Chapter 4 - 2

-Veo que alguien no pudo dormir bien anoche.- me dijo Sam nada más entrar por la puerta de empleados del restaurante.

Mi padrastro - padre de Loren -, me había conseguido trabajo en una de las muchas cadenas de restaurantes de comida rápida que administraba por la ciudad. Había tenido muchísima suerte de encontrarme con Sam, una chica de mi edad, para acoplarme al lugar.

Ella se había convertido en una buena e íntima amiga; tanto que además de contarle mis problemas sabía mi situación como tapadera de Loren y no estaba de acuerdo con lo que hacía (siempre que podía me lo recordaba para que entrase en razón).

-Sí, el novio de Loren apareció cuando se estaba besando con Zack en el sillón del salón.- Bostecé con cansancio-, me tocó esconder al estúpido de Zack en mi habitación. Créeme cuando te digo que esa es la cosa más difícil que he hecho en mi vida; incluso más que un problema de matemáticas: llevar a un borracho , toca pelotas, hasta mi dormitorio. Después de aquello no pude dormir ya que estuve haciendo el amago de silencia a Zack cuando comenzó a cantar todo el repertorio musical de Lady Gaga y Blackpinck.

Sam hizo el intento de no reírse, pero fracasó cuando la escuché lanzar una fuerte y nasal carcajada. No duré ni dos segundos cuando comencé a reírme con ella. Un tipo como Zack (todo un bad boy) no daba la impresión de escuchar esa clase de música.

-No tengo ni idea de cómo es que se las sabe - dije, ahogándome en mis propias risas.

Nos pasamos un rato más bromeando sobre Zack, hasta que Tom, el cerdo que mi padrastro había puesto como genrente, apareció detrás de nosotras. Usaba un enorme traje gris con una corbata roja a rayas que no le llegaba ni al ombligo. El tipo era más grueso que un tanque. Nos repasó con la mirada, intentando meter los ojos hasta por la más mínima rajadura de nuestros cuerpos. Él nos obligaba a usar uniformes - seguramente comprados en una sex shop - de "trabajo" que apenas llegaban a cubrirnos un tercio del muslo.

Hoy vestíamos una versión, a mi parecer, de prostitutas marineras. Incluso teníamos que ponernos el estúpido gorrito de tela para complementar el outfit. No entendía por qué de marineras; ¡si el restaurante es de hamburguesas! Ni siquiera servíamos hamburguesas de pescado. El tipo se excusaba diciendo que era algo moderno e innovador y esta era una forma de hacerlo.

-Niñas, niñas... ya es hora de trabajar - habló mientras no disimulaba viendo entre nuestras piernas. Se pasaba la mano por lo poco que le quedaba de cabello mientras se absorbía constantemente el sudor de la frente con una servilleta de papel haciendo que le quedaran pequeños trocitos en su piel. Nos pasó, dirigiéndose hacia su diminuta oficina para hacer solo Dios sabe qué cosas porque intuia que ni trabajaba siquiera.

Caminamos con Sam hacia la cocina y yo me permití tomar mi turno detrás de la caja mientras que ella se ubicó en el área de autoservicio.

Treinta y cinco clientes despu��s (y miles de pensamientos intentando ser pacientes), apareció frente a mí quien jamás imaginé ver en un sitio de comida rápida.

-¡Jace!- exclamé con sorpresa y él me regaló una sornisa de Ken. Jace era todo lo opuesto a Zack: cabello claro, ojos claros, elegante y juvenil. Apostaba a que si miraba sus uñas ni tendría suciedad debajo de ellas. Le sonreí en respuesta, él sin duda era demasiado atractivo y perfecto para alguien como Loren.

-¿Qué deseas?- pregunté mientras lo veía observar el menú atentamente, el cuál estaba detrás de mí. Negó con la cabeza.

-No gracias, simplemente venía a hablar contigo; después de tu turno. ¿A qué hora puedo venir?

Sin duda creo mi mi mandíbula roza el suelo en estos instantes.

Normalmente no charlaba mucho con Jace ya que él siempre se dirigía directamente al dormitorio de mi hermanastra. Con suerte lo veía a la mañana siguiente mientras nos topábamos en el baño y nos saludábamos con un asentimiento de cabeza. Después de aquello se iría con el rostro avergonzado y regresaría de nuevo por la noche.

-Salgo a las dos.

-Bien. Te veo a esa hora entonces.

Lo obsevé salir del restaurante, dejando una nube de delicioso ojos a su paso para más tarde perderle de vista cuando atravesó las puertas.

-Te gusta Jace, ¿verdad?- dijo una voz ronca y grave bastante familiar. Me giré hacia donde provenía esa voz y lo miré atentamente. Allí, sentado en la mesa más cercana, comiendose unas patatas fritas con kétpchup, se encontraba el mismo tormento que conocí hace cinco desgraciados meses.

Zack siempre usaba las camisas flojas y de un solo color, creo que el bastardo sabía perfectamente que eso hacía que las hormonas tanto femeninas como masculinas se revolucionasen. A todos.

-No seas tonto.- dije intentando limpiar un poco el contador de metal.- Jace no es mi tipo.

-¿Y cuál es enconces tu tipo?-preguntó deslizando una papa en su boca sensualmente.

-Tú, definitivamente, no. - alzó las cejas en sorpresa.

-¿Yo no?

-Nop.

-¿No te gusto ni siquiera un poquitito?

Solo podía recordar esta mañana cuando invadío mi privacidad en la cama. No le conté a San pero la verdadera razón por la que no dormí fue por el hecho de que no pude controlar mi dichosa respiración estando tan cerca de Zack.

Digo, ¿quién coño podía dormir sabiendo que él estaba en la cama? Nadie.

-Estás dudando Clóe- dijo después de cinco segundos en silencio- ; esos signfica que me estás imaginando desnudo, al menos, ¿cierto?

-¡Idiota!- Un poco más y pasa...

-Tranquila, preciosa. Dejaré que obtengas un pedazo de mí, sin cobrarte ni nada.- resoplé frustrada.

-No me gustas Zack, supérame.

-Entonces, dime; ¿qué puedo hacer para cambiar tu opinión? - Lo vi levantarse de la mesa y dirigirse hacia mí. Caminaba lentamente mientras se relamía gustosamente los labios mientras me daba esa mirada de un cazador teniendo a su presa a punta de pistola. Como no había nadie haciendo fila fue fácil para él acercarse a mí.

-Creo que sí puedes hacer algo - dije-, ¿por qué no metes tu pie en tu boca? - alzó una ceja, divertido.

-¿Quieres que meta tu pie en mi boca?

-Créeme, si pudiera meter mi pie en alguna parte de tu cuerpo sería en...

-¡Clóe!- escuché cómo me llamaba Tom. Vi su grueso cuerpo salir de la oficina para segundos después estar al lado mís.- Clóe, mira lo que acaba de llegar.- sacudió freente a mí un traje de policía versión puta -. Son los nuevos uniformes del trabajo.

Escuché la risa de Zack.

-¿De policía?- chillé. Ahora sí que Tom se volvió loco. Solo faltaba que nos hiciera usar un trake de "enfermera" cachonda; eso sería la guinda del pastel.