Continué caminando y al doblar la esquina levanté la cabeza, encontrándome con Mike al final del pasillo. Él sonrió, para luego voltearse, rompiendo en llanto. Cuando volvió a verme, yo le sonreí. Llegué a su lado y me giré a ver a Rob. Deposité un beso sobre su mejilla y volví a ver a Mike, quien me tendía su mano. Yo la tomé y subí los dos pequeños escalones, posicionándome a su lado.
- Estás radiante.- susurró él, a lo que yo simplemente sonreí. El cura comenzó a hablar, y luego de que dimos nuestros votos, y luego de colocar nuestros respectivos anillos, él nos declaró oficialmente casados. Yo me giré hacia Mike.
- ¿lista para una nueva etapa?- preguntó Mike, sonriente.
- Nunca estuve tan lista.- dije yo, para luego besarlo. Oí los gritos y aplausos de todos los invitados, lo cual me provocó una risa que no pude contener. Yo me separé de Mike y apoyé mi cabeza en su pecho, observando a los invitados y riendo.
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Luego de detenerme a oír todas las felicitaciones de todos, me acerqué a los chicos, soltando un pequeño grito de emoción. Ellos corrieron a abrazarme, y yo me sostuve de ellos, tratando de no perder el equilibrio con mis zapatos. Luego de que nos separáramos, yo sentí unos brazos rodearme por detrás, a lo que sonreí.
- ¿cómo se encuentra la señora Shinoda?- preguntó Mike en mi oído, y yo me volteé a verlo.
- Nunca estuvo mejor.- respondí para luego reír.- ¿quieres bailar?- pregunté. Él levantó su dedo índice, indicando que le diera unos minutos.
- Antes, mi discurso.- habló, y yo formé una expresión de asombro; no sabía que había preparado un discurso. Él se dirigió al pequeño escenario donde los músicos tocaban, y éstos al verlo frenaron su tocar. Mike tocó un par de veces el micrófono frente a él, asegurándose de que funcionara. Yo me dirigí a la mesa principal y me senté en el medio, a un lado de Rob y de Brad.
- Primero quiero agradecer a todos los presentes por acompañarnos en lo que, para mi, es el día más importante de mi vida. Jamás creí que este momento llegaría, no para mi. Pero unir mi vida a la de Hannah Donovan es un sentimiento que no cambiaría por nada. Hannah.- me observó, y yo le sonreí.- Nunca podré retribuirte la felicidad que provocas en mi. Pero pasaré el resto de mis días dando lo mejor de mi para que tengas una pequeña idea del inmenso mar de felicidad que me haces sentir. No sé qué nos deparará el futuro, pero sí sé que no lo quiero si no es junto a ti. Prometo jamás dejarte caer, jamás decepcionarte, y jamás dejar de amarte. Aunque quisiera, no podría. Eres mi todo, y no puedo esperar a pasar el resto de mi vida junto a ti.- terminó. Yo solté unas lágrimas y corrí hacia el escenario, subiéndome y abalanzándome sobre Mike, envolviéndolo en un sincero abrazo. Él rodeó mi cintura con ambos brazos, y apoyó su cabeza sobre mi hombro. Oí a nuestros invitados gritar de la emoción.
- No sé qué hice para merecerte, Shinoda.- susurré, a lo que él negó con la cabeza.
- No, Hannah. Tú mereces más. Pero intentaré con todas mis fuerzas tratar de ser el hombre que mereces.- respondió, a lo que mi sonrisa se extendió a más no poder.