Atlas giro un poco su cabeza y vio casi junto a él a un niño de unos 4 o 5 en el suelo llorando, claramente había estado corriendo y se terminó cayendo.
Atlas se agachó rápido y levanto al niño "tranquilo amiguito no paso nada" dijo limpiado la tierra que se había pegado a la ropa del joven.
"¡Waaaa!" Aun así el niño siguió llorando y Atlas no sabía qué hacer.
"¡Tulio!" Una voz femenina se oyó tras él.
Atlas no tuvo que girarse para saber que era de la joven a la cual había ayudado pasos rápidos se oyeron.
La mujer alzó rápidamente al niño mientras lo revisaba centímetro a centímetro "te he dicho que no salgas solo, ya ya" lo regaño la su madre pero luego lo consoló con suavidad.
El llanto del niño fue mermado poco a poco hasta que se calló.
"Solo fue una pequeña caída" dijo Atlas con una sonrisa, Atlas no era una mala persona y el llanto de esta mujer lo había conmovido por lo que decidió ayudarla "me despido" repitió antes de ponerse de pie y caminar de nuevo, él había ordenado a Segundo que buscara información sobre las carrozas y había venido con la joven mujer por lo que estaba solo.
"Por favor almuerce con nosotros" dijo la mujer algo tímida.
"No es necesario"
"Por favor, veo que es un viajero debe estar cansado" repitió la mujer.
Atlas intento negarse de nuevo pero llevaba meses sin comer nada sólido, las pastillas alimenticias eran de gran ayuda y él nunca sentía hambre pero aun así deseaba comer "aceptaré su propuesta" dijo el joven.
"Deme un momento había preparado una sopa de patatas" dijo la chica antes de entrar en su casa pero luego se detuvo en seco "¿le importa si comemos afuera?" dijo tímida de nuevo, si las personas de la aldea se enteraran de que dejo entrar a su casa un desconocido mientras su esposo no estaba malos rumores se esparcirían sobre ella.
"Tranquila" Atlas la entendió rápidamente y se sentó frente a la casa.
"Gracias" la mujer volvió a entrar en su casa y pero su hijo no entro con ella.
"¿señor usted es un cobarde?" le pregunto de repente el niño mientras se acercaba a Atlas sigiloso.
La pregunta tomó por sorpresa a Atlas "¿por qué preguntas eso?"
"Milo dijo que los hombres que no iban a la guerra eran cobardes" dijo el chico con inocencia y Atlas lo entendió.
Atlas había vivido demasiado en el mar por lo que se había desligado de su propia nación pero incluso el cuando era niño soñaba con ser un gran guerrero feroz en batalla, aún recuerda cuando jugaba con un palo de madera y oponentes imaginarios en una guerra que no existía pero ahí él era el guerrero máximo feroz y valiente, pero caqui estaba ahora con más ventajas que muchos pero aun así huyendo de la guerra "sí, soy un cobarde" pero aún tenía miedo.
"Mama dijo que la guerra era un lugar horrible pero que papa era fuerte y ganaría, dijo que volvería a casa con muchos regalos" dijo de nuevo el niño antes de sentarse junto a Atlas.
"¿eso dijo?"
"Si, pero eso dicen todas las mujeres, cuando crezca iré a la guerra con Milo y Estepa y seremos los tres héroes" explico el niño mientras alzaba su espada imaginaria "no seré un cobarde"
Las palabras de este niño eran inocentes pero estaban quemando profundamente a Atlas, en estos dos días había estado hablando con otros viajeros y logro enterarse mejor de los asuntos de la guerra, se enteró que Brig fue quien invadió Riska y asolo por completo la ciudad fronteriza para tomarla como base, además asesino a todos los varones y colgó en el muro al señor de la ciudad, las mujeres y los niños fueron tomados cautivos o incluso como esclavos, al oír esto hasta el mismo sintió su sangre arder pero su temor a morir termino enfriándola.
"Tulio no molestes al señor, mejor ven acá" la voz de su madre sono dentro de la casa y el niño se asustó pero antes de salir corriendo hacia su madre se giró y miro a Atlas.
"Señor por favor no le diga a mama que hable de la guerra siempre que hablo de eso ella se pone triste" dijo el niño con ojos de perro.
"No le diré nada" acepto Atlas, después de oírlo el niño sonrió y corrió donde su madre, dejando a Atlas solo y con el corazón herido.
Atlas era un hombre joven y fuerte, era amable y pasional, no le intereso la guerra hasta que oyó que hacia el ejército Brigino con cada ciudad que obtenía desde ese momento sus palmas picaban, él no era un plebeyo común ahora tenía miles de herramientas que podrían ser útiles en batalla además también estaban sus androides casi indestructibles, todos lo sabían la guerra era un lugar horrible pero también un mar de oportunidades no era extraño que un pobre campesino fuera a la guerra y al volver tuviera lo suficiente para convertirse en un comerciante o para comprar tierras, incluso existieron en la historia casos de plebeyos que alcanzaron la nobleza gracias a la guerra.
En este momento el corazón de Atlas ardía por ir a la batalla pero su razón le gritaba que huyera y parecía ganar su razón.
Luego de unos minutos Yil volvió con un plato de madera con sopa "tome" dijo amablemente antes de sentarse frente a Atlas "¿adónde se dirige?" pregunto aunque no porque quisiera saber si no para matar el silencio.
Atlas se quedó cayado unos momentos "si le soy sincero ahora no estoy seguro"
Después de esa respuesta ahora si Yil estaba curioso pero lo refrenó como una adulta "Me llamo Yil mi hijo se llama Tulio ¿puedo saber su nombre?"
"Claro, me llamo Atlas un gusto"
"ohh Atlas como el del El Rey imparable" dijo Yil ella no sabía leer por lo que nunca había leído el libro pero había escuchado el épico resumen de varios juglares.
"Si mi madre es una fan" dijo con una sonrisa Atlas, en toda su vida cada vez que se presentaba le decían lo mismo, al principio fue molesto pero ahora estaba acostumbrado, el rey imparable era por mucho la obra literarias más adorada por los plebeyos y no solo en Riska si no en muchos otros países por lo que era muy raro ver una persona que no lo hubiera escuchado.
Luego de eso la charla fue muy normal hasta que Atlas termino la sopa "muchas gracias" dijo Atlas al levantarse "mi compañero debe estar impaciente así que me voy, por favor cuídese" dijo amablemente.
"Que tenga un buen viaje" se despidió Yil.
"Adiós señor" dijo el niño
"Cuídate niño" dijo Atlas ante de tomar el camino de vuelta a la plaza.
El joven camino en silencio hasta llegar a la plaza donde Vasco esperaba pacientemente, el cielo se estaba poniendo naranja y Atlas que se concentró en su charla con Yil no lo había notado hasta hora.
"¿qué recogiste?" pregunto Atlas.
"El flujo mercantil en este feudo está casi detenido por lo que la carroza más próxima no pasara hasta dentro de dos semanas" dijo Vasco.
"Eso nos lo pone más difícil, parece que tendremos que caminar" dijo Atlas.
"Si"
"pues vamos"
"La noche está cayendo, ¿no sería mejor pasar la noche aquí?"
"No perdamos el tiempo mientras más rápido salgamos del feudo del barón Porto será mejor"
"está bien"
Ambos jóvenes caminaron unos kilómetros en silencio hasta que la voz de Nia se escuchó en la cabeza de Atlas.
"Capitán un grupo sospechoso se acerca" anuncio Nia.
Atlas se sorprendió "muéstrame"
"Enseguida" la pantalla volvió a aparecer enfrente del joven y le mostró un grupo de veinte hombres que andaban a caballo con armaduras mal hechas y espadas oxidadas, no se necesitaban más de un par de miradas para saber que eran.
"Bandidos" susurro Atlas había oído que desde que empezó la guerra y los hombres habían sido reclutados los grupos de bandidos que ignoraron el edicto del barón estaban haciendo de las suyas atacando aldeas y comerciantes "¿dónde están?".
"6 km al sur y van hacia el norte"
"Van hacia Ibor" supo Atlas rápidamente y las imágenes de la amable mujer y su hijo fueron recordadas en su mente "¡Vasco estamos volviendo!" grito antes de correr rápidamente de vuelta a la aldea.