— Estás viva... ¡¿y acabas de hablar?!.— gritó el joven con un gran rubor que cubría sus mejillas.— ¿escuchaste todo?
— Sí.— le respondió con una gran sonrisa.— pero no te diré nada más respecto a eso, si me liberas de este lugar.
— No me molesta en absoluto que me digas algo sobre lo que dije, pero me sorprendió que estés viva y en este territorio.— comenzó a caminar hacia ella.
Por otro lado, Amanda solo se dirigió al lado contrario para ir con el otro cuerpo. Al llegar al lago se adentró en el aún que el vestido la estaba comenzando a arrastrar a las profundidades porque la tela estaba absorbiendo el agua y al ser varias capas, nadar y mantenerse a flote al mismo tiempo se volvía una tarea muy complicada.
— Hey, si estás vivo.— extendió su brazo al ver que se encontraba más cerca del pequeño pedazo de tierra.— por favor, mueve una mano o habla.
Con desesperación comenzó a mover sus manos para evitar ser arrastrada a las profundidades mientras esperaba alguna señal del cuerpo, pero no había respuesta de este. Sus brazos comenzaron a doler del cansancio por querer mantenerse a flote, realmente, era cansado mantener constante el ritmo para no ahogarse.
Sin respuesta del cuerpo, solo soltó un suspiro y con las pocas fuerzas que le quedaban trató de nadar hacia la orilla, pero para su sorpresa se escuchó detrás de ella un quejido que la hizo girarse y comenzar a nadar nuevamente hacia el cuerpo.
— ¿Puedes levantarte?.— le preguntó la chica al ver que este comenzó a moverse.
— Sí.— respondió.
— Trata de sentarte en lo que llego hacia ti para poder liberarte con más facilidad.— le aconsejó la elemental al ya estar más cerca de el.
Estaba cansada pero haría todo para ayudar a alguien aún que estuviese agotada no se negaría.
Al llegar hacia él, con dificultad subió al pedazo de tierra para después quitarle el saco de tela que cubría el rostro del chico.
— ¿Te encuentras bien?
— Si... y tal vez mejor que tu.— le sonrió manteniendo sus ojos cerrados.— veo que no has cambiado nada, Aire.
— ¡¿Qué?!. ¡¿Cómo sabes eso?! y ¡¿quién eres?!.— gritó la joven tal vez asombrada o preocupada por lo que le había dicho el joven ya que múltiples teorías habían aparecido en su mente traicionera, y no quería que fuesen ciertas. Tratando de mantener su compostura que había perdido hace unos momentos, soltó un suspiro y fingiendo tranquilidad y seriedad le volvió a hacer una pregunta muy diferente a las anteriores.— ¿y qué haces aquí encadenado?
— Responderé a cada una de tus preguntas, pero primero dame el cristal de agua.— el joven de cabellos azabache solo extendió sus manos encadenadas hacia la chica.— por favor.
— Si no me respondes las preguntas, no te lo entregaré.— se cruzó de brazos.— porqué puede que seas el enemigo.
— Obviamente no soy Pobreza, ni mucho menos Muerte.— abrió sus ojos.— porque el tiene los ojos de color negro.
— ¿Pero cómo sabes que soy Aire? y lo más importante... ¿cómo sabes como luce Muerte, ya lo viste?.— lo miró a los ojos esperando una explicación congruente, a lo que el contrario solo sonrió.— ¿qué te parece gracioso?
— No es que me esté riendo de ti pero... yo se que eres tú por que somos elementos creados por la luna, obviamente tenía que sentir tu presencia familiar como tu debiste sentir la mía.— explicó.— ¿o acaso no me notaste de inmediato cuando entraste al lugar?
— Si lo hice pero... ¿a que te refieres con que fuimos creados de la luna?. Eso es relativamente imposible.— frunció el ceño.— no te creo.
— Agh, Aire.— hizo un puchero.— dame mi cristal y después te explicaré todo.
— No. Además, no respondiste mi otra pregunta, ¿ya viste en persona al último jinete del Apocalipsis?
— Mira, el cristal de agua solo se activa con su portador.— cambió el tema para tratar de liberarse lo más rápido posible, provocando que la contraria solo frunciera el ceño ya que se había dado cuenta de lo que había hecho el chico .— si no responde a mí, me lo puedes quitar y me dejas en este lugar. Pero recuerda que un cristal sin activar no puede ser usado por un jinete.
— Y si no los pueden usar... ¿por qué los tenían ellos?.— se cruzó de brazos sin percatarse que había caído en el cambio de tema que había hecho el chico.
— Porque estaban esperando a capturar a los cuatro elementos. Al tenernos bajo su merced, ellos nos darían las gemas para activarlas de un solo toque y luego nos asesinarán para crear un desbalance en el mundo.— explicó el joven de orbes azules.— así que entregarme mi cristal para salir de aquí los cuatro juntos.
Amanda estaba dudando sobre entregarle el cristal hasta que toda esa tormenta que había sido creada en su mente fue desvanecida por la voz de Ethan, quien a gritos le pedía el cristal de tierra.
— ¡Amy, necesito la esmeralda del elemental de tierra!.— le gritó con un claro tono que denotaba la preocupación del chico, así que sin dudar la chica le lanzó el cristal para luego recibir una mirada llena de felicidad por parte del rubio.— vamos a detener todo esto, y cuando lo hagamos podremos vivir sin preocupaciones los cuatro.
— Ethy, ¿cómo estas seguro que no son nuestros enemigos?.— le preguntó dudosa sobre su decisión de entregarle la gema al chico.
— Porque mi corazón me lo dice.— sonrió.— y eso es lo único que necesito para guiarme.
— Pero también necesitas escuchar a tu mente, no tienes que basarte solo en tu corazonada.— dijo con una clara expresión de molestia sin evitar apartar su mirada.— debes ser más analítico.
Las palabras dichas por la de cabellos cafés le hicieron sentir un gran hueco en el pecho, trayendo las amargas palabras de sus padres. Fue un golpe demasiado bajo, que lo hizo perderse en la nada dejando que sus bellos orbes esmeralda perdieran su brillo.
— ...
El silencio que era acompañado por el sonido de las hojas de los árboles que sutilmente eran movidas por el aire fue lo único que se escuchaba en el lugar, la incomodidad se hizo presente y junto con ella la culpabilidad de no haberse explicado bien ante el joven.
Amanda sentía su corazón encogerse al ver el semblante desencajado de Ethan, así que para que volviera en si, tenía que aclarar lo que realmente quería comunicarle desde el principio al rubio.
— Ethy, no creas que dije eso con la intención de lastimarte u ofenderte pero... yo.— sus palabras fueron detenidas por sus propios nervios, pero al sentir un golpecito por parte del azabache que se encontraba detrás de ella, se sintió un poco más segura para hablar.— yo no quiero perderte, no quiero que me dejes sola, tal vez no te lo eh dicho pero eres... eres...
— ¿Qué soy?.— le preguntó aún manteniendo su mirada perdida en algún lugar de aquella frondosa vegetación.
— ¡Eres lo más importante y especial que tengo!.- gritó en respuesta.— ¡NO QUIERO PERDERTE!, no quiero que te lastimen... sniff.. no quiero.— quería mantenerse firme y verse fuerte pero no pudo contener sus lágrimas de tan solo pensar en lo que podría suceder si ellos se confiaban en esos dos. Tratando de contener y borrar cada rastro de sus lágrimas, miró al chico mientras le extendía su brazo.— sniff... nunca quise hacerte llorar. Soy una tonta y no merezco tus lágrimas.
— Amy... yo .— apretando la esmeralda que se encontraba entre sus manos, solo le dio la espalda a la chica, no porque sintiese ira por lo que le había dicho, sino que lo hizo porqué sabía que verla llorar hería el orgullo de la joven. Así que sin mirarla sonrió un poco ante lo que había dicho Amanda y le dijo: .—Claro que mereces mis lágrimas, mereces todo de mi porque ambos estamos rotos y somos los únicos que podemos repara nuestras heridas. Pero por favor, ayuda a ese chico. No perdemos nada con darles el cristal, además si ellos resultan ser Tierra y agua... saldremos victoriosos de este lugar.
— Ethan....
— Tranquila, esposa mía. Hablaremos después de esto, pero primero debemos encargarnos de ambos.
— Esta bien.
Sin mirarla se retiró del lugar para irse hacia donde estaba la chica atada, mientras que Amanda solo miró al chico de cabellos negros para luego poner el cristal en sus manos.
Al entrar en contacto con la piel del chico, el zafiro comenzó a brillar y el agua del lago comenzó a moverse como si se encontrasen en el mar.
— ¡¿Cómo?!
— Eso no es todo.— sonrió.
Cada choque de las olas creadas por el joven hacían que Amanda perdiese el equilibrio, haciendola caer en el agua.
— ¡¿Qué estas haciendo?!.— le preguntó mientras trataba de evitar que el agua del lago entrara a su boca.— ahg, ¿acaso planeas matarme con tu elemento?
— No.— respondió con simpleza.— solo estoy buscando con mi elemento la llave que se encuentra en las profundidades de este lago.
— ¿Al menos podrías sacarme de aquí?.
— Con mucho gusto.
Con tan solo mover uno de sus dedos, un bulto de agua cubrió a Amanda para luego llevarla a la orilla del lago y después la liberó para volver a su lugar de origen.
Sorprendida por el poder que podían adquirir al tener en sus manos los cristales, no se percató de cuándo el chico se había liberado, bueno eso fue hasta que el joven tocó el hombro de Amanda para sacarla de sus pensamientos.
— ¿Así que te llamas Amy de Aire?.— sonrió.
— ¡Ah!.- gritó del susto.— no, no.— negó mientras trataba de normalizar los latidos de su corazón y su respiración.— Amy es mi apodo, mi nombre es Amanda. Es un placer, elemental del Agua.
— El placer es mío señorita Amanda elemental del aire.— hizo una reverencia.— yo me llamo Kohei del elemento Agua.