Observé como se empezó a remover incómoda en el asiento y al notarlo quise enseguida no haber abierto mi bocota, como le llamaba Violetta.
Abrió y cerró la boca un par de veces pero no dijo nada, no me miraba pero al final terminó por hablar. Supongo que llena de resignación.
-Am… bueno. En realidad, no habían tantas universidades que me convencieran cerca de donde vivía, pero la universidad de artes de acá me enamoró y decidí venir- respondió con mucha simplicidad y sinceridad pero no me convenció del todo.
La forma en la que se movía sobre el asiento, el tener las manos nerviosamente inquietas y el no mirarme al decir esas palabras me hicieron dudar, y llegué a deducir que esa no era la completa verdad pero tampoco quise preguntarle más, ya que de todos modos no era asunto mío por lo que decidí callar para continuar con el almuerzo y luego seguir conversando sobre temas triviales, para conocernos mejor, hasta que Kristen apareció por la puerta como perro por su casa y nos saludó alegre. Debería acostumbrarme a cerrar con seguro.
-¿Y cómo te ha ido Shai?- preguntó la castaña. ¿Shai? me di cuenta de que Shailene respondía al apodo y supe que así le llamaban todos sus amigos. ¿Podré yo algún día llamarla así?- ¿…Theo?- no escuché ni la mitad de la conversación ni la pregunta que Kristen había dicho por haber estado absorto en mis pensamientos.
-Bien, se ha comportado como todo un caballero- respondió Shailene, sonreí orgulloso y seguí escuchando como un fisgón por el pasillo ya que prácticamente me había corrido de mi propio living. Mujeres.
-¿Y cómo se lo han tomado tus padres?- cuestionó, hubo un silencio sepulcral, quise asomarme más para ver que había pasado pero fue una muy mala idea porque me caí de frente provocando un estruendo por todo el lugar. Levanté la cabeza la cual me dolía por el impacto y me fijé en dos caras que mi miraban molestas y con el ceño fruncido.
-¿Qué haces ahí Theodore?- preguntó una muy enojada Kristen ya delante de mí con los brazos en jarra, mi vista viajó hasta Shailene para ver que hacía, pero también me miraba mal.
-Yo…- ninguna palabra quería salir de mi estatuada boca. ¿Por qué la jugada no me salió como en las películas? Pues no, tenía que tropezar y caer. Fantástico.
-Tú eres un chismoso- me reprendió como un niño chiquito y me levanté mientras fruncía el ceño pero no dije nada porque tenía razón en cierta parte- ¿Qué nunca te dijeron que es malo escuchar las conversaciones de los demás?
-Perdón- dije rápidamente porque sabía que si seguía hablando me iba a dar una larga charla como una madre y no estaba de humor en ese preciso momento para una de esas- me voy, ya entendí, ya entendí- hablaba mientras me encaminaba hacía mi habitación con los brazos en alto como señal de rendición.
Ellas ganan, por ahora.
Mientras subía las escaleras escuchaba los puros murmullos distorcionados por la distancia, pero decidí que no era de mi incumbencia y me adentré por fin en la habitación.
¿De qué estarán hablando? ¿Será sobre la familia de Shailene? ¿Por qué Kristen preguntaría eso? ¿Por qué Shailene es tan bonita? ¿Por qué me agrada tanto si a penas la conocí hoy? ¿Por qué me estoy preguntando eso?
Sacudí la cabeza y me cambié por una ropa más holgada, apagué todas las luces hasta que mi habitación quedó completamente oscura y me deslicé entre las tibias mantas de la cama para dormir. Mañana sería un día nuevo, un año más de universidad a la cual Shailene también iría ¿Me iré con ella?
•••
Un estruendo me despertó sobresaltado, me senté en la cama preocupado y me deslicé fuera para ver que pudo haber sido.
¿Ladrones? ... No, no lo creo. Recuerdo haber cerrado la puerta con seguro.
Esa idea pasó por mi mente y para prevenir y no lamentarme luego tomé la escoba que tenía en el baño porque no tenía otro modo para defenderme y con eso aunque sea podría aturdirlo hasta pensar en un mejor plan.
Lentamente abrí la puerta de mi habitación, bajé las escaleras y caminé sigilosamente entre los pasillos, levanté el palo de la escoba con la intención de dar un golpe cuando una figura salió detrás del mesón de la cocina pero enseguida me percaté de que se trataba de Shailene.
-¡Dios Shai me diste el susto de la vida!- dije poniendo una mano en mi pecho el cual latía muy rápido.
-¡Lo siento! No quise… fue un accidente, en serio, con sinceridad, de verdad lo lamento- se empezó a disculpar y sonreí para tranquilizarla.
-Está bien, no te preocupes, puede pasarle a cualquiera- dije y rodeé el mesón de porcelana para encontrarme con el desastre al cual se refería.
-No creo que a cualquiera le pase esto- señaló los pedazos rotos de mi vajilla más preciada. Si, yo tengo una vajilla preciada... O bueno, tenía. Pero no le informé eso último, me tragué las palabras con dolor. No quería que se pusiera más nerviosa y se sintiera más culpable de lo que ya estaba- solo me pasa a mí, soy una torpe, en serio perdóname- volvió a disculparse.
-En serio te digo que no te preocupes- repetí calmado. Con la escoba que ya tenía en mano debido a la escena anterior comencé a barrer y limpié con fluidez.
Shailene me sirvió el desayuno en tazas y platos de plásticos, me reí por eso pero a ella no le dio mucha gracia. Cuando terminamos se ofreció a fregar los corotos y accedí para terminar de alistarme.
Pero recordé algo. El cerrojo. Fui hasta la puerta de entrada y me alivie al percatarme de que aún tenía el seguro puesto. Anoche no lo pasé yo. Recordé que me había quedado dormido, por suerte Kristen o Shailene lo habían hecho por mí.
-¿Qué pasa Theo?- preguntó la castaña cuando me vio dirigirme a las escaleras.
-Nada- reí negando- cosas mías, no te preocupes- dije mirándola- pero te pido que nunca dejes la puerta de entrada sin seguro ¿Bien?- pedí suavemente. Ella solo asintió dudosa pero aceptó, y eso me bastó más que nada.
Ya conforme y confiado, pude arreglarme con tranquilidad.
-¿Nos vamos?- preguntó la castaña en frente de mí mientras bajaba los últimos escalones.
-¿Te vas conmigo?- pregunté sonriente.
-Por supuesto ¿Con quién creías que me iba? Tampoco es que conozca a muchas personas en la ciudad que digamos- respondió igual de sonriente.
-Pues la verdad supuse que Kristen te vendría a buscar- admití, ella negó con la cabeza y sin más nos fuimos a la universidad, juntos.
Ya me había sido respondida la pregunta que me hice ayer en la noche. Si me iba con Shailene.
•••
-Bienvenida a la universidad de artes Hamilton- dije mientras entrabamos en el estacionamiento del amplio lugar.
Giré disimuladamente para ver el rostro de Shailene pero ella mirada con ojos brillantes el edificio y a sus alrededores, no era para más, la estructura sí que era un verdadero arte con su diseño y tamaño. Los jardines siempre estaban llenos de enormes árboles y flores de muchos colores y con un césped tan verde que más bien parecía una verdadera pintura. Aunque desde mi punto de vista, todo era una verdadera obra de arte.
-Es increíble- dijo aún sorprendida y reí mientras bajaba del auto y me apresuré para abrirle la puerta del copiloto- gracias.
Caminamos hasta adentrarnos en el edificio, la guié por el pasillo para llevarla a la dirección donde tenía que pedir su horario y en el trayecto había uno que otro que se le quedaba mirando y... ¿Cómo no? Era la chica nueva.
Quería demostrarle a todos que ella no estaba sola, pero no podía demostrar ni reclamar algo que no era mío y eso me enojó mucho.
¿Qué me pasaba?