Mirdor mundo donde habitan seres de todo tipo con magias increíbles, compuesto por tres grandes continentes:
Korgul habitado por semihumanos donde el canibalismo sale a relucir en su mejor apogeo.
Silevran: continentes llenos de vida mágica pero de un acceso casi imposible las costas cubiertas de unos arrecifes y una marea baja que les hace muy difícil y riesgoso acceder a él.
Pero nuestra historia comienza en Amalith continente azotado por la guerra entre varios reinos humanos y con una barrera entre sus vecinos los elfos.
Reino Fellmir, catillo del rey.
-su alteza ya todo está listo para salir, el carruaje le está esperando-
Mientras caminaban por un pasillo enorme dos mujeres, una con un vestido sencillo de ojos azules pelo castaño y hermosa figura le dirigía la palabra a la otra mujer con un pelo largo y rubio que le llegaba a la cintura con unos ojos verdes hermosos, una diadema en su cabellera mostraba su rango de realeza y un vestido enorme que le cubría hasta los pies.
-tranquila todavía estamos a tiempo de llegar al banquete; aunque en verdad no tengo las más mínima gana de presentarme antes dichos cerdos- con un gesto despectivo hacía mención.
-mi reina no puede decir eso y si alguien la escucha hablar así, recuerde que es usted la figura más noble de las mujeres de este reino y también que este banquete es para traer la paz a nuestro reino- dijo la mujer con vestimenta sencilla que acompañaba a la reina .
Con una mirada fija la reina se le queda mirando.
-llevas solo dos años siendo mi doncella y me hablas así a mí, no sé si cortarte la lengua o premiarte por tu coraje, aunque admito que tienes razón no les hagamos esperar entonces- le responde la reina con una ligera sonrisa en el rostro.
Pasaron unos minutos y llegaron al jardín donde al frente de la escalera que daba a la puerta principal del castillo un carruaje con unos veinte soldados a pie y diez a caballo le esperaban.
Mientras bajaban las escaleras la reina y su doncella se le aproximaba un hombre de unos 40 años con una armadura plateada con una insignia en forma de estrella señal que ostentaba el rango de capitán.
-mi reina- mientras se arrodillaba frente a la reina el hombre -el carruaje está listo cuando ordene salimos-
Mientras la reina observaba la escolta que le llevaría mayormente los soldados a pie estaban todos con la misma armadura de cuero curtido con el emblema del reino en la espalda y todos poseían una lanza, una espada y un escudo.
-está bien salimos inmediatamente- dice la reina.
-como usted ordene- -TODOS ATENCION- el capitán les gritaba a las tropas en espera.
Mientras estos lo miraban fijamente en espera de órdenes.
-salimos inmediatamente todos a sus puestos- la voz del capitán resonaba.
Todos los soldados empezaron a ocupar sus puestos diez soldados a pie frente al carruaje en formación de parejas y diez soldados a pie detrás con la misma formación mientras que los diez jinetes se posicionaron a los costados del carruaje.
La reina ingresa al carruaje junta a la doncella y empieza el viaje.
Horas más tarde
-falta mucho capitán- le pregunta la doncella.
Mientras se asomaba por la ventanilla del carruaje.
-no tranquila solo falta pasar este bosque y estaremos en el castillo del conde –
Mientras se le acercaba un soldado que estaba en la línea del frente.
-permiso capitán tengo un aviso- dice el soldado con cara de alarmado
-quién te ha ordenado que dejes el frente vuelve a tu posición- responde el capitán con mal carácter.
-déjale que hable capitán no creo que este noble soldado allá venido hasta aquí por gusto- interrumpe la doncella.
Mientras se queda mirando al soldado el cual le devuelve la mirada asombrado por la belleza de la misma.
El soldado era un joven de unos 20 años con el pelo negro y corto con una barba no muy predominante pero que le daba un toque masculino.
-capitán yo era cazador antes de unirme al ejército y se reconocer huellas de caballos donde quiera- dice el soldado.
-perfecto ahora encontraste unas huellas de caballos en el camino donde se supone que pasan caballos todos los días- Con una mirada despectiva y un tono burlón el capitán hacía referencia a lo comentado por el soldado.
-señor no me ha dejado terminar el problema es que las huellas se desvían hacia el bosque y por la cantidad diría que eran aproximadamente unos treinta jinetes- responde el soldado que a pesar de los insultos del capitán procede sin vacilación.
-dices que se desviaron hacia el bosque ¡estás seguro! – El capitán sonaba alterado y con apresurada dijo.
-TODOS EN GUARDIA- la voz del capitán resonaba con fuerza por todo el bosque.
Mientras decía esto de repente se abalanzaron sobre ellos una gran cantidad de bandidos al parecer todos a caballo y efectivamente era aproximadamente treinta.
En cuestión de segundos se desato una lucha entre los guardias y los bandidos; se podía ver sangre y cuerpos por doquier poco a poco se podía ver como los bandidos ganaban contra los soldados, el capitán junto al soldado que había avistados las huellas y el cochero decidieron acelerar el carruaje para llegar lo más pronto posible al castillo y así el carruaje fue a toda velocidad hacia el castillo los jinetes reales se enfrentaban a los bandidos; en un descuido un bandido llego al lado del carruaje y procedió a lanzarse arriba del carruaje pero fue abatido por el soldado seguidamente soldado le quito su carcaj de flechas y el arco y comenzó a abatir a los bandidos con una precisión y destreza impresionantes en cuestión de minutos ya se podía divisar las murallas del castillo del conde ya no les seguían ninguno de los bandidos ni ninguno de los soldados, solo lograron llegar el soldado, el capitán y el chofer; al llegar al portón del castillo.
-quién viene- Sale una voz desde la cima de la muralla.
-no identificas que es el carruaje de la reina abre inmediatamente hemos sido emboscados por bandidos- le grita el capitán.
Al divisar un poco mejor se dieron cuenta que era el carruaje de la reina y le abren el portón seguido del castillo salen unos treinta hombres con grandes armaduras y se colocan detrás del carruaje en dirección al camino del bosque.
Entra el carruaje al castillo y entran los guardias detrás y cierran el portón.
-la reina ha llegado- avisaba el capitán.
Mientras abría la puerta del carruaje y de el salía la reina con su hermoso vestido y justo detrás su doncella.
-Keira a ti te tengo otra tarea lleva al joven soldado a ver el medico del palacio, creo que esa pierna no se va a curar sola- le dice la reina a su doncella.
Al soldado una flecha le había atravesado la pierna y estaba perdiendo mucha sangre.
-si mi reina como usted ordene- responde enérgicamente Keira.
Mientras se alejaba la reina junto con el capitán y la doncella Keira se acercaba al soldado.
-¿te encuentras bien? – pregunta Keira con cara de preocupada.
-bueno si estar con una flecha enterrada en el pie te parece bien pues si estoy bastante bien- con cara indiferente responde el soldado.
-lo siento no quise ser insensi...- se podía divisar la pena y vergüenza de Keira.
Mientras el soldado la interrumpía.
-tranquila fue una broma de mal gusto, puedes llevarme con ese medico por favor- intento sonreír el soldado pero le salió una mueca a causa del dolor.
-si claro-responde Keira.
Mientras Keira se acercaba al soldado y le colocaba su mano izquierda por encima de su hombro y caminaban hacia una puerta del fondo bastante pequeña al compararla con la puerta al salón principal del castillo.
-por cierto soy Alek un placer Keira ¿no?-
-si esa soy yo el placer es todo mío, por cierto tengo que agradecerte nos ayudaste mucho allá afuera-con una hermosa sonrisa le comenta Keira.
-si lo sé, dudó que hubiesen sobrevivido si no hubiese hecho nada-
-perdón- la cara de sorpresa que tenía Keira era obvia.
-que pasa dije algo raro- responde Alek.
Mientras ella lo miraba con cara de decepcionada.
-ahora espero que al menos me recompensen adecuadamente-
-no puedo creer lo que acabaste de decir- el rostro de Keira ya no podía ocultar el desprecio que sentía al escuchar tales palabras.
-qué cosa solo decía la verdad- Alek seguía hablando como si nada.
-ves esa puerta toca tres veces y te abrirá el médico, adiós-
-pero no me vas a acompañar-
Mientras Keira se alejaba con cara de disgusto.
(Habré dicho algo raro) pensó el joven Alek.
Más tarde en los aposentos de la reina.
-ahiiii de verdad que no lo soporto esa actitud me saca de quicio si usted lo hubiese escuchado mi reina "si lo sé sin mi ayuda"- Keira imitaba la voz de Alek- es que me molesta cada vez que lo recuerdo-
Relataba Keira mientras caminaba por todos los aposentos de la reina.
-Keira sabes que dentro de estas cuatro paredes somos iguales y odio cuando me llamas reina aquí adentro llámame Leticia quieres- la reina le reprochaba a Keira con cara de molesta.
-si mi rei... Que diga Leticia y cambiando de tema como le fue en la reunión-
-bastante agotadora pero no quiero hablar de eso; así que el soldado dijo todo eso interesante pero tiene razón en algo sin su intervención dudo mucho que hubiésemos sobrevivido y por lo visto te gusta mucho este joven nunca te había visto hablar tanto de un hombre- comentaba la reina mientras le salía una pequeña sonrisa.
-no digas eso Leticia- Keira responde mientras se sonroja.
-se te puso la cara rojo, relájate y disfruta que solo tienes veinte años por dios y el amor es uno solo, en cuanto a la premiación del joven lo voy a promover como mi guardia personal así podrás verlo más a menudo- y le vuelve a salir la sonrisa a la reina lo que esta vez más pronunciada.
-pero quien dijo que yo- con cara de molesta le responde Keira.
-ya lo he decidido y no hay vuelta atrás quiero que lo ayudes a leer y a escribir esta claro-
-si mi reina- con cara un poco desolada.
(Esta reunión había decidido el destino de dos reinos, había paz aunque todos sabían que esa ínfima paz podía derrumbarse en cualquier momento) (En cuanto a Keira y Alek no se dice que el roce hace al amor y así ocurrió después de meses de pelea por las diferencias de personalidad al final terminaron enamorándose y teniendo una relación con el consentimiento de la reina claro y así pasaron los años, cuatro años después del inicio de la relación Keira quedo embarazada y ambos decidieron que ya era hora de hacer su vida por su cuenta sin depender de la gran amiga que habían creado, la reina y así hablaron los tres y tuvieron un boda sencilla con los amigos más cercanos solo con el sacerdote, la reina y el capitán luego con unas buenas monedas de oro decidieron comenzar una nueva vida en Gull la aldea más lejana de la ciudad capital allí se establecieron y ahora es que comienza la verdadera historia).