Es lunes y Hannah decide centrarse en sus exámenes finales. El año escolar terminará en unas semanas y debe aplicar para las universidades. Éste siempre fue un momento que deseó compartir con su padre, quien la apoyó incondicionalmente en cuanto le confesó su sueño de ser bailarina profesional, aplicar para entrar a las filas de la Academia de artes escénicas de Port Hidden era preciso.
Sin embargo, Abraham, su padre, siempre le aconsejó aplicar ante las mejores universidades del país, esto como plan alternativo. Hannah recordó sus palabras y siguió su sabio consejo, enviando solicitud para una prestigiosa universidad al otro lado del país.
Ella y su amiga conversan del asunto en la biblioteca del instituto, la mesa está abarrotada de libros y Hannah trascribe frenéticamente en su laptop, lleva el cabello recogido en una alta cola de caballo y se detiene en momentos para ajustar sus gafas de lectura.
- He de hacerlo Megan, como un plan b.- Explica a su amiga sin apartar los ojos del computador.
- Pero tu sueño es bailar profesionalmente, estudiar ingeniería al otro lado del país es absurdo.- Reclama Megan aturdida.
- Ya dejemos esto ¿Si?, centrémonos en los parciales, que son la verdadera prioridad ahora.- Advierte mientras señala el computador.
Su amiga se rinde, y con fastidio centra nuevamente su atención en el libro que reposa frente a ella.
Hannah revisa su celular una y otra vez, desde el sábado que salió del pent-house de Abel no ha vuelto a hablar con él, se pregunta si debe ser ella quien tome la iniciativa de llamarlo, pero de inmediato se arrepiente y regresa el teléfono a la mesa, para seguir centrada en sus parciales.
Esa tarde, al salir del instituto se prepara para su audición individual y definitiva para entrar a la academia. Ha llegado sola al auditorio, Megan no pudo acompañarla y realmente no tenía a quien más llamar, sus tíos no representaban el apoyo que necesitaría alguien en un momento como este, así que ha decidido asumirlo sola.
Tras vestidores, espera su turno, ansiosa, luego de unos minutos, una mujer con una carpeta en las manos le indica que es su turno, señalándole que avance. Ella asiente y se dirige al centro del escenario, una intensa luz al fondo del lugar la ilumina.
- ¿Hannah White?- pregunta una de las tres personas del jurado que esperan frente a ella en la primera fila.
Ella asiente con la cabeza.
- Cuando quieras.- Le informa
Ella respira hondo y hace un leve gesto con la mano para indicarle al musicalizador que esta lista, la música comienza, una pista de violines suena al fondo, al momento que Hannah inicia su coreografía. Las personas del jurado la miran en todo momento, atentos a cada uno de sus movimientos, tomando notas e intercambiando opiniones entre ellos.
Al cabo de unos minutos Hannah cierra con una pirueta perfecta, cayendo con sutileza en el momento exacto que termina la música. Todos los presentes guardan silencio por unos segundos. Ella aun respira con dificultad por el esfuerzo ejecutado. Uno de ellos se levanta por fin.
- Muchas gracias, señorita. Espere afuera por favor mientras deliberamos.- Le informan.
Ella vuelve a asentir y sale del escenario.
Minutos más tarde espera junto con otros bailarines en uno de los pasillos de la Academia. Se remueve ansiosa sobre sus propios pies, la espera se vuelve insoportable. Uno de los representantes del jurado sale con una carpeta en las manos, se ajusta las gafas y comienza a leer el contenido del documento que sostiene en frente.
- A continuación comienzo a leer quienes han sido los seleccionados para ingresar en el próximo año… - Anuncia a la vez que empieza a nombrar uno a uno, acto seguido inician a saltar eufóricos de emoción los afortunados a su alrededor.- Hannah White.- Dice por fin.
Hannah se paraliza, escuchar su nombre la conmueve al punto de hacer que algunas lágrimas se atrevan a salir. *Lo logré* se dice a si misma mientras se une al abrazo masivo de sus compañeros elegidos.
*
Una semana más tarde, ha culminado el año escolar. Por fortuna Hannah aprobó todos sus parciales, al igual que su amiga Megan, quien ha sufrido un poco más, pero finalmente lo ha logrado. Emocionadas deciden celebrarlo ésta noche en el baile de graduación.
Ambas han resuelto ir sin parejas, acompañarse una a la otra parece mejor idea, Hannah llega junto con su amiga al lugar en su auto, lleva un vestido color vino de tirantes finos y corte en V en el escote, es ceñido hasta la cintura, donde se abre en una larga falda hasta los pies, con una sexi abertura en su pierna y ha elegido llevar su cabello trenzado en un moño hacia atrás.
Al salir del auto, notan la presencia de Liam en la entrada. Su vestimenta es informal, franela y jeans. Megan decide darles privacidad y entra de inmediato al lugar, Hannah se acerca hasta él, su mirada es triste, se ve agotado, parece no haber dormido bien estos últimos días. Ella se conmueve al verlo en ese estado.
- Hola.- Saluda ella al llegar a su encuentro.
- Tal parece que tengo que revisar las redes de tu amiga para saber donde conseguirte.- Hace una pausa para calmarse.- Evidentemente me has evitado todos estos días y te agradecería me explicaras porque.- Su tono es frío, evidencia su molestia.
Ella asiente, le señala un punto más alejado del gentío aglomerado en la entrada del baile. Él la sigue a regañadientes. Una vez ahí, ella comienza.
- Liam se que te he estado evitando y no existe ninguna excusa razonable para justificar mi comportamiento.
Sus ojos comienzan a llenarse de lágrimas, no encuentra las palabras que le causen menos daño.
- Juro que iba a buscarte…
Él la interrumpe.
- No mientas, no ibas a hacerlo Hannah.- Le grita irritado.
Ella se sobresalta al escucharlo gritar.
- Por supuesto que sí, lo juro.- Declara con lagrimas.- Simplemente no quería dañarte y estaba posponiendo lo inevitable.- Hace una pausa para respirar.- Liam, en todo este tiempo he tratado de corresponderte y no lo he podido lograr.- Confiesa apenada.- No puedes querer a alguien cuando ya estas enamorada.
Él la mira confundido por la sorpresa.
- ¿Qué?- Pregunta decepcionado.
- Mereces saberlo Liam, siempre he querido a alguien más.- Afirma entre sollozos.
Él parece haber recibido una bofetada, sus ojos se llenan de lágrimas.
- Dime quien es.- le exige, tomándola con fuerza por los brazos.- Dímelo.- Reclama con furia.
Ella se remueve con fuerza y logra soltarse.
- Liam, basta. No tiene sentido.
- Para mi si.- Grita enfurecido.- Dímelo Hannah.
- No insistas mas, no voy a hacerlo.
Él se lleva las manos a la cabeza con frustración, mientras camina de un lado a otro. Ella no para de llorar, le duele lastimarlo de ese modo. Él camina hacia ella colocándose justo en frente, tomando su cara con ambas manos.
- ¿Por qué me has hecho esto Hannah?- Pregunta al momento que rompe a llorar.
- Perdóname por favor.- Le pide ella, sujetándolo con las manos que posa en su rostro.
- ¿Algunas vez sentiste algo por mí?- Pregunta mirándola a los ojos.
Ella sabe que debe ser sincera, él lo merece.
- Te quiero Liam.- Confiesa.- Pero no es suficiente.
Él cierra los ojos con fuerza, apoyando su frente sobre la de ella.
- Yo te amo, Hannah.- Acepta con nostalgia.- Pero sé que no bastará si no me correspondes.
Liam se aparta unos dos pasos de ella notablemente afectado. No esperaba enterarse que se trataba de otro chico. Hannah sigue inmóvil parada frente a él, su teléfono vibra y la sobresalta, es una llamada de su tía.
- Tía, ¿Todo bien?
- Hannah, mi hijo… Debes venir ya al hospital.- Dice entre lágrimas.
Escuchar a su tía política llorar no es un buen pronóstico, enseguida Abel acudió a su mente.
- ¿Por qué tía?, ¿Qué le paso a Abel?
La angustia en la voz de Hannah alerta a Liam, que sigue de pie a unos metros.
- Lo hirieron Hannah, está muy mal.- Declara, rompiendo a llorar desconsolada.
Hannah palidece de inmediato, la idea de saber a Abel gravemente herido le causa un desasosiego atroz. Liam se acerca de nuevo sujetándola.
- ¿Qué le ha pasado a tu primo?- Pregunta con angustia.
- Lo han herido Liam.- Le informa dejándose llevar por las lagrimas que comienzan a brotar sin control.- Debo irme al hospital.- Afirma, mientras corre en dirección a su auto.
Liam corre tras ella.
- Hannah espera, déjame acompañarte.- Sugiere preocupado por lo afectada que esta ella.
Ella asiente mientras busca las llaves de su auto que se caen un par de veces al piso.
- Yo debería conducir Hannah.- Propone él.
- Está bien, hazlo rápido por favor.- Suplica ella, corriendo al otro lado del auto y entregándole las llaves.
Minutos más tarde, Hannah irrumpe en el hospital con prisa, apenas es consciente de que lleva tacones. Liam debe correr tras ella, porque inclusive a él le ha costado seguirle el paso. Al llegar a recepción interrumpe una conversación entre la recepcionista y un señor mayor a su lado.
- Disculpa, necesito información sobre Abel White.- Ordena con firmeza.
La joven del otro lado del mesón la reconoce de inmediato.
- Señorita White, pase por acá por favor.- Le indica, señalando el pasillo por donde deben seguir.
Hannah y Liam la siguen hasta el ascensor, ocho pisos más arriba, llegan a la sala de cuidados intensivos, donde sus tíos esperan en una estancia de estar dispuesta para los parientes, quienes endurecen su semblante al notar al acompañante de su sobrina. Hannah se adelanta y corre a los brazos de su tía quien se levanta para recibirla con un abrazo, su tío también se pone de pie, pero mantiene su distancia con recelo.
- Tía, ¿Qué ha pasado?
- El jefe de seguridad del edificio nos ha informado que se trató de un asalto, unos motorizados lo interceptaron al salir del estacionamiento subterráneo.- Le informa con los ojos llorosos.
- ¿Qué?- Pregunta sorprendida.
- Lo hicieron salir del auto para luego dispararle y poder llevárselo.- Rompe a llorar al recordarlo.- Lo han dejado tirado como un cualquiera en la entrada del estacionamiento.- continuó entre gimoteos.
- ¿Y como está?- Inquiere Hannah.
- Pues mal, El Dr. Hamilton nos acaba de informar que va a necesitar trasfusión de sangre, lo están estabilizando para operarlo.- Interviene Albert al sentirse excluido.
- Yo puedo donarle sangre tío.- Plantea ella preocupada.
- Yo también.- Agrega Liam, quien se acerca unos pasos al grupo.
Todos voltean a mirarlo, haciéndolo sentir incomodo por haber intervenido en la conversación.
- Gracias Liam.- Declara Hannah.
Ella realmente agradece su gesto.
- Primero debemos saber si pueden donarle.- Afirma Albert con recelo.
El Dr. Hamilton acude a su encuentro, llamando la atención de todos los presentes.
- Señores, hemos logrado estabilizarlo, pero necesitamos operarlo de inmediato, por suerte ninguno de los impactos de bala ha tocado algún órgano vital, pero debemos extraer los proyectiles a la brevedad posible.- Les informa.- Abel ha perdido mucha sangre así que haremos una transfusión primero.- Agregó.
- Doctor, yo puedo donar, por favor.- sugiere Hannah avanzando en dirección al doctor.
- No hace falta, por suerte contamos con suficiente sangre del tipo de Abel en nuestro banco.- Explica el doctor con tranquilidad.- Solo he venido a ponerlos al tanto y a pedirles paciencia, Abel esta en las mejores manos, hemos dispuesto a nuestro mejor equipo para atenderlo.
- Y confiamos plenamente en sus capacidades Dr. Hamilton.- Agrega Albert, dando fin a la conversación.
El Doctor se despide con un leve inclinamiento de cabeza, y se retira, todos toman asiento en los sofás de las sala. Liam lo hace cerca de Hannah, quien ahora ha quedado inmersa en sus pensamientos, él se limita a darle leves golpecitos en la espalda en señal de apoyo. Isabella y Albert han dejado pasar con bastante tranquilidad la presencia del chico, la preocupación por Abel ahora le resta importancia a éste hecho.
Cuatro horas más tarde aun esperan, Isabella ha pedido que le suban un té para calmar sus nervios, mientras Albert revisa indiferente su correo en su tablet. Hannah lo mira sorprendida y niega con la cabeza, desaprobando su actitud. Liam ahora no está, ha insistido en que Hannah tomé algo y bajó al cafetín por café.
El sonido de unos pasos en el pasillo anuncian que alguien viene y los alerta a todos, Hannah e Isabella se levantan enseguida, seguidas luego por Albert, quien mantiene la calma. Se trata del Dr. Hamilton, quien ahora lleva puesto una bata y gorro azul, acaba de salir del quirófano.
- La operación ha sido todo un éxito, Abel está fuera de peligro.- Les informa satisfecho.
Tía y sobrina se unen en un abrazo, el alivio de saberlo a salvo las llena de emoción.
- Gracias doctor.- Apenas logra decir Isabella, entre sollozos, unida aun a su sobrina política.
- Hacemos nuestro trabajo Sra. White, en unos minutos lo subirán a su habitación y podrán verlo.
Albert agradece al doctor estrechando su mano, él asiente y se retira, Isabella deshace el abrazo entre ella y su sobrina, su semblante ha cambiado, se ha endurecido.
- Está claro que ya no hace falta que estés aquí hija, Abel ya está fuera de peligro, puedes retirarte a descansar.- Le informa.
- No voy a irme a ningún lado, quiero verlo tía.- Suplica ella con anhelo.
- He dicho que no hace falta, y te irás de inmediato.- Asevera con dureza.
Albert no entiende el comportamiento de su esposa, pero no la contradice y se limita a esperar callado a unos pasos.
- No es justo tía, no puedes impedirme que lo vea. Necesito verlo, por favor.- le suplica.
- ¿Por qué Hannah?, explícale a tu tío porque necesitas verlo.
Hannah de inmediato entiende a que se refiere, su tía ha descubierto sus sentimientos por Abel, así que intenta intimidarla. *Porque, lo quiero*, pensó ella decir pero se acobardó.
- Díselo Hannah.- Le ordena, subiendo la voz unos niveles.- Dile a tu tío que te has enamorado de tu primo.- Afirma, dejándola al descubierto.
Ella no podía creer lo que su tía política estaba haciendo, dejándola expuesta ante su tío, quien ahora la ve escandalizado.
Liam ha regresado con los cafés en sus manos, logra escuchar y queda paralizado ante la revelación que ha hecho Isabella.
- ¿Es eso cierto Hannah?- Inquiere Albert sorprendido.
- Si, es cierto.- Acepta ella, con la cabeza baja.
Albert pierde la calma que había mantenido hasta hace unos momentos, pasándose la mano por el cabello un par de veces y dando vueltas en el pasillo.
- No dejas de decepcionarme con tus acciones, tu padre estaría furioso con esto, ahora mismo te vas de aquí jovencita. Luego tú y yo tendremos una larga conversación.- Reclama con furia palpable.
- Permítanme verlo antes por favor.- Suplica Hannah entre gimoteos.
- Ya no insistas mas, te prohíbo terminantemente que te acerques a tu primo, ¿Me oyes?- Le grita, sujetándola con fuerza por ambos brazos, luego la suelta y se reincorpora para recuperar la calma.
Hannah deja de insistir al darse cuenta que será inútil, al retirarse nota la presencia de Liam a unos metros, quien ahora la ve con desprecio y decepción. Hannah se acerca con cautela lamentando que haya escuchado todo eso.
- Así que se trataba de él, por eso no me lo dijiste, ¿No es así?
Ella se limita a asentir con la cabeza, enmudecida y con los ojos hinchados.
- Por supuesto, ahora todo encaja.- Afirma él con una sonrisa irónica.- He sido un ciego estúpido todo este tiempo.
- Perdóname por favor.- Le pide suplicante.
Él sacude la cabeza y se aparta un paso más.
- No Hannah, no me pidas eso.- Asevera, señalándola con furia.- No tienes derecho a pedirme nada.
Ella lamenta haberlo lastimado de ese modo, no ha sido justo para él. Solo llego a su vida en el momento equivocado.
- Tienes razón Liam, pero te juro que jamás he querido lastimarte, de verdad intente corresponderte.
- Te lleve a mi casa Hannah, te presenté como mi novia, ¿Por qué no me detuviste?, ¡Que cruel eres!- Declara, mientras sus ojos se llenan de lagrimas.
A ella se le rompe el corazón al ver el daño que le ha causado, consciente de que no se lo merece. Un nudo ahoga su garganta, todos los acontecimientos de esta noche hacen estragos en ella.
- Dime algo ¿Lo amas?- Insiste él, ahora en un tono más bajo, pero sin dejar de ser firme, mirándola fijamente a los ojos.
Ella le sostiene la mirada, sabe que debe ser sincera, aunque su respuesta termine de destrozarlo.
- Si.
Y eso basta para derrumbarlo, las lágrimas siguen brotando sin parar, obligándolo a marcharse de inmediato del lugar. Ella lo ve retirarse mientras duda en seguirlo, pero desiste y lo deja marcharse solo. Sabe que con ello no logrará enmendar el daño. Voltea en dirección a sus tíos que se han mantenido alejados pero atentos a la reciente discusión.
Hannah conduce camino a la mansión, son las cuatro de la madrugada y prácticamente no consigue tráfico, inevitablemente imágenes de las últimas horas comienzan a invadirla y un cumulo de emociones la aplastan haciéndola llorar sin control, la privacidad del auto la desinhibe por completo y todos los acontecimientos de esta noche la superan, la confrontación con Liam fuera del baile, el asalto de Abel, la discusión con sus tíos, luego Liam otra vez. Ha sido demasiado para una noche que se suponía sería de celebración.
Sabía que debía hablar con Liam, pero jamás imaginó que sería así, tan difícil y tan traumático para ambos, sabe que él no merecía el daño que le ha causado y jamás se perdonará no haber sido sincera a tiempo. Él jamás podrá perdonarla y ella lo sabe.