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Chapter 15 - Capítulo 14: ~Misterio en la iglesia (última parte)~

Los pasos que daba no eran ni siquiera detenidos por el desastre creado por el portador del elemento de fuego, porqué el sentimiento de preocupación hacia el joven era más grande para detenerse a analizar su entorno y la única opción que tenía en esos momentos era escuchar sus propios instintos protectores gracias a que su creador desde el inicio de su vida como elemento se le ocurrió darles tres ordenes a los 4 elementos y estas consistían en:

1.- Crear y mantener el balance en el planeta hogar de sus hermanos menores (los humanos)

2.- Proteger a los humanos y a sus compañeros elementales sin importar que.

Y la tercera y no menos importante...

mejor dicho la más importante de las tres es:

3.- Luchar contra cualquier mal que amenace a la humanidad y al planeta, y aún más si el enemigo viene del lado espiritual oscuro.

De estas tres que realmente desconocían los 4, pero aún así actuaban conforme se los dictaba su corazón.

Dejando de lado las reglas impuestas. La joven Amanda comenzó a escuchar gritos y el ruido de objetos cayendo al suelo a lo que rápidamente reaccionó y de un salto llegó a la entrada de la habitación, encontrándose a Plaga sobre Ethan, quien yacía en el suelo boca abajo con la mujer sobre el. Mientras que sentando en un sofá muy elegante, se encontraba Pobreza disfrutando de una taza de té como un espectador observando como si de se tratase de una obra entretenida de teatro.

— Vamos Plaga, deja de jugar con el niño.— dejó de lado la taza para después levantarse de su asiento, pero sin intención alguna de intervenir con lo que la mujer estaba haciendo.— ya me aburrí.

— ¿Y se supone que somos tus bufones?.—lanzó la pregunta para llamar la atención de ambos jinetes, quienes con rapidamente miraron a la joven.— si piensan eso... aquí solo veo dos payasos que ni la humanidad los quiere cerca por ser la desgracia que nació de todos los sentimientos negativos.

— ¡Amy, vete!

— Nooo, no.— sonrío.— quédate hermosa, que pronto será tu turno para que te diviertas.

— No quiero pasar tiempo con alguien tan mediocre como tú.— habló mientras apuntó a Pobreza con la espada.

— ¿Mediocre?, auch querida. Eso sí dolió.— desvió la mirada.— Pero yo soy, y siempre seré mejor que ustedes juntos.— sonrió.

De un movimiento rápido, el pelirrojo solo se posó detrás de Amanda para tratar de tomarla, pero la joven se agachó y sin dudar tomó la espada con ambas manos y la empujó hacia arriba.

— ¡Agh!.— se quejó el mayor.— maldita.

Amanda al escucharlo, dirigió su mirada hacia el hombre, para percatarse de que su arma había atravesado a Pobreza y eso no era todo ya que por aquella arma comenzó a recorrer el color carmesí, manchando su hermoso vestido blanco.

— Estúpido Pobreza.— dijo Plaga mientras le daba una bofetada al rubio.— dejaste que la tonta, inexperta y débil elemental te dañara.

— ¡Cállate desgraciada, porqué serás la siguiente si no dejas a mi compañero en paz!.— amenazó la joven que sin dudar, sacó la espada del pecho de Pobreza y luego lo empujó para hacerlo caer al suelo.— así que... deja a Ethan y lárgate si no quieres terminar como tú compañero.

La mayor solo se levantó para luego comenzar a caminar hacia la joven, y con una clara expresión de disgusto le proporcionó un gancho bajo en el abdomen a la chica, causándole un gran dolor y sofoco por el impacto.

El eco metálico provocado por la espada al caer al suelo y el gemido de dolor por parte de la joven Amanda causaron que Ethan se levantara con rapidez del suelo y sin pensar bien en lo que haría después, solo tomó un jarrón que había en la habitación y lo estrelló en la cabeza de Plaga para dejarla inconsciente en el suelo.

— Amy, te dije que te fueras.— sus palabras denotaban preocupación y su mirada se veía como si estuviese viendo a la nada, aquellos orbes que antes rebosaban de brillo ahora se encontraban opacos y sin vida.— esta vez quiera ser quien te ayudara.

— Ethy, somos un equipo.— con molestia solo lo tomó de la mano para salir de la habitación y comenzar a correr y buscar la salida de ese gran lugar.— recuerda que... Fuego no es nada sin el aire, y el aire no es nada sin el fuego ya que lo necesita para ser fuerte.

Aquellas palabras cayeron como balde de agua fría sobre Ethan, que de pronto volvió en sí, y con una sonrisa y un leve rubor en sus mejillas asintió ante la frase.

No sabía porqué, pero no quería que Amanda se fuese de su lado por el simple hecho de que le provocaba a su corazón sentir cierta calidez que le daba paz e igualmente pasaba con la joven de cabellos color marrón, era un sentimiento mutuo que no expresaban con palabras.

Corriendo por los pasillos de la iglesia, se encontraron con unos escalones que debían descender. ¿Cómo sabían que debían bajar por ese lugar?, pues porque había una luz al final y no tenía una puerta que limitaba su camino.

Tomados de las manos sólo se miraron mutuamente y bajaron rápidamente las escaleras para luego cruzar el marco de donde debía ir una puerta para encontrarse con un hermoso jardín de flores de distintos tipos y colores que emanaban un dulce aroma que invadió sus pulmones.

— Esto es muy reconfortante, pareciera una aromaterapia.— mencionó el rubio que a su vez solo cerraba sus ojos.

Sin nada que decir, solo asintió en silencio para afirmar lo que había dicho su compañero. Con las manos aún tomadas siguieron caminando por el hermoso jardín hasta que se encontraron con un lago donde en medio había un tipo de isla pequeña, y lo más raro de ahí era que se encontraba un cuerpo que parecía estar inconsciente sobre ese pedazo de tierra, encadenado y con una bolsa de tela que cubría su rostro.

Horrorizados por la escena que estaba presenciando comenzaron a correr hacia su lado izquierdo, donde esta vez encontraron otro cuerpo con las mismas características que el que se encontraba sobre la pequeña isla, pero lo que cambiaba era que estaba encadenado a un árbol muerto.

— ¿Están... mu... muertos?.— preguntó Amanda mientras abrazaba a Ethan.

— No lo sé .— respondió el chico.— ¿pero quieres averiguarlo?

— S-si.

— Esta bien, primero veamos cómo se encuentra este.— propuso mientras comenzó a mirar a su alrededor para asegurarse de que los jinetes no los estaban siguiendo.— tu le quitas lo que le cubre el rostro mientras que yo trato de liberarlo.

— Si, pero... ¿cómo le quitarás las cadenas?

— Agh, no lo había pensado.— suspiró.— bueno, eso no veremos después de asegurarnos de que este vivo.

— Bueno, pero no los ayudaremos si los jinetes llegan, los tenemos que dejar.— frunció el ceño.— porqué no podemos hacerles frente sin nuestro elemento activo.

Sin nada más que decir, solo se acercaron al cuerpo para quitarle la bolsa de tela, llevándose la gran sorpresa de que se trataba de una chica que parecía tener su misma edad.

— ¿hey?.— trató de llamarla el rubio, pero al ver que no abría los ojos tomó una rama que había en el suelo para comenzar a picar la mejilla de la chica del árbol.— ¿estás viva?

— Ethan, no seas grosero.— le dio un codazo la de cabellos marrones.

— No soy grosero, solo estoy tratando de asegurarme que no sea peligrosa.— sonrío con cierto aire de orgullo mientras aún seguía picando la mejilla de la chica.— ¿quieres que me detenga?

— Si.— se cruzó de brazos.

— Bueno, ahora solo hay que revisar al otro.— dijo Ethan mientras caminaba hacia el lago aún con la rama en mano.

— Esta vez iré yo.

— ¿Por qué irás tú?.—preguntó el joven.

— Porqué tú solo vas a usar la rama para picar su cara y eso es muy descortés.— le respondió sin verlo a los ojos.

— Lo siento, pero por favor.— la tomó de la mano y se arrodilló frente a ella para detener su caminar.— perdóname, no lo volveré a hacer. Cambiaré por ti y para cumplir con mi promesa.

— ¿Cuál promesa?.— lanzó la pregunta sin pensar en cómo reaccionaría Ethan.

— Amy, recuerda que yo te prometí hacerte feliz y de enamorarte para que este matrimonio funcione aún que solo sea un acuerdo para nuestro elemento.

— Ethan...

— Eso es lo más hermoso que eh escuchado en lo que llevo viva.

Una tercera voz les destruyó el momento, pero al analizar cada palabra y el tono, se percataron de que no podía ser Hambruna ni Plaga, así que solo se giraron para ver a la chica del árbol mirándolos con una sonrisa mientras sus cabellos color miel eran alborotados por las leves ráfagas de aire.