías, nada más para decirles por mensaje que estaba bien.
Había hablado un poco con ellos y luego ayudé a Kevin a llevar las copas a la huerta cuando me fijo en el anillo que tiene Gabriela en el dedo, cosa que me sorprende y hace que me entregué más con la respuesta esa de, "seguro que lo conocerás en cuanto lo veas", haciendo que dejase de mirarla para entrar y conocer al prometido de mi querida amiga. Y debo admitir que la sorpresa si me la llevé.
Nunca llegué a conocer al chico que había robado el corazón de mi mejor amiga, pero lo conocería en cualquier lado de tanto que hablaba de él, y debo admitir que me enfadé con él cuando la dejó, pero si ahora estaba con él era porque habían arreglado las cosas y estaban tan bien que había decidido aceptar casarse con él, o al menos espero que sea él con el que se va a casar y no con otro.
-Ojos verdes, alto, pelo cobrizo, pero creo recordar que era rellenito. Dime al menos que es el que estoy pensando.
-Ese mismo.
Gabriela se había acercado a Alex y este pasó un brazo dejándolo sobre sus hombros y dándole un beso en la frente. Se veían perfectos juntos, eran adorables.
-Pues déjame decirte que eres afortunada por tener a un chico así de atractivo a tu lado. Esos brazos… Los ojos… Mmmm… me gustaría tener a alguien así en mi vida.
-El afortunado soy yo por tenerla en mi vida.
-Oh, buen físico, sensible, amoroso… Lo tienes todo chico.
-Gracias supongo.
En cuanto dijo que él era el afortunado de tenerla en su vida, la sonrisa de Gabriela se ensanchó y debo admitir que nunca la había visto tan contenta como la estaba viendo en este momento, y me alegraba, al menos no era esa chica que recordaba después de que el chico la dejara.
-Camila, hija, pudiste haber avisado de que aparecerías por casa. Te hubiéramos ido a buscar al aeropuerto.
-No era necesario Ángela, además, quería daros una sorpresa.
-Pues esa sorpresa debería haber sido igual para Gabriela.
-Lo fue abuela, puedes creerlo.
-Si, su cara lo dijo todo, pero tengo muchas cosas que hablar con ella aún.
- ¿No tuviste prácticamente toda la mañana para hablar con ella?
-Ah, puede ser, pero es que es mucho tiempo sin hablarnos, son muchas cosas las que me tiene que contar.
-Eso no pasaría si llamaras más a menudo.
-Kevin, no empieces de nuevo que sigo enfadada por lo de Federico.
- ¿Federico?
-Si, el chico con el que jugabais de pequeña, ¿lo recuerdas?
-No, la verdad es que no.
- Je misto ok niets. (No te pierdes nada tampoco)
- ¿De qué hablas Kevin?
-De nada Camila, no te preocupes.
-Esa cara de enfurruñado que tienes en este momento no es nada, pero no te preocupes que tú y yo hablaremos más tarde de eso.
-Camila, déjalo.
-Eso al menos no cambió, sigues defendiendo a tu primo preferido.
- ¡¡¡¡Lo sabía!!!! Soy tu primo favorito.
- ¿Y le haces caso a lo que dice Camila?
-Non mento mia cara. (Yo no miento, querida)
-Ma non l'ha perché, zietta. (Pero eso él no lo tiene porque, tía.)
-Ni se te ocurra volver a llamarme así en tu vida Gabriela.
-Perché? È quello che sei veramente. (¿Por qué? Es lo que eres realmente.)
-Perché prima di essere túa "zia" ero il tuo migliore amico, ragazza. (Porque antes de ser tu "tía" fui a tu mejor amiga, niña.)
-Gabriela, deja de molestarla.
-Ya estaban tardando demasiado en tener esa discusión.
-Tú cállate, Kev.
Eso último lo habíamos dicho las dos a la vez. Hasta este momento no me había dado cuenta de cuanto echaba de menos a mi familia, y la verdad es que ya no tenía demasiado que hacer en Inglaterra. Me plantearía seriamente a quedarme aquí.
-Amor, ella es Camila.
-Encantado de conocerte.
-Eso debería de decir yo, era hora que nos conociésemos, Gabriela no dejaba de hablar de ti nunca, te conocería en cualquier sitio.
- ¡¡¡¡Camila!!!!
-Solo estoy diciendo la verdad y lo sabes, querida.
Justo en ese momento, me fijo en la niña que Alex tiene en brazos, más que nada porque parece ser que despierta en ese mismo momento.
-Hola princesa.
-Hola mami.
Con las palabras de la niña quedé mirándola sorprendida. Eso no podía ser posible, la niña tenía como siete años y yo había venido hace dos años, no podía tener una hija así de grande ya.
-Come mamma? Non è passato molto tempo dall'ultima volta che sono tornato che hai una bambina di sette anni. (¿Cómo mamá? No pasó tanto tiempo desde que volví la última vez como para que tengas una niña de siete años.)
-Realmente tiene seis años, y sé que no pasó tanto tiempo como para que yo tuviese una hija. È una lunga storia che ti recconteró a un certo punto. (Es una larga historia que te contaré en algún momento?)
-Me lo dirai stasera. (Me lo dirás está noche)
-No podrá ser esta noche.
-Ebbene domani, si certamente, domani non succede. (Pues mañana mismo, eso sí, de mañana no pasa)
-Bien.
-Si te aclara algo, ella es mi hermana.
-Non capisco nulla. (No entiendo nada)
-Cómo te dije, larga historia. ¿Ahora Nerea, por qué no pasamos esa tarde de primas que te prometí?
-Yo me apunto con vosotras.
-Ahora tengo sueño Gabriela, ¿puede ser en otro momento?
-Eras tú la que quería pasar tiempo conmigo, que le hago demasiado caso a Kevin.
-Sé lo que dije, pero realmente tengo sueño, me voy a tomar una siesta.
-Entonces me pido esa tarde de primas que tenías para que se la reserves a tu mejor amiga.
-Está bien, ¿te vienes princesa?
-Sí.
- ¿Vienes tú también Carlota?
-Claro, yo no me pierdo esas conversaciones en italiano.
- ¿Vienes, amor?
-Tal vez más tarde, tienes que poner al día a tu amiga.
-Está bien, nos vemos al rato. Vamos Ana.
Gabriela se había levantado de su sitio mientras la niña desaparecía por la puerta. Mientras tanto esperábamos por Ana, ella se acercó al chico y le dio un beso que parece ser que correspondió con gusto y en cuanto aparece Ana con lo que parece ser la funda de una guitarra, nos vamos a la otra casa para ir a tomar el sol un rato mientras hablábamos, y está claro que íbamos a hablar por un rato porque esta chica me tenía que contar muchas cosas de las cuales me tenía que enterar.