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Chapter 5 - Tratado de Constantinopla.

Abrí los ojos lentamente, ví libros por doquier mi mochila y otra mochila juntas, rápidamente identifiqué que seguía en la biblioteca.

Me levanté del suelo, las cosas de Tom estaban debajo de su mochila, las mías también estaban organizadas debajo de la mía, desconecte mi celular y ví la hora.

Solté el aparato y guardé todo apresuradamente, tomé las mochilas en las manos y salí del rincón.

Caminé por la biblioteca hasta que lo vi recostado sobre una mesa, estaba leyendo de pié un libro mientras sorbía un jugo de cartón, al lado de él estaba un cuaderno, la hoja y un lapicero.

—Tenemos que irnos, llegamos tarde a la penúltima hora—Llamé su atención mientras me acercaba, Tom asintió, anotó algo en su cuaderno y cerró el libro—¿Por qué no me despertaste? No, tengo una pregunta mejor ¿Por qué dejaste que me durmiera?—Pregunté quedando frente a él.

—¿Qué faltes a una clase no es tan malo verdad? La educación tal como la conozco fue creada en una época en la que no teníamos la fácil obtención de información que tenemos ahora ¿Por qué utilizar el sistema educativo de hace 319 años? ¿Por qué en vez de exigirnos que memoricemos que es una definición, no nos enseñan cómo podemos conseguir esa información?—Dijo sonriendo de lado. Abrí los ojos sorprendida.

—¡Te voy a cortar la cabeza Thomas Gre...—Thomas tapó mi boca antes de que pudiera terminar de amenazar—Seguimos en la biblioteca Angie-Dijo serca de mi oído apuntando a una señal de guardar silencio en la pared, quité su mano de mi boca y me acerqué a él-¿Leíste mis ensayos?-—

—¿Si miento funcionaría?—

—¡Leíste mis ensayos!—Grite histérica moviendo sus hombros de lado a lado.

—Tranquila niña bonita, te crecerán arrugas—Mientras él reía yo lo miraba seria—¿Me salvaría si te dijera que te quedaron espectaculares? Nunca había visto a nadie hablar sobre algo que no le agrade con tanta neutralidad—

—Solamente no le digas a nadie—Ví como sonrió y me tomó de los hombros.

—Tu secreto está a salvo conmigo—Asentí y tomé mi mochila nuevamente poniéndola en mis hombros, Thomas hizo lo mismo y salimos de la biblioteca—Deberías publicar esos ensayos en el periódico ¿No crees? Están muy bien redactados, sin siquiera una falta de ortografía ¿Escribiste con un diccionario en la mano?—

—Es algo muy privado y vergonzoso para mí, no puedo ni imaginarmelo, y no, fuí a un taller de caligrafía y ortografía que nos hicieron tomar aquí ¿Y cómo sabes tú tanto de ortografía?—Respondo llegando a la puerta del salón.

—¿Si digo que me colé a ese taller me creerías?—Negué incrédula—Bien, me gusta escribir, donde estudiaba antes era redactor del periódico escolar, así que si piensas publicar tus ensayos cuenta conmigo—

—Eso no va a pasar—Respondí con una sonrisa—Si quieres puedo ayudarte a entrar en el club de periodismo—

—Gracias, pero no sé si querría entrar aquí, donde estudiaba antes me gane muchas enemistades—Asenti entrando en el aula—Si cambias de opinion cuenta conmigo—

—Lo mismo digo—Thomas asintió. Todos estaban ahí, menos el profesor de francés, por suerte.

Me fuí a mi asiento apresurada, Thomas esta vez se sentó detrás de mí, abrí mi mochila y cogí mis cuadernos.

—¿Quién es?—Me preguntó Elena señalando detrás de mí con la cabeza, giré, Thomas estaba con la mirada fija en el libro que tenía en la biblioteca.

—Se llama Tom, dijo Thomas, Thomas Green, llegó nuevo hoy—Respondí en un susurro, el profesor había llegado al salón, miré a Elena, que a la vez lo miraba—No me digas que ya te flechó—Ella asintió—¡Elena!—Susurré por lo bajo divertida.

—Claro que me flechó ¿No lo estás viendo?—Reí por lo bajo y negué escribiendo "Français" con un pulmón naranja en mi cuaderno.

—¿Sabes qué? No te lo niego, además también está interesado en la política ¿Puedes creerlo? Va a participar en el debate, ya no será un monólogo Elena—Murmuró nuevamente cerca de ella.

—¿Pueden callarse s'il vous plait?—Oliver, quien se sentaba al lado de Elena se acerca a ella con cara de falso fastidio—Quiero aprender francés—

—¿Ves al chico nuevo? Se llama Thomas y va a debatir con Angie—Elena le cuenta a Marc por lo bajo, me golpeo la frente con la mesa.

—¿De verdad?—Pregunta Sabrina, ella se sentaba frente a nosotras—¿Qué es verdad qué?—Ahora preguntó Luisa, ella se sentaba al lado de Sabrina.

—Nada aquí no está pasando na...—Oliver me interrumpió.

—El chico nuevo va a debatir con Angie—Lo miro con enojo—¿Qué? Si no me vas a dejar aprender francés por lo menos déjame esparcir el chisme—

—¿Qué chisme? ¿El de que Thomas es un playboy?—Abro los ojos de par en par ante lo que había dicho Estela—¿Ó el de que él y Angie estuvieron juntos en la biblioteca?—Sugirió Abraham arrastrando la silla para acercarse a nosotros.

—¿Quiénes estaban en la biblioteca?—Derek se unió llegando y sentándose en el suelo debajo de la mesa para que el profesor no lo viera.

—¿Entonces es cierto?—Preguntó Linda que se sentaba a la izquierda de Sabrina, uniéndose a lo que ahora era una ronda de siete personas, rodé los ojos y me acomodé en mi silla.

—Thomas no lleva ni dos horas aquí y ya lo andan atacan...—

—¡Responde!—Gritaron al mismo tiempo, mi vista de inmediato se fue al profesor, que al oír el grito se giró y miró el pequeño grupo.

—¿Se puede saber de qué hablan?—Dijo de brazos cruzados, sólo quería que la tierra me tragara, o que el cielo me absorbiera.

—¡Angie se acostó con Thomas!—Gritó alguien del fondo del salón, detrás de mí se escuchó el sonido de alguien atragantándose, todos volteamos simultáneamente a mirar a Thomas.

Él estaba tosiendo y se estaba poniendo rojo, yo también debía de estar roja—Eso, eso es mentira—Habló mirando al profesor.

—Él tiene toda la razón—Dije apoyándolo, el profesor nos dio una mirada fastidiada mientras se volteaba de nuevo a la pizarra.

—Y me desbaratan ese grupo—Dijo finalmente escribiendo en la pizarra un verbo que no conocía, entre murmullos mis compañeros se separaron, Derek se levantó del suelo y se fue a la esquina del salón otra vez, todos enderezaban sus sillas o se las llevaban a su puesto como hizo Abraham.

Yo me limité a dejar mi cabeza en la mesa, por suerte las clases pasaron rápido, nunca había querido salir tan rápido como hoy, por eso mis compañeros se sorprendieron cuando cogí mi mochila y salí corriendo del salón.

—¡De esta no te libras amorcito!—Ví a Oliver en la puerta del salón junto con todos los que formaban la ronda, yo corría sin importarme nada, en minutos llegué a la entrada de la instalación donde siempre recogían a todos los estudiantes.

Entonces me senté en una banca esperando que a ninguno se le ocurriera venir a buscarme aquí.

—Se me olvidó preguntarte si lo hice bien—Escuché una voz que ahora reconozco perfectamente, me voltee y ví a Thomas confundida detrás de mí—Obvio que lo hice bien, soy un Dios en el sexo según Alejandra—

Estoy segura que los colores se me subieron a la cabeza, las personas que iban pasando se detuvieron y nos miraron sorprendidos, sólo atiné a levantarme y jalar de un tirón su cabello.

—¡Oye! ¿Por qué hiciste eso?—Dijo mientras se agarraba el mechón del que había tirado, lo miré entrecerrando los ojos.

—¿¡Cómo qué por qué!? ¿Tienes problemas o algo parecido?—Él sólo rió y se acomodó el cabello.

—Los golpes fomentan la violencia niña—Lo miré seria nuevamente, esa era una de las frases que había puesto en uno de mis ensayos—¿Que? Ya dije que los leí, por lo menos déjame usar tus frases—

—A ti no te queda—Me crucé de brazos dispuesta a sentarme otra vez en la banca—¡Angie!—Escuché detrás de mí la voz de mi hermano.

Voltee a verlo confundida ¿Qué hacía él aquí? luego miré a Thomas—Me tengo que ir—Dije recogiendo las hojas que tenía regadas por el banco—¿Es tu hermano? Se parecen mucho—Sonreí negando, a Matt no le gustaba que le dijeran que nos parecíamos.

—¿No es tu hermano? Porque si es tu novio deberían hacerse una prueba de parentesco, solo por si acaso—Hice una mueca de asco antes de soltar una risotada empezando a caminar hacia el auto acompañada de Tom.

—Si es mi hermano Tom, nos vemos luego—Me despedí cruzando la pequeña calle, Thomas se quedó en la acera sonriendo—¡Adiós niña bonita!—Gritó antes de que entrara al auto, le dí una mirada asesina, el solo río devolviendose a la entrada.

—¿Niña bonita?—Mi hermano alzó las cejas—Tienes mucho que contarme Angela—Negué y me acomodé en mi asiento.

—No tengo nada que contarte, no ha pasado nada interesante hermano, el que tiene que contar cosas eres tú—Dije mientras ponía la mochila en el suelo—¿Por qué me viniste a buscar? Sabes que me voy sola—

—Ana me dijo que lo hiciera—Se encogió de hombros—¿Por eso es que llegas tarde?—Preguntó señalando mi mochila—¿Qué tanto haces con esas hojas? ¿Sigue de moda mandar cartas a los? ¿Como les dicen ahora?¿Crushes?—

Está demás decir que me reí—Lo dices como si fueras de la generación de mama—Me acomode el cinturón—Estoy estudiando para un debate ¿Recuerdas las actividades de fin de semestre?—Asintió atento a la carretera—Esta vez es un debate político y me inscribí—