Uno de los sirvientes del Joker se paró en el techo de la añeja mansión victoriana y empezó a soltar uno a uno varios dirigibles de juguete que con sus hélices zumbantes se perdían en el cielo nocturno.
Los zepelins estaban pintadas conforme a los estrafalarios gustos del payaso criminal, representando una amplia sonrisa burlona.
- ¡Vamos chicos! ¡Diviértanse! ¡Jueguen! -vociferaba emocionado el peligroso comodin cuál niño con sus juguetes nuevos.
En el cielo los dirigibles se repartieron en dos direcciones perdiéndose entre las nubes.
Mientras tanto la ciudad de Gotham se alzaba como siempre temeraria contra la noche.
En uno de los muchos edificios de oficinas una mujer encargada de la limpieza bostezaba aburrida mientras pasaba la aspiradora de un lado a otro. Preocupada como estaba por dejar impecable el ambiente no se percataba como detrás de ella, vistos a través de la ventana, caían muchos folletos girando y aleteando.
Entonces atisbando algo por el rabillo del ojo reparó en la lluvia de folletos. Se acercó curiosa a la ventana, pegando su cara a los cristales, mirando los cientos de papeles caer.
Y a los dirigibles soltando incontables folletos en toda la ciudad.
Abajo la gente los recogía y los leía ávidamente. La multitud no podía dejar de tomar atención del extraño acontecimiento.
Idéntica situación se vivía en la ciudad de Metrópolis, los Joker-Zepelins arrojaban su carga desde las alturas de los rascacielos.
En las oficinas del Daily Planet todas las computadoras se hallaban encendidas y los pocos reporteros que a esas horas todavía continuaban en sus oficinas se vieron sorprendidos por la aparición en las pantallas de la siniestra cara del Joker en una especie de dibujo animado.
Pantalla tras pantalla la inesperada imagen fue ocupando todas las computadoras del lugar seguida de una estruendosa y escalofriante risotada. Un espectáculo desagradable, sin duda, aún más cuando las personas que lo vieron estaban convencidos de que solo significaba el preludio de algo aún peor.
-Hola todos - comenzaba hablando el Joker de dibujos animados- ¡Mi nombre es Joker! Lo siento, me vi obligado a sobrescribir tu disco duro, ¡pero tengo noticias para ti!
Los peatones se apresuraban a volver a sus viviendas. Cualquier anuncio que hiciera el Joker -ya sea el verdadero o algún impostor- era suficiente para que cualquier persona sensata deseara encontrarse bien parapetada en su casa junto a los suyos.
No obstante, algunos se detenían frente a las grandes pantallas de anuncios de la ciudad para observar a un reportero que informaba:
-...el virus llamado el gusano Joker, ha infectado miles de computadoras, tablets y teléfonos celulares, anunciando el desafío del Joker al murciélago de la ciudad de Gotham...
En la calle había un policía leyendo uno de los panfletos. El papel tenía la apariencia de un viejo cartel de box con figuras del Joker y de Batman frente a frente y listos para pelear.
Se podía leer: "El evento principal..."
En un edificio de oficinas de Metrópolis varios empleados se encontraban dentro de un ascensor y mientras descendían al primer piso una mujer les leía el folleto a sus colegas:
-"...las cuatro de la mañana. La hora de las pesadillas... "
En un ómnibus que pasaba cerca los pasajeros leían interesados los folletos. Uno de ellos leía en voz alta lo que decía:
-"... Viernes 13. Batman..."
De vuelta en las oficinas del Daily Planet el editor en jefe abrió la puerta de su oficina y salió presuroso. La noticia sucedía en ese mismo momento.
-"... …hasta la muerte. En Metrópolis" -y terminando de recitar de memoria la parte final del panfleto miró a su alrededor con avidez- ¿Dónde diablos está Kent?
§ § §
En algún lugar uno de los folletos se hallaba pegado a una pared. Un batarang se incrustó en la imagen del Joker. La puntería del lanzador era sobresaliente, había acertado el golpe en la cabeza de la imagen.
Era la baticueva y ahí estaba el Caballero de la Noche sin la capucha, observando su obra, el batarang en la cabeza del Joker, ansiando el momento en el que aquello se concretara en una realidad.
Sintió una presencia detrás de él. Instintivamente se dio vuelta con presteza, alerta. Era Alfred.
-¿Qué sucede?
-He confirmado la existencia del Proyecto Talón de Aquiles. Y su ubicación.