Capítulo 26: Disparo al alma.
Martes 9 de octubre, más específicamente por la tarde. Normalmente, este horario habría supuesto salir de la escuela a las 4 de la tarde, hora en la que las paradas empezaban a llenarse y, por lo tanto, uno podría terminar pasando hasta dos horas en el lugar tan solo para intentar coger un ómnibus que estaría repleto a más no poder. Pero tal no fue el caso hoy para Jaime. El profesor que debía dar el último turno de clase no pudo debido a que se sentía mal del estómago, así que los dejaron salir 45 minutos antes de lo normal. Normalmente, Jaime no habría dudado en aprovechar esta oportunidad para ir a casa de algún amigo sin que se enterase su madre, pero con el fin de convencerla de que le quitara el castigo lo más pronto posible optó por llegar tremendamente temprano y que viera que se podía confiar en él para mantenerse lejos de problemas. En momentos como este, Jaime no podía sino maldecir a la suerte por haberse demorado tanto ese día. Por suerte, la guagua estaba casi vacía (al menos comparado a como estaría 45 minutos después), y en el caso específico del P7 este pasaba con bastante frecuencia, así que pudo montarse tan pronto llegó. Así, para las 3:30 PM, Jaime ya estaba en su localidad de Luyanó, en el municipio de Diez de Octubre. La parada más cercana del P7 a su casa quedaba a diez cuadras de esta, pero era colina abajo así que era una más como una caminata agradable. Mientras bajaba por la Calzada de Luyanó, se encontró con alguien con quien no esperaba encontrarse:
Jaime: ¿Jotaro?
Jotaro: ¿Hm? Oh, Jaime, no esperaba encontrarme contigo ahora.
Jaime: Yo menos, ¿qué haces aquí en Luyanó?
Jotaro: Como sabrás, hay miembros de Passione en toda Cuba investigando la posible localización de nuestros enemigos. Fui a reunirme con uno que aseguró haber encontrado una pista de ellos por esta localidad.
Jaime: ¡¿Están aqu-No pudo terminar porque Star Platinum le tapó la boca mientras Jotaro le reprendía con la mirada como diciendo "no grites estas cosas".
Jotaro: No estamos seguros.-Dijo respondiendo a la pregunta que Jaime no llegó a completar.- Sin embargo, este no es el primer reporte de que hay indicios de ellos aquí en la Habana. Lo más probable es que ya se hayan hecho una idea de la localización de la flecha, o al menos un aproximado.
Jaime: ¡¿Entonces Claud-No pudo terminar porque se repitió la misma escena de antes.
Jotaro: (Yare yare daze) Tampoco estamos seguros, pero es poco probable que la estén apuntando a ella específicamente. Al fin y al cabo, incluso si aún no sabemos dónde están, el que hayan dejado rastros en lo absoluto significa que deben estar andando a tientas en vez de avanzar directamente a su objetivo. Incluso si no fuera así y simplemente fueron demasiado descuidados cerca de la meta, lo cual dudo, si realmente fueran tras Claudia, la mayoría de los reportes se centrarían en el municipio Habana Vieja en vez de estar repartidos a lo largo de la provincia.
Jaime: Uuf, que alivio. Espera, ¿si sabías todo esto, por qué no nos avisaste antes?
Jotaro: Los reportes empezaron a venir desde ayer por la noche. Antes de eso, ni siquiera pudimos darnos cuenta de que habían salido de Guantánamo. Además, no he tenido tiempo para avisarles, pues tuve que confirmar con casi todos los posibles avistamientos en persona, lo cual me ha llevado todo el día.-Dijo mientras sacaba un pañuelo de un bolsillo para limpiarse el sudor de la cara.
Jaime: Ah, ya veo. (Espera, ¿ha estado todo el día recorriendo La Habana con ese abrigo bajo este perro sol? ¿Acaso está tan comprometido a su estilo de vestir que no le importa arriesgarse a sufrir insolación o dermatitis? Me gustaría alagarlo por su resistencia, pero considerando que debajo de esa tienda de campaña debe de oler a perro muerto, no estoy seguro de si vale la pena. No, espera, ahora que me fijo, en realidad huele normal. ¡¿Cómo es eso posible?!)
Mientras Jaime se cuestionaba la manera en la que funcionaba el olor corporal de Jotaro, de repente notó algo en el horizonte. Venía por el aire, y se veía tan pequeño que uno podría creer que era un avión a gran altura. Pero al instante notó como este se desviaba de su trayectoria y se acercaba cada vez más y más como un proyectil.
Jaime: ¡Jotaro, cuidado!-Gritó para avisarle del objeto que venía por la espalda del nombrado.
Como si de un acto reflejo se tratase, Star Platinum detuvo el tiempo. Todo se congeló a su alrededor, las personas, equipos electrónicos, incluso el aire mismo estaba detenido en el lugar. En ese intervalo de tiempo pausado, Jotaro se dio la vuelta y efectivamente vio una bala congelada en el aire.
Jotaro: (Una bala, ¿eh? Si decidieron atacarme con un método como este, ha de ser un enemigo que no conoce acerca de mi habilidad. O a lo mejor si lo sabía y por ello intentó atacarme por la espalda por sorpresa. En tal caso, la presencia de Jaime en el lugar debe haber sido un factor desconocido para ellos, pues si hubiesen sabido que tenía cerca un aliado capaz de avisarme del peligro habrían esperado por un momento más oportuno. Sea como sea, terminaré esto ahora mismo.)
S.P: ¡ORA!-Gritó mientras golpeaba la bala para cambiar su trayectoria hacia las nubes.
Jotaro: El tiempo se reanuda.
El mundo volvió a moverse de nuevo. Todo lo que antes se detuvo volvió a moverse, incluyendo la bala que ahora se dirigía hacia el cielo.
Jotaro: Gracias por la advertencia Jaime.
Jaime: ¿Eh? ¿Ya pasó el peligro?-Dijo mirando hacia donde creyó haber visto la bala.- Ah cierto, por un momento se me olvidó que puedes detener el tiempo, probablemente te encargaste sin que me diera cuenta.-Dijo y soltó un suspiro de alivio para luego mirar al cielo.
La vista lo petrificó. La bala que debería haber seguido su curso ascendente ahora caía en picada directo hacia la cabeza de Jotaro con una velocidad mayor a la que tendría solo por la fuerza de gravedad. Sin tiempo ya para avisar, Last One Standing empujó a Jotaro, logrando salvarle así por milímetros de la bala que terminó impactando contra el suelo. Acto seguido, el proyectil que estaba incrustado en la acera volvió a dirigirse a la cabeza de Jotaro con una velocidad de francotirador. Star Platinum volvió a detener el tiempo.
Jotaro: (Ya veo, así que esta bala es un stand, y parece estar fijado en mí. Por lo que he visto parece ser un stand del tipo de control remoto. Yare yare daze, tengo mala experiencia contra los stands de este tipo. Por ahora lo único que se me ocurre hacer es intentar destruirla mientras el tiempo está detenido. Si eso no funciona… tendré que improvisar algo más.)
S.P.: ¡ORAORAORAORAORAORAORAORAORAORA! ¡OORAA!-Gritó mientras asestaba una serie de golpes a la bala, terminando con uno que la mandó a volar varias decenas de metros.
Jotaro: (Al final no pude destruirla. Al menos la alejé, eso me dará más tiempo para pensar que hacer.)-Pensó, y acto seguido el tiempo se reanudó.
Nuevamente la bala desapareció de la vista de Jaime, pero al menos Jotaro seguía bien.
Jaime: ¿Problema resuelto?-Le preguntó a Jotaro con la esperanza de recibir una respuesta positiva.
Jotaro: Por desgracia no. Esa bala es un stand de control remoto, no puedo destruirla y es muy poco probable que el usuario esté cerca. Parece estar fijada en mí, así que no hay manera de burlarla para que marque a otro objetivo. Cuando vuelva a acercarse, la impactaré contra el suelo para quitarle la inercia y entonces la atraparé dentro de mi mano. Si sale bien, podré evitar que se siga moviendo, si no, atravesará mi mano y me matará.
Jaime: ¿Crees que saldrá bien?
Jotaro: Honestamente, no, pero no hay otra manera.-Dijo con una mirada que expresaba determinación y resignación al mismo tiempo.
Entonces, volvieron a divisar la bala en el horizonte. Un segundo después, ya estaba a un metro de Jotaro. Sin embargo, un pensamiento pasó por la mente de Last One Standing: "¿por qué siempre apunta a la cabeza?" Uno podría argumentar que se debe a que destruir el cerebro garantiza una muerte segura, pero algo parecía raro, de algún modo el ángulo de la bala parecía ir justo hacia el límite superior de la cabeza. Fue solo una corazonada, no tenía pruebas, pero la vida de alguien estaba en juego y L.O.S. actuó por instinto. Antes de que Star Platinum detuviera el tiempo, L.O.S. le quitó la gorra a Jotaro para ponérsela a Jaime. La sorpresa invadió a Jotaro tanto que por un momento se olvidó de detener el tiempo. Sin embargo, una sorpresa mayor le invadió cuando vio que la bala ahora se dirigía hacia Jaime. Ahora no había ninguna duda, la bala perseguía, no a Jotaro, sino a quien usara su gorra. Star Platinum, con su precisión y vista sobrehumana, ya se había dado cuenta de la rareza en el ángulo en que se movía la bala y había supuesto desde incluso antes que Last One Standing, pero era solo una teoría, por lo que decidió no contárselo a Jaime para no darle ni a este ni a sí mismo falsas esperanzas. Su Plan B era, si no podía detener el movimiento de la bala, arrojar su gorra al suelo para salvarse al menos hasta que el enemigo descubriese que sobrevivió y le disparase otra bala. En sus planes no estaba que Jaime tuviese la misma corazonada y se sacrificase por él. La detención del tiempo no era instantánea, como ya ha sido comprobado en el pasado, y dada la velocidad de la bala y la distancia de esta a la cara de Jaime, no llegaría a tiempo para salvarlo. En ese instante al borde de la muerte, Last One Standing instintivamente buscó entre todo su caudal de conocimientos algo que le permitiese sobrevivir. Mientras los microsegundos pasaban, la bala se iba acercando y no había resultados por parte de su stand, Jaime cerró los ojos y pensó.
Jaime: (Ya valí.)
To Be Continued |\|