Chapter 6 - Respuesta

Todos guardamos silencio mientras escuchamos a mi hija exponer la construcción de la muralla, su relato de como la arreste en su propio hogar e incluso una versión exagerada de mi intento por abrir la puerta de su habitación, miro a los otros presentes pero sus rostros eran indescriptibles, me era difícil saber si estaban enojados, preocupados o nerviosos, al mirar al representante nuestros ojos se topan y siento su desprecio, incomodo por lo que esta pasando vuelvo a mirar a la pantalla, es como si ella estuviera hablándome directamente.

— Los animanos no planean dejar nuestro país, la ocupación militar que estamos viviendo son los preparativos para la división de la nación, la zona de Santiago hasta la costa sera cortado por una muralla, así como lo hicieron con el muro de Berlin, esto es una nueva guerra que a caído sobre nosotros, la indiferencia ante este asunto es apoyar al enemigo, así que cada chileno y chilena debe prepararse para defender el suelo que le pertenece "La tierra es nuestra y a nadie se le presta".

El representante apaga el televisor— ¿Algo que decir al respecto?

Aunque la pregunta es abierta para los cinco, no puedo evitar sentirme responsable de lo que acaba de suceder— Aun tenemos un margen de tiempo para mejorar la situación, tenemos que demostrar que el sistema de la muralla es lo mejor para todos.

— O no construirla por ahora —indica Verónica.

— Esa no es una opción —decreta.

Verónica se coloca de pie, al parecer ya tiene un plan en su mente— Debemos hacer que la gente pida la muralla, que realmente lo vean como un símbolo de convivencia o que los animanos que habitan el país exijan separarse de los humanos.

— Sigo pensando que los toques de queda serian perfectos para lo que esta sucediendo —murmura Samuel.

— Nada de eso, apoyo la idea de Verónica —Leticia camina hacia Verónica, la líder de la familia Caedes— que la gente pida la construcción de la muralla y podremos dejar de mentirosa a la hija de Eusebio.

— Señor representante —Octavio toma la palabra— ¿Que dirá el CNA si pedimos que la creación de la muralla se retrase por unos años?

— Según los casos que conozco se da un plazo de cinco años para iniciar la construcción de la muralla, de no haber señales de progreso las actuales familias serian destituidas para colocar a otras cinco capaces de cumplir con la labor.

— Podemos conseguirlo en cinco años —aclara Verónica.

— Armare una reunión de prensa para que puedan desmentir los dichos.

Con la salida del representante del CNA, los cinco nos quedamos en la sala.

— Vaya hija que tienes —dice Samuel en tono burlón— ¿Que harás con ella ahora?

— Eso es asunto mio —también me pregunto lo mismo, pero primero tendré que encontrarla, dudo que regrese a casa.

— Ve a resolver eso —me dice Veronica con amabilidad— nosotros preparemos ideas que motiven a volverse animano.

Asiento con la cabeza a modo de agradecimiento, mientras avanzo por el pasillo no puedo evitar soltar pequeños rugidos, mi sangre esta hirviendo, le indique a Carolina que no podía dejar que su hermana saliera, traen la limusina en que llegamos todo.

En el traslado a casa las cosas ya se han salido de las manos, civiles escupiendo a los animanos uniformados, en otro sector se están llevando a cabo detenciones, pude presenciar como un animano mezclado con hipopotamo suelta un bramido que hace que la gente retroceda, por su ausencia de casco y las heridas en su cabeza puedo deducir que ya fue agredido, del cielo animanos con alas en sus espaldas comienzan a disparar lo que finalmente consigue disolver la revuelta, uno de ellos atiende a su compañero mientras el resto sigue vigilando.

No puedo evitar darle un golpe a la puerta, si la tuviera en frente no se que haría con ella, quizá darle la paliza que jamas le di, escucho los reclamos de mi padre sobre mi crianza demasiado blanda, cierro mis ojos y muevo mi cabeza de modo horizontal, un rugido mas fuerte se escapa de mi boca.

Cuando llego a mi casa veo a los vecinos del sector aglomerados delante de mi vivienda, cuando ven el auto estacionarse se giran hacia él, como si supieran que estoy exactamente allí dentro, se han colocado tanto delante como detrás del auto.

— Puedo acelerar si lo desea —me dice el chofer que después de todo también es un soldado.

Lo ultimo que necesito es ser acusado de agredir a los civiles— No es necesario, podemos resolver esto con dialogo.

Escucho las preguntas de las personas, al mirar por la ventana confirmo que ningún periodista o fotógrafo esta en el lugar, abro la puerta, algunas personas se colocan mas adelante para verme primero, cuando nuestras miradas se topan sin pensarlo un segundo se hacen para un lado, me pongo de pie erguido mirando a todos los presentes, solo reconozco expresiones de panico y preocupación, todo el ruido desaparece, lo único que se puede oír es el sonido del auto, camino hacia la reja de mi casa, en la entrada de esta doy una media vuelta para mirar a todos los espectadores.

— Mi nombre es Eusebio Iustitia, como pueden ver, ahora soy un animano, pero mis lealtades aun son hacia la humanidad, trabajare cada uno de mis días para mejorar este lado —el publico se mira entre si, no los estoy convenciendo— siéntanse libres de visitar mi vivienda para que podamos conversar ¿Alguna pregunta? de no haberla me gustaría entrar para poder descansar.

Como pensé, todos están demasiado asustados por mi nuevo rostro— Que tengan una...

— ¿¡Van a construir una muralla en Chile?!

No logro saber quien de la multitud dijo eso, pero tampoco me interesa— Las cosas que dijo mi hija son mentiras, no planeamos construir ninguna muralla en el país, tenemos otras prioridades.

— ¿Cuales son las prioridades de los animanos?

— Las que sean las prioridades de los humanos.

— ¿Cuando se irán los militares?

— Cuando nos aseguremos de que el país sea estable en términos políticos y sociales.

— ¿Cuando sera eso?

— Ustedes lo decidirán, humanos y animanos deben trabajar en armonía y unidad para construir un mejor Chile, si demostramos esas actitudes, el Consejo de las Naciones Animanas dará la orden de retirar las tropas, otras informaciones se les darán por la transmisión televisiva que efectuaremos dentro de poco —aunque siguen sin estar convencidos, puedo notar cierta relajación en el ambiente— gracias por preocuparse por su país, juntos haremos de Chile esa copia feliz del Edén que se canta en nuestro himno patrio.

Sin ningún aplauso o abucheo ingreso a mi hogar, dadas las circunstancias, para mi eso es una victoria, lo primero que encuentro es a mi esposa sentada fumando, su sorpresa al ver mi rostro es mínima, el olor a humo de cigarro me ahoga, así que abro los ventanales de la casa, ella continua fumando sin darse por aludida.

— ¿Donde esta Carolina? —pregunto mientras abro el ultimo ventanal.

— ¿Para que la necesitas? —apaga el cigarrillo en el cenicero.

— Le pedí que vigilara a su hermana y ahora...

— Se fue a la televisión a filtrar sus planes.

— Nuestros planes.

— ¿Acaso me preguntaste si yo deseaba convertirme en algo como tu? ¿Me pediste mi opinión cuando encerraste a mi hija?

— No puedo creer que sigas molesta por eso —me quedo cerca de la ventana para evitar el viciado aire de la casa.

— No puedes decidir que hacer con la vida de cada uno.

— No estoy haciendo eso, permití que Leopoldo se quedara a criar a su familia para que sus hijos crucen cuando cumplan 18 años y Carolina me apoya en este proyecto.

— Al final Leopoldo hará lo que tu quieres y que paso con Rosa, también me encerraras si me opongo a tus deseos.

— ¿Oponerte? ¿Por que harías algo como eso?

— Para demostrarte que entre mas tiempo pasas involucrado en este conflicto, mas te pareces a tu padre, solo que no te has dado cuenta —se levanta de su asiento, camina hacia mi y con cuidado descansa la palma de su mano sobre mi rostro— no me importa como te veas, solo quiero preservar al hombre que conocí la primera vez.

Toco su mano con la mía, cierro mis ojos e inclino mi cabeza como si fuese un animal amansado, mi pecho se relaja al tiempo que nuestras cabezas se encuentran, nos abrazamos y nos quedamos así un buen tiempo, en esta tormenta que estoy viviendo, había olvidado lo tranquila que es su presencia, como desembarcar en un puerto después de una seguidilla de días navegando entre truenos y relámpagos.