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Chapter 28 - CAPITULO 28: LA ENTRADA

La multitud de mercenarios está casi sobre ellos.

Cientos salen de entre los escombros cercanos y otros cientos se van acercando de los escombros mas alejados.

El tiempo cuenta, el puente está listo para subir aunque está muy alto, saltando no llegarán, de dentro del palacio, les arrojan cuerdas con nudos.

La voz de la mujer los apresura a subir.

INKU, toma de la cintura a ESU quien se incomoda, INKU se disculpa pero explica que no hay tiempo para incomodidades ahora, ESU trata de ir trepando, WAPURO y OKE comienzan a trepar.

Los maleantes están mas cerca, sacan sus látigos, espadas y hachas para luchar.

KEKI se concentra, y sin avisar, justo cuando uno de ellos lanza un hacha hacia OKE, un viento muy fuerte sale de las manos de KEKI, es un hechizo de viento que repele el arma, avienta a los mercenarios que estaban cerca, hecho esto, ella se da la vuelta, en este momento TOIRE se está acercando a KEKI, quien lanza a todos sus compañeros por los aires hacia dentro del castillo, TOIRE jala a ESU y WAPURO, INKU jala a UISUKII Y OKE, juntos tratan de caer dentro de la plataforma, TOIRE grita a KEKI que suba, le advierte que no se quedará dentro si ella no sube.

KEKI siente un poco de irritación, siente que tal vez el no cree que ella frene a todos los maleantes, por otro lado, siente gusto, el siempre ha sido su cuidador en este viaje.

KEKI habla a OKE para que le lance el látigo.

KEKI ya no puede usan el viento a menos que lo conjure otra vez, necesita reposar un momento.

KEKI trepa por una de las columnas de una de las paredes laterales a la puerta del puente, llega a lo alto de la columna semi caída, ella brinca hacia una asta donde se cuelgan las banderas y toma vuelo dando vueltas, se deja llevar por el vuelo hacia la plataforma, falta mucho terreno para que lograra llegar, en este instante es cuando OKE lanza el látigo, el cual, envuelve la muñeca de KEKI y con la ayuda de TOIRE, ella es jalada hacia dentro.

Cuando van a medio puente de la fortaleza interior, los cientos de mercenarios se apresuran a tratar de llegar antes de que plieguen el puente, haciendo montaña unos sobre otros, (2 o 3 decenas) ya se han colgado del puente, los arqueros del lado enemigo, lanzan flechas en sucesión para formar escalera y trepar por ellos y otros fueron arrojados por catapultas (que, estaban cubiertas por redes de hojas) y aunque caigan donde caigan, tratan de entrar.

El grupo de UISUKII lucha en el puente mientras lo están subiendo para tirar a todos los malhechores que se han trepado al puente.

Detrás de ellos, 2 jóvenes mujeres muy parecidas en su rostro, aunque el cabello de una es azul oscuro, corto y mas alta que la otra.

La otra joven tiene una larga cabellera agarrada en una cola de caballo, rubia, ella porta una espadilla en su cinturón, ligeramente menos alta que la otra joven.

Ellas están en la entrada del puente, manejando la polea y lo están subiendo, varios mercenarios que han logrado llegar cerca se afianzan y fueron jalados con todo y puente.

El grupo de guerreros cae dentro del castillo, ellos ruedan rápido, ya que vienen los mercenarios cayendo, pero, un ejército los espera (como 50 personas) que son los soldados del castillo.

TOIRE, ESU, WAPURO, INKU, KEKI Y OKE junto con UISUKII, están frente a los soldados, UISUKII les habla a que vayan tras la barrera de soldados, el grupo pasa de entre los soldados y cruzan.

Los mercenarios son atacados sin piedad por los soldados.

Las chicas que subieron el puente corren hacia ambos lados del puente, están subiendo las escaleras que están junto al umbral de la puerta, en la cima de la muralla, hay soldados, los cuales están transportando desde un costado que une la muralla con la montaña por dentro del castillo.

Los arqueros no descuidan su posición.

El grupo ataca a los malhechores que fueron lanzados por catapultas y logran sobrevivir, la mayoría muere al aplastarse contra el suelo.

Traen unas ollas gigantes puestas en un carrito de madera, con el cuál están atadas de forma que puedan girar hacia un lado.

FIN DE CAPITULO 28