Era de noche y la oficial Victoria había salido.
Las niñas estaban durmiendo y Tera se encontraba en la huerta.
Tenía un poco de gripa, pero me encontraba bien, me había dedicado a leer el libro que me regalo K´vool. Era bastante interesante, las plantas de este mundo no funcionaban como las de la tierra, estas plantas absorbían la luz del sol y lo transformaban en éter el cual era usado por casi todos los seres vivos, también dependía de sus colores, entre más fuerte era el color de las hojas de la planta mayor cantidad producía.
Otra cosa interesante es que los árboles de gran tamaño eran quienes absorbían lo que se llamaba residuos de mana y los transformaban en éter, una extraña fotosíntesis diría yo.
Al rato la oficial Victoria entra y me pide un poco de café caliente, se lo entrego y se lo toma de un sorbo.
- Señor amo de casa le recomiendo que se cubra los oídos y no salga de su casa- exclama ella -voy a practicar un poco con el rifle.
Victoria abre una mochila que trajo y saca un rifle el cual arma, lo mira por todos lados y ajusta la puntería, prueba el gatillo, luego toma algunas balas y sale.
Unos segundos después se devuelve y me pide permiso para subirse al techo.
- Claro.
Ella asiente y da un salto sencillo subiéndose al techo.
Victoria se pasa la noche disparando ocasionalmente.
Yo me dedico a leer y a preguntarle que si se encuentra bien y si necesita algo.
- Me encuentro bien, gracias por preguntar- responde ella seria, mientras carga su arma, ¿me puedes regalar un poco de chocolate caliente y galletas? Me pregunta ella.
Lo único que puedo ver son sus ojos rojos extremadamente serios, el viento sopla levemente y el cuello de su camisa se mueve con el viento, aunque no me agrade mucho su forma de expresarse a mi persona, pero no parece una mala persona; tal vez fue muy extraño cuando me dio ese beso sin previo aviso, solo porque Anna se lo pidió.
Victoria da un pequeño salto y baja.
La invito a la mesa le entrego el chocolate y unas galletas, ella las acepta con gusto.
- ¿No eres del imperio cierto? Me pregunta mientras se come una galleta.
- Nop- respondo.
- ¿Entonces de dónde eres? -al juzgar por tus ojos poco comunes diría que eres de tierras lejanas.
- Es una pregunta complicada de responder, me la han hecho muchas personas que he conocido, pero no puedo dar la respuesta.
- Erns la conoce ¿cierto?
- Solo se lo he dicho a él y a K´vool.
- Confiar en un elfo puede traer consecuencias negativas.
- Confiar en un amigo no.
Su expresión se torna dudosa.
- ¿Consideras a Enrs tu amigo?
- Claro, no cualquiera haría lo que ha hecho el por mí, soy ciudadano imperial gracias a él y otras cuantas cosas más.
- A muchas personas no les agradan los elfos- exclama ella con cierto aire de tristeza -si eres un elfo fuera del imperio siempre te van a relacionar o con las tres repúblicas o con la iglesia y ninguna de las dos opciones es buena.
Conozco parte de esa historia ya que Enrs me la dijo.
- Bueno, que sean de otras razas no me hace mejor o peor, solo vivo mi vida tranquilamente como cualquier otro.
- Reconozco que eres un buen humano, señor amo de casa, también que tienes unas hermosas hijas, te deseo suerte consiguiéndoles una nueva mamá.
Maki estaba pegada a la puerta escuchando atentamente, al igual que Anna y Antonia, estaban tan calladas que era imposible detectarlas.
- ¿Una nueva mamá? No lo creo, solo he amado a una persona y esa fue mi esposa.
- Enrs me conto lo del bar, así que dudo que no seas atractivo para el género femenino en general- comenta mientras se toma un sorbo de chocolate.
- No me gusta recordar ese incidente.
- Como sea señor amo de casa, te agradezco este pequeño espacio- ella hace un pequeño ademan de reverencia, le digo que no es necesario, pero igual lo hace y luego vuelve al techo, sus movimientos son tan agiles que no hace ruido alguno.
Lo que realmente estaba haciendo Victoria en el tejado era disparar a los miembros del culto con los cuales Enrs se enfrentaba, ella había usado magia de refuerzo en sí misma y en su arma, permitiéndole ver en la oscuridad absoluta y mejorando su puntería, al igual que cambiar el curso de sus balas para nunca fallar, mediante magia se comunicaba con su compañero elfo.
- Te dije que era una buena persona- dice Enrs mientras esquiva una estocada, el elfo la devuelve y traspasa el cuerpo de su enemigo, mientras otro cae por un disparo certero de Victoria.
- Tal vez- Victoria mueve la palanca de su rifle y carga otra bala - aunque es muy débil- ella dispara nuevamente, la bala impacta en la cabeza de un enemigo.
- Es un humano sin magia ¿acaso esperabas algo más? - Enrs desvía una bola de fuego con su espada mágica, y luego dispara un relámpago contra el mago enemigo matándolo al instante.
- Cierto- Victoria recarga su arma y prepara un disparo mágico -Erns recomiendo salir de inmediato de la zona, disparare una carga mágica.
- Entendido.
- Vamos a hacer un poco de ruido- en lugar de salir una bala de la boca de su rifle, lo que sale es una ráfaga de energía que viaja a gran velocidad y cuando va llegando a su objetivo se divide en muchas ráfagas las cuales impactan a cada uno de los enemigos y luego estallan destruyendo la zona.
- Cada día está peor- exclama el elfo, mientras limpia su espada, luego observa lo que quedo de la zona ahora un páramo lleno de cráteres y muertos.
Victoria deja su arma - van a seguir apareciendo hasta llevarse a la niña- ¿Cuánto falta para que se la lleve la general? Pregunta.
- Una semana como máximo, voy a cortar la comunicación.
- De acuerdo.
Al estar solo Enrs reflexiona -Me preocupa lo que pueda pasarle a mi amigo, pero una orden es una orden- el sobreponerse a una orden no está en su código, lo único que puede hacer es apoyar a su amigo en la transición -creo que mañana lo visitare.