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Chapter 28 -  ES HORA DE CAZAR

"Tomaremos con nuestras manos todos los misterios y milagros del mundo, mientras plasmamos en el cielo nuestro amor eterno"

La tristeza en el rostro de Artemisa Diosa de la cacería no se debía a su odio hacia el conflicto. Como cualquier guerrera, ansiaba la guerra y la gloria que esta conllevaba. Pero en esta ocasión se encontraba particularmente insatisfecha después de enterarse de la verdad detrás de la guerra celestial y como ella traiciono al único hombre al cual amo, hicieron que su cuerpo temblara en ira y un sentimiento de culpa abordo su corazón.

El miedo también logro colarse dentro de ella, en el mundo divino la gloria y fama eran un símbolo absoluto de prestigio.

—Sin embargo una guerra entre todos… ¿Cómo fue que llegamos a esto?

Pensándolo bien fue desde que decidió disparar esa flecha al hombre que tanto amo por petición de su hermano Apolo. En ese momento él ya no era el mismo ser de antes, se había vuelto un monstruo el cual estaba en una infinita cólera destruyendo todo a su paso. En este momento se encontraba en la cima de una montaña en la cual daba a un acantilado; si uno alzaba su mirada al cielo lograría observar todas las estrellas dentro del infinito, a su lado había un altar azulado y algunos círculos mágicos que reunían magia natural de los alrededores.

Ya era tarde en la madrugada, en el cielo no había ninguna nube que pudiera ocultar la hermosa constelación que ella misma erigió a su amado después de que viera su error. La hoguera a su lado estaba asando un jabalí, mientras la grasa caía en la flama esta última bailo iluminando aún más los alrededores.

Las victorias a partir de ese momento fueron vacías. Sin embargo venir a este lugar y mirar al cielo lograba derretir con dulzura su corazón.

—Solo tú puedes observar esto. No hables de ello con nadie más… no sabes quién será el siguiente en traicionarte

Después de decir esto, recordó como su hermano a base de mentiras hizo que ella se opusiera al hombre que tanto amo, de su pantalón saco una hermosa moneda de oro que plasmaba la cara esculpida de Apolo, observándola por un instante perdió el interés que tenía y simplemente la arrojo al fuego.

Lágrimas de dolor rodaron por sus hermosas mejillas hasta aterrizar en el suelo.

Ya habían transcurrido tantos años y sin embargo el sentimiento de soledad y pena la hicieron sentir como si su alma fuera arrancada de su cuerpo.

"Tiempos oscuros se acercan… incluso si llegaras a odiarme no me importaría. Pero recuerda sin importar la decisión que tomes yo siempre estaré contigo observándote desde el cielo. Confía en mi hermana y su sueño, lo que ella busca puede conceder tu más profundo deseo con facilidad… pero el camino que traerá con eso estará llena de pena y dolor… "

Ella no pudo evitar pensar sobre las palabras susurradas dulcemente por Lucifer. Dado que el también poseía un sueño siempre compartía sus planes y aventuras con ella, al recordar esto entonces ella sintió que debía hacer algo. Su sueño seguía siendo el mismo pero en este momento jamás podría ser concedido sin importar cuanto refinara sus artes.

Una sonrisa triste apareció en su rostro acompañado de un recuerdo.

—Señorita Diana… todavía recuerdo que le debo una del otro día

Un joven Lucifer se enderezó mientras ocultaba su sonrisa descarada con la palma de su mano.

En el momento en el que este asunto fue mencionado, su total atención se fijó en él, Artemisa entre cerro los ojos mientras trataba de evaluar el objetivo de ese ser. Hizo un adorable puchero con sus labios mientras decía.

—Desvergonzado… ohhh… estrella de la mañana tienes agallas para aparecer ante mí, después de robarme los materiales que había conseguido…

—Robar es una palabra muy mala, después de todo lo compre primero…

—¡Me debes un cuchillo!

Hizo una pausa mientras tomaba su arco y flecha, apuntándolo directamente a la frente de Lucifer, rápidamente este último alzo sus brazos en señal de rendición y continúo Artemisa hablando en un tono totalmente enojado.

—Si el cuchillo no es lo suficientemente bueno y mi humor no mejora entonces tu falta de respeto te constara caro…

Lucifer alzo los brazos mientras veía a Artemisa cargar su arma, aunque estaba poniendo una cara seria en el exterior en el interior se estaba riendo de la Diosa frente a él. A pesar de que ella estaba tratando de parecer enojada, su rostro sonrojado y la falta de poder al sostener su arco le dijo que no estaba tan enojada como ella quería aparentar.

Después de todo aunque nunca lo diría en voz alta, era la primera vez que ella una doncella pura aceptaría un regalo de un chico y sobre todo ese ser era La Estrella de la Mañana, el mandamiento de amor del Dios de la Creación, temía que él no le regalara nada.

—Ehhh… entonces esta estrella de la mañana debe entregarle algo que sea del agrado de la Gran Diosa Diana…

Lucifer sonrió cuando dijo eso, luego creo un portal a su derecha donde metió su mano y con un movimiento elegante saco un cuchillo envainado de alrededor de 20 cm de largo. La funda del cuchillo estaba elegantemente curvada y lisa, tenía algunos adornos de color plateado, el mango tenía una sensación etérea y firme, junto con la funda que parecía engañosa, era como si ocultara la verdadera naturaleza de un cuchillo sólido y poderoso.

Lucifer lo lanzo sin cuidado hacia Artemisa y lo que la alarmo fuertemente, después de todo ella estaba a unos metros y se dio cuenta de lo hermoso que era el cuchillo, cuando la sostuvo torpemente realmente amo el arma. Lanzo una mirada hacia Lucifer que tenía una mirada orgullosa, parpadeo varias veces, Lucifer noto su expresión y le dijo que la desenvainara *Kachin* el cuchillo hizo un sonido nítido al momento de sacarlo sintió el infinito filo del mismo, sintió que con solo abanicar la brisa era capaz de cortar todo lo que apareciera a su paso.

—Es un cuchillo multi uso, puedes usarlo como un cuchillo de caza, una hoja oculta en tu muñeca, cuchillo arrojadizo… ¿No es bueno?

—Realmente es muy bonito…

Los brillantes ojos de Artemisa se fijaron en el cuchillo que tenía en sus manos.

—Supongo que gane algo a través de una perdida…

En este momento ella realmente estaba encantada y pensaba que había sido bueno que ese desvergonzado le hubiera robado, ella retrocedió un poco y comenzó a balancearlo una y otra vez.

—El filo, el peso y longitud ciertamente son perfectos; realmente se adaptan a mis manos

—Fue pensado para que una Diosa lo usara… ¿Cómo me atrevería a darle una cosa horrorosa a una belleza como tú? ¿Crees que soy tan malo como para dañar tú perfección?

El rostro de Artemisa se puso rojo de vergüenza y tímidamente bajo la cabeza al ver como Lucifer le sonreía débilmente.

—¿Dime, te gusto?

—Sí, pero me estás dando algo realmente bueno. No tengo nada para darte a cambio…

—Te debía un arma, no hay necesidad

—Bueno…

Lucifer casi se reía en voz alta al ver la actitud de Artemisa. Ella se mordió los labios mientras observaba la débil sonrisa de la persona que tenía enfrente. Realmente pensaba que le debía dar algo a cambio pero no tenía nada con ella del mismo valor.

Un pensamiento rápido apareció en su mente, ella se quitó un fino hilo que sostenía un pequeño colgante de oro y plata de su cuello; pasándoselo lentamente a Lucifer ella dijo.

—Yo… yo te doy esto a cambio… ni siquiera pienses en regresarlo, es para ti Orión

—¿Orión? Te confundes Diana… mi nombre es Lucifer… pero lo aceptare con gusto

—Tsk… está bien ¡Lucifer! Pero entonces llámame Artemisa

—Artemisa ¿eh? Es un bonito nombre

Una pequeña sonrisa se hizo presente en los labios de Lucifer, ella es tan inocente al igual de poderosa; esa es una mala combinación. Cualquier persona podría engañarla fácilmente, su mente es muy sencilla, entre cerrando sus ojos comenzó a idear alguna forma de ayudarla.

Artemisa observo la reacción de Lucifer y como este la observaba como considerando algo, mordiéndose el labio de manera impaciente, Lucifer que recibió el collar está feliz y con una sonrisa descarada se acercó a ella pidiéndole que le colocara en su cuello, su rostro se volvió rojo en el momento en el que acepto, para Lucifer este fue un regalo de amistad, poco sabia la estrella de la mañana que este regalo tenía un significado especial y profundo hacia su persona. Aunque nunca lo diría para él este collar no era del mismo valor que la hoja que el creo pero sin embargo se sintió feliz al ver que se había acercado aún más a esta Diosa.

Dada la construcción de la hoja, no se enfrentaría a ningún problema, podría cortar la mayoría de los metales, elementos mágicos o divinos, y cuando se usara el diseño curvo se deslizaría fácilmente en cualquier punto que ella quisiera, aparte de poseer imbuidas poderes demoniacos que sería fatales para cualquier ángel así como un factor de curación; por eso y más él consideraba que no era un pago justo.

Sus delicados dedos rozaron varias veces el cabello de Lucifer, esto la hizo aún más tímida.

—Este collar… tu… tu… tienes que cuidarlo, significa mucho para mi… ¿entiendes?

—Lo protegeré con mi vida…

Cuando esas palabras salieron de su boca acompañada de su hermosa sonrisa, Artemisa no dejo de tartamudear por un buen rato incapaz de hablar correctamente.

—¿Ahora dime algo Diosa de la caza, realmente sabes usar cuchillos?

Como si le hubieran dado un salvavidas dejo de tartamudear en el momento en el que fue retada, sus ganas de competir se encendió rigorosamente. Al ver que esa sonrisa amable se volvía una arrogante llena de desdén hacia su persona, inmediatamente sintió las ganas de patearle el trasero.

—Por supuesto Lucifer ¿con quién crees que estás hablando?

Aunque ruborizada al momento en el que cuestionaron sus habilidades se emocionó cuando dijo.

—Lo demostrare para ti

Se sentía inmensamente feliz y tímida al darse cuenta que había intercambiado regalos con él, pero aun así decidió a demostrar quién era ella, extendió su mano y con suaves movimientos comenzó a danzar mientras cortaba el aire en todas las direcciones posibles, blandió su hoja oculta con gracia y ciertamente demostró sus habilidades como Diosa de la cacería.

Aunque él era un guerrero y había sido entrenado fuertemente por la Diosa Dragón, los movimientos hábiles y precisos de Artemisa eran impresionantes e incluso superiores al talento propio de Lucifer, el diseño de la hoja se acoplaba perfectamente en la mano de ella.

Observándola practicar suspiro secretamente, se había dado cuenta que aún era muy débil, se había dado cuenta de la importancia del poder y la técnica, prestaba poca importancia a su propio poder; obviamente mientras el propio poder divino de cualquier ser fuera más alto que su contraparte en un enfrentamiento, serían capaces de dominar en su totalidad al enemigo solamente usando su fuerza bruta.

Sin embargo al observarla aprendió que aun así él seria vulnerable de alguna manera ante cualquier técnica o equipo que su oponente cargara, para muchos seres divinos era imaginable ver como un Dios seria derrotado por un humano pero…

Aunque siempre ha existido el mito o la noción de un humano enfrentándose a un Dios, era bien conocido que a sus ojos era como ver a una hormiga pelear con una bota.

Sin embargo sin importar el mundo o mitología, cuando dos seres se enfrentan en un combate, el ganador se decidirá inevitablemente sin importar que sea un Dios o humano y con esto uno se dará cuenta de la superioridad de las técnicas o habilidades en general.

Y las técnicas son realmente importantes para seres como lo son Artemisa ya que ella trataba de sobresalir sobre la fuerza bruta usando sus múltiples conocimientos sobre el arte de la caza para combatir a otros seres.

—Esa es una hermosa técnica, pero apenas llevas quince minutos y puedo ver que ya estas agotada

Artemisa ya se había detenido y cuando se acercó a Lucifer el comento con una sonrisa mientras la alagaba.

—¿Crees que soy hermosa?

Artemisa olvido la segunda parte de lo que dijo Lucifer, poniéndose derecha lo observo con un brillo inusual en sus ojos.

—Sí... cohum… pero eso no será suficiente, el problema no reside en el arma sino en tu técnica, es muy desgastante, tienes que tener en cuenta que cualquier enfrentamiento se puede alargar demasiado

El comenzó a hablar mientras al inicio se dio cuenta de lo que estaba diciendo y tosió ligeramente; tomo la hoja oculta y comenzó a balancearla mostrando sus habilidades, ella entendió que a pesar de ser elegante y aparentemente inofensiva todavía esos cortes eran los suficientes como para matar a varios enemigos con pura fuerza bruta.

Pero ciertamente entendió algo. Es realmente hermoso, inconscientemente aplaudió cuando sus hermosos ojos café brillaron con un toque de deseo.

—Todas las técnicas de cuchillos o ataques cuerpo a cuerpo tiene en total doce golpe y ángulos o direcciones… ¿Quieres que entrenemos juntos?

—¡Claro!

Artemisa casi salto cuando escucho eso y con un paso apresurado se puso enfrente de Lucifer.

—Enséñame adecuadamente imbécil o te atravesaré con una flecha

Ella al acercarse demasiado sus palabras reflejaron aire caliente directamente en la cara de Lucifer, además de eso claramente pudo oler la hermosa fragancia del cuerpo de ella, cuando inhalo distraídamente la dulce y elegante fragancia de ese encantador cuerpo, su mente se tranquilizó involuntariamente.

Al ver que sus pensamientos iban se desviaban de querer enseñar, rápidamente pensó en su mente mientras daba un paso hacia atrás.

"Solo enséñale, ella ya hizo un voto de castidad; solamente podemos ser amigos, tú ya tienes a tu Diosa Dragón y a múltiples diosas"

Artemisa observo los cambios en Lucifer y entre cerro los ojos mientras se divertía en secreto por su muecas y expresiones, sin embargo lo que más le llamo la atención fue la manera en la que se sonrojo cuando hizo un ligero puchero y luego negó con la cabeza.

Un pensamiento apareció en su mente mientras intentaba no reírse: "Esta Estrella de la mañana es un conocido libertino y alguien que ejerce fuerza sobre otros de manera despiadada y míralo ahora, se aleja y regresa mientras se ruboriza por el olor de una Diosa"

Con intenciones de burlarse de él, audazmente se acercó aún más a su cuerpo con la idea de amenazarlo, gritarle, golpearle y burlarse de él. Pero mientras avanzaba no vio que en el suelo había un chichón de tierra en el suelo que la hizo tropezarse y mientras Lucifer intentaba sujetarla, los labios de ambos entraron en contacto.

Fue un ligero choque pero uno que causo un sinfín de sentimientos para ambos; los labios de ambos se conectaron y ambos se miraron fijamente en shock sin embargo tardaron unos cuantos minutos en separarse.

La hoja oculta cayo de las delicadas manos de Artemisa, su mente viajo a un sitio inexplicable. Su cuerpo se suavizo mientras sus manos abrazaban la parte trasera de la cabeza de Lucifer, mientras ambos entrelazaban sus lenguas como serpientes apareándose; los dos se intoxicaron de la dulce fragancia masculina y femenina que ambos emanaron.

Ninguno de los dos sabían que significaba este tipo de reacción de ambos, separándose de él se lamio los labios mientras una sensación de placer la invadió mientras su corazón latía rápidamente.

—¿Eh? ¡AAhhh!

Artemisa grito mientras su hermoso rostro se volvía rojo de repente, no era capaz de pronunciar ninguna palabra y al observar la cara de Lucifer y viéndolo como se lamia lentamente los labios de manera seductora incluso su cuello se volvió rojo; se cubrió el rostro con las manos, agachándose en el suelo comenzó a respirar pesadamente mientras maldecía en su mente; como una doncella pura este fue un gran impacto para ella.

Su corazón latía con fuerza y no se dio cuenta pero hablo en voz alta entrando en un estado de confusión total.

—¡Él me… él me beso! ¡Él… él… él! ¡Este desgraciado! ¡Yo… yo… él me obsequio una hoja oculta… yo le di el colgante que mi madre me entrego y luego…! ¡Me… me beso!

—¡F…fue un accidente! ¿¡Accidente escuchaste!?

Al igual que Artemisa, Lucifer estaba avergonzado y entonces tomando la oportunidad dijo de forma agraviada mientras se llevaba las manos a la cara.

—Tendrás que hacerte responsable. Yo ya tengo esposa pero mírate intentando seducirme, eres realmente una picara… ¡Doncella pura mi trasero!

—¡Tu… tu…! ¿Cómo puedes decir eso?

—¡Levántate Diana!

—¡No me levantare ni moveré de este lugar!

Su voz se iba apagando poco a poco.

—¿¡Porque me llamas Diana!?

—¡Ese es tu nombre idiota!

Rascándose con fuerza el cabello continúo gritando, eso hizo que Artemisa lo mirara como un idiota sin corazón.

—¡Artemisa! ¡Idiota!

Lucifer dejo escapar un suspiro mientras comenzaba a entender que en este momento su relación de amistad había evolucionado a algo más.

—¡Ah! Está bien pequeña estudiante, date prisa y levántate. Tu maestro ahora te enseñara algunas técnicas…

—¡No eres mi maestro! ¿Crees que estas calificado para ser el maestro de esta Diosa?

Se levantó violentamente mientras elevaba su poder al máximo haciendo que el suelo donde estaban sus pies se agrietaran creando un cráter de buen tamaño, Lucifer puso los ojos en blanco al actuar de esta manera y nunca espero que su estudiante fuera tan escandalosa.

—¡Respeta a tu maestro!

Acercándose le dio un ligero golpe en la cabeza lo que hizo que algunas lágrimas se formaran en los ojos de Artemisa, llevándose sus manos a donde el golpe había impactado comenzó a quejarse mientras observaba a Lucifer con una intención asesina.

—¡Maestro mi trasero! ¡Respeto mi trasero! ¡Habilidades mi trasero!

—Mmm… ciertamente es un buen trasero

—¡Tu!

Ya estaba perdiendo su paciencia y en este momento parecía una fiera a punto de lanzarse sobre él con sus garras intentando despedazarlo.

—¡Malvado sinvergüenza! ¡Eres el ángel de la estupidez! ¡Estúpido!

—Eso es irrisorio… ¿Cómo puedo ser esa clase de ser? Después de todo… la sinvergüenza que me robo un beso e intenta quitar me la inocencia es usted

Una vena comenzó a palpitar furiosamente en su hermosa frente y sin pensarlo dos veces se lanzó sobre él con ganas de golpearlo hasta sentirse satisfecha.

Entonces comenzó una larga persecución entre Lucifer y Artemisa, ella comenzó a patear el suelo creando múltiples cráteres, se mordió el labio en frustración al ver la gran velocidad de Lucifer, aunque quería irse y nunca encontrarse con esta persona, había logrado conocer a alguien con quien interactuar alegremente; incluso considerándolo un amigo.

Su único malestar estaba en el hecho en el que él huía como un pequeño ciervo "Llegue ante ti con intención de entablar una amistad… no tengo idea de cuándo podremos reunirnos de nuevo… pero eres realmente un idiota…"

En algún momento incluso las lágrimas se formaron en sus ojos estando a punto de derramarse.

"Imbécil… te atreves a besarme… nunca nadie había sido tan audaz… encima de eso… es un hombre casado y… uno que tiene un sin fin de amantes, estoy segura que él es un maldito desvergonzado… mujeriego"

Con cada paso que daban los arboles de los alrededores eran destruidos, aunque ella siempre era recta y llena de sabiduría en este momento toda su aura majestuosa fue remplazada por una doncella a la que le habían faltado el respeto y sus pensamientos eran complicados.

—¡Ahhh!

Lucifer grito al ver como una explosión ocurrió muy cerca de su espalda, un sudor frio y un mal presentimiento se transmitió por todo su cuerpo.

Ella lo observaba con sus hermosos ojos redondos, que de repente se habían vuelto rojos debido a la ira e impotencia que sentía, luego algunas lágrimas se derramaban de sus ojos; se sentía humillada al ver cómo era la primera vez que alguien la cortejaba, intercambiaron regalos, luego se besaron y ahora la humilla mientras escapa de ella.

Durante todo el día se pudo observar a un Lucifer huir por su vida de una Artemisa completamente furiosa.

Por primera vez en mucho tiempo el que era conocido como el playboy número uno y tenía un sinfín de conocimiento como también experiencia extensa para cortejar e impresionar los corazones de doncellas, heroínas y diosas en este momento él había obtenido una gran pérdida.

—¿¡Porque huyes no querías a esta Diosa!?

—¡Tus ojos dan miedo!

—¡Cobarde!

Artemisa acababa de terminar de bañarse después de una gran persecución, habían recorrido una inmensa cantidad de territorios, salió de su baño mientras usaba una toalla para ocultar su hermoso cuerpo, en este momento estaba en una mansión en su territorio, acercándose uso y vistió su túnica blanca pura que combinaba con su piel del mismo tono lechoso, mirándose al espejo y arreglando su cabello castaño en una trenza de princesa mientras dejaba que los otros mechones fluyeran libremente hacia su cintura, pensando que estaba perfecto hoy también.

Una ligera sonrisa se formó en su rostro.

Todo esto le llevó apenas entre cinco a diez minutos. Se puso de pie, moviéndose hacia la ventana que rara vez había visto antes, y la abrió, disfrutando de la vista que le había gustado durante estos pocos días, el viento refresco cuerpo. Anteriormente, ella vivía en una cueva o en los bosques cazando todo tipo de animales y ahora vivía cómodamente en este tipo de vivienda preparada solo para ella, aunque no lo quería admitir el regalo de Lucifer ciertamente le había encantado; solo por esta pequeña ofrenda lo había perdonado; después de todo era una diosa misericordiosa.

Era como vivir en un mundo nuevo.

—Me pregunto si mi fuerza aumentara… espero que sea pronto… ¿Dónde estará ese idiota desvergonzado?

Perezosamente puso su mano en su barbilla mientras se recostaba en la ventana, sintiéndose aburrida, a la vez que comenzó a murmurar algunas cosas.

Ya había observado su rostro durante varios días y de repente, no poder observarlo simplemente la hizo sentir como si tuviera un agujero en el corazón. Sintiéndose sola, tenía ganas de verlo incluso en este momento e inclusive se sintió algo feliz en su corazón cuando recordó el beso que él le planto. Sin embargo prefirió hacer sus cosas con la intención de no molestarlo.

Tuvo que soportarlo, pero no podía evitar sentirse melancólica.

—¿Hermosa Diosa Artemisa, usted invoco a este ángel?

Artemisa volvió su cabeza hacia un lado y vio a un Lucifer sentado despreocupadamente en la otra punta de la habitación. Sus ojos se agrandaron mientras quería gritar y abalanzarse sobre el con intención de cortarlo en pedacitos, viendo que instantáneamente Artemisa estaba entrando en su modo de batalla extendió su mano y cerró su boca, coloco su dedo índice de la otra mano sobre sus labios, indicándole que se callara; inmediatamente ella se puso extremadamente enojada

Ella se calmó un poco cuando su emoción comenzó a desvanecerse, pero de repente se dio cuenta de algo cuando sus músculos se tensaron. Lucifer retiró la mano al ver que ella se había calmado, pero mirándola con una sonrisa rígida en su rostro, no pudo evitar preguntar.

—¿Qué pasa?

—¿Tú… acabas de llegar, cierto?

Cuestiono mientras sus mejillas se tornaban rojas.

Lucifer parpadeó torpemente antes de darse cuenta de que había una fragancia especial que rebosaba de ella, haciéndola oler bien. Sus ojos se entrecerraron en una sonrisa lasciva al saber que ella acababa de bañarse mientras sus labios se volvían una curva burlona y su mente comenzó a volar.

—Adivina…

—¡Tú…!

Sus mejillas se volvieron aún más rojas mientras decía dócilmente como si ya hubiera aceptado algo en su corazón.

—Tú estás mintiendo…

—Adivina…

Lucifer actuó como un tonto frente a ella mientras sus cejas se estrechaban.

—Tú expresión dice que has estado aquí desde hace mucho…

Artemisa replico mientras levantaba su mano y golpeaba el estómago de Lucifer.

Sin embargo, Lucifer no se defendió; su puño aterrizo directamente en la boca del estómago y el simplemente miró conmocionado las acciones de Artemisa, ella se dio cuenta que había hecho algo mal y rápidamente comenzó a entrar en pánico.

Lucifer agarro firmemente su delgada muñeca mientras atraía su cuerpo hacia un abrazo a la vez que agarraba su cintura con la otra mano.

—¿Te atreves a golpearme?

—¡Me atrevo! Pero… lo siento no quise golpearte fuertemente…

Mientras su expresión tembló un poco, Lucifer estaba desconcertado, parpadeo por unos segundos ya que realmente no sintió dolor por el puñetazo; más bien era como si fuera un masaje por lo que en secreto se sintió feliz de que ella lo golpeara, he descubierto un nuevo fetiche, eso es lo que pensaba al observarla.

—Hice un gran avance, ahora me he convertido en una Diosa de nivel medio, no tengo mucho control sobre mi habilidad física así que no quería golpearte de esa manera

Los ojos de Lucifer se agrandaron por la sorpresa y una idea paso por su mente a lo que rápidamente la expreso mientras esperaba ver la reacción que esta pequeña Diosa pondría.

—Entonces… jejeje… ¿Qué hubieras hecho si te viera desnuda?

Preguntó con arrogancia mientras se lamia los labios provocativamente.

—Te haría tomar la responsabilidad

Ella pronuncio descaradamente mientras un ligero rubor apareció en su rostro, eso lo sorprendió por un momento para luego tomar aún más seriedad y acercarse a ella.

—Entonces Diosa Artemisa… conviértete en mía

Lucifer sonrió mientras se inclinaba y besaba sus suaves labios rosados.

Ella no lo esquivó, sino que lo agarró por las mejillas y lo besó apasionadamente, saboreando sus labios como si pudiera ver bien lo que se había perdido antes, esto despertó en ella una nueva sensación cálida en su corazón.

Inmediatamente sintió que desde que se besaron accidentalmente ella había despertado un sentimiento por él, viendo esto tomo aún más ventaja besándola de manera agresiva, les tomo algunos minutos terminar de compartir amor entre ellos antes de que sus labios se separaran.

—Toma la responsabilidad…

—Lástima que no puedo ser solamente tuyo, esto solamente será un amor pasajero, si me convierto en solo tuyo no tendré cara al ver a mis esposas… sería lo mismo que traicionarlas…

Se rió entre dientes mientras negaba con la cabeza.

—Ya veo… eres demasiado codicioso ¿realmente eres un ángel? Pero si es así entonces no tengo objeciones, seré tuya…

Los corazones de ambos se suavizaron y llenaron de calidez, Lucifer asintió felizmente con la cabeza y hablo en un tono burlón.

—Gracias a mi padre que no vi nada, así que no tengo que asumir ninguna responsabilidad

Encogiéndose de brazos intento separarse pero Artemisa le impidió escapar y entro en pánico, ella apretó los dientes con timidez mientras hablaba.

—Tú no puedes hacer eso… No te atrevas a dejarme, ya me has besado… y me has visto desnuda…

Ciertamente Lucifer entendió algo, esta Diosa era realmente una doncella pura, una sonrisa apareció en su rostro haciendo que ella se tranquilizara.

Fortaleciendo su abrazo habló.

—Entonces desde hoy serás mía… no aceptare que nadie se interponga en nuestra relación, si tengo que ofender a alguien lo hare. ¿Incluso si es tu hermano, estás de acuerdo con eso?

—Yo… preferiría que no llegáramos a eso, no quiero que ninguno de los dos se peleen

El rostro de Artemisa se puso un poco pálido al pensar en una batalla entre su hermano y su ahora amante.

—Sabes mejor que yo que eso pasara tarde o temprano. Zeus nunca aceptara nuestra unión, es por eso que te lo digo desde ahora. Te amo y es por eso que no quiero herirte, siendo inteligente ya debes haber entendido eso desde el momento en el que te enamoraste de este ángel

Ella asintió levemente.

—Lo entiendo… Elegí amarte por mi propia voluntad, es por eso que sin importar que, siempre estaré de tu lado

La sonrisa de Lucifer se desvaneció poco a poco mientras alzaba su mirada al cielo a través de la ventana.

—¿Quieres ir conmigo?

—A cualquier lado… pero si me dejas o me traicionas engañándome todo el tiempo te matare…

—Esa era mi línea…

Lucifer se quedó atónito antes de que una hermosa sonrisa apareciera nuevamente en su rostro.

El corazón de Artemisa se relajó al sentirse conmovida. Esas palabras de él fueron convincentes de alguna manera que ella asintió con la cabeza.

Se acercaron nuevamente compartiendo un beso.

Oponerse a sus amigos era simplemente su sentimentalismo, no algo que pudiera ser un obstáculo en el camino a su objetivo. Ya estaba lista para una confrontación total contra el bando de Miguel.

Un círculo mágico había sido dibujado a sus pies. Estaba diseñado de una mezcla de oro y plata, mantenidas en un estado líquido gracias a una técnica para mantener su temperatura. Este complejo y delicado círculo fue diseñado por Gabriel para pasar mensajes a largas distancias entre sus aliados, mientras leía el contenido asintió al comprender lo que estaba pasando en este momento.

—Al parecer siempre estaré sola, te quedaste profundamente en mi corazón, cada vez que recuerdo tus últimos momentos una infinita soledad se aferra a mi corazón dejándome totalmente vacía. Al menos es reconfortante saber que estas en el cielo observándome… Ahora observa a esta Diosa matar a tus enemigos

Una mirada mortalmente seria apareció en su rostro mientras hacía aparecer un arco y flechas doradas en su espalda, una hoja oculta apareció del brazalete que tenía en su muñeca; observo al horizonte de manera seria mientras la brisa hacia danzar algunos mechones de su cabello.

Atrás de ella un montón de partículas brillantes aparecieron y después de pocos segundos se unieron materializando a una joven doncella con orejas y una cola felina, su cabello dorado bailo al ritmo del viento, vestía un atuendo de cuero ligero envuelta con una capa del color de la hierba, se arrodillo sobre una de sus piernas e inclino su cabeza hacia el suelo en señal de respeto.

—Madre, hemos recibido información de las hermanas amazonas

—Bien, imagino que deben ir tras la Piedra filosofal en el templo central. Tenemos que apresurarnos Atalanta. Tomemos la ruta lenta tengo que hacer una entrega

—Bien

La luz que daba comienzo a un nuevo día comenzaba a verse desde el horizonte, las ráfagas de aire se hicieron aún más tranquilas, la sensación suave y cálida les dio a ambas un breve descanso de las preocupaciones y las vagas inquietudes dentro de sus corazones.

Ninguna de las dos dijo algo mientras empezaban a descender de la montaña. La constelación que estaba presente comenzó a fundirse en el cielo mientras el azul del día comenzaba a mostrarse, una ola de sentimientos embistieron el corazón de Artemisa mientras las sensaciones desconocidas causo un cierto pánico y dolor agudo en su pecho, a pesar de haber estado fuera de contacto con las emociones humanas durante tanto tiempo, hasta el punto en que sentía inquietud por tal visión distorsionada. Pero solo al ver a la joven que tenía un arco y flechas en su espalda toda ola de sentimientos agrios se extinguió y una delicada sonrisa apareció en su rostro.

—Se acaba de firmar un tratado entre los diversos reinos. Por orden de los altos mandos y en este caso nuestro señor Zeus, por asesinato, robo y alteración del orden público. Se te sentencia a muerte en la horca… o tortura…

Mientras habían descendido cerca de un gigantesco árbol el cual en una de sus extensas ramas había una soga lista para acomodar perfectamente el cuello de una persona se encontraba un grupo de mercenarios leyendo un pequeño pergamino a una ninfa que solo por su vestimenta uno entendía que estaba andrajosa y sucia, llena parcialmente de lodo, sus pies estaban rojos a causa del frio, parte de su pecho estaba descubierto al haber sido arrancado parte de la tela que la cubría. Los hombres la arrastraron por la tierra mientras tiraban de su cabello castaño.

Se intentó rebelar cortando más de la mitad de su largo cabello, comenzó a reincorporarse mientras comenzaba a alejarse lo más rápido que podía, sin embargo a su derecha la sombra de un hombre se acercó rápidamente a ella tacleándola fuertemente, estando derribada y sometida los demás hombres se acercaron para brindarle una paliza, intento lo posible para salir del agarre pero la diferencia de fuerza y números hicieron que sus esperanzas se extinguieran, mientras era levantada y tirada al suelo con violencia uno de los hombres la tomo por el cuello como si simplemente llevara un pollo, por el rabillo del ojo noto dos figuras que lentamente se acercaban al lugar.

—¡Ayuda!

En su desesperación araño la cara del hombre dejándola caer, intento gatear un poco pero fue recibida por una fuerte patada en su costado derecho que la hizo vomitar.

—¡Perra!

El hombre estaba claramente enojado, lágrimas y mocos empezaron a salir descontroladamente, el dolor se agudizo haciendo que ella se retorciera de angustia, atrapada en una violenta lucha por respirar. El dolor era casi insoportable ya que los pulmones, todo el cuerpo, todas y cada una de las células, clamaban por oxígeno. Incapaz de mantener la calma suficiente para un pensamiento racional, todo lo que pudo hacer fue dar vueltas.

Parándola y manteniéndola firme comenzaron a enrollar la soga perfectamente para que no hubiera posibilidades de escape.

—Madre… no creo que sea bueno involucrarse

—…

No respondió mientras observaba todo el lugar seriamente sin revelar alguna señal de molestia o intento de involucrarse.

—Mi señora es bueno que este bien, veo que su caza fue bien ¿verdad?

Dos hombres de mal aspecto se acercaron a ella con sonrisas en su rostro, uno de ellos le lanzo a Artemisa una bolsa llena de monedas de oro mientras el otro intentaba adularla mientras examinaba todo el cuerpo perfecto de la Diosa, en ese momento un enorme descontento e ira apareció en su corazón entonces tiro la cabeza cercenada de varios Basiliscos al suelo haciendo que el lodo manchara las ropas de los hombres.

—Comparada con la tuya no fue nada difícil

Dijo sarcásticamente mientras observaba a los otros hombres golpear el vientre de la nifa haciéndola chillar de dolor.

Comenzó a alejarse con pasos lentos mientras Atalanta solamente podía observarla sin decir nada. El hombre que anteriormente arrojo la bolsa llena de oro escupió una flema verde al suelo mientras miraba con un disgusto extremo a la Diosa.

Los sentidos abrumadores e insensibles devastados por la agonía no dejaron otra opción que agitar su cuerpo con dolor. Al ser estrangulada por estas cosas, es fácil perder la conciencia, solo una soga, un objeto que marcaría su fin. Completamente libre de las emociones de un humano que no había llorado en años, su cuerpo sollozó instintivamente.

La conciencia se comenzó a desvanecer lentamente y su concepto de vida se confundió. Al cerrar y abrir los ojos vio el cielo ceniciento, mientras las nubes se movían a su propio ritmo. El mundo estaba borroso... ¿O tal vez eso se debió a una visión borrosa? Todo parecía distorsionado, como si se viera a través de lentes con la prescripción incorrecta.

La mente de Artemisa no estaba agitada, sabía lo que debía hacer, desde su perdida ya no habían cosas que marcaran lo que estaba bien o mal, se dio cuenta de la arbitrariedad del mundo, las definiciones son borrosas y solo se le permiten al vencedor plasmar su concepto de lo correcto de lo incorrecto.

—¡Rápido, esta maldita me mordió!

*Slap*

Una fuerte bofetada le rompió el labio a la ninfa que intentaba liberarse, los cinco dedos quedaron plasmados en su mejilla mientras la sangre comenzaba a gotear lentamente.

—¡Hay que romperle los brazos y las rodillas! ¡Aplástaselas con un martillo!

Artemisa que estaba a unos diez metros se detuvo repentinamente y sutilmente toco con la punta de su dedo la punta de su flecha, negó lentamente la cabeza y le dio su arco y flecha a Atalanta, se dio vuelta acercándose al grupo de hombres.

El líder la miro nerviosamente a una Artemisa que se paró imponentemente a un metro de él, un sudor frio sacudió todo su cuerpo, retomo sus pasos acercándose a la ninfa que estaba totalmente golpeada, en un acto de valentía el líder se le encaro negándole el paso, a lo que simplemente lo empujo haciendo que cayera sobre su trasero.

Con un movimiento rápido derribo al hombre que tenía el martillo, arrebatándole el arma ella lo uso para aplastarle la cabeza con un golpe contundente en la cien, cayó al suelo mientras la sangre comenzaba a derramarse.

Ella extendió su mano en dirección a donde estaban dos hombres que sostenían a la ninfa por los lados mientras le agarraban fuertemente los brazos, una poderosa corriente de aire apareció atrás de ella haciendo que su cabello se alzara, usando la palma de su mano cargo una poderosa onda de aire que derribo a ambos oponentes.

—Cierra los ojos

Artemisa le dijo a la ninfa mientras se acercaba lentamente a los dos hombres que estaban tratando de reincorporarse.

—¡Acábenla!

Grito fuertemente el líder, al ver a uno de sus seguidores muertos toda intención de respeto hacia la Diosa se extinguió, Artemisa se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia donde estaba él, los dos hombres se apresuraron intentando ayudar a su líder a huir. Se acercaron rodeándolo por los lados, ambos desenvainaron sus espadas mientras las apuntaban al cuello de Artemisa.

Uno de ellos se apresuró y con un movimiento rápido intento cortarle el cuello a Artemisa a lo que ella simplemente bajo su cuerpo haciendo que ese hombre abanicara la brisa, lo sujeto por peto de hierro y rotando sobre su eje lo tiro sobre el líder que intentaba huir.

Sintiendo que algo se acercaba atrás de ella dio un pequeño salto hacia adelante giro un poco su cabeza y vio a otro hombre el cual intento hacer una llave a su cabeza, resoplo con insatisfacción un hombre quería abrazarla por la espalda intentando someterla, su mente se llenó de odio a lo que rápidamente se acercó y pateo la pantorrilla del hombre haciendo que abriera compas, barrio la otra pierna haciendo que se arrodillara en una posición incómoda y con tres dedos en formas de garras le desgarro el cuello en un simple ataque.

El hombre que había sido lanzado se acercó hacia ella mientras levantaba su espada torpemente, Artemisa se hizo a un lado evadiendo el ataque eminente y sacando la hoja oculta que su amado Lucifer le regalo hizo un corte rápido y certero donde estaba la unión del brazo con el hombro separándoselo del cuerpo.

Girando un poco y con un movimiento elegante le robo la espada, agachando su cuerpo le cortó las dos piernas de forma brutal, los huesos, las articulaciones y la sangre se hicieron presentes mientras la piel del hombre parecían tela desgarrada fuertemente.

Mientras chillaba de dolor Artemisa le arrojo la espada directamente a la frente clavándola en el suelo, ahora solo quedaba el líder el cual estaba temblando de miedo.

—¿¡Qué… qué… qué crees que estás haciendo!?

Pregunto el líder mientras intentaba reincorporarse.

—Simplemente estoy cazando

Respondió elegantemente Artemisa mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro.

*Bang*

—Sigamos… ya perdimos mucho tiempo…

Dijo Artemisa a una aburrida Atalanta, ella simplemente la miro mientras su cola y orejas felinas se sacudían, ambas empezaron nuevamente su viaje, al alejarse unos veinte metros Atalanta miro hacia atrás y observo el cuerpo lleno de moretones y sangre del líder colgando por el cuello mientras la ninfa lo miraba con extrema frialdad.

Ambas abandonaron el lugar para dirigirse hacia los aposentos de Atenea.