Jueves 23.
—Si no se hace un cambio social las leyes no servirían para nada—
—Si no se crean leyes no habría cambio social—
—El estado no puede intervenir en la forma de pensar de la sociedad—
—Eso es ilógico, ¿Quién da el conocimiento si no es el estado?—
—Los cavernícolas no tenían estado y pensaron por sí solos—
—¿Pueden dejar de discutir?—Preguntó la profesora Walker levantándose de su escritorio, Tom y yo volteamos a verla aún con los brazos cruzados.
—¡Profesora!—Dijeron mis compañeros al mismo tiempo, alcé las cejas mirando a Tom, él me sonrió de lado entrando sus manos en sus bolsillos—¡Esto se estaba poniendo bueno!—Se quejó Alejandra.
Me encojo de hombros a volviéndome a sentar en mi lugar, Tom hizo lo mismo, vi cómo la profesora se limpió un sucio inexistente de su chaqueta sentándose nuevamente en su escritorio—Como les decía las leyes...—
—También quería decir que—La profesora Walker me dio una mirada asesina—Ya, perdón—Oí como Tom se rió detrás de mí; una sonrisa cruzó mi cara.
—Bien, como decía, quién fija las leyes es el poder legislativo, es el poder que está específicamente creado, para crear leyes—
Sabía todo eso de memoria, no se me hacía interesante, lo más interesante era debatir con Thomas sobre nuestras ideas, inconscientemente voltee a verlo.
Estaba escribiendo algo, de vez en cuando subía la cabeza mirando la pizarra, así que supuse que estaba copiando lo que decía, la importancia de los tres poderes del Estado, Thomas notó que lo estaba mirando, yo le sonreí, él me guiñó un ojo con una sonrisa también.
Me enderecé en mi silla para copiarlo también, intercambiando colores de lapiceros o marcadores, entonces sonó el timbre que daba al receso, aún me faltaba por copiar, para mi suerte la profesora no borró y solo se fue con los otros estudiantes.
—¿Hoy podemos ir a tu rincón también?—Preguntó Thomas subiéndose en la mesa al lado de mi cuaderno, levanté la mirada por unos minutos.
—Claro, déjame terminar de copiar esto—Respondí volviendo a escribir en mi cuaderno, sentía la mirada de Thomas sobre mí, también escuchaba como movía sus pies colgando, me era imposible concentrarme con ese movimiento—¿Podrías por favor dejar de mover los pies?—Pedí poniendo mis manos sobre sus rodillas.
Thomas tomó mis manos por sobre sus rodillas, y sonrió—Claro, pero termina rápido se nos acaba el tiempo—Agregó dejando mis manos sobre mi cuaderno.
Asentí escribiendo la última línea del pizarrón, al final poniendo un punto—Listo, ya terminé—Exclamé levantándome de la silla, Thomas asintió abriendo mi mochila, le agradecí entrando mis cuadernos.
Thomas y yo nos encaminamos a la biblioteca otra vez, las personas se nos quedaban viendo, nos saludaban, más que antes.
—´La separación del poder político se originó por primera vez en la antigua democracia directa ateniense, y se generalizó en la República romana como parte de la Constitución inicial de la República Romana´—Leí caminando por el pequeño rincón.
—¿Poderes políticos?—Me preguntó Tom arqueando una ceja, asentí rodando los ojos.
—¿Qué es lo que tienes en contra de los poderes políticos?—Me senté a su lado esperando que me explicara.
—No veo la necesidad de crear tres, tomando en cuenta que al estar separados se le pone más financiamiento cuando hay personas pobres pudiendo hacer su vida con ese dinero—Explicó poniéndome uno de sus auriculares en uno de mis oídos, mis mejillas se pintaron ante la acción.
—Es una de mis conferencias preferidas, deberías escucharlas—Asentí volviendo a leer mi libro, Thomas se acercó a mí para buscar un lapicero, yo traté con todas mis fuerzas ignorar su presencia, sentí mis mejillas pintarse otra vez.
Veía como anotaba algo en su hoja sin vida, así que con todo el atrevimiento del mundo cogí su hoja—¿Colores favoritos?—Pregunté abriendo el cierre de mi estuche.
—¿Para qué quieres...? Verde y morado—Asentí y busqué los marcadores correspondientes a esos nombres y escribí con mi mejor caligrafía "Debate" al principio de la hoja con verde y haciéndole sombra con morado.
Sentía la mirada atenta de Thomas, mis mejillas se pintaron otra vez. Al terminar le pasé su hoja—Lo siento, no me resistí—Me disculpé cuando empezó a observar con detenimiento el título.
—No te disculpes, te quedó muy bien—Asentí concentrándome en mi libro, no sabía si suspirar porque no se haya molestado, o avergonzarme por lo que hice—¿Podrías hacerme otro? Ésta vez con tu nombre—
Me quedé mirándolo y tragué fuerte cogiendo la hoja que me pasaba, escribiendo mi nombre en rosa y turquesa—¿Colores favoritos?—Asentí—¿Voy a tener que esperar la clase de Walker para oirte hablar? Me gustabas más cuando debatían como si se fuera a acabar el mundo—
Reí por lo bajo—¿Te gusta verme enojada Tom? Estas loco—
—No es mi culpa que te veas más atractiva discutiendo—Se defendió sentándose en el suelo, yo por mi parte sólo rodé los ojos.
—Sólo debato, no discuto, en un campo de batalla, cuando no lo haces logras enemistad—
—Prometo no volverme tu enemigo—
—Ya dije que no—Volví leer el libro y a escribir partes que me llamaban la atención y que el libro no definía, ignoré la existencia de los reclamos de Tom con una sonrisa.
—Venezuela es capitalista—Mi sonrisa se desmoronó al escucharlo decir eso, esa mentira.
—Precios controlados por el Estado, la mayor parte de producción interna fue la expropiación, distribución también controlada por el Estado además de la prensa controlada por el Estado, ¿Dónde está el capitalismo?—
—En el noventa y nueve por ciento de empresas privadas, en los pobres de mano obrera que ganan salario mínimo porque la burguesía los explota, y sobre todo en la influencia de los Estados Unidos para frenar tratados haciendo que Venezuela no tuviera ingresos—
—Estados Unidos no tiene la obligación de hacer prosperar a Venezuela, es sensato que hiciera lo que más le beneficiara, el Estado es quien fija los salarios públicos porque no hay empresas en Venezuela, se van por las trabas políticas y por la obligación de pagar un salario impuesto por el Estado que no pueden financiar. Eso es socialismo Tom—
—Es capitalismo niña, el Estado tiene que velar por qué las empresas no exploten a los laburantes ¿No crees que es mejor que se vayan a que sigan explotando a los venezolanos?—
—Las empresas privadas no los explotan y sin empresas privadas la economía no prospera porque el estado no puede financiar el trabajo, el salario y el gasto de los venezolanos, por eso suben los impuestos que los venezolanos no pueden pagar niño—
—No entiendo nada pero hacen una linda pareja—Me voltee sobre mis rodillas para encontrarme a Oliver con una sonrisa ladina—El profesor me mandó a buscarlos hace como cinco minutos, los espero afuera—Asentí guardando todo.
Oí a Oliver reírse alejándose de donde estábamos, Tom se levantó negando mientras reía también. Entonces me extendió su mano—Prometí no volverme tu enemigo—
Tomé su mano y me impulsé para levantarme del suelo—Gracias—Dije tomando mi mochila y colocándola en la espalda, esta vez él asintió saliendo de allí a mi lado.
—Hasta que aparecen—Dijo Oliver con fastidio poniéndose a mi lado para caminar al mismo compás que nosotros dos—Si quieren mantener su relación en secreto mi boca está cerrada—Dijo de la nada.
—¿Qué relación?—Pregunté al mismo tiempo que Thomas decía con una sonrisa—Si, te agradeceríamos tu discreción—
Rodé los ojos jalando un mechón de su cabello—No hay ninguna relación Marc—
—Si, tienes el camino libre, Marc—Continuó Thomas ganándose otro jalón de cabello por mí parte
—Si ustedes lo dicen—Se encogió de hombros antes de abrir la puerta del salón—Adelante presidenta—Reí entrando al salón—Gracias Oliver—Oliver asintió yendo a sentarse en su lugar.