Molly y Lea llegaron por separado a sus respectivos lugares.
La plaza utilizada como punto de reunión estaba repleta de gente. No era un problema ya que el espacio era enorme.
Escuadrones del clan de Molly supervisaba los alrededores para descalificar a cualquiera que causase conflicto o que llegara tarde a la hora establecida, parte de ellos estaba conformado por intimidantes guerreros vestidos como samuráis, mientras que otros eran silenciosas figuras observando desde las sombras, aunque Molly podía trabajar con ambos grupos, esta vez le tocó ser parte del más visible.
Muchos de los aspirantes dejaron salir un suspiro burlón al mirar a Molly, por sus cabezas pensaban: "¿En serio esta niña será quien me dé ordenes?".
Molly por su parte mantuvo la compostura, ella ya se esperaba ese tipo de reacciones, y de igual manera le eran irrelevantes.
Cuando el sol dejo de ser visible para un ninja posicionado sobre el techo del edificio más alto en el área, el sonido de un cascabel viajó hasta los oídos de la multitud.
Los ninjas esperando en el perímetro sacaron un cristal de maná y lo pusieron frente a sus pies, después de verter su maná desaparecieron sin dejar el menor rastro.
Al mismo tiempo, Molly sacó su propio cristal, la luz que emitía se desplegó en el centro de la plaza creando una enorme pantalla sobre las cabezas de los aspirantes.
La figura de un hombre cubierto por una armadura blanca apareció, su pecho tenía pintado una flor de cerezo dorada, y su rostro estaba protegido por un kabuto con una tenebrosa mascara azul con el rostro de un oni.
- ¡¡Se acabó el tiempo!! ¡¡A partir de éste momento todos ustedes han iniciado el proceso de selección!!
Su voz descendió como un estruendoso relámpago. Las bestias pequeñas se asustaron y huyeron mientras que todos aquellos con orejas sensibles se cubrieron para evitar que sus tímpanos reventaran.
"Como siempre es demasiado ruidoso". Pensó Molly al dejar de cubrir sus orejas.
Quien estaba dando indicaciones era uno de sus familiares, Raiden Takeda, su abuelo y una de las figuras más importantes dentro del clan de la flor de cerezo. Su rostro no era conocido por el público general, pero su armadura y su máscara sí.
- ¡El relámpago blanco!
- ¡Pensar que tendría la oportunidad de verlo! ¡Qué suerte!
Los espectadores fueron invadidos por una motivación estrepitosa. Aquellos relajados tensaron los músculos y esos que ya estaban atentos lo estuvieron incluso más.
Glorioso e imponente.
Raiden podía representar todo eso desde una pantalla intangible y lejana.
- Les doy la bienvenida a Lafonía a aquellos que vienen desde lejos, a pesar de que muchos de ustedes no lo lograrán, les deseo la mayor de las suertes.
¡¡WOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!! *
En respuesta a esas pocas palabras, un vitoreo digno de un coliseo hizo vibrar el aire.
- Están emocionados, eso me agrada, así que saltémonos las formalidades y demos inicio al proceso de selección. Pongan atención porque solo lo diré una vez.
El rostro de Raiden paso a una esquina de la pantalla, ahora un mapa del reino era la atracción principal.
Al mismo tiempo, los samuráis comenzaron a distribuir brazaletes metálicos a los aspirantes, cada uno tenía un numero diferente y un contador mostrando: [30:00].
- Estamos cerca de la entrada del distrito oeste, su tarea es llegar al centro del distrito antes de que el contador en sus brazaletes llegué a cero, son libres de usar el método y herramientas que quieran.
En el mapa las rutas a seguir fueron marcadas con varias líneas rojas que recorrían el distrito oeste y terminaban en un grupo de casas de campaña. Varios símbolos con la forma de una flor de cerezo aparecieron en los alrededores de cada ruta.
- Si se lastiman de gravedad o identifican actitudes extrañas no duden en notificarlo a uno de nuestros miembros, todos han sido marcados con nuestro símbolo.
Instintivamente los aspirantes dieron un vistazo a las personas en armadura negra, al igual que con Raiden, tenían el símbolo de una flor de cerezo en la pechera, las armas colgando de sus cuerpos variaban según el tamaño y apariencia del samurái; algunos tenían espadas como la katana, mientras que otros sostenían lanzas y armas cortas como los sai y naginata. Sus rostros estaban escondidos por mascaras de cerámica o pedazos de tela oscura.
- El número de aspirantes es de 430, solo los primeros 200 en llegar a la meta pondrán continuar con el proceso, recuerden que incluso siendo aspirantes tienen la responsabilidad de mostrar la dignidad del clan que protege a la corona y su gente, así que compitan con honradez. Eso es todo.
La pantalla desapareció, dejando una atmosfera extraña e incómoda.
"¿Eh? ¿Eso es todo?". Fue lo que muchos aspirantes se preguntaron entre ellos, en consecuencia, algunos samuráis rieron en voz baja, la melancolía los había alcanzado.
- … ¿Entonces, comenzamos a movernos?...
- N-No tengo idea.
Ping*
El pitido de los brazales se unifico en un solo sonido, el contador había comenzado a descender.
¡!*
- ¡Flujo marino!
- ¡Velocidad humeante!
- ¡Pie ligero!
- ¡Estampida!
Las habilidades y hechizos se dispararon como ametralladoras. Se podía ver a gente corriendo con todas sus fuerzas por techos, cielos y carreteras.
- ¡Hazte a un lado!
- ¡Muévete tú!
- ¡¿Woah?! ¡Oye! ¡Mira a donde apuntas imbécil!
- ¡Quítate del camino idiota!
Peleas se desarrollaron en todos lados, la sed de sangre era la nueva tendencia en el terreno.
Observando esto había un grupo de ninjas rodeados por la oscuridad, las canicas de cristal que acercaban a sus bocas eran transmisores que usaban para comunicarse con Molly y los samuráis.
- …Lo tengo.
Con el mensaje recibido, el líder volteó a los miembros bajo sus órdenes.
- Hora de trabajar… Asegúrense de que nadie abandone la zona de evaluación, eviten cuanto puedan las fatalidades, y no olviden registrar el número del aspirante descalificado.
Molly y todos sus compañeros asintieron y se desplazaron por las rutas que les correspondían hasta sus puestos. Una vez ahí, solo detenían el conflicto cuando parecía que alguien estuviese por morir.
Molly paso la mayor parte de su tiempo anotando números y recordando rostros, su intervención solo fue necesaria un par de veces, y solo eso se necesitó para que ella demostrase ser una niña fuera de lo común.
- ¡Oye! ¡¿Estas bien?!
A pocos metros de donde se encontraba, Molly escuchó la voz de Lea. Y como si un nuevo instinto despertase dentro de ella, fue corriendo a la fuente del grito. Cuando llegó vio como Lea le daba primeros auxilios a uno de los participantes con lo que restaba de su desgarrada ropa.
- ¡Por favor déjame! ¡Perderás tu puesto! ¡Argh!
- Tu herida es más importante, si no sanamos esto podría infectarse, y vivir sin una pierna es bastante difícil, créeme.
- ¡HRG! * ...M-Mierda… Lo siento mucho...
Lea contesto al chico con una sonrisa amigable, su habilidad para tratar heridas era básica, pero fue lo suficientemente buena para detener el sangrado del peligroso corte que el chico tenía en su pierna derecha.
Cuando Lea determinó que no podía hacer más, miró el contador y el mapa en su muñeca. Sus ojos de inmediato encontraron el camino más rápido al samurái más cercano, y todo sin dejar de lado su propio destino.
- ¡Muy bien! ¡Puedo hacerlo!
- E-Espera, ¿Qué es lo que? - ¡¿Woah?!
- ¡Ya sé a donde tengo que ir! ¡Agárrate fuerte! ¡Se pondrá un poco agitado!
Lea cargo el cuerpo del chico con el legendario "carga de princesa". Uno pensaría que le sería muy difícil debido a la diferencia en constituciones que tenían, pero Lea aniquiló dicha asunción y en un parpadeo salió disparada a velocidades magnificas.
El pánico hecho grito del chico fue la estela que dejaba la estrella.
Molly solo pudo sonreír impresionada ante el tremendo y absurdo espectáculo presentado ante ella.
"Es una idiota... Pero no me desagrada".
Esos fueron sus honestos pensamientos mientras continuaba con sus labores.
En los primeros minutos, más de 57 personas ya habían sido descalificadas, y 23 de ellos no volverían a moverse como siempre.
Resistir e infligir heridas estaba siempre previsto en las pruebas, aunque había veces donde algunas eran peor que otras.