GABRIELA
Estaba un poco aburrida realmente en casa, echaba de menos a mis hermanos y a mi familia en general, pero no podía ir a casa y que me reprochasen lo que había pasado con mis hermanos. Era mi culpa lo que pasó, a pesar de que mi madre me dijo que no lo era.
Por mucho que no me guste hacer daño a las personas y menos a mi familia, en este momento era lo que estaba haciendo y lo sé de sobra, pero si me iba a casa le haría daño a mis hermanos que estoy más que segura que me odian sobre todas las cosas y con razón me debían odiar, María estuvo ingresada un par de días y Mario estuvo en urgencias por los golpes.
Iban a ser las doce del mediodía cuando me entra una llamada de Marcos, lo que era raro, porque en teoría estaba en clase, pero no dudo en contestar por si es que le ha pasado algo a mis hermanos.
"¿Le pasó algo a mis hermanos?" pregunté empezando a preocuparme "No, no ha pasado nada de lo que te tengas que preocupar." aseguró Marcos, lo que me hizo que me tranquilizase al instante "¿Entonces para que llamas? Me metiste un susto." afirmé "Perdona, no era mi intención, te llamo para pedirte un favor."
"Entonces hazlo ya antes de que te riñan por no estar en clase." me reí "Es que al parecer hoy Ana sale antes de clase y Carlos no puede ir a por ella." empezó y una sonrisa empezó a invadir mi rostro "Voy encantada a por ella, sabes que me encanta pasar tiempo con ella."
"Te agradezco que me hagas ese favor." agradeció "No hay nada que agradecer, sabes que lo hago encantada." respondí "Carlos dejará las llaves en el buzón para que puedas entrar a casa" informó y asentí "Está bien, salgo ahora a por ella. Ve para clase." le reñí "Ya voy, a veces pareces mi madre."
"Es que a veces parece que necesitas que te trate como si fueras mi hijo." me reí "Te empezaré a llamar mamá entonces." bromeó "Ni se te ocurra porque no lo soy." Se echó a reír y colgó. Guardé las cosas en la mochila para que no estorbasen, cogí las llaves del coche y la cazadora. No se tardaba mucho en llegar al colegio de Ana y en cuanto llegué, estaba con su tutor en la puerta.
Para nuestra suerte no tenía ningún problema con que me la llevara ya que me había visto con Marcos y Carlos bastantes veces y al parecer me habían metido en la lista de personas que podían ir a por ella. "¡¡¡¡Gabriela!!!!" exclamó la pequeña al verme.
"Hola hermosa, ¿Qué tal tu día?" pregunté luego de cogerla en brazos "Genial, hoy vino una nueva chica al colegio y está en mi clase." dijo emocionada "Eso es emocionante." asentí "¿Por qué no vino Marcos contigo?" cuestionó luego de mirar todo a nuestro alrededor "Porque Marcos tiene clase en la universidad."
"Pero tú también deberías estar en la universidad." recalcó y me encogí de hombros, porque en cierta manera, era cierto "Debería, pero digamos que estoy de vacaciones por un mes." comenté vagamente "¿Entonces podemos jugar todas las tardes?" preguntó emocionada "Claro que sí, siempre y cuando hagas los deberes primero."
"¿Me ayudarás?" preguntó y asentí con una sonrisa en mi rostro "Por supuesto, pero vayámonos a casa que debes de tener hambre." dije cuando escuché como sus tripas rugían "Si, tengo mucha hambre, sobre todo si haces tú de comer."
"¿Y eso?" pregunté, elevando una ceja "Porque cocinas mejor que mis hermanos." respondió rodando los ojos "No creo que sea así, ellos cocinan muy bien." los apoyé "No tanto como tú." Nos dirigimos hacia el coche, le abrí la puerta para que se metiera dentro, le abroché el cinturón y en cuanto acabé, me dirigí al asiento del piloto y nos fuimos a su casa. Las llaves estaban en donde Marcos me había dicho, por lo que las cojo y entramos.
Una vez dentro de la casa empecemos a hacer de comer ya que Ana me quería ayudar e hicimos pasta a la boloñesa con queso rallado. Como cuando terminamos aún era demasiado pronto para que Marcos llegase de la universidad, decidimos que era mejor que hiciese los deberes y así si quería podíamos jugar toda la tarde.
"Esto es muy difícil Gabriela." protestó Ana y negué "No lo es, a ver, cuando Marcos te coge algún caramelo ¿tienes más o menos caramelos?" pregunté y ella frunció el ceño "Menos." respondió rápidamente "E imagínate que te saca cuatro caramelos y tu tenías diez, ¿Cuántos te quedan?" pregunté "Menos caramelos." repitió "Ya, pero ¿Cuántos caramelos tienes tú?"
Podía ver cómo se esforzaba y entiendo que le cuesten, a mí también me costaba demasiado cuando era pequeña, mi madre siempre tenía que acabar por ayudarme con los deberes y se podía decir que a veces me los hacía ella, mi fuerte no son las matemáticas y eso lo tengo más que claro.
"Te enseñaré un truco que a mí me sirvió, no entiendo cómo no te lo enseñaron en el colegio." dije, a pesar de que a mí tampoco me lo habían enseñado precisamente en el colegio "¿Será más fácil restar?" preguntó, esperanzada "Claro, mira, levanta tus dedos y dime cuantos son." pedí "Diez."
"¿Cuántos caramelos tenías?" pregunté "Diez." respondió de nuevo "Pues imagínate que tus dedos son caramelos, y llega el malo de tu hermano y te saca cuatro." Le bajo cuatro de los dedos que tenía levantados y se queda mirando para su mano un rato y cuando pareció que lo entendió sonrió.
"Me quedan seis caramelos." dijo con una gran sonrisa en su rostro "¿Ves que fácil? Ahora sí, no lo debes usar siempre, solo es una ayuda." dije "Está bien, ahora es fácil restar." afirmó, centrándose de nuevo en sus deberes "¿A que sí?"
"No me gustan las matemáticas, a mí me gusta cantar." protestó "Pues si es lo que te gusta, hazlo." la apoyé "Algún día seré famosa como tú." respondió y me reí por la imaginación que tenía la pequeña "Yo no seré famosa princesa." contesté entre risas "Claro que sí, ya lo verás."
"Tú sí que lo serás, viajarás por todo el mundo y todo el mundo te querrá." respondí "¿Estarás ahí?" preguntó y asentí, porque lo haría sin dudarlo una sola vez "Siempre que me necesites cariño." prometí "Gracias Gabriela. ¿Te puedo hacer una pregunta?"
"Claro, ¿Qué pasa?" pregunté "¿Te puedo llamar mamá?" Me quedé con cara de tonta, no me esperaba para nada esa pregunta, no entiendo a que venía esa pregunta sinceramente. "Pero tú ya tienes a tú madre princesa."
"Ella nunca está, en cambio tú siempre estás que te necesitamos, es como si furas mi mamá y la hermana de mis hermanos." susurró "Pero yo no le pudo quitar el sitio tu madre, ella volverá." intenté convencerla "No creo, cuando Carlos habló con ellos ayer discutió y entendí algo de que no volverían, nos dejaron solos."
"Seguro que escuchaste mal princesa, ellos volverán." dije, intentado recordar si Carlos me había dicho algo "¿Entonces no quieres ser mi mamá?" preguntó, poniéndose triste "No es eso, te adoro pequeña, solo que no estaría bien que remplaces a tu madre por mí, ella te quiere." insistí "Si nos quisieran no se habrían ido."
Puede ver como una lágrima se escapó de sus ojos de color chocolate y no me gustaba verla así. No sé qué es lo que pasaba con sus padres, en teoría ya tenían que haber vuelto de sus vacaciones. Todo era muy raro la verdad y más tarde tendría una charla con Carlos para saber de qué se trataba la discusión que tuvo con sus padres como me había dicho Ana, pero en este momento me tenía que centrar en ella y hacerla sentir mejor, ella tenía que ser feliz.
"No llores hermosa, si es lo que quieres puedo serlo, pero que sepas que no es para remplazar a tu madre." le aseguré "Eres mejor que mi madre. ¿Te puedo llamar mamá?" preguntó y asentí "Llámame como quieras princesa."
Justo en ese momento entraban Marcos y Carlos por la puerta y Ana se va corriendo junto a ellos, haciendo que Carlos la cogiese en brazos. "¿Qué tal está la reina de la casa?" preguntó Carlos "Bien, Gabriela es mi nueva mamá." dijo emocionada "¿Y cómo es eso de que es tu nueva mamá?"
"Es mejor que mamá y me quiere más que ella, así que le dije si podía ser mi mamá y aceptó." afirmó "Eso está genial princesa." dijo Carlos mirando en mi dirección "Entonces ahora sí que podré llamarte mamá, ya que lo eres de mi hermana." se rió Marcos, dándole un beso en la sien a su hermana "No te equivoques Marcos, solo lo soy para ella, que eres mayor que yo."
"Cuatro meses solo." rebatió "Pero ya eres mayor que yo, además que tienes veintidós años, ¿Cómo pretendes que sea tu madre?" pregunté "No molestes más a mamá Marcos, ella solo es mi mamá." me defendió la pequeña "¿No la quieres compartir con tu hermano preferido?"
"Mi hermano favorito no me robaría caramelos." rebatió y me reí "¿De qué estás hablando?" preguntó, frunciendo el ceño sin entender a qué se refería su hermana "Solo fue un ejemplo Ana, no quiere decir que lo haga en la realidad."
"Créeme que sí que lo hace." Miré para Carlos el cual se podía ver con una gran sonrisa, pero que no era natural al cien por cien, algo lo tenía enfadado lo que me hace pensar que lo que dijo Ana es cierto.
"¿Ves mamá? Me saca caramelos." protestó "Pues no te preocupes que no dejaré que te siga sacando caramelos más. Ahora vayamos a comer que después tenemos que acabar los deberes." dije "Está biiieen." Con eso Marcos y ella se fueron a la cocina entre risas mientras que Carlos se paró a mi lado.
"¿Cómo es eso de que ahora te llama mamá?" preguntó, mirando en la dirección en la que se habían ido sus hermanos "Ni yo misma me lo creo, pero me dijo que te escuchó discutir el otro día con tus padres y que dijiste algo de que no volverían. ¿Qué es lo que está pasando en realidad Carlos?"
"¿Me escuchó?" preguntó sorprendido "¿Entonces es cierto?" cuestioné "Chicos, ¿venís a comer o qué pasa?" inquirió Marcos "Vamos a comer anda." dijo Carlos, empezando a caminar a la cocina "No creas que esto se va a quedar así Carlos, pienso hablar contigo luego."
"¿Te voy que tener que llamar mamá como Ana?" preguntó y rodó los ojos "No seas idiota que no te pega." bufé "Está bien mamá." No sé a qué venía exactamente a que me llamasen todos mamá hoy, y realmente no es algo que me importase demasiado, por lo menos viniendo de Ana, de sus hermanos me hacía gracia que me quisiesen llamar así ya que ellos eran mayores que yo y yo los veía como hermanos.
"Me da gracia la cara que te queda en cuanto yo o Marcos te llamamos mamá." se rió "Pues dejareis de hacerlo, porque si no a ti te tengo que llamar papá dos, ¿te gustaría eso?" pregunté "Tu padre no soy, soy algo así como tu hermano mayor." rebatió "Entonces mi hermano mayor me va a llamar mamá, ¿eso no es raro?"
"Está bien, es raro, pero que sepas que serás una gran madre algún día." dijo ahora seriamente "¿Por qué en vuestra familia se os da hoy por decir que sea vuestra madre?" pregunté "Será porque te comportas como una madre a la cual nunca tuvimos completamente." Pude ver cómo se puso algo triste y decidí que era necesario hablar con el de ese tema, porque la verdad no entendía demasiado lo que estaba pasando en su familia a la que consideraba parte de la mía y no me gustaba para nada verlos así de decaídos.
"No te pongas triste y vamos a comer antes de que vengan tus hermanos a por nosotros" dije con una sonrisa en mi rostro "Está bien, pero igual nos quedamos sin comida." se rió "No te preocupes que hice bastante sabiendo como eran tus hermanos."
"Por cierto, ya conseguí un trabajo." informó "Eso es genial Carlos, felicidades. Me alegro por ti." lo felicité "Si, ahora no tendremos que depender de mis ausentes padres, si se quieren separar de nosotros que lo hagan, no pienso permitir que destrocen a Marcos y Ana, no se lo merecen."
"Ni tu tampoco. Que sepas que me tienes para lo que necesitas, te lo digo en serio. Si quieres hasta te puedo ayudar en lo que necesites." le aseguré "Lo sé, de ahí a que Ana te quiera como si fueras su madre." contestó "Yo la quiero mucho también, a los tres os quiero mucho."
"Y nosotros a ti." Me pasó un brazo por encima de los hombros, me dio un beso en la cabeza y no s dirigimos hacia la cocina para comer tranquilamente en familia ya que para mí era lo que eran, personas que pertenecían a mí familia y estoy agradecida de tenerlos en mi vida.