Chereads / The Legend Of Zelda Ocarina of Time / Chapter 41 - El tesoro de Dampe

Chapter 41 - El tesoro de Dampe

Link salió del Templo del Tiempo y se sobresaltó al ver que ya no había jardines ni estanques. Al parecer todo había cambiado, a excepción del Templo del Tiempo y las piedras sheikah, que seguían en fila en el muerto jardín del templo. Link salió hacia la Ciudadela y entonces vio que ésta parecía un pueblo fantasma, además de estar plagado de muchos ReDead por todas partes. Link trató de matar a uno, pero cuando lo hizo, todos los demás empezaron a caminar hacia él, pero se dio cuenta de que no iban por él, sino por el ReDead muerto. Link salió rápidamente de la Ciudadela y entonces vio el cielo, tampoco era azul y tenía nubes de un color rojizo muy extraño. Definitivamente Ganondorf debía ser el responsable de todo.

Link se dirigió a la Llanura de Hyrule y vio que ésta estaba intacta y que el cielo volvía a ser azul, aunque el puente que conectaba la Ciudadela estaba roto y hundido en el río. Al parecer nada había cambiado en la pradera, de modo que se dirigió a Kakariko y entonces varias nubes se volvieron a aglomerar y amenazaban tormenta. Link llegó al pueblo y vio que el guardia de la entrada ya no estaba. Caminó un poco y vio que el árbol que estaba al principio había crecido mucho y debajo de él ya no estaba el hombre gordo de antes, sino unos hombres flacos que Link reconoció de la ciudadela. Se acercó a ellos y uno, que se estaba riendo del otro murmuraba:

-¡Mira a éste! Desde que escapó de la Ciudadela de Hyrule se ha vuelto aún más tímido.

-¡Lo he visto, en serio! -comentó el otro rápidamente -Vi al fantasma de Dampé el sepulturero bajando a su tumba. ¡Parecía llevar un tesoro o algo parecido!

Link consideró graciosos a aquellos tipos. Siguió avanzando y reconoció a más gente de la ciudadela y alguno que otro aldeano de Kakariko. Había incluso una construcción más a un lado de la casa más grande. Link recorrió todo el pueblo y vio varios carteles que antes había visto en la ciudadela. O sea que los aldeanos de la ciudadela se habían ido a vivir a Kakariko; tenía sentido dado que ahora la ciudadela parecía un lugar inhóspito y vacío.

Link decidió entrar en una casa haber si veía a alguien familiar y vio a dos mujeres quejándose de un tipo con bigote que dormía mañana, tarde y noche. Link volteó hacia una de las camas de la casa y ante su sorpresa vio a Talon durmiendo. Se acercó y oyó que susurraba entre sus ronquidos: "Malon... está bien... zzz... zzz... no te preocupes".

Link quiso despertarlo, pero le pareció inadecuado dado que no era su casa, de modo que salió y siguió buscando cosas nuevas en el pueblo. Al parecer ya no había nada, pero ahora tenía un nuevo problema: ¿qué era eso que Sheik dijo que necesitaba de Kakariko? Entonces recordó al tipo del árbol que mencionó un tesoro de Dampé y se dirigió al cementerio.

Al parecer el cementerio estaba intacto, porque no se veía nada extraño. Link lo recorrió un poco y entre algunas tumbas vio lámparas en el suelo. Se acercó a ellas y aparecieron unos fantasmas. Link sin pensarlo, sacó su nueva espada y, aunque se escuche raro, los volvió a matar. Después fue a las tumbas de los hermanos compositores, primero a la de Bemol, el joven. Leyó su inscripción y su fantasma volvió a aparecer. Link lo derrotó como lo había hecho de niño y el fuego verde apareció, el cual le dijo: -¡AHHH! ¡Tú me mataste! Ah, eres tú. ¿Has tocado la Canción del Sol? Como ya te he dicho, con esa melodía serás capaz de convertir la noche en día y el día en noche. Cuando todo esté oscuro, te devolverá la luz del Sol. Prueba y verás -y desapareció. Creyó que también aparecería Sostenido, el viejo, pero éste no apareció.

Reanudando su ida al cementerio, fue a la casita de Dampé que estaba al principio del cementerio y vio que era muy pequeña, pero que al parecer vivía muy bien. Encima de su cama estaba su famosa pala y, en la mesa, un libro abierto. A Link le dio curiosidad y leyó:

"A quien lea estas palabras: Entra en mi tumba y mi fantástico tesoro será para ti. Te espero. - Dampé".

Cuando terminó de leer, le dieron ganas de buscar la tumba. Cuando por fin la encontró en un rincón del cementerio no decía nada, sólo tenía los mismos símbolos que las demás. Link estuvo un rato pensando cómo entrar en la tumba, hasta que se le ocurrió jalar la lápida hacia atrás. Para su sorpresa, un agujero estaba debajo de la lápida y entonces Link se lanzó hacia abajo. Llegó a una plataforma con pilares en las esquinas dentro de una habitación de piedra muy extraña y, enfrente de él, estaba el fantasma de Dampé sosteniendo una lámpara en la mano. Link se acercó y el fantasma dijo:

-¡Hola, jovencito! ¿Eres rápido? Aunque no lo parezca, ¡soy veloz como un rayo! ¡Y te reto a una carrera! ¡Sígueme si puedes!

Link estaba a punto de negarse pero Dampé empezó a flotar hacia atrás y Link no tuvo más remedio que seguirlo. Dampé lanzaba al suelo de vez en cuando fuego para retrasar a Link, pero éste los esquivó. No sabía a dónde lo llevaba, pues aquél lugar parecía un inmenso laberinto. Lo llevó por sitios que parecían templos, pasillos de piedra, entre otras cosas, hasta que llegaron a una habitación de piedra con una plataforma y unas antorchas. Ahí, Dampé dijo:

-La duración ha sido de 50 segundos. Jovencito, ¡has sido muy veloz para poder seguirme el paso! Como recompensa por tu esfuerzo, te daré mi tesoro: ¡mi gancho! Su cadena accionada por resortes te acercará hasta donde se enganche. ¿No te parece utilísimo? Ahora vivo aquí, así que vuelve cuando quieras. ¡Te daré algo buenísimo! Una cosa más: ¡ten cuidado a la vuelta! -y desapareció, y en su lugar apareció un cofre en medio de la plataforma.

Link abrió el cofre y obtuvo el Gancho del que hablaba Dampé. Era perfecto para ponérselo en su mano y decidió estrenarlo en la madera de las antorchas que estaban ahí. Accionó el Gancho y éste salió disparado a la antorcha y se unió a ella, jalando a Link con él. Le pareció muy útil, y por alguna razón sabía que quizá ese era el equipo que necesitaba.

Salió por la puerta que había detrás del cofre y llegó a una sala donde había varios bloques con el mismo símbolo del Portal del Tiempo.

Link decidió tocar la Canción del Tiempo, pues podría tratarse de algo importante y, al hacerlo, los bloques desaparecieron mostrando un pasillo con escaleras detrás. Link subió por ellas y vio cómo el lugar se abría en una casa con una plataforma y un tubo al centro que giraban infinitamente. A la izquierda había un hombre tocando un instrumento extraño. Tenía una cara de malhumor y se veía muy alterado, por lo que Link mejor decidió irse de ahí.

Cuando salió al exterior vio ante su sorpresa que estaba de nuevo en Kakariko y la casa era el molino de viento al final del pueblo y la plataforma con el tubo al centro debían ser el mecanismo que hacía girar las aspas del molino. Al parecer estaba conectado con la tumba de Dampé. Una vez concluida su labor en Kakariko, Link se dirigió al primer destino que Sheik mencionó: un profundo bosque.