La hora era la misma del sueño, lleve una mano a mi cuello, se había sentido tan real, pero no podía serlo, esas cosas no sucedían en la vida real, tal vez me estado sobre exigiendo y por eso mi cerebro jugaba tan malvadamente conmigo, eso debía ser, no había otra respuesta. Me recosté unos momentos más en la cama, todo el asunto me hizo sentirme más cansada de lo que normalmente estaría al despertarme, bastante raro, aunque preferí simplemente olvidarme del tema y darme un baño, eso tal vez me relajaría. El agua relajo mis nervios a tal punto que incluso olvidé por completo que era lo que me preocupaba, mi cabello comenzaba llegar por debajo de mis hombros, regularmente lo cortaría en una peluquería pero no veía nada de malo en la veces que lo hacía yo misma, de todos esas veces nunca quedo mal. Lo deje de una manera que de un lado era más corto y del otro más largo, no se veía mal y me gustaba, pensaba que podría un día teñirme las puntas, pero creí que dejarlo con mi natural tono miel no estaría mal de todos modos.
Al acercarme podía escuchar como el resto de mi familia ya se encontraban en la cocina riendo y haciendo el desayuno, un extraño sentimiento inundó mi ser, no sabia que era pero preferí ignorarlo y solamente disfrutar el tiempo con mi familia.
— Buenos días —dije entrando a la habitación.
— Buenos días, bella durmiente! — bromeo Eban, siempre el bufón.
El desayuno estaba casi listo por lo que simplemente ayude ordenando la mesa, hablábamos entre todos sobre hacía dónde queríamos ir y lo que queríamos hacer, había muchos lugares cercanos a los que podíamos visitar por el día y volver por la noche no sería muy agotador, al final de la comida decidimos que yo lavaría los platos en ese lapso de tiempo los niños jugaron con Esteban y papá contestó una llamada.
— Lyli...—me habla Lizeth tocándome la pierna para llamar mi atención.
— ¿Algún problema cariño? —la interrogue secando mis manos .
— Tengo un problema... ¿Me podrías ayudar? —habló tímidamente, sus ojos se veían algo llorosos— Me olvidé de empacar mis medicinas...
— No te preocupes mi angelito —le dije en un tono calmado, no quería que comenzara a llorar— Yo me ocuparé de ayudarte, tu solo ve a disfrutar jugando con los chicos ¿sí?
Sus ojos dejaron de verse con lágrimas en los bordes, sonrió después de darme un abrazo y salir corriendo afuera, puedo solucionar cualquier cosa por ella, sin importarme que sea, creo que mis hermanos de verdad eran mi mayor debilidad. Lizeth puede hacer parecer que es una niña inocente pero en verdad es alguien muy inteligente, me extraña que se olvidara de algo tan importante como sus medicinas.
— Hey, papá... —dije cuando lo encontré en la entrada del jardín viendo como mis hermanos jugaban.
— ¿Pasa algo? —preguntó apartando su mirada de los niños.
— Cometí un error... —comencé a contar mi mentira— No traje las medicinas de Lizeth.
— Tú... Demonios Lyra... —arrastró sus manos por su cara como intentando reprimir su ira— Ve a buscar mis llaves, iremos ahora mismo a comprar.
En lo que él le avisaba a Esteban que era lo que sucedía, yo busqué las llaves y su billetera para irnos de inmediato, pero, cuando estábamos en las calles lo recordé, todo eso era lo que había pasado en el sueño pero con pequeñas variaciones, o tal vez, todo estaba sucediendo otra vez, incluso el raro en el ambiente del pueblo, el sentimiento de déjà vu me invadía.
¿Y si en verdad no había sido un sueño?
— No, yo no sé... —respondí, lo único que hacía al repetir los mismos diálogos era confirmar mis sospechas.
— Demonios... —el semáforo se volvió rojo, le dio el mismo tiempo de pensar que hacer— ¿Dónde está el cajero más cercano?
— La siguiente esquina, a la derecha... —le indiqué exactamente lo mismo, me costaba mucho creer que eso estuviera pasando.
El banco estaba abierto, las filas para los cajeros eran exactamente las mismas y al momento de acercamos a los cajeros sentía como el gran mareo me estaba por atacar, si todo lo que estaba sucediendo era una repetición o un sueño profético, tenía que comenzar a actuar rápidamente, el desconocido, de seguro ese maldito debía saber alguna cosa, decidí ya no dudar más de mis presentimientos y solamente actuar.
— ¿Sabes si la farmacia ya acepta tarjetas de crédito? —hizo la misma pregunta, solo me daba la sensación de que todo era una repetición.
— ¿Lyra? —habló mi padre llamándome la atención, se veía preocupado— Te ves pálida, ¿te sientes bien?
— Bien, estoy bien... — de nuevo su preocupación no disminuyó— Iré a refrescarme un poco al baño, usted vaya al cajero, lo veré en el auto.
Antes de que dijera algo más me dirigí lo más rápido que podía hacia los baños, en el camino hacia ese lugar solo pensaba en cómo atrapar a ese chico y hacerlo hablar, necesitaba respuestas y estaba harta de no conseguirla, me quedé mirando fijamente el espejo, él simplemente no me diría nada si simplemente le preguntaba, solo mire un momento más el espejo antes de quitarme mi abrigo y enrollarlo en mi mano izquierda, el golpe fue rápido y fuerte, los cristales cayeron y crearon un ruido fuerte, los pasos rápidos se escucharon por el pasillo lo que me hizo tomar rápidamente uno de los trozos grandes y más fáciles de sujetar sin lastimarme, me escondí detrás de la puerta, pude ver cuando el maldito entró rápidamente y comenzó a buscarme por los alrededores.
Saliendo lentamente de mi escondite me acerque a él por detrás cuidadosamente cuando estaba por intentar inmovilizarlo él advirtió mi movimiento y el que terminó inmovilizado en el suelo fui yo, me hizo soltar el trozo de espejo cuando apretó mis muñecas con fuerza mientras sujetaba mis manos a cada lado mi cara. Desde este ángulo podía ver perfectamente su cara, tenía cabello rubio, su cara tenía unas cuantas pecas y sus ojos eran de un tono celeste verdoso, tenía que admitir que era un chico verdaderamente guapo, incluso tal vez en otras circunstancias me hubiera quedado expectante de su belleza, pero la situación era otra. Rápidamente me deslice hacia un lado debajo suyo y lo golpee con la rodilla en sus costillas, me soltó y cayó a un lado por el dolor, lo cual aproveche para poder inmovilizarlo y atarle las manos a su espalda con mi cinturón, se intentó levantar pero me senté sobre él haciendo que le fuera aun más costoso moverse.
— Ahora... —comencé a hablarle intentando recuperar el aire, pensaba que sería más fácil derribarlo— ¿Ahora me dirás quien eres? ¿O de nuevo vas a esquivar mis preguntas?
— No sé de que me estás hablando... —respondió aún tranquilo, cosa que me comenzaba a irritar.
— Ayer, todo esto ya había pasado! Y esas máquinas, esas máquinas ya van a aparecer! ¡¡Así que dime lo que sabes!! —le grité acercando el trozo de vidrio a su cara amenazante.
— Espera, ¿dices que ya viviste este día? —cuestiono con preocupación.
— ¡Sí! —exclame enojada, él no estaba respondiendo ninguna de mis preguntas y eso me desesperaba.
— Maldición, desátame — comenzó a moverse como si su vida dependiera de eso, aunque en cierta manera lo hacía.
— Responde o... —intente conseguir respuestas pero el logro desequilibrarme y lanzarme a un lado, con eso consiguió apartarse y darse la vuelta para conseguir una de las partes del espejo en el suelo con la cual se deshizo de sus ataduras— Mierda!
— Lyra escucha! —me tomó por los hombros y me levanto del suelo— ¡Tienes que venir conmigo!
— ¿Qué? ¡No! —dije apartándome de él— ¡Tengo que salvar a mi familia!
— Solo podrás salvarlos si vienes conmigo! —replicó tomando firmemente mi mano y llevándome en la dirección de la salida de emergencia— Mira, prometo que te contaré más, pero solo si vienes...
— Oye... eh tú, iré pero... —intentaba decirle algo importante cuando prefirió interrumpirme.
— Debemos irnos urgentemente y me llamo Zack, después puedes... —en ese momento él se dio cuenta de que la puerta de emergencia estaba cerrada.
— Iba a decirte que la puerta estaba cerrada, Zack —le respondí reprimiendo una risa por su cara de enojo.
En cuanto él supo mi información, suspiro frustrado, casi pareciera que iba a gritar y golpear en cualquier dirección, Zack dio unos pasos hacia atrás haciéndome retroceder con él, de inmediato cuando estuvimos más alejados de la puerta tomó impulso y la pateo con lo que parecían todas sus fuerzas, me dejó pasmada, la puerta había cedido en el momento en que tuvo contacto con su pie, incluso una de las bisagras salió volando. Este chico era alguien lleno de sorpresas.
Me guio a través de las calles, las máquinas ya habían comenzado a arrasar todo, la escena era lo mismo que la vez anterior, personas intentando escapar solo llegando a su muerte, disparos y explosiones además de los gritos eran los sonidos predominantes nuevamente. Preferí poner más mi atención en el camino que en las atrocidades que estaban sucediendo, el panorama de sangre y muerte solo hacían que mi estómago se retorciera, los sentimientos de coraje y miedo me tenían algo abrumada pero el constante tironeo de Zack me hacía estar más alerta. Después de lo que pareció casi una hora de caminar sigilosamente entre las calles lejos de los ojos de las máquinas cuando por fin salimos del pueblo, nos adentramos a lo que comenzaba a ser la zona más boscosa.
— ¿Cuánto más planeas que caminemos? —pregunté cansada, más que nada por el estrés que causaba la situación en sí.
— Lo suficiente como para no ser atrapados por los cazadores... —respondió sin detener el ritmo.
— ¿Te refieres a las máquinas? —pregunte para que el solo afirmara dando un asentimiento— ¿No podrías por lo menos mientras caminamos aclarar mis dudas?
— Agh...¿Qué es lo que quieres saber? —habló claramente irritado.
— ¿Cómo me conoces? ¿Y porque estás aquí? —pregunte apresurando mi paso y caminando junto a él— ¿Sabes porque se repitió el día?
— Al parecer tiene muchas dudas... —farfulló desganado, si llegaba a tener que pasar mucho tiempo con Zack creí que debería acostumbrarme a un malhumorado total.
— Tendría menos si tú las respondieras... —comente imitando su carácter, por la expresión que dio después supe que no le había agradado.
— Sabía de ti porque tu madre me hablo de ti —contestó como si fuera nada, ¿esa mujer se preocupaba por mí?
— Ella me envió para llevarte a donde nos dirigimos... —me silencio con menos enojo pero su carácter de imbécil malhumorado no se esfumo completamente— Y eso de repetir el día, ni yo lo entiendo, pero sé que ella también puede hacerlo, por lo cual es bastante fácil decir que lo heredaste de ella.
De todas las cosas macabras y extrañas del día, nunca, ni en los escenarios más remotos creí llegar a pensar en mi madre, la mujer que me abandonó en cuanto nací, espere que fuera una mujer sin escrúpulos por abandonar a su primogénita sin siquiera mirar atrás, por eso nunca llegue a pensar en ella.
— ¿Ya no hablas? —pregunto Zack a ver que no estaba siguiéndole el paso.
— Es... Bueno, es impactante que después de 19 años saber algo de ella... —respondí caminando lo suficiente para estar frente a él.
Hubiera mantenido mi mirada en él hasta que avanzará de nuevo pero algo llamó mi atención, una gran columna de humo se elevaba cerca del pueblo, era el recinto privado de mi familia, sentía como el alma se me caía a los pies y como mis ojos comenzaban a ver borroso por la proximidad de lágrimas.
— ¡¡¡Es donde se encontraba mi familia!!! —grité aterrada, no quería pensar en lo peor.
— Déjalos, ya deben de estar muertos... —habló como si fuera lo más normal del mundo.
— ¿Qué...? —me quedé atónita solo un segundo para después explotar— ¡¡Dijiste que no les pasaría nada!!!
— Cállate o esas cosas... —intento hacerme callar pero me aleje rápido de él, casi podía sentir cómo había logrado llamar la atención de los cazadores pese a la distancia.
— Al carajo con eso... —respondí harta de todas las cosas— Puedo reiniciar, ¡¡¡y voy a hacerlo!!!
— Espera, ¡¡NO!! —intento detenerme tarde.
Me lancé corriendo a las máquinas, dolería y no me importaba, haría lo que sea por salvar a mi familia, con eso en mente cuando el proyectil que venía con dirección a mi posición se acercaba lo acepte como si nada.