En medio de la oscuridad, dentro de una enorme gruta oscura, con un lago dentro producto de una fosa subterránea, alguien, sentado en un trono de roca, llora, se trata de una mujer de largo cabello rizado que llora triste en la oscuridad. sollozando, dice: querido hermano…
A los dos días.
En una isla cercana, hay una enorme gruta, la parte de afuera se ve como algo parecido a una cabeza de león.
Por las fosas subterráneas, hay aberturas hacia dentro de aquella enorme gruta, al transitar por ahí, se llega a un lugar abierto.
Con un rictus desesperado, dentro de las fosas, transita una hermosa sirena, se trata de una joven sirena de imagen muy bella de cabello largo un poco ondulado de color negro azulado, sus escamas son de un tono grisáceo con detalles dorados a los lados, sus aletas transparentadas de un leve blanco.
Los ojos de aquella sirena son azules.
Al llegar a la parte amplia de la gruta, ella emerge del agua, se sitúa cerca de la orilla y con algo de temblor en su voz, grita el nombre de OCEANÍA.
Tras un par de veces más, un silencio total embarga la gruta, los nervios se apoderan de la joven, quien trata de mantener la cordura.
Al poco rato, se escucha una voz muy sensual que se va acercando.
La voz, pregunta a la sirena el motivo de su visita.
La sirena no puede identificar el origen de la voz de inmediato.
La forma de una mujer, va saliendo de las sombras que se van formando dentro de la superficie de la gruta.
La imagen de aquella mujer es impresionante, de cabellera rizada, larga y oscura, de grandes senos, cadera ancha y pequeña cintura, es muy alta, con sus ojos oscuros en su totalidad donde se pierde la pupila, su boca es de color negro, su frente está descubierta.
Vestida apenas con un traje transparente con velo de destellos como si fuesen diamantes incrustados, el escaso vestido posee telas largas, la mujer lleva una tiara en la frente que contiene una perla negra.
Aparenta una edad de unos 30 años.
La energía que emana es muy intimidante, la sirena no puede evitar temblar al verla y sentir esa energía, su sola presencia es imponente.
La mujer habla con voz fuerte, seductora, inquisitiva, sensual.
Repite la pregunta a la sirena ¿Cuál es el motivo de su visita? llama a la sirena MARINA.
La joven sirena no entiende porqué aquella mujer sabe su nombre.
La mujer se ríe de la pequeña sirena, la mujer dice llamarse OCEANÍA, ella, dentro de su mundo, todo lo sabe…
Sabe a lo que ha venido. La sirena está dudosa.
OCEANÍA pregunta si quiere la respuesta a su pregunta ¿hay un mundo diferente para ella? puede ver en su corazón que, ella no quiere ser una sirena, no está conforme con su vida.
La sirena la observa impactada, es justo lo que ella vino a hablar con aquella mujer.
OCEANÍA la observa con interés, ¿deseas vivir en la superficie?
Espera a dar tu respuesta, si das un paso al frente, no habrá forma de volver atrás.
MARINA, reuniendo algo de valor, le implora a OCEANÍA que la vuelva humana.
OCEANÍA con seriedad, pregunta a la sirena si su padre lo sabe.
MARINA explica que, su padre… no aprueba sus sentimientos, quiere retenerla viviendo en una burbuja de cristal, ella quiere vivir, experimentar por su cuenta, tomar sus propias decisiones... OCEANÍA, ¿y tendrás el valor de afrontar las consecuencias?
La sirena se queda quieta por un momento, al poco rato dice que sí, lo que sea es mejor que vivir encerrada y vigilada constantemente.
OCEANÍA mira a la sirena con algo de molestia, se va acercando poco a poco a la sirena con su andar sensual que incitaría a cualquier hombre, entra en el agua y camina sobre ella.
En efecto, OCEANÍA, dice poder traerla a vivir en la superficie.
OCEANÍA, ofrece hacer el trato con la sirena, pero, antes le advierte que el mundo que ella desea está lleno de fantasía.
Ha visto los barcos, si… pero, las maldades del ser humano con similares a la de los monstruos, peleando unos contra otros en lugar de buscar el buen común, cosa que sí hacen algunos monstruos, temibles ante los ojos del ser humano y sin embargo, con más sensibilidad que los mismos humanos.
Quienes no dudan ante la oportunidad de poseer lo que alguien más posee sin importarle a quien pisotee en el camino.
Por fortuna, no todos los humanos son de sentimientos adversos.
Aquellos que son buenos, son los que viven en muchas ocasiones bajo el yugo del cruel.
Otros se hacen ermitaños por placer.
¿aún así, quiere vivir en el mundo terrenal?
MARINA tiene dudas, sin embargo, el deseo de ser humana, es fuerte.
OCEANÍA, al ver que la chica sigue queriendo ser humana, prosigue: Pero… ¿a cambio de qué?
¿qué tiene ella que OCEANÍA pueda querer?
Llega hasta MARINA, con el uso de su poder, hace que la sirena queda levitando sobre el agua.
Posee un hermoso cuerpo con su cola de sirena.
OCEANÍA, toca la mejilla de la chica, toca su oreja, la chica está demasiado nerviosa como para reaccionar.
OCEANÍA desliza su mano por los hombros de la sirena.
OCEANÍA le dice: mi querida niña, todo trabajo tiene que tener su recompensa, debe haber algo que puedas darme a cambio, puede ser algo que solo tú poseas (MARINA se siente avergonzada), algo de valor para mí, ella debe pensar (va bajando poco a poco su mano por entre los pechos de la joven, la sirena la mira desconcertada, es una imagen muy erótica).
MARINA ha decidido, pagará el precio, mira a los ojos a OCEANÍA, ella le ofrece su alma, es su única posesión de valor.
OCEANÍA pregunta ¿está segura?
MARINA lo afirma.
OCEANÍA mira a la joven sirena con ira, toma la cabeza de la chica con fuerza hacia atrás y acercándose, la besa efusivamente.
De MARINA, sale una luz (al separarse sus bocas) que OCEANÍA traga de inmediato.
El cuerpo de MARINA queda levitando, inerte, brilla intensamente, OCEANÍA quita los corales del pecho de la joven que cubrían sus pechos y la cola se convierte en un par de piernas, se ha transformado en humana.
Terminado el trabajo, la levitación se rompe, el cuerpo de la joven cae en brazos de OCEANÍA que, la carga, como si no pesara nada hasta la orilla.
Mientras va llegando, el agua se arremolina en la orilla formando un círculo de agua, como un lecho, se solidifica y OCEANÍA recuesta a la sirena en este lecho de agua, ella piensa que la sirena dormirá por un buen rato.
Agua sube por el lecho, cubriendo el cuerpo de la joven, se va transformando en tela blanca que cubre parte de su cuerpo.
OCEANÍA se aleja, entre las sombras de la gruta.
fin de capitulo 109