Chereads / Resident Evil Los Iluminados / Chapter 6 - CAPITULO 5

Chapter 6 - CAPITULO 5

Cuando salimos, vimos el portón que debíamos cruzar para poder seguir nuestro camino, pero a Leon le dió un mal presentimiento. Se acercó al mural y vió que la zona estaba siendo vigilada por los pobladores armados con hachas, dinamitas, machetes y otros elementos.

Me pidió el rifle y se lo entregué, colocó un silenciador al mismo, se posicionó como francotirador y comenzó a disparar a cada uno mientras tanto yo miraba con sus binoculares. En realidad era muy bueno para dar al blanco y justo en la cabeza, los mataba de un tiro.

- Vamos. - Me avisó, devolviéndome el arma.

Preparé mi pistola, al igual que él e ingresamos, debíamos cruzar unos puentes, bueno de hecho eso aparentaba porque en realidad eran enormes tablas de maderas, no muy seguras para cruzar, así que con mucho cuidado nos dispusimos a hacerlo.

De un momento a otro vimos a un poblador cargando una dinamita frente a nosotros. Antes de lanzárnosla, Leon lo disparó, éste cayó al vacío y oímos una explosión abajo.

- Chiaaa. - Murmuré asombrada mirando hacia el vacío.

- Muévete, vamos. - Ordenó Kennedy y caminamos hasta llegar al otro lado y así abandonar aquel sector.

Minutos luego de haber caminado bastante, encontramos una casa e ingresamos a una habitación. Guardé mi pistola y eché un vistazo, no era muy amplia, podría decir que era un poco acogedora, había una cama, un armario, un estante con varios libros, hasta un escritorio y una ventana.

Pronto mi mirada se centró en un cuadro con la imagen de un hombre, era aquel hombre... el que pertenece a la secta de Los Iluminados, el mismo que ordenó a esos dos monjes y a los habitantes para que me siguieran.

- Leon, este es el hombre, supongo que es el líder de Los Iluminados. - Comenté mientras le mostraba.

- Mmm, tiene una cara aterradora. - Opinó.

- Mira, hay algunos archivos. - Señalé mientras leía aquellos.

En el documento decía algo sobre un parásito llamado "Las Plagas".

Considerando que los virus creados por la Corporación Umbrella, que destruía la mente y el cuerpo de las personas a través de mutaciones, produciendo necrosis en el cuerpo del ser huésped, Las Plagas, al ser un parásito, son más sutiles, vinculándose silenciosamente al sistema nervioso central de la víctima y tomando el control de su mente.

Los humanos infectados con Las Plagas, al contrario que los zombies, mantienen la apariencia humana y la capacidad del habla, y parecen relativamente normales en apariencia. También conservan su inteligencia humana y capacidad para actuar colectivamente. Esto los hace mucho más peligrosos que otros organismos, ya que son silenciosos, inteligentes y bien organizados.

Cuando las plagas múltiples se insertan en los ejércitos humanos, que causan el anfitrión de someterse a drásticas mutaciones físicas y más de sanguijuelas como en aspecto. Ellos son capaces de regenerar el cuerpo del huésped...

- Wooow. - Murmuré mientras leía, cambié de página.

Las Plagas eran organismos parásitos muy antiguos que habitaban en una remota región de España hace muchos años, estos parásitos eran adorados por una secta religiosa llamada "Los Iluminados"; sin embargo, el primer caballero castellano de la región y gobernador de un castillo que quedaba en aquel lugar decidió erradicar las plagas por siempre y mandó a enterrarlas a todas en las antiguas minas del castillo y a asesinar a todos los líderes de la secta...

- Las Plagas. - Dijo Leon pensando. - Nunca había oído sobre eso.

De pronto escuchamos un ruido en el piso de abajo.

- ¿Qué fue eso? - Pregunté mientras doblaba el archivo.

- Averigüémoslo. - Dijo Leon tomando su pistola en mano.

Entonces guardé el archivo en la mochila y él abrió la puerta lentamente. Pude oír a unos aldeanos decir algo en español.

- Hay un rumor que hay unos extranjeros entre nosotros. - Dijo uno.

- Nuestro jefe se encargará de ellos. - Dijo otro. - Y si La Plaga es mucho mejor...

Nos adentramos al pasillo y repentinamente sentimos un paso detrás de nosotros, al girar nos dimos cuenta que era el mismo hombre barbudo. Este pelado nos tomó del cuello y nos elevó a una determinada altura que ni nuestros pies tocaban la superficie.

Leon y yo intentamos liberarnos pero era demasiado fuerte, además a él se le cayó su pistola y yo no había preparado la mía.

Lección del día estar siempre armada cuando visito un pueblo extraño.

Luego de un instante aquel hombre nos miró a los ojos y nos dejó caer al suelo, Kennedy masajeó su cuello y se sentó sobre el suelo recuperando el oxígeno, sin embargo yo decidí acostarme por completo y dar un fuerte suspiro.

- Parece que por vuestras venas corre nuestra misma sangre. - Habló el barbudo. Me recosté y lo miré. - A pesar de todo, vosotros sois unos extraños. - Continuó el grandulón. - Tened presente, si resultáis molestos a nuestros ojos, las consecuencias serán graves.

Sentí escalofríos al oír aquella voz, era una amenaza o advertencia o cómo quieran llamarlo, pero ¿por qué nos liberó? Pensé que ya era mi fin.

Aquel pelado ingresó al cuarto dónde habíamos estado.

- ¿Qué? ¿Misma sangre? - Preguntó el agente, poniéndose de pie, confundido recuperando el aire.

Yo, aún recostada sobre el suelo, lo miré tratando de entender a qué se refería, hasta que ví a Leon agarrar su pistola e ingresar a la habitación.

¿Acaso está drogado?

- ¡Leon espera! - Exclamé levantándome.

Lo seguí y observé que fue golpeado por el barbudo, Kennedy cayó al suelo y su arma a otra parte, más lejos. Yo me quedé impactada, aquel sujeto, con su enorme pie, pisó al agente y éste no podía salirse.

- ¡No! - Grité y el "pez gordo", como el español Luis Sera lo había llamado, giró a verme. Tragué saliva.

Se dispuso para atacarme, pero dos disparos llegaron a la espalda de este, a través de la ventana, parece que se enojó y decidió seguir a quién había emitido esos disparos. Saltó de la misma, rompiendo completamente el cristal y lo perdí de vista.

¿A dónde habrá ido? ¿Quién habrá disparado? Quienquiera que sea le debemos la vida.

El norteamericano se levantó y agarró su pistola, yo me recosté por la puerta suspirando aliviada.

- ¿Qué te fumaste? - Pregunté en español mirándolo.

- ¿Qué?

- ¿En qué estabas pensando? Bien, recientemente no estabas pensando, porque si estuvieras pensando no hubieras regresado aquí.

Leon solo me ignoró y miró a la ventana, yo rodé los ojos, era obvio, lo drogaron.