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Chapter 55 - 55: El Festival de los Espejos (II) Dingars

<< Esta es la historia de una doncella sin precedentes. Que buscó lo que no se podía encontrar, viajó por donde no se podía andar. Que anheló conocer a esa figura especial, ver con sus propios ojos los secretos olvidados del mundo >>

Airys regresó su bolso al interior de Sandy. Estaba llena de emoción, por fin había hecho la primera compra como aventurera. No fue una espada —son muy caras — o una armadura —cuestan todavía más —, sino un traje que le serviría para sus viajes, personalizado de la manera más infantil posible.

Ajustó su cabellera celeste dentro de la ropa y tembló de la emoción al verse al espejo de la tienda. Es que lo tenía todo. Botas de cuero con un cuello tan largo que le llegaban un tanto más arriba de las rodillas, unas medias negras delgadas para cubrir el resto de sus piernas hasta la falta corta de color marrón con bordes blancos. La blusa que escogió era blanca y gruesa —pensó que le amortiguaría los golpes —y se compró un par de guantes largos de cuero, de esos que cubren el brazo hasta el codo y pidió que le cortaran la parte de los nudillos hacia las puntas del guante izquierdo, si tenía suerte el guante evitaría que utilice su resonancia sin querer al golpear y con los dedos un tanto descubiertos mantendrá la capacidad de usarla.

—¿Verdad que me veo genial? —Le dijo a Sandy. —Estoy segura de que se morirían al verme vestida así.

Con nervios se montó en Sandy para recorrer la ciudad, con la idea de que pronto cumpliría su sueño. La cantidad de gente en las calles aumentó al igual que el ruido de la música y artistas en las calles, Sandy ladró y Airys tarareó al ritmo de aquel sonido que hacían esos instrumentos raros. Una multitud estaba reunida viendo a unos cuantos sujetos sentados en pequeños bancos, con cajones de madera en frente de ellos.

Lo curioso era como parecían pequeños muros, con un tubo para soplar aire, y varios palillos unidos a compuertas pequeñas. Bastaba con vistazo fugaz para notar lo complicado de su uso, soplar constantemente y mover los brazos rápido para destapar y cerrar esos huecos… de no ser por el hermoso sonido que sale, nadie haría eso.

Airys se quedó quieta viendo el espectáculo. Entre notas sacaban arena del plano de Dingars de las bolsas junto a ellos para cubrir sus manos o la echaban por uno de los huecos para cambiar el sonido.

<< Su edad, dieciséis años. Un impulso la llevó a partir de la seguridad de su casa en busca de aventuras. Nunca se imaginó que la mayor y más esplendida de estas estuviera tan cerca de su hogar >>

Ya era la segunda vez que escuchaba la voz de esa mujer. La primera vez, mientras estaba en la tienda, sonó como un murmullo, mas esta vez fue fuerte y claro, superando al ruido de la ciudad. La gente alrededor de ella reaccionó con emoción y alzaron sus cabezas al cielo. Airys hizo lo mismo y vio una diminuta llama de colores en una de las torres de la ciudad.

Colgada de la torre más alta de la ciudad, Hiko se balanceaba de lado a lado, usando su resonancia para transmitir el mensaje a toda la ciudad, desde Gregory y sus sobrinas en el cementerio, Seng y Zul'luz en el parque central, hasta Natsume y los pobres guardias que le acompañaban dentro de la muralla. A cada una de las almas dentro de los muros, escuchaban dentro suyo esa tierna y apasionada voz.

<< Mis queridos hermanos, visitantes y turistas reunidos acá el día de hoy. Soy Hiko, la guardia dorada y para mí es un placer contarles el origen de la ciudad, el principio de nuestra tradición, el… >>

El sol alcanzó la cima de la torre, marcando el medio día, marcando el…

<< ¡Inicio de nuestro Festival de los Espejos! ¡Inicia la historia de Dingars! >>

Como un espejismo, los colores del aire mudaron levemente. Airys se estrujo los ojos incrédula. Lo primero que notó fue como criaturas diminutas de arena surgieron en el aire, corriendo y traspasando personas. Hadas, lobos, ardillas, libélulas y mariposas. Se rio cuando una le atravesó el pecho, sin dolor ni alguna sensación.

—¿Qué es esto? —dijo Maravillada, y tras una buena ojeada alrededor no obtuvo respuesta. Lo curioso fue que vio personas correteando con figuras de arena atadas a un palo, pero esas personas si evitaban a los demás y menos aún traspasaban gente.

<< Nuestra historia comienza hace cientos de años, justo en nuestra plaza central, cuando era un bosque habitado por criaturitas inocentes y mágicas… >>

—Ya oíste Sandy —comentó Airys y con un ladrido de emoción partieron siguiendo a los animales de arena. Por supuesto, no fueron los únicos con esa idea.

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Comparado con el ambiente en las calles, o el centro de la ciudad, el cementerio era apagado. No vayan a malinterpretar apagado con pesaroso o lúgubre, era más bien, tranquilo, carente del momentum que rebosaba el resto; y de todos modos cubría a los presentes con un cariñoso y paciente abrazo. Sí, no les exigía nada, podían tomarse su tiempo.

El lugar era el único cementerio, un gran circulo ubicado en la zona oeste, y estaba repleto de árboles. Desde la perspectiva de un extranjero, pareciera ser un bosque, no un lugar para llorar a tus muertos. No está tan equivocado. La tradición del lugar es plantar una semilla o realizar un injerto cuando se moría un familiar, por esa razón los árboles tienen múltiples ramas extrañas o están unidos a otros por completo.

Cerca del centro, Gregory, Samantha y Melody admiraban el árbol madre, inmenso, con una raíz o rama conectado a todos los demás brotes.

Gregory vestía un conjunto negro sencillo, Samantha un vestido de una pieza del mismo color y la pequeña excepción era Melody, con su vestido azul oscuro como el cielo nocturno. Estaban sentados en el suelo, Melody estaba entre las piernas de su tío y Samantha al lado recostada de este.

—Tío… —La voz pura de Melody rompió el silencio. —¿extrañas a mi mami?

—Solo un poco. Si ella estuviera aquí, de seguro me regañaría otra vez por tonterías —rio. —Ah~, pero si estuviera tu padre, sería muy divertido verlo ayudarme a evitar los regaños.

Ambos rieron. Samantha se acurrucó del hombro de su tío, sin decir una palabra, sin estar enojada, solo… melancólica. Gregory movió su brazo de lugar, agitando a Samantha, pero bien pronto la rodeó con este y le acarició con suavidad la cabeza.

<< … Nunca se imaginó que la mayor y más esplendida de estas estuviera tan cerca de su hogar… >>

—Oh vaya, —dijo Gregory tras los tres escuchar las palabras Hiko. —Ya va siendo hora, ¿les parece si nos divertimos? Ya saben, en memoria de ellos.

La sonrisa sincera de su tío le calentó un tanto el corazón a Samantha. Ella se secó un par de lágrimas. Se levantaron para irse, dejando aquel enorme árbol que bien alto, fuera del alcance de cualquier persona común, tenía tallado el siguiente mensaje sobre una lista de nombres:

<< En memoria de Dingars y su familia… >>

Siendo los últimos dos nombres, Mell y Sammy.

<< Nuestra dulce fundadora, Dingars, caminó entre los árboles, asombrada por lo diminuto de estos. Apenas le llegaban a la cintura, y ella jamás se consideró muy alta… >>

Las criaturas de arena, los actores que cargaban las figuras y una multitud de personas se aglomeraron alrededor de la plaza, esa misma que consistía de unos escalones —perfectos para sentarse —que daban a un hueco enorme en el centro; con distintas elevaciones alrededor para poder pararse y observar mejor. La mayoría de la gente buscó dónde sentarse, otra parte fue a los puntos altos, algunos hasta subieron a torres cercanas y tejados. Con fluidez, las criaturas guiaron la atención al escenario en ese fondo, a una dulce chica, vestida en un vestido de una pieza y con una tela blanca cubriendo su rostro.

<< En su primera día, presenció la primera sincronía entre las dimensiones. Cuando el sol estuvo en su punto más alto, el suelo se tiñó de un cálido color dorado, pudo ver un horizonte ocultó entre los árboles y colinas que en realidad no estaban allí, pero lo más sorprende de todo, fue que vio a otra persona >>

El público hizo un sonido de admiración cuando desde la nada surgió una borrosa figura masculina, en un vestido de una pieza y una tela negra cubriendo su rostro. Y eso no fue todo, alrededor de la gente, decenas de personas aparecieron de igual manera. La sincronía se había completado, ocurrió lo mismo que en la historia.

Podían ver la arena, sin sentirla. Saludar a los que estaban en el otro plano, saludarse y ocupar el mismo espacio, sin tocarse, sin escucharse. Era divertido ver a la gente de los otros caminando en el aire o bajo tierra por la diferencia de nivel en los terrenos.

<< De inmediato la curiosidad azotó la mente de Dingars y también la de aquel individuo… "¿Quién eres?" >>

—Por aquí —indicó el guardia a Natsume por las murallas. Ella caminó un tanto confundida, pero rápido se fijó en el bulto sobresaliente.

Layd estaba dentro del muro, de forma literal, la única parte que se podía era su cara.

—¿Qué le pasa a tu cara? —cuestionó ella al notar la expresión de zombi que tenía, con los ojos de pescado hacía arriba y una sonrisa invertida que enseñaba los dientes.

—¡¿N-natsume?!

<< A Dingars le pareció que era la primera vez que ese ser, ese hombre, veía a otra persona. Ella no tuvo miedo, al contrario, quedó fascinada. Trató de comunicarse; pero era inútil, las palabras no cruzaban, las imágenes en el suelo tampoco. No podían presentarse como era debido… >>

—¡Ya empezó! —chilló Melody montada en los hombros de su tío. —¡Rápido, tenemos que cruzar al otro lado, quiero ver la otra versión!

—Jaja, tranquila. —Gregory cerró los ojos por los jalones de cabello que le dio su sobrina.

—¿Si quiera podrás cruzar los espejos? —Se burló Samantha.

Melody hizo un puchero.

—C-claro. —Ocultó pésimamente su inseguridad. —¿Y dónde está Airys?

—¿Por qué preguntas? —dijo Smantha con una mueca engreída.

—P-por nada, solo me gustaría contarle de la mi parte favorita…

—Descuida, si la vemos en el camino le pediré que te ayudé —dijo Gregory y recibió golpecitos de su sobrina.

<< Nunca se había detenido a pensar lo difícil que era comunicarse sin palabras, sin embargo, no permitió que ese le detuviera. Empezó a exagerar lo máximo posible sus expresiones y reacciones, aquel hombre captó sus intenciones de inmediato. Acompañó al hombre a dondequiera que fuera, él hizo lo mismo. Sin hablar, sin contacto, rieron, gritaron, bailaron y compartieron valiosos momentos. Fue sencillo mostrarle que amaba los frutos, también lo fue el darse cuenta de que él no sabía que eran esas cosas… >>

—¿No es curioso? Resulta que la mujer que hizo las murallas hace siglos tenía una resonancia como la mía, y como yo no sirvo para ser guardia/

—¿Te despidieron de la guardia? —Le interrumpió Natsume, un tanto enojada. —¿No pudiste decirme?

—N-no me despidieron, me reubicaron —rectificó. —Me pagan más por hacerle mantenimiento a los muros. En un par de meses habré terminado.

—No tenemos tanto tiempo Layd, ¿qué pasó con tu amigo? —Natsume se recostó de la pared junto a él.

—Todavía no hay noticias, aunque me dicen que quizás llegue en un mes.

—¿Un mes? —suspiró. —Mejor dame el dinero para pagar el peaje, voy a regresar primero al orfanato…

—E-espera, ¿por qué la prisa? —Sudó nervioso.

Natsume se despegó del muro, triste, meditativa.

—No quiero dejar esperando a los demás, tampoco quiero darles a conocer la noticia en una carta… —Layd juraba que su hermanastra iba a derramar lágrimas. —Si es tan importante que esperes a tu amigo, yo regresaré primero, no hay problema.

Layd apretó los ojos angustiados. ¿Por qué se permite el lujo de mentirle? Eso es ser un cobarde.

—Natsume… —Salió con lentitud del muro, restaurando el espacio en el que estaba su cuerpo. —Perdón, ya no voy a mentirte…

<< Como todos sabrán, nada es eterno. En el caso de nuestra querida protagonista, al caer la noche, la sincronía fue perdiendo fuerza. La imagen de su nuevo y misterioso amigo fue perdiendo nitidez, justo como la arena dorada a sus pies >>

—¿Entonces? ¿Qué pasa?

Melody estaba apretando sus cachetes contra uno de los espejos al otro plano, con rabia y frustración. Se encontraban en una zona casi desierta, puesto que la mayoría de las personas andaban viendo la obra, cruzando, visitando lugares de similar valor turístico o utilizando espejos de zonas más concurridas. La única alma presente era un señor recostado en la silla de su porche, durmiendo con un sombrero de paja tapando su rostro.

—Eso te pasa por no entrenar debidamente —recalcó Samantha.

—No seas así Samantha, —Gregory se acercó a Melody. —Ya sabes lo difícil que es esto. —Le dio una palmadita a su sobrinita y le susurró con cariño: —Vamos, tu puedes. Todavía tenemos tiempo.

<< La indeseada despedido llegó más pronto que tarde, incapaces de decir una palabra o de percibir cuál sería el último segundo que compartirían, ambos quedaron desahuciados al dejar de verse, al terminarse la sincronía. Mas nuestra Dingars fue paciente, "De seguro mañana lo podré volver a ver" dijo esperanzada, curiosa por saber qué era aquel otro mundo desconocido y cómo vivía su amigo. Aun así, al siguiente día no ocurrió, ni al próximo, ni la siguiente semana… le dio tiempo explorar varios kilómetros al norte y este del bosque, de tanto tiempo que pasó. >>

Airys estaba embelesada con la actuación y narración. Lo mejor de todo fue que en varios segmentos, salían más actores y bailando y actuando como pueblos cercanos, con un sol y una luna cruzando encima del escenario, lanzado por actores ocultos entre la multitud del otro plano.

—¿Te gusta la obra? —Zul'luz le comentó al oído.

—¡¿Eh?! —Airys se apartó por reacción. —Ehm… ¿Sí?

Airys se quedó atónita por la belleza de Zul'luz, digo, era increíblemente obvio lo magnifico de su porte, o lo costoso de su vestido; mas esa sonrisa amigable le provocó una sensación de deja vu que no comprendía. Para rematar la chica tenía un ojo cerrado, revelando y haciendo notar el brillo plateado de su ojo.

<< Preguntó en cada pueblo cercano, acerca del hombre de otra dimensión. Nadie fue capaz de responderle, creyeron que fue una especie de alucinación, que comió un hongo extraño, que se estaba imaginando cosas… >>

—Hm, retiro lo dicho, ya no nos queda tiempo —dijo Gregory entre risas.

Melody de tanto esfuerzo estaba sudando.

—Tío, ayúdala de una vez —esputó Samantha cansada de esperar.

—Tienes razón.

—¡No! —Antes de que Gregory posara una mano en el espejo, Melody gritó con todas sus fuerzas. —¡Yo puedo lograrlo!

Samantha negó con la cabeza y le hizo señas a Greory que no le hiciera caso, mas a los ojos de Gregory, esa era la actitud que le encantaría ver seguido en ella. Está bien ser un poco terca, está bien querer lograr las metas por sí sola. Ella puede, él lo sabe.

—¡Vamos Melody! —Comenzó a actuar de porrista, y Samantha tras unas risas decidió imitarle.

<< Tras casi dos meses sin señales de la sincronía Dingars comenzó a pensar en partir, seguir buscando más aventuras y lugares nuevos. Ya no le quedaba nada qué hacer allí, no había certeza de que ese místico evento volviera a suceder… ¿Y si los habitantes del pueblo estaban en lo cierto? >>

—No puedes, no debes volver al orfanato, Natsume.

—¿Qué tonterías dices?

—¡¿Sabes la razón por la que Echsos se escapó?! —Layd avanzó con firmeza, haciendo visible la diferencia de altura entre ambos.

—¡¿Por caprichoso?! ¡¿Porque quería vivir aventuras?!

—¡¿Sabes la razón por la que Echsos se escapó?!

—¡No sé!

—¡Porque se enteró de la verdad! —Layd no pudo seguir con el acto de chico rudo. —Porque… porque ese orfanato trabaja con los sujetos que mataron a sus padres, a tu familia… —Se quebró su voz.

—¿Huh? —El brillo de los ojos de Natsume se apagó.

—¡Sí! ¡Piénsalo! ¿No es extraño? La mayoría de los huérfanos son víctimas similares a ti.

—No, no puede ser.

—Nos enseñan a usar nuestra alma, y luego nos mandan a cumplir pedidos peligrosos —Layd tomó Natsume por los hombros, ella trató de zafarse, agitando la cabeza, incapaz de entender. —Echsos me dijo, se enteró de ello con su resonancia… y abrió la boca en frente del viejo.

—No… eso no tiene sentido… ¡Arthurion es un padre para mí! ¡Para ti! ¡Para Echsos! —Se libró de su agarre, con la respiración agitada y una enorme gota de sangre bajando por su nariz. —Si él… si él es mi enemigo… no tengo en quien confiar…

Natsume cayó al suelo, le dolía la cabeza y el corazón le temblaba de dolor.

—Puedes confiar en mí… puedes confiar en Echsos…

<< ¡NO! Ella no estaba loca, ella no se equivocaba, esa otra dimensión, ese hombre, todo era real. Ella lo iba a demostrar, no estaría satisfecha hasta poder ver de nuevo esa dimensión, saber que existe más allá, no hasta poder presentarse como es debido y saber su nombre… pero, ¿cómo lo haría? >>

—¡Oh, ¿qué tal Gregory?! —Naoru se acercó caminado agotado, desde la dirección contraria al espejo.

—¡Naoru! —Estrecharon las manos. —¿Qué te trae por aquí?

Samantha le saludo y siguió apoyando a su hermana menor.

—Ya sabes, un descanso. Todo ese ruido de la gente me molesta bastante.

—Jaja, sí. Siempre hay unas cuantas peleas de borrachos o algún tonto ladrón.

—Sí… —suspiró Naoru. —Ya detuve a dos. —Naoru se recostó del hombro de su compañero, y le echó un ojo al dúo de hermanas y su lucha por pasar a Melody por el espejo.

—Quiere ver la obra por el otro lado. Si se tarda mucho la voy a pasar yo, pero es bonito verla esforzarse así.

—Tienes razón —Naoru esbozó una leve sonrisa.

Gregory le dio una palmada en la espalda que sacudió la pereza de Naoru.

—¡O-oye!

—Gracias, —Gregory le dedicó una sonrisa a su amigo. —es un alivio contar con el apoyo tuyo y de los demás Guardias Dorados, en serio.

—No… perdóname a mí… no soy lo suficientemente fuerte… —Naoru bajó la cabeza, desanimado.

—No te preocupes, si algo ocurre, lo resolveremos juntos.

Así es, todo irá bien. Solo tienen que mantener el secreto, y aunque venga el mismísimo Zughan'ko a aniquilarles, él está dispuesto a morir por sus amigos, por la ciudad, por sus sobrinas. Mientras tengan fuerza de voluntad, la vida de Samantha no corre peligro.

—En serio… lo lamento.

Las chicas no lo notaron, ¿cómo podrían? Fue una intención asesina silenciosa. Un par de figuras pasaron corriendo entre los tejados de la calle, amortiguando el ruido de sus pasos gracias a los aplausos provenientes del inocente y grande público a lo lejos. Gregory no fue lento, apenas vio las figuras pasar por su visión periférica se preparó para salvar a sus sobrinas del ataque, confiando en que Naoru le cubriría la espalda.

Luego de proteger a las chicas, averiguarían quiénes eran los asesinos, quién los contrató y cómo se enteraron del secreto de los espejos. Después de todo, huir de Naoru no es sencillo, es el Guardia más rápido. Así es, por eso no le costó actuar antes que Gregory y desenvainar su espada en un amplio y grotesco corte por el peco y hombro de Gregory.

El gritó de agonía de su tío alertó a Samantha y Melody de la situación, pero ya era tarde. Una de las figuras le aventó una daga directo justo antes de saltar como la otra para rodearlas.

La imagen de Samantha… cubriendo a su hermanita menor con todo su cuerpo… quedó grabada en las retinas de Gregory, el único dolor que sintió fue en el corazón, por verse obligado a escuchar el pobre alarido de Samantha…

<< Carente de ideas, apostó por el último recurso. Era hora de usar su resonancia, era hora de hacer espejos… >>

Y con los aplausos de ovación al final de la primera mitad de la obra, el cielo crujió desvelando la primera grieta.