—¡Muchas gracias a todos por sus esfuerzos en este mes! ¡Ahora vayan a disfrutar del feriado!
El animado mensaje de despedida de la jefa fue correspondido por un alabanza y gritos de regocijo de los presentes. Entre los pocos que no estaban tan alborotados, la chica de cabellos celestes contemplaba la carta salarial en sus manos, perpleja.
Dentro del sobre, había un papel con su nombre y la cantidad de dinero que había ganado —Seis Leones de plata y cuatro monedas de plata —, lo cual le era suficiente para pagar la deuda y quedar con unas cien monedas de plata.
—"¡¿T-tanto?!" —chilló internamente. —"¿En dos semanas gané lo que mi madre gana en… ¡medio año!?" —aproximó confusa.
Las personas del lugar se fueron retirando poco a poco, armando alboroto. Después de todo, la costumbre de la ciudad era darles medio libre a los trabajadores de trabajos ajenos al sector de ventas. Entre esa gente, una mano se posó en el hombro de Airys, sacándola del trance monetario y causándole cierta incomodidad.
—¿Qué tanto ganaste? —dijo Zamir agitando su propio sobre. —Hm, no está mal para no trabajar el mes entero.
—Déjame tranquila —Airys apartó la mano de Zamir de su hombro y ocultó el sobre.
—¿Eh? ¿Todavía sigues molesta por lo de la patada?
Airys no respondió.
—¡P-pero si yo te ayudé a conseguir trabajo! —Airys decidió mantener el puchero ante la queja de Zamir, él suspiro. —Como sea, venía a invitarte a pasar el festival mañana pero ya no lo haré.
—Bien, disfruta tu día —esputó Airys y lo dejó con los brazos cruzados.
Para suerte de Zamir, ella le devolvió la mirada y soltó una pequeña risa luego de enseñarle la lengua. Zamir se rascó la cabeza y decidió irse a buscar qué hacer. Al momento de irse, un rostro un tanto familiar se le acercó, una chica de cabellos azules y raíces negras, que revelaba sus dientes con su sonrisa de par en par. ¿Desde siempre Airys fue tan pequeña…? Quizás la chica era muy alta.
—¡Hola! ¿Airys cierto?
—S-sí.
—¡No sabes lo mucho que quise hablar contigo, pero había muuuucho trabajo! —Se inclinó agotada. —¡Me llamo Mary! ¡Un gusto!
En definitiva, Airys la había visto antes, coincidieron de vez en cuando en las rutas de entregas.
—¡L-Lo mismo digo! —Airys se fijó en la sonrisa astronómica de Mary, no le parecía deshonesta, quizás rara… —¿Y qué querías hablar? —dijo en cuanto se cansó de que le estrecharan las manos.
—¡Oh! Disculpa, —Le soltó las manos tras una risilla. —¿también eres fan de la leyenda? ¿quién te tiño el cabello? Se ve espectacular.
—Ah… yo misma lo hice.
—¡¿En serio?!
De nuevo la chica le tomó de las manos súper emocionada, como si se hubiera topado con alguna enviada divina que les enseñaría a ella y sus amigos cómo lograr y aplicar el tinte supremo a sus cabelleras. Luego de que la mirada de Mary perturbara en cierto grado a Airys, unas personas con sus cabellos teñidos parcialmente de azul llegaron a buscar a Mary.
—Eres sorprendente Airys, dime, ¿te gustaría pasar la tarde con nosotros? Vamos a ir comer y luego al lago.
—Eh, gracias por la oferta, pero tengo que ir a entrenar…
—¡No me digas! ¿Tu resonancia? —Airys asintió. —¿Y qué hay de mañana? ¡¿Puedo invitarla mañana, chicos?! —Soltó a Airys para dirigirse a sus amigos a lo lejos, ellos asintieron y alzaron los pulgares y prosiguieron con su charla casual. —¡Va a ser divertido! Vamos a ver la obra de la historia de la Elegida.
Airys enfocó la vista interesada.
—Lo voy a pensar, es que tengo otros compromisos. —En definitiva, irá a ver esa obra, quizás no junto a ellos, mas no se perderá esa oportunidad de averiguar más detalles de la leyenda, sin importar que no estén verificados. —Oye Mary, ¿conoces a alguien con cabello azul natural? —Esta vez Airys le tomó de las manos.
—¿Bromeas? ¡Sería genial que conociera a alguien así! ¿También es tu sueño conocer a alguien así? A mí me eeeencantaría conocer a un chico descendiente de Dragones Plateados… —Mary se derritió pérdida en su imaginación. —Dicen que son de familias educadas y ricas…
—C-claro… s-siempre me ha dado curiosidad saber cómo son… —Se le revolvió el estómago al pensar en lo decepcionada que estaría Mary si conociera a Seng. —N-no creo que todos sean tan nobles como dices… mi interés, es más, del tipo folclórico y científico.
Mary carcajeó, Airys falseó una risa; por cortesía.
—¿Segura que no quieres venir? —comentó Mary a punto de irse.
—Tengo que entrenar —Airys se despidió con la mano.
—Está bien, ¡pero nos vemos mañana! —gritó al correr hacia su grupo.
Airys se dispuso a seguir con su camino, no obstante, sintió la urgencia de verificar que el sobre con dinero siguiera en sus manos, por suerte estaba ahí; así que tras una ojeada y contada rápida, se encaminó al mismo lugar de siempre.
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Desde que llegaron ellas, los días de Samantha, han cambiado. En sus planes estaban pasar un buen mes de vacaciones con su tío, con su hermanita. Heylin podía venir de vez en cuando.
Pero en cambio, Gregory se la pasa practicando con Natsume y Airys.
Ella observó, como siempre, desde la rama de su árbol favorito de la plaza, aquel con la altura correcta para poder ver con plenitud el lugar y aun así no tener que escalar demasiado. Él día de hoy fue un poco diferente a lo usual, Airys llegó temprano. Allí estaba ella, practicando como hacer brillar su mano.
—"¿Esa es su resonancia?" —suspiró y apoyó su cachete en su puño.
—¿Qué tal? —dijo su tío Gregory.
—N-no sé…
La luz que emanaba de la mano de Airys estaba fuera de enfoque, titilaba, se deformaba y cubría partes aleatorias. Para haber empezado a practicar eso hace una semana, era desalentador, era…
—Patético —murmuró Samantha.
Le roban el tiempo con su tío, con su hermanita, para perderlo en no lograr algo tan simple como aprender a usar una resonancia que desde el inicio estuvo allí, lista para usarse. Verla luchar por mantener la constancia del brillo, le causaba repulsión, el ver a su hermanita jugar con las criaturas de esa chica, en lugar de practicar como debería, le decepcionaba.
—¡C-creo que lo tengo! —chilló Airys incrédula. La luz blanca que emanaba se había condensado en un nítido, cómodo a la vista, guante delgado que generaba una diminuta y hermosa estela al moverse.
—¿Q-qué se siente?
Antes de que Airys pudiera contestarle a Gregory, Sandy —con Melody encima —y Hojita se acercaron a Airys traídos por aquella fuente de luz, casi como libélulas hipnotizadas. Nadie supo si Airys se quedó embobada sujetando su mano por estar tan concentrada o porque se perdió en lo profundo del vacío blanco, ni siquiera ella misma lo supo.
—¿Qué es eso? —El tono de Melody se apaciguó, dejando salir a flote la inocencia de su curiosidad, la niña que hace unos segundos gritaba y reía como loca, se calmó de inmediato.
—Es la resonancia de Airys, mi teoría es que ella puede resonar con los demás —declaró Gregory con la mano en la barbilla, orgulloso de sus enseñanzas. —¿Te parece si la probamos?
—S-sí… —musitó Airys, moviendo la mano con lentitud para no perder la concentración.
Ella estiró de a poco la mano hacía Gregory, el plan era usarla en él —un experto en el uso del alma —para poder descubrir toda la información posible y entender los límites y aplicaciones cuanto antes; no obstante, Melody no resistió la tentación y tocó la mano de Airys de inmediato. Samantha casi se cae del árbol por el repentino destello que surgió de ambas.
—¡¿Qué es esto?! —gritó Melody y Gregory se dispuso a separarlas, preocupado por su sobrina.
No hizo falta. La luz, la energía, el alma de ambas se entrelazo por un fino hilo que desapareció de esta realidad en un instante. Lo que ambas experimentaron fue inmensamente diferente para haber sido parte del mismo fenómeno. A los ojos de Melody, la realidad se tornó opaca y su campo de visión perdió los limites. En menos de un minuto, ella se elevó por encima de las nubes. Era increíble, mucho más que volar por la ciudad en la burbuja de su tío, podía moverse como deseara, podría rozar las cosas, sentirlas con el tacto sin tener que en verdad tocarlas, su mente infantil se distrajo con los sonidos del viento de la estratosfera, era absurdamente frío, al grado de que debía dolerle en los pulmones o provocarle escalofríos, mas no le afectaba.
Por otra parte…
—¿Melody? ¿Melody? ¿Estás bien Melody? —Samantha agitó el cuerpo lelo de su hermanita, para arrástrala a la realidad por la fuerza.
—¿Puedes parar tu resonancia? —Le dijo Gregory a Airys, intentando no sonar tan exasperado.
—¡Ya no la estoy usando! —chilló Airys y señaló a su brazo.
—¡Tío! ¡No creo que esté respirando!
—¡¿Qué?!
—¡¿Qué le hiciste a mi hermanita?! —bramó Samantha.
—¡¿EHHH?! ¡Si ella, y-yo! Pero, ¡NO! —Airys se agarró los cabellos y una aterradora presión le recorrió el pecho.
—¡T-Tranquila! —Gregory se recostó en el pecho de Melody, y luego colocó su dedo bajo la nariz de ella. —Está respirando —dijo aliviado.
—¿Lo está…? —Airys cayó al suelo de rodillas.
—Sí, parece que se quedó en blanco, no sé/
—¡Greg, Airys, creo que al fin tengo una solución! —Natsume se aproximó a ellos, con un leve sangrado en la nariz y una euforia innegable.
Ella se imaginó que cuando la vieran le preguntarían qué logró o porqué sangraba; con ver la cara de pavor y ojos aguados de Airys, a Melody desmayada en los brazos de Gregory y a Samantha histérica, quizás no era un buen momento.
—¿Están bien…? —preguntó con suavidad y recibió respuestas abismalmente diferentes de Gregory, Airys y Samantha:
—Eso creo.
—N-no sé.
—¡Claro que no!