En el centro del poblado Sven e Ibssen se reunieron con Peder quien estaba sentado mientras una joven de cabello castaño y ojos azules le estaba dando unas puntadas en el brazo.
"Jarl Sven me alegro que se encuentre bien y gracias por venir pero me gustaría informar que…"
Peder hizo una mueca de dolor y miró a la mujer a su lado con algo de incomodidad, la mujer levantó su mirada y vio la triste mirada de Peder "Ya eres un hombre Peder.
No puedes dejar que el dolor te domine."
Peder forzó una sonrisa "Lo se Felipa pero preferiría pelear y morir que sentir el hilo recorrer mi piel."
Felipa suspiro e ignorando a Peder continúo cerrando la herida "No sé de qué te quejas, tienes suerte que mi madre esté atendiendo a los heridos de gravedad, además te recuerdo que el Jarl está esperando tu reporte."
Peder entonces volteó su rostro al Jarl con algo de prisa "Perdón por la interrupción Jarl Sven, cuando estaba cuidando el establo y mire el fuego a la distancia preparé mi lanza y me dirigí hacia el poblado para apoyar."
Peder entonces bajó su rostro y su voz sonó bastante melancólica "En mi camino pude ver que la casa de la lechera estaba empezando a quemarse por lo que decidí ir a ayudar.
Para mí desgracia solo pude ver salir del lugar a un maldito vikingo el cual tenía en su mano la cabeza de Frida y de su bebé."
Peder levantó su mirada y miró fijamente los ojos de Sven "Hice lo que tenía que hacer, me enfrente a esa escoria y en un arranque de ira le corté la mano con la que cortó sus cabezas aunque me hirió un poco en el proceso.
Mientras lo golpeaba para atraparlo mencionó que él era un hijo bastardo del rey de Dinamarca que había escapado con el líder vikingo Klas, por eso lo traje con vida.
Solo espero que sí su valor no es lo suficientemente importante espero que me dejes acabar con esa escoria."
Sven puso su mano en el hombro de Peder y asintió con su cabeza "Desde el momento que llegó a nuestra tribu está condenado."
Tras esto Sven y Ibssen dejaron a Peder y empezaron a caminar dónde estaban los prisioneros, Max quien estaba en la playa quitó las capuchas de lino que cubrían los rostros de los monjes en el Drakkar.
Los tres monjes miraron con miedo al joven de cabello pelirrojo que estaba frente a ellos, Max miró a los tres monjes y se percató que uno de ellos tenía un rostro demasiado femenino por lo que lo señaló.
"Eres una mujer verdad" Dijo Max en latín.
La pobre mujer tragó un poco de saliva y se cubrió en el cuerpo de su compañero temiendo que el joven pelirrojo le hiciera algo, uno de los monjes sorprendido y con miedo negó con su cabeza.
"Joven está equivocado él es uno de nuestros monjes que pertenecen a nuestra orden de los papar, pero me gustaría preguntar es usted cristiano."
Max miró al monje con burla "Señor monje lamento decepcionarlo pero yo no soy cristiano.
Soy algo mucho mejor, soy Einar Hermansen hijo del Jarl y emisario de Odín, el equivalente a un Jesús para su religión."
El monje de manera inconsciente se puso de pie y miró con odio a Max "Eso es un sacrilegio, como osas compararte con el hijo de Dios."
Max puso su rostro serio y mostró sus dientes amarillentos en una sonrisa macabra mientras ponía su espada en el cuello del monje "Que sabes de dios monje, si tú religión basa su creencia en textos que se escribieron años después de la muerte de Jesus.
Te voy a decir un secreto."
Max acercó su cabeza al oído del monje y le dijo "Judas Iscariote no traicionó a Jesús, al contrario fue el apóstol más querido por el hijo de Dios"
El monje frunció el ceño mientras veía con miedo al joven "Eres un demonio o algo peor."
Max se empezó a reír por la expresión del monje "No soy ningún demonio, solo soy un joven que fue iluminado por sus dioses, pero de algo estoy seguro monje."
El monje sintió como el frío de la espada dejaba su cuello y miró con horror los ojos verdes del joven pelirrojo que no parecían dejarlo ir, por lo que inconscientemente se puso de rodillas.
"Cuando uno muere solo nos espera la oscuridad absoluta, no hay cielo ni infierno.
Puedo decirte con seguridad que después de la muerte no hay nada bueno, si quieren saber mi opinión es mejor que disfruten de su vida."
Max pudo escuchar cómo se acercaban al Drakkar algunos guerreros por lo que apuró su discurso "Ahora queridos monjes y monja, a partir de hoy serán esclavos por lo que su vida cambiará.
Solo sean obedientes y no morirán."
Gerd quien se acercó al Drakkar junto a otros guerreros se sorprendió al ver a Einar hablando con tres deprimidos monjes encadenados.
Por lo que sólo pudo pedir a sus compañeros que empezarán a descargar el botín del barco para llevarlo al centro del poblado para su posterior división.
Max suspiró y dejó que los vikingos bajarán a los tres monjes y las cosas valiosas del barco.
En el centro del poblado Sven sostuvo de los cabellos al hijo bastardo del rey de Dinamarca mientras veía como en un rincón se apilaban los cuerpos de niños y mujeres muertos.
"Mira bien lo que tú gente hizo y recuerda cada uno de sus rostros."
El bastardo miró con horror a los cadáveres que les faltaban la mandíbula y en su rostro lleno de sangre se formó una cara de miedo "Maldito Jarl, déjame ir o mi padre vengara mi muerte."
Sven miró a su estupido prisionero y con toda su fuerza le dió un puñetazo en la nariz, haciendo que su tabique nazal se rompiera.
"Tu padre no está en este lugar y si estuviera yo personalmente lo mataría, ahora ve todos los cadáveres maldita basura.
Más de 70 personas murieron, niños mujeres y guerreros, si tu padre no viene a buscar venganza por tu miserable muerte yo personalmente iré a su estúpida capital y lo colgaré usando sus entrañas."
Sven tras acabar de hablar tiró al suelo al bastardo y lo empezó a patear evitando golpear por accidente alguna zona importante de su cuerpo para evitar que muriera.
Mientras lo estaba pateando pudo sentir una mano en su hombro por lo que detuvo sus patadas y miró a su hombro donde pudo ver a su hijo.
Max negó con la cabeza y empezó a hablar mientras que Kassia a su lado tradujo lo que decía.
"Padre comprendo tu odio pero este no es un castigo, en el mejor de los casos es un premio.
Deja que me encargue de esta basura, también quiero que me ayudes a pedir cerveza o aguamiel para que pueda conseguir algo llamado Alchol.
Con ello podemos salvar a nuestros heridos."
Sven miro al suelo dónde pudo ver al bastardo intentando arrastrarse, por lo que sonrió y le dió unas palmaditas a su hijo "Todo tuyo, no me desepciones Einar."
Max le regreso la sonrisa a su padre y con la ayuda de dos guerreros llevaron al centro del poblado una mesa de madera donde pusieron al bastardo.
Con mucha tranquilidad Max encadenó y amordazó a el bastardo mientras sostenía en su mano un cuchillo de piedra afilado, Kassia quien estaba a su lado tenía un pequeño pergamino con el cual pensaba registrar lo que hacía Max.
"Kassia nunca eh desollado a un humano antes pero jamás es tarde para aprender.
Pero no debería ser más complicado que un ciervo."
El bastardo intentó gritar y liberarse de las cadenas mientras veía como el cuchillo de piedra se acercaba a su cuello.
La gente que estaban en el centro del poblado pudieron escuchar los desgarradores gritos del que se decía hijo de un rey, Max quien estaba controlando su cuchillo no prestaba atención a los gritos o los movimientos del bastardo.
Al contrario mientras más se movía el bastardo en la mesa más fuerte sostenía el cuchillo en su mano, Sven quien estaba viendo todo en primera fila fue interrumpido por Eskol quien tenía una venda en su brazo.
"Jarl hemos hecho el recuento de las tropas enemigas, según algunos prisioneros 200 enemigos nos atacaron.
Hay 157 cadáveres, 13 prisioneros…"
Eskol detuvo su reporte cuando un grito sordo se escuchó, cuando volteo a ver a la mesa entendió por qué había gritado tan fuerte el bastardo y sintió un escalofrío en su entrepierna.
"Cómo le decía Jarl hay 12 prisioneros si no tomamos en cuenta a la escoria en aquella mesa y 30 lograron escapar.
Tiene alguna orden para los cautivos."
Sven rascó su barba "Einar me dió una idea muy eficiente, deja que los prisioneros caben un gran aujero lejos del pueblo dónde tirar los cadáveres.
Una vez que esté lleno de cadáveres la fosa enciendan fuego sobre ellos y amarren a los prisioneros aun lado, lo suficientemente cerca para que el calor los queme pero no que ardan."
Eskol asintió y se retiró a cumplir con su deber mientras Sven disfruto de la sinfonía de gritos.