💫💙Erick Vries💙💫
Una vez más no había podido controlarlo, no había podido evitar sentir aquella extraña sensación de conexión con Christina por medio del pálpito incesante de mi pecho, que me hacía sentir la obligación de protegerla, incluso si eso requería incendiar el mundo con mis propias manos. En ocasiones solían ocurrirme diferentes situaciones con aquella mujer de ojos verdosos tan soñadores como un pequeño niño, que volvían locos mis sentidos, que hacían que me cuestionasen todo lo que sucedía, incluso sobre mi existencia misma.
Esa situación era una de esas tantas veces en las que me lo cuestionaba, más aún cuando sentía el como una inmensa fuerza me sometía a estar cerca de ella, en el momento en el que sentía el como aquella sensación se instalaba en mi pecho, me Me encontraba a mí mismo admirando el océano y la fuerza con la que las olas golpeaban la playa, pero no llegué a dudar ni siquiera un segundo y me dirigí hacia alguna dirección en búsqueda de Christina.
Mi confusión fue inmensa en el instante en el que me había percatado de que el rastro de su olor o el que quedaba de él, me dirigió justo al mar adentro el cual se ubicaba frente a un acantilado, causando que sintiese el cómo un balde de agua fría me empapaba de repente al darme cuenta de que ella se encontraba en aquellos momentos en el océano, así que sin dudarlo dos veces y de manera apresurada me lancé de aquel risco con el corazón en mis manos. Acción por la que justo al lanzarme y buscarla de manera veloz dentro del mar, la divisé al instante notando el como esta se había desmayado ya su vez sangraba por la nariz causando así que por su sangre, se dificultase mi rescate, pero que con suerte pude lograrlo.
En el momento en el que la saqué del agua la llevé a la orilla dejándola de manera suave justo en las ovaladas y suaves rocas de color oscuro, intentando luego por todos los medios todo lo posible para que despertara, sintiendo el cómo además la desesperación me invadía la mente al ver que no despertaba, mientras que a su vez imploraba de manera interna, pero repitió una "Reacciona".
—Vamos, solo hazlo…Joder Christina… Despierta… No me hagas esto chica ruda. —Le rogaba con una incesante angustia mientras que a su vez le daba respiración boca a boca, presionando luego su pecho con la esperanza de que despertase, sintiendo el cómo lentamente mi mundo se desvanecía por completo dejándome en un estado de pánico. —Te lo estoy rogando… No me dejes de esta manera. —Agregué sorbiendo mi nariz afligido dejando que gruesas lágrimas de sangre resbalaran por mis mejillas al ver el cómo su cuerpo inerte no se movía ni siquiera con el más mínimo esfuerzo, fue en ese entonces el momento en el que por la impotencia del hecho de que pudiese perderla, golpeé su pecho y no pasó mucho tiempo cuando pude escuchar entre medio de mis lamentos junto a mis disculpas el cómo tocía el agua que se encontraba en su pecho y no pude evitar el impulso de estrecharla fuertemente contra mi pecho aspirando su olor, para a continuación besar cada parte de ella antes de hacerlo con sus labios y con mucha intensidad, sintiendo el cómo me devolvía a la vida.
—Joder Christina… pensé que jamás volvería a verte. —Confesé con voz quebradiza sosteniéndola a su vez de los hombros mientras que al mismo tiempo que buscaba respuestas en su verdosa mirada, buscaba el brillo de ella, pero que no pude encontrar.
—Erick… —Mencionó mi nombre como si no pudiese creer el simple hecho de que me encontraba frente a ella antes de abrazarme con fuerza quebrándose por completo rompiendo en llantos desconsolados y leves gritos desgarradores que provocaban que mi frío corazón se quebrace en mil pedazos, a su vez, desatando mis oscuras lágrimas con ellos. —Pensé que te perdería para siempre y me lancé… —Sollozó con un hilo de voz. —Pensé que…
—Ya estoy aquí, no te preocupes… pero ¿Por qué Christina?... Mierda… me prometiste que no ibas a volver a cometer algo como eso, me asustaste demasiado hermosa. —Le reclamé susurrando lo último apoyando mi frente contra la suya mientras que a su vez acariciaba su mejilla aliviado de volver a escuchar su voz de nuevo, porque la amaba, realmente lo hacía, ella era la única que podía volver mi mundo de cabeza y el simple hecho de saber que pudiese haber perdido a la única chica capaz de eso y saber que la historia se repetía, me asustaba por sobremanera porque no sabría qué hacer en el momento en el que no hubiera nada que hacer más que resignarme a perder el amor de mi vida.
—Tu rompiste tu promesa… Me abandonaste a mi suerte, rompiste mi corazón y ni siquiera te importó hacerlo. —Sollozaba nuevamente golpeando mi pecho, cosa que realmente no me importaba, lo único que lo hacía era que en aquel momento estaba con ella y que ella me había abierto los ojos de aquella espesa niebla que me envolvía. —Y me odio.., me odio tanto porque desearía odiarte tanto en estos momentos, pero no puedo porque te amo demasiado como para hacerlo. —Me gritaba destrozándome cada vez más con cada palabra, porque saber el simple hecho de que ella lo estaba, me ardía, ardía cada célula que luchaba por sobrevivir en mi cuerpo.
Fue entonces sin importar cada golpe que me daba simplemente la abracé con fuerza, sintiendo el como su cuerpo temblaba bajo el mío. Acción por la que cargué su empapado cuerpo en mis brazos aún con oscuras lágrimas en mis ojos y empecé a caminar sobre la oscura arena rodeada de ovaladas rocas, dirigiéndome así a la encondida casa que tenía frente al mar.
[…]
En aquellos momentos me encontraba en mi casa la cual se ubicaba en frente del paisaje oscuro que nos brindaba el contraste del océano negro y el cielo nublado. Al llegar a casa después de haber encontrado a la castaña casi ahogada justo en el mar, no pasó mucho tiempo en el que luego de haberse vestido con mi ropa seca la cual le quedaba ancha, cayó en un inmenso sueño profundo como si no hubiera dormido en días, hecho que me hacía sentir culpable porque después de todo, yo era el culpable de las malas noches que pasaba y de que se pasara varias noches pensando en cómo resolver la situación que cada día más se volvía intensa hasta el punto de opacar el brillo radiante en sus grandes ojos.
Por otro lado, ella por su parte se hallaba acostada en mi cama aún sumida en sus plácidos sueños, motivo por la cual en aquella situación me encontraba a mi mismo frente a ella en su completa vigilia para asegurarme de que estuviese bien, pues aquel sueño acumulado que recuperaba dormida en mi cama, había sido totalmente mi culpa porque a pesar de que la amaba incluso más que a mi propia vida, la había lastimado de una manera muy cruel y sabía que aquello era algo que me iba a pesar durante mucho tiempo. por eso no iba a disculparme, le demostraría que realmente me arrepentía de hacerlo.
Fue en esa circunstancia en la que pude percatarme del como empezaba a despertar mientras que a su vez, analizaba todo su entorno con la mirada.
— ¿Dónde estoy? —Cuestionó con voz suave junto a un pequeño entrecejo fruncido en notable confusión y supe que no recordaba el momento en el que habíamos llegado a casa, pero un ceño fruncido el cuál me enamoró desde el primer momento.
—Estas en mi casa, te quedaste dormida en el momento en el que llegamos ¿No lo recuerdas? —Cuestioné lo último y esta analizando el lugar una vez mas sin decir palabra alguna mientras que por mi parte solo me acerqué un poco a ella antes de sujetar su mano.—Necesitamos hablar, creo que tú también quieres hacerlo, pero antes de hacerlo Quiero que comas algo… no te ves saludable. —Agregué preocupado mirándola de manera fija, acción que ella copió al instante.
—Yo… —Empezó a hablar con voz ronca e insegura antes de mirar nuestras manos las cuales yacían unidas. —Está bien, necesito hablar contigo también. —Añadió esta vez segura de lo que decía para a continuación darme una débil sonrisa.
🌿🍁💗Christina Truinstra💗🍁🌿
Me hallaba ubicaba en esos momentos en la casa de Erick, sentada en la mesa de su cocina mientras comía comida que el mismo me había preparado, comida la cual constaba de salmón con ensalada, pero que a pesar de lo deliciosa que estaba, no podía comer nada, pues sentía el como mi estómago se revolvía por dentro y más aún cuando no había podido comer bien en días porque mi apetito se había marchado junto con mis ganas de dormir al estar pensando tanto en lo que sucedía.
A decir verdad, hubiera deseado decir que luego de haber dormido tanto en la cómoda y cálida cama de Erick me encontraba descansada, pero la verdad era totalmente lo contrario, estaba cansada de tanto… de todo siendo sincera, cansada de luchar contra un mundo que no conocía, de tantas malas noticias que solían empeorar y sobre todo, por no poder dormir bien durante varios días porque mis propios pensamientos me empezaron a invadir carcomiéndome a cada instante por dentro.
Luego de haber comido con Erick, ambos nos sentamos en su oscura sala de estar y en un sofá el cual era de color gris, pero que estaba con la vista hacia el océano.
— ¿Dé que quieres hablar? —Cuestioné sin darle vueltas al asunto, ansiosa por la manera misteriosa en la que él se estaba comportando.
—¿Por qué lo hiciste? —Preguntó con voz suave mirándome a los ojos y frunciendo el ceño. —Quiero decir, ¿por qué estabas ahí en ese momento? ¿Qué hacías fuera de casa? ¿Qué hacías en ese acantilado? —Agregó sus interrogadores pregunta tras pregunta junto a una voz suave, pero a su vez demandante y firme, con un leve tono insistente.
—Te estaba buscando a Erick, necesitaba hablar contigo, prometiste que no me ibas a abandonar y lo hiciste, por lo que cuando estuve en el palacio con Lord Hopkins no supe que hacer en el momento en el que me dijo que el tiempo estaba contado… que había posibilidad de perderte, me dijo que temía a que cambiaras y me negaba a que- —Le empecé a explicar, pero a mitad, me cortó en seco acariciando mi mano, esto antes de dejarme perpleja con lo que había dicho a continuación.
—Lo sé, se lo que sucede y se quien ha sido el culpable de todo esto. Sé que mi padre está detrás de tu primer intento de suicidio y del segundo también. Se que empezó a meterse en tu mente porque lo que él quiere es otra guerra, una peor, así que escúchame bien: jamás dejaría que nadie te haga daño, nunca. No fuiste nunca el problema, no lo eres, ni lo serás, la razón por la que me fui para seguir el plan, porque sé que trabaja para el mismo con el propósito de otra guerra.—Explicaba Erick en voz baja dejándome totalmente aturdida. mientras que a su vez lo hacía mirándome de manera fija a los ojos dándome a entender que era verdad cada palabra que salía de sus labios. —Sé que ha estado intentando manipular mi mente con su poder, no logró porque mis ganas de protegerte supera su poder, pero tuve que fingir que lo hacía. —Agregó provocando que lágrimas se desbordaran de mis ojos cual presa que se acababa de romper en mil pedazos.
—¿Por qué no me lo dijiste antes…? Me heriste Erick, pensé que te perdería para siempre. —Expresé entre lágrimas, sintiendo el como luego el se abalanzaba sobre mí en un abrazo reconfortante mientras que a su vez besaba mi frente con ternura.
—Créeme que jamás lo haría, no podría hacerlo siendo consciente de ello, pero creo que ya lo hice. —Confesó rompiendo el abrazo para luego mirarme. —Fui un imbécil contigo, era algo que debías saber desde un principio, como todo lo que debes de saber de ellos. —Agregó acariciando mi mejilla con suavidad, secando de la misma manera mis lágrimas.
— ¿Pensaste realmente en alejarte de mi por esto? —Cuestioné llorosa mirándolo a los ojos con un leve ceño fruncido.
—No lo iba a hacer, o bueno, no del todo. Mandé a Lance para cuidarte, hay tantas cosas que ocurrieron al salir del palacio que realmente me colocaron en un punto muy bajo en lo que pensé que no había nada que hacer, pero Lance me ayudó con un plan para que no te sucediera nada. —Explicó con voz suave y en esos momentos todo era tan confuso, tanto que incluso podía sentir el como mi cabeza palpitaba junto con un punzante dolor. —Mi padre en el momento en el que llegó me buscó, empezó a decir que la masacre lo sabía todo, que me amenazaban con llevarte y matarte si no me alejaba de ti. Sabía que todo eso era una farsa que en el momento en el que me alejara de ti te iban a capturar, por lo que no sabía que hacer, hasta que Lance supo todo y me contó del plan.
—¿Por qué no me lo dijiste antes de Erick? Hubiese entendió.
—Tenía miedo de que todo saliese mal, de que no hubieras reaccionado bien a la idea, no quería que te preocuparas. —Confesó dándome una pequeña sonrisa que más que para animarme, se denotaba algo triste. —Al final fue peor para ti no hacerlo, todo esto sucedió por mi culpa y se salió de control.
—Arruiné el plan ¿cierto? —Le cuestioné preocupada.
—No lo hiciste, pero no te preocupes por eso, lo que importa ahora es que estés bien y recuperas energía. Hay más cosas que debo contarte, pero que no haré aún para no cargarte con tanto peso. —Habló para a continuación levantarse del sofá para dirigirse a algún lado, razón por la que justo el instante de dar el primer paso lo llamé provocando que se parara en seco antes de girarse hacia mi dirección.
—Gracias… por salvarme dos veces y por todo. —Agradecí entonces porque sabía de que a pesar de que sus acciones habían sido tan malas, sus intensiones eran las mejores y aquello era algo que valía mucho, este por su lado solo mirando con la cabeza pensativo, pero a su vez regalándome una sonrisa que Esta vez me animé y que me daba a entender que todo estaba bien o al menos eso parecía ser.