GABRIELA
Hoy era un gran día, más que nada porque me había levantado de buen humor, cosa que es raro en mí, esto de verlo cualquiera de mi familia quedarían flipando. La cuestión es que tenía ganas de salir a tomar el aire y cuando me giro para el otro lado, veo al chico del que me había enamorado. Me quedé un rato mirándolo hasta que me levanté para ir a por algo de comida. Cuando llegué a la cocina empecé a buscar en los armarios algo para comer hasta que me encontré unos cereales de chocolate, los cogí y salí al jardín, obviamente me senté al sol. Para mi suerte el jardín estaba en la parte de atrás de la casa donde nadie me podría ver, no quería que me viesen como iba vestida ahora mismo, la gente era demasiado cotilla y si me viesen con una camiseta de Alex ya empezarían los rumores de nuevo, no quería volver a ser el centro de los cotilleos.
Llevaba la mitad de la bolsa de los cereales cuando escucho a Alex llamándome por toda la casa, lo que me parece gracioso, pero me imagino que debe estar preocupado buscándome por toda la casa.
-En el jardín.
No tarda nada en acercarse a la puerta que da al jardín, se apoya en el marco, se queda mirando para mí y puedo ver como una sonrisa se va asomando en su lindo rostro.
-Eses cereales eran mis favoritos, hermosa, ¿cómo te has atrevido?
-Atreviéndome, tenía hambre y estuve buscando en los armarios, y en cuanto los vi todo se iluminó. ¿Qué quieres que le haga?
-Yo nada, tendremos que comprar más para que no se acaben.
-Puedes tener por seguro que sí. Nunca había comido unos cereales como estos, de verdad te lo digo.
-Bueno, pues los compraremos hoy de camino a la playa ¿te parece?
- ¿Vamos a ir a la playa?
-Sólo si te apetece.
-Claro que me apetece.
-Entonces vayamos a desayunar, nos cambiamos, nos vamos a comprar los cereales y nos vamos para la playa. Si quieres nos pasamos allí el día.
-Me parece genial, vamos.
Me levanté y Alex se echó a reír, no sé exactamente el por qué, pero entramos en casa y se puso a hacer el desayuno. Yo lo quería ayudar, pero no me dejó, por lo que me acabé por sentar en la silla y comer los cereales. Cuando terminó de hacer el zumo y el café, lo puso delante de mí y desayunamos.
Una hora más tarde estábamos listos para irnos a comprar mis cereales e irnos a la playa. Había llamado a los chicos para decirles que no estaría en casa a lo que contestaron que me lo pasara bien. En el super, nos fuimos directamente a la zona de los cereales y allí estaban. Nunca fui muy fan de los cereales, mucho menos en el café o en la leche, pero ahora mismo era la cosa que más me apetecía en el mundo, eso sí, de solo pensar echarlos en el café o la leche me daban arcadas, al parecer eso era algo que no cambiaría. Alex cogió unas cuatro cajas, compramos unas botellas de agua, pagamos y nos fuimos a la playa.
Una vez llegamos a esta, Alex cogió la sombrilla y las toallas y nos dirigimos a esta. Cuando encontramos una zona en la que había sol y no demasiada gente, estiramos las toallas y él se puso debajo de la sombrilla mientras que yo me puse en el sol, lo adoraba y siempre lo adoraría, por eso me encantaba el verano, una, porque prácticamente siempre hacía sol, y dos, porque hacía calor, odio el frío más que a nada en el mundo.
-Blij om te zien dat alles in orde is, neef, zelfs Alex ziet er beter uit dan de laatste keer dat ik hem zag. (Me alegra ver que estás bien, prima, incluso Alex se ve mejor que la última vez que lo vi.)
Es en ese momento al girarme que veo a Kevin, lo cual no tiene sentido porque se habían ido poco después de lo de Alex, tenían que volver a sus trabajos y todo, no sé qué es lo que hace el aquí exactamente.
-Kev, wat doe jij hier? (Kev, ¿Qué haces aquí?)
-Bueno, en realidad estamos todos, ¿de verdad pensabas que nos íbamos a ir así sin más? Je hebt het helemaal mis, neef. (Estás muy equivocada, prima.) Me alegra ver que estás recuperado Alex.
-A mí también, pero me alegra verte aquí también. ¿No te habías ido para Holanda?
-Si, nos habíamos ido, pero era para arreglar todo con los trabajos. No nos quedábamos tranquilos dejando a Gabriela así, asique arreglamos todo y volvimos. Nos quedaremos hasta el final del verano.
-Zo lang? (¿Tanto tiempo?)
-Ja (Sí) Apenas pasé tiempo contigo. No será este año que te libres de tu primo pesado.
-Ahora que lo tenía asimilado ¿y apareces? Eso es ser cruel Kev.
-Eso es lo que soy, lo deberías de saber de sobra, pero ya que estamos, ¿por qué no os venís a comer a la casa de la abuela? Así todos verán que estáis bien.
- ¿Te apetece hermosa?
-Íbamos a estar todo el día en la playa Alex…
-Lo sé, pero si no lo pasamos hoy, lo podemos pasar mañana, eso no es lo que debería preocuparte.
-Está bien, además de que me apetece comerme los cereales que tenemos en el coche.
- ¿Tú comiendo cereales? Eso sí que es raro. Nunca los comes.
-Bueno, siempre hay una primera vez, ahora vayámonos antes de que cambie de idea y no quiera pasar el día viéndote la cara.
-Adoras ver esta cara hermosa, no lo niegues.
-No, adoro ver esta cara hermosa, sin la tuya se puede sobrevivir.
-Eso es un golpe bajo Gabriela.
Tanto Alex como yo nos reímos de la cara que puso Kevin, porque la verdad daba gracia su cara de enfurruñado sin estarlo. Alex se encargó de recoger todo, ya que a mí no me dejaba hacer nada y lo que hizo que mi primo se preguntase que es lo que nos pasaba, pero no le dijimos nada, ya podríamos aprovechar ahora que estábamos todos juntos para contarles lo del embarazo, pero antes habría que llamar a la abuela de Alex y a su madre, ellas tenían que estar allí, sobre todo Victoria que era la única de las dos que no sabía que era lo que pasaba.
El camino a casa de mis abuelos nos fuimos riendo y yo comiendo cereales, lo que hacía que mi primo se riese más aún, pero a mí no me hacía ni gracia. No sé qué gracia le veía a que estuviese comiendo cereales. Cuando llegamos, nos bajamos del coche y nos dirigimos a la huerta que es donde estaban todos, aprovecharía para ponerme al sol y comerme los cereales, pero antes de entrar paro a Alex.
- ¿Qué pasa hermosa? ¿Necesitas algo?
-Necesito que llames a tu abuela y a tu madre para que vengan.
- ¿Para qué?
-Se lo diremos hoy, tenemos que aprovechar que están aquí.
Su sonrisa se amplió y apareció el brillo en los ojos que siempre aparece cuando hablamos de nuestro hijo, me encantaba verlo así de contento.
-Está bien, las llamaré, mientras ¿por qué no vas a sentarte y comerte esos cereales?
-Eso es justo lo que voy a hacer, no tardes demasiado porfa.
-No lo haré.
Nos dimos un beso y entré en la huerta. En cuanto me ven entrar, ya me dejan un espacio en el banco que daba el sol para que me siente. Tampoco me pasa desapercibido que todos se quedan mirando para mí como se quedó Kevin en el momento que dije que quería comer los cereales que teníamos en el coche, pero los ignoré y seguí comiendo los cereales, porque en este momento es lo único que me apetecía hacer, bueno, dormir también me apetecía, pero antes que nada estaba comerme estos cereales y es lo que haría.