Han transcurrido varios días, Abel se ha recuperado satisfactoriamente y El Dr. Hamilton ha aprobado que se le dé el alta, Abel y su madre discuten animadamente.
- No hace falta que me lleven a la mansión, contrataré a una enfermera y me asistirá en lo que sea necesario en mi pent-house madre.- Declara con firmeza.
- Está bien, después de todo no sería muy bueno tenerte en la mansión si está Hannah tan cerca.
Abel hace un gesto de fastidio ante el comentario inapropiado de su madre.
- Gracias a Dios ha decidido sentar cabeza y dejar de hacer tantos disparates con su vida.- Continua ella.
- ¿A qué te refieres con eso?- Pregunta intrigado.
- Anoche nos dio la noticia de que la han aceptado en una prestigiosa universidad al otro lado del país, y ha decidido cambiar de planes, se irá en una semana.- Le informa satisfecha.
Abel se incorpora con dificultad, por el dolor en el abdomen.
- ¿Y la academia? Me enteré que la han aceptado también.- Agrega él preocupado.
- Pues ha quedado atrás, tienes que aceptar que no tenía sentido alguno que la heredera White se dedicara a dar saltitos sin gracia.
- Ese era su sueño madre.- Refuta con rabia ante el comentario de su madre.
- Sí, pero no era una profesión digna de su apellido.
- A veces te desconozco ¿Lo sabías?- Confiesa a su madre con notoria decepción.
*
Abel ha regresado a su apartamento, la noticia de que Hannah se irá al otro lado del país lo ha dejado descolocado. Es evidente que lo hace para poner distancia entre ellos y ciertamente parece ser lo mejor para todos, pero en el fondo de su ser guardaba esperanzas, en otras circunstancias sería perfecto, y esto aniquila por completo cualquier oportunidad.
Levanta el teléfono con tristeza por la decisión que acaba de tomar.
- Dr. Wells, ¿Cómo esta?, le hablaba para saber si sigue disponible la vacante para la especialización que me mencionó hace un mes.
- Por supuesto que si ¿Te has decidido?
- Pues, aun no termino mi período de residencia aquí, en el White Memorial, pero puedo gestionar para terminarlas allá.
- Seguro que sí.
- De acuerdo, le enviare un emails con la información correspondiente.
- Ok.
Cuelga y luego decide dar un vistazo a sus contactos, localizando inconscientemente a Hannah, considera por unos segundos llamarla, pero cambia de inmediato de opinión lanzando el teléfono a un lado en la cama donde reposa.
*
La semana transcurre con una lentitud agobiante, Hannah por su parte se ha limitado a preparar sus cosas para el viaje y ha conseguido un apartamento cerca del campus de la universidad. Albert ha concedido darle cierta libertad en el uso de sus bienes, dándole total acceso a una de las cuentas que le ha dejado su padre, con la condición de ser responsable y saber usar esos recursos.
Le parece increíble el rumbo que tomó su vida, hace apenas dos meses y medio regresó Abel, y la cantidad de acontecimientos que lo procedieron son abrumadores, la muerte de su padre es la que mas cala en el fondo de su ser, lo extraña, siempre fue su pilar y ahora se siente perdida sin él.
Su recién adquirida vida amorosa no se queda atrás, empezó y terminó muy rápido. Pero ha decidido ser fuerte, asumir su destino y reorganizar su vida. Conoció a dos hombres increíbles pero igual de imposibles, así que dejaría ese ámbito de su vida en pausa por un tiempo.
Abel en cambio, ha conseguido el permiso para viajar y se va en unas horas. Ha decidido no informar a su familia de sus planes hasta estar en el aeropuerto, sabe que su madre se opondrá enseguida y quiere evitarse el mal rato por ahora.
Mientras se dispone a revisar los últimos detalles un leve destello bajo su cama lo encandila, se acerca con cuidado para ver de qué se trata y consigue un arete, *esto es de Hannah*, se dice para sí al recordar que lo traía la noche de su cumpleaños. Lo recoge de inmediato y lo guarda en el bolsillo delantero de su camisa para conservarlo. Segundos después, suena el intercomunicador, baja velozmente para atenderlo, es la recepcionista anunciando que ha venido el chofer para llevarlo al aeropuerto. Le informa que baja enseguida y se regresa por su equipaje.
Quince minutos más tarde entra en el aeropuerto, dirigiéndose a la zona de abordaje, realiza el protocolo correspondiente y avanza a la zona de espera. Toma asiento y saca el teléfono para llamar a su madre.
- Madre.
- ¿Está todo bien?
- Si, descuida. Solo quería informarte que estoy por tomar un avión a Alemania. He aceptado hacer una especialización allá.
Su madre ha enmudecido unos segundos. Al recobrar el habla interviene.
- ¿Te has vuelto loco?, no puedes irte, no puedes volar, tú estás convaleciente querido.- Le recuerda preocupada por su estado.
- El Dr. Hamilton ha autorizado mi viaje, estoy tomando las previsiones pertinentes, no te preocupes.- La tranquiliza girando su mirada a su izquierda, reconociendo a Liam en la fila de pasajeros que registran su equipaje.
*¿Qué hace este aquí?* se pregunta perdiendo interés en la conversación que lleva por teléfono.
- Madre, debo colgar. Me están llamando, te llamo al llegar.
Cortando su llamada y levantándose enseguida, camina con dirección a la fila de pasajeros, Liam lo ve acercarse y hace una mueca de extrañeza. Es su turno de registrar el equipaje y Abel lo espera a unos metros, al terminar sale de la fila y se acerca.
- ¿También te vas de viaje?- Inicia Liam. La atmosfera entre ellos se siente hostil.
- Así es, ¿Tu a dónde vas?- Confirma Abel con cortesía.
- Me aceptaron en la Universidad del sur, voy a estudiar música.
- ¿Y por qué no aplicaste aquí en la Academia?- La curiosidad lo consume.
- Pues, no entraba en las posibilidades de mi madre.
- ¿Podrías haber optado por una beca?
Liam bufó ante el comentario.
- Mis notas no ayudaban para esa opción amigo.- Sonríe sarcástico.- Adem��s agradezco la oportunidad de poner distancia.
Abel frunce el ceño, para luego caer en cuenta que se refiere a Hannah.
- Lo de ustedes terminó ¿No es así?
- Si, amigo. Ahora dime tu ¿Cuál es el motivo de tu viaje?
Abel decide ser franco con el chico.
- Me voy un tiempo de Port Hidden. Creo que compartimos la oportunidad de poner distancia.
- Pues en tu caso me parece totalmente estúpido.
Abel cambia su semblante sereno y adopta una posición más imperiosa.
- A ver ¿Y puedo saber por qué piensas eso?- pregunta ofendido.
- En mi caso es normal que ponga tierra de por medio amigo, no tengo oportunidad alguna con ella, pero adivina tu el porqué…
Hace una pausa esperando alguna reacción de Abel, pero éste sigue perdido.
- Por ti amigo, te ama a ti, desde el principio lo ha hecho, me lo dejo muy claro.
- ¿Te ha dicho eso?
- No exactamente, pero la noche que te hirieron escuche a tu madre decírselo a tu padrastro, y Hannah lo acepto. Es un hecho.- Confirma con un deje de tristeza en su voz.- Si yo fuera tu, y tuviera la certeza de que me ama a mí.- Se interrumpe buscando las palabras idóneas.- No existiría razón alguna que me apartará de su lado.
- No soy el hombre adecuado para ella.- Explica él.
- Lo sé, pero te ama aun así, trata de convertirte en el que merece entonces.- le aconseja.
Abel no puede evitar sorprenderse ante el consejo del chico, sintiéndose a su vez avergonzado, ciertamente Hannah merecía un hombre que se quedará a su lado y luchara día con día para llegar a ser el hombre que ella merece, no uno que huyera ante la presencia de obstáculos.
- Tienes razón.- Afirmó ante la revelación.- Debo quedarme y luchar porque sea posible.- Declara en voz alta.
Abel se retira unos pasos, pero luego se detiene y gira en dirección a Liam.
- ¡Hey!- Le llama para captar nuevamente su atención.- No eras un idiota después de todo.- Le confiesa con humor.
Liam esboza una leve sonrisa en respuesta.
Abel logra recuperar su equipaje sin problemas y corre rápidamente en dirección a la salida del aeropuerto, esquivando con agilidad a los pasajeros que consigue en dirección opuesta. Una vez afuera gana un taxi en el primer intento, lanza su maleta y se monta sin demoras.
- Señor, lléveme rápido a la zona este de la ciudad, le pagaré un adicional si se salta todos los semáforos en rojo que consiga.
El joven taxista asiente sonriente.
*
Hannah se encuentra en su habitación terminando de arreglar sus cosas, dos maletas grandes y un bolso de mano esperan en medio de la habitación, Megan ha venido a despedirse y se ha ofrecido para llevarla al aeropuerto. Hannah revisa en su billetera que no le falte nada.
- Aun no puedo creer que te iras de Port Hidden.- Comenta su amiga con tristeza.
- Oh por favor, no comencemos con eso de nuevo.- Suplica ella ante la amenaza de volver a llorar.
- Pero si ya tu tía te ha dicho que Abel se fue al otro lado del país, sin siquiera tener la decencia de despedirse de ti, ¿Por qué sigues con tus planes de irte tu también?- Inquiere Megan.
- Ya te lo he dicho, necesito iniciar de nuevo, y quedándome aquí será imposible.
- ¿A costa de tus propios sueños? Pensé que ser bailarina era imperativo para ti.
Hannah guarda silencio ante las palabras de su amiga.
- Yo pensaba lo mismo.
Acepta tristemente mientras guarda su billetera en el bolso de mano.
Unos gritos afuera de la habitación captan la atención de ambas, parecen venir del corredor, *Te prohíbo que hables con ella Abel*, *No puedes hacer eso madre* se logra escuchar. Ambas chicas se miran extrañadas, mientras la puerta de la habitación es abierta de golpe, se trata de Abel, luce agitado y con la respiración entrecortada, seguido de Isabella, quien no luce muy contenta.
- Hannah.- Logra decir al recuperarse.- No puedes irte, no quiero que te vayas.
Ella frunce el ceño, aun confundida.
- ¿Qué quieres decir con eso?- Pregunta ella.
Las palabras de Abel la sorprenden.
- Que ya no tienes que irte, estoy aquí para que luchemos juntos por lo nuestro. Cuando estaba en el aeropuerto Liam me ha convencido de venir y luchar por ti- Le informa a la vez que toma sus manos para sostenerlas.- ¿Qué me dices?, ¿Te quedaras para que juntos luchemos por esto?- Le propone, mirándola fijamente a los ojos.
- ¿Has dicho Liam?
- Si, Liam. Nos conseguimos en el aeropuerto, me ha hecho reflexionar de mi idea de irme al otro lado del mundo.
Hannah lo mira por unos segundos sin decir nada, evidentemente este cambio repentino no ha venido de él, ha sido Liam, respira hondo y con voz serena responde:
- No Abel, no me quedaré.
Todos en la habitación han quedado sin habla, incluyendo a Abel, la respuesta de Hannah lo ha dejado atónito.
- ¿Qué?- Apenas logra decir.
Ella retira las manos de la alianza que él había hecho antes.
- Creo que te has decidido muy tarde. Adem��s solo lo has hecho por causa de Liam. No puedo seguir haciendo girar mi vida entorno a ti cuando tus decisiones son tan erráticas, me has hecho sufrir Abel, no puedo seguirte permitiendo que lo hagas a tu antojo.- Le confiesa con firmeza, al tiempo que sus ojos brillan por el asomo de las lagrimas.
Abel enmudece antes las razones de Hannah, no tenía previsto un rechazo de su parte y parece haber quedado sin argumentos. Isabella sonríe satisfecha ante la respuesta de su sobrina.
Hannah toma una de las maletas grandes y sale de la habitación, dejándolo ahí plantado, igual a las tantas veces que él lo hizo antes. Megan salta de la cama para tomar la otra maleta y seguir a su amiga.
Hannah sale sin demoras de la mansión, desea salir de inmediato del lugar antes de que se arrepienta y regrese corriendo a los brazos de Abel, ha decidido recuperar la dignidad que siente que perdió ante él. Su amiga guarda las maletas detrás, en su auto con ayuda de uno de los choferes mientras Hannah entra al auto en el asiento del copiloto. Una vez en carretera Megan se atreve a intervenir.
- Amiga, puedes llorar si eso quieres.
- Solo deseo estar de una vez por todas al otro lado del país.- Dice con añoranza.
Su amiga extiende su mano para frotarle el brazo con cariño en señal de apoyo. Ambas guardaron silencio el resto del camino. Minutos más tarde han llegado al aeropuerto, y Hannah se inclina para abrazarla con fuerza, las lágrimas casi de inmediato se sumaron al momento.
- Estaremos en contacto siempre ¿Verdad?- Inquiere Megan entre lágrimas.
- No hace falta que lo digas.
Hannah rompe el abrazo y sale del auto, un chico corre y se ofrece enseguida a ayudarla con su equipaje, tomando con destreza ambas maletas, ella agradece la ayuda mientras se cuelga el bolso de mano en el antebrazo.
Mientras se dispone a entrar al edificio logra escuchar a alguien gritar su nombre. Es Abel, quien sale disparado de uno de los autos de la familia, dejándolo atravesado en medio, los usuarios afectados por su maniobra comienzan a quejarse haciendo sonar las cornetas de sus autos, incluyendo algunos improperios en voz alta, los cuales pasan desapercibidos por él, quien parece decidido a una sola misión, alcanzarla. Ella lo ve acercarse paralizada.
- Me costó solo dos segundos después que saliste de la mansión entender que tenía que seguirte.- le explica al llegar a su encuentro, su respiración es entrecortada y su cabello esta revuelto.- También entendí que tenías razón, mis decisiones son erráticas y no tenía el derecho de exigirte que te quedaras, en ese caso cambio mi propuesta.
Se dispone a explicar a la vez que se inca de rodillas frente a ella, sosteniendo una de sus manos con fervor.
- Hannah White, te propongo seguirte a donde quieras ir hoy por el resto de nuestras vidas, si decides quedarte, hecho, si decides irte, nos iremos, a donde quieras, iré contigo, porque te amo y sé con toda la certeza que jamás amaré a nadie como a ti, así que mi única opción es hincarme a tus pies y suplicarte me perdones por mi estupidez, mi soberbia y mi terquedad, siempre estuviste dispuesta a luchar por esto y fui yo quien se negó, pero ahora por fin he entendido que mi vida no tendrá jamás razón de ser sin ti a mi lado y por eso me atrevo nuevamente a pedirte que te unas a luchar por esto conmigo, pero juntos. ¿Qué me dices Hannah?, ¿Aceptas?- Pregunta con ansiedad y anhelo.
Hannah lo mira hincado en el suelo y se derrite, sus palabras han llegado a conmoverla y decide ponerse a su misma altura, adoptando la misma posición y estrechando sus manos unidas sobre su regazo.
- Por supuesto que si.- Responde entre lagrimas, esbozando una enorme sonrisa.
Abel se levanta de inmediato, trayéndola consigo y la levanta en un abrazo, que dramáticamente se convierte en un beso que sella la unión. Los presentes no esperan para aplaudir a la joven pareja por su encuentro, mientras ellos siguen unidos en el beso. Abel la baja y sujeta ahora su cara con ambas manos.
- Te amo Hannah.
- Te amo Abel.