Link apareció frente al Gran Árbol Deku. Seguía del mismo color gris desde que Link dejó el bosque, y eso que habían pasado siete años. Sin embargo vio un tallo en el suelo. Link se quiso acercar a él y tocarlo, pero de pronto salió un brote de madera con algunas ramas y con ojos y cara. Ese brote le sonreía a Link y dijo:
—¡Hola! Soy el brote del Árbol Deku. Gracias a que Saria y tú rompieron la maldición del Templo del Bosque, ¡ahora puedo crecer y florecer! ¡Muchas gracias! —Link, que había caído hacia atrás al asustarse por el brote, se incorporó y regresó a él —¿Viste a tus viejos amigos? Ninguno te reconoció con tu aspecto de adulto, ¿verdad? Eso es porque los kokiri no crecen. ¡Aunque hayan pasado siete años, los kokiri siguen siendo niños!
Ahora todo tenía sentido: las niñas idénticas a las gemelas de su infancia, el mismo dependiente de la tienda, los hermanos Sabelotodo, Mido y por supuesto, Saria. Pero, ¿por qué sólo él había crecido? El brote del Árbol Deku, como si le hubiera leído el pensamiento, prosiguió:
—Imagino que te preguntas por qué sólo tú has crecido. Aunque creo que probablemente ya lo has adivinado. ¡No eres un kokiri! En realidad, eres un hyliano. Al fin puedo revelarte este secreto.
Entonces, como había pasado con el Gran Árbol Deku, Link comenzó a ver imágenes de algo quemándose, mientras el brote del Árbol Deku decía:
—"Hace mucho tiempo, antes de que el rey de Hyrule unificara este país, se desató una cruel guerra. Un día, una mujer hyliana y su bebé entraron en éste bosque prohibido huyendo de los horrores de la guerra. La madre estaba gravemente herida... No tuvo más opción que encomendar el cuidado de su hijo el Árbol Deku, el espíritu guardián del bosque. El Árbol Deku adivinó el destino que aguardaba al niño, cuyas hazañas afectarían a todo el mundo y se lo llevó consigo al bosque. Tras el fallecimiento de su madre, el bebé se crió como un kokiri más. ¡Y ahora ha llegado el día de encontrarse con su destino!"
Link volvió a ver al brote del Árbol Deku mientras procesaba toda la información que su mente acababa de recibir. El brote siguió hablando:
—Eres hyliano, y tu destino siempre ha sido abandonar este bosque tarde o temprano. Ya conoces tu verdadera identidad... Y también sabes lo que tienes que hacer... —Link sólo se quedó viendo al brote mientras pensaba en salvar... —Correcto... ¡Debes salvar Hyrule! —dijo, adivinándole el pensamiento —¡Adelante, Link! ¡Rompe las maldiciones de los templos y devuelve a la paz a Hyrule!
—Qué sorpresa saber que Saria es uno de los sabios, ¿no crees, Link? —interrumpió Navi —Es extraño que Sheik ya lo supiera... En fin, ¡vamos al Templo del Tiempo!
Y así, sin perder más tiempo, Link se puso en marcha. El Bosque Kokiri se veía de nuevo como Link lo conocía: vivo y con los niños conviviendo en él.
Entonces Link se acordó de Mido y de que estaría esperando a una Saria que no llegar��a nunca en el Bosque Perdido, así que fue a buscarlo y cuando lo halló le explicó la situación. Mido, con una cara de nostalgia mezclada con su cara amargada de siempre, dijo:
—Entiendo... Saria nunca volverá... Pero... le hice una promesa... Si Link volviera algún día, yo prometí decirle que Saria lo había estado esperando... Porque a Saria... de verdad le... —Mido se paró en seco, abrió un poco más los ojos y continuó —¿Le puedo pedir un favor, señor? Si alguna vez se lo encuentra, cuéntele lo que le he dicho... Y otra cosa... Siento haber sido tan desagradable. Dígale también eso.
Link estuvo a punto de decirle que él era a quien humillaba de niño, que él era quien vio morir al Gran Árbol Deku, que él era el favorito de Saria y el Gran Árbol Deku; pero se contuvo y decidió mejor salir de ahí. Cuando iba saliendo por el tronco hueco, vio una gota caer por la mejilla de Mido.