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Chapter 4 - [ La esperanza de un Para Siempre]

CHAPTER TW0

Cuando llegue al Centro Médico, junto a mi madre, juro que me temblaba cada parte de mi alma, cada esencia de mi ser, cada minúscula partícula que me hacía ser yo. Porque ahora me la pasaría aquí con él. Entonces caminando por los pasillos pude ver la muerte en cada esquina, la enfermedad expandiéndose, las miradas melancólicas, el sentimiento de dejo, la tristeza inundada, la duda plantada, la preocupación de todos y cada uno de los que se hallaban aquí.

También pensé en las veces en que Andrew no me visitaba, ni tampoco asistía a North High, decía a veces que tenía un pequeño resfriado o que iban a visitar unos días a sus abuelos en un lugar lejano, que regresaría pronto, pero jamás se atrevió a decírmelo. No hasta el momento en que volvió a verse entre la vida y la muerte.

Y así, los últimos días estuve con Andrew. La primera vez que me atreví a ir al hospital, lo visualice de lejos, estaba en una camilla, estaba sonriendo hablando con Clarissa, estaba tan entretenido que no le daba por mirar alrededor. Entonces me invadieron todos las cosas de antes había visto, hasta ese momento juraba que podria verlo sin que me afectara algo, pero entonces vino a mi la melancolía, vino a mi la tristeza, la duda, el sentimiento de que lo estaba perdiendo y la vida y la muerte parecían estar jugando a la pelota con el alma de Andrew. Las piernas me temblaban, pero madre me sostuvo hasta el momento en que cruzamos la puerta y Andrew volteo a verme, antes madre me había susurrado: debes ser fuerte para él, ahora te toca a ti. No tenía ni la menor idea de como hacer eso, pero en cuanto solté la mano de mi madre y me fui acercando a él, Clarissa se despojo del lugar en donde estaba y nos dejó solos a él y a mí. Mi madre también se había ido. Y Andrew, mi Andrew solo sonreía encantado de verme, como siempre, sin sentirse mal. Entonces entendí que si él podía estar así, yo también y que haría todo lo posible por estar a su lado y me estaba convenciendo día tras día que todo estaría bien, que el se recuperara, que mi Andrew volvería, me enriquecí tanto en la esperanza, en todos los tratamientos del cáncer que tenía, que creía que podría salvarse, estaba convencida de ello y me deje llevar por la esperanza sin darme cuenta que día a día lo estaba perdiendo.

— preparare la cena, cariño —

Sabía que no le hacía bien a mi madre verme así de melancólica, pero el peso que sentía en mi corazón me estaba absorbiendo demasiado. Aún mi casa me era ajena a mí y todo me parecía tan simple y sin sentido.

Subí las escaleras. Mi habitación estaba en la esquina superior, era curioso como antes de Andrew esto era normal para mí, todo el tiempo solo subía y bajaba para ir a cenar o ir a dormir, cuando Andrew apareció en mi vida, no hubo fin de semana que él no viniera y me sacara de casa para ir a cenar a algún lado, ir a algún parque, alguna exhibición, siempre buscando una excusa para llevarme consigo a cualquier lugar, después de tres salidas con él, invitó a su hermana con nosotros. Nos la pasamos de maravilla siempre. Poco a poco el afecto de Clarissa Blair se fue enlazando a mí, al poco tiempo ya eramos mejores amigas y Andrew después de cuatro meses saliendo, admitió que le gustaba, lo curioso es que para ese entonces pensé que realmente estaba enganchado de una chica del North High con la que siempre lo veía, pero él negó rotundamente aquello. Me acuso de ser una despistada por no darme cuenta todo este tiempo de sus sentimientos, recuerdo que ese mismo día me dijo que era una insensible, fue gracioso, porque se veía como cachorro mojado bajo el agua.

Solo basto de un giro de la perilla para poder abrir la puerta y entrar a mi dormitorio. Aún en mi mesa de estudio reposaba el último regalo que Andrew me había obsequiado, fue un obsequio antes de que muriera, aunque no era mi cumpleaños, encargó a Clarissa que lo comprara, pero el día que me lo dio, fue el día de la muerte de Andrew, en el hospital, cuando después de irme ese día, unas simples horas después, ese fatídico día, Andrew se despojó de su cuerpo y pereció, Clarissa estaba con él, el señor y la señora Blair estaban con él, yo no. Justo en esas horas murió, no pude resistirlo, creí que podría, creí que podría ser fuerte, pero cuando llegue a casa unas dos horas después de descansar, mi madre me levanto para decirme la noticia. Aún la veía con mirada cristalizada, no decía palabra alguna, solo reprimía cualquier cosa, pero le vi el teléfono en la mano, le suplique que me dijera, pero ella simplemente se arrodillo frente a mi cama, tratando de ver la forma de cómo decirme, acarició mi mano dulcemente, creía que eso me calmaría, cuando la tempestad estaba dentro de mí, mientras mi mirada trataba de descifrar lo que me quería decir. Hasta ese momento, no me había dicho nada, pero mantenía un suspenso en sus labios.

Esas dos últimas semanas, mis ánimos habían decaído terriblemente, porque los doctores solo decían que le quedaba poco de vida, que su estadía podría ser muy corta, aunque la familia le suplicaba todo los tratamientos posibles, el doctor simplemente decía que estaban haciendo todo lo posible. Así, vi a Andrew agonizando cada día, fue gracioso en un tiempo como estaba todo calvo por culpa de la quimioterapia, pero cuando empezaba con sus malestares sentía que con cada risa, con cada palabra, las almas de mi Andrew se iban día con día.

Madre me lo dijo sin mirarme, me dijo que Andrew había fallecido, que sus padres se lo habían confesado y que ahora mismo estaba siendo llevado a la morgue. No pude siquiera verlo morir, vi sus últimas horas vivo, pero no sus últimos minutos, si tan solo me hubiera quedado un poco más, nuestro último "te amo" hubiera estado… allí. Nuestro último beso, pero ahora no volvería a verlo, ahora no habría más visitas al hospital, ahora no podía volver a verlo, porque por mas que lo amara, por mas que quisiera estar con él, no podría, ya no, el tiempo no tendría piedad de él y de mí, no habría más tiempo juntos, porque la vida es un ciclo que no tiene piedad y los sentimientos en este mundo son una gran pérdida de vida.

Recuerdo haber caído en frío en cuanto mi madre me dijo eso, porque sentía que yo hubiera podido estar allí con él, que tal vez podría haber hecho algo para que no se fuera.