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Chapter 5 - Una visitante inesperada

Intento cargarla para llevarla a la casa, pero su armadura pesa bastante. Tendré que quitársela para poder cargarla.

[¡Como pesa esta armadura!]

Me sorprende ver que alguien pueda usar esta pesada armadura. Le quito la armadura con dificultad, para mi suerte está vestida así que podré evitar incomodidades para cuando despierte. Me fijo que no tiene heridas externas mayores, solo rasguños. Solo parece estar bastante agotada.

Una vez dentro de la casa la acuesto sobre el sofá y la cubro con una manta para que descanse. Regreso al garaje por la armadura y la espada, las cuales apenas puedo llevar también a la casa. También cierro ambas puertas del garaje. Voy a preparar algo para que coma cuando se despierte. En ese momento me doy cuenta sobre lo que acaba de suceder.

[Espera, ¡¿Qué está sucediendo aquí?!]

Mi cabeza está llena de preguntas, ¿Qué esa puerta? ¿Por qué había una mujer al otro lado? ¿Qué hay el otro lado de la puerta? Y sobre todo ¿Quién es ella? Y recuerdo que en la espada hay un símbolo que había visto en otro lugar, pero ¿Dónde había visto ese símbolo antes?

[¡Ya recuerdo!] Está en el libro que ella escribía, era el símbolo del reino a la que pertenecía la protagonista. Pero, ¿Qué hace eso aquí? Y eso me lleva de nuevo a la pregunta ¿Quién es ella? ¿Qué hace aquí? Claramente, ella debe venir del mundo de Gantoria, no hay otra explicación o es una fan del libro.

Solo puedo esperar a que despierte para obtener más respuestas, aunque no sé si podré comunicarme con ella. Las palabras que dijo antes de desmayarse no las entendí. Así que hay muy pocas posibilidades que hable mi idioma. Podría enseñarle, pero eso tomaría mucho tiempo. Aunque ahora me pregunto cómo aprendieron mi idioma mi esposa y sus padres, prácticamente ya lo hablaban como hablantes nativos.

Mientras estoy sumergido en mis pensamientos, me fijo que la joven está vestida con un vestido de tela simple de color blanco, puede ser por la armadura que llevaba, también tiene un color de cabello bastante peculiar, es un verde claro, es decir debe estar teñido, es imposible que tenga ese color de forma natural. Además, podría afirmar que es una joven muy bella de no más de 20 años.

Cuando estoy viendo sus características físicas ella abre los ojos y me mira fijamente. En ese instante y casi sin pensar lleno una taza con algo de avena que hice para el desayuno. Ella sin dejar de mirarme se sienta y toma la taza, la huele y parece notar que no es venenoso, pero aun duda. Así que tomo una taza similar y lleno la taza de avena que viene de la misma olla y la tomo. En ese momento ella más tranquila también toma el contenido de la taza.

En silencio ambos empezamos a tomar la avena, aunque por sus expresiones noté que aparentemente le sorprendió el sabor de la avena y le gustó, creo que es un buen comienzo. Como no soy muy bueno cocinando tendrá que contentarse con lo que le doy.

Al terminar de beber, ella empieza a hablar.

No entiendo nada de lo que me está diciendo, no sé qué responder. Así que le digo e intento hacerle notar que no le entiendo.

[No entiendo nada de lo que me está diciendo.], digo ya sin ánimos.

Al decir esto, ella mira su anillo y dice unas palabras, de pronto parece que del anillo salen dos pequeñas piedras lisas y redondas, una de las cuales me entrega y la otra la toma con su puño. En ese instante ella habla nuevamente.

~[Saludos buen señor, agradezco su ayuda en este tiempo difícil. ¿Me podría decir su nombre para poder agradecerle de manera más personal?]

En ese instante siento como si entendiera lo que dice y la empiezo a ver de una forma extraña. Ella está sorprendida por mi reacción, pero trata de mantener la compostura.

~[Buen señor, es acaso esta la primera vez que usted ve esta herramienta de comunicación.]

Por alguna razón todo lo que dice lo expresa de manera muy respetuosa. Entiendo que esta agradecida, pero incluso con gente muy importante es difícil que usar esas expresiones. Voy a tratar de hablarle de la misma manera para que no se ofenda o incomode.

[Hola, mi nombre es David Martínez, es cierto nunca he visto un artilugio como el que estamos usando para comunicarnos.]

~[Entiendo señor David, agradezco que me haya traído a su hogar. ¿Me podría decir donde nos encontramos? Fui atacada por muchos monstruos y huí, así que creo que estoy perdida.]

Ya podría decir que está perdida, técnicamente está muy lejos de lo que ella podría decir hogar. Trataré de no ser brusco con lo que diré.

[Se encuentra en mi país, Perú.]

~[Nunca había escuchado de un reino con ese nombre.]

[Entiendo que parezca extraño, pero es la verdad. Antes de eso quisiera preguntarle quién es usted y sobre el emblema que aparece en la espada que encontré a su costado]

En ese momento, ella nota que su armadura y espada se encuentran en la sala. Parece que ha estado muy concentrada observando mis acciones y comportamiento. No ha notado donde se encuentra.

~[¡¿Dónde estamos realmente?! ¡¿Quién eres tú?!], empieza a levantar la voz.

[No te preocupes, no soy un enemigo. Te vi tirada en mi garaje y te ayudé, no sé quién eres siquiera.], le digo lo más calmado para no asustarla.

En ese momento rápidamente va donde su espada se encuentra y apuntándome con eso sale de la casa. Ya es de mañana, la puerta del garaje está abierta y afuera está lloviendo. Ella sale al patio, la sigo a la puerta y ella apuntándome con la espada me grita.

~[¡Dime!, ¡¿Quién eres?!]

Esta es una situación peligrosa. Aunque no tengo vecinos cerca, no quiero que alguien que pueda vernos malinterprete esta escena.

[Cálmate, ya te dije mi nombre, David Martínez. Por favor baja esa espada que yo no te voy a hacer nada. Dudo siquiera poder usar esa espada. Si quieres podemos hablar desde donde estamos.]

~[Está bien, pero no te acerques. ¡Dime realmente donde nos encontramos!]

Será mejor decirle todo lo que sé para que no quiera atacarme, en mal momento creí que todo iba bien. Con esa espada podría ser capaz de cortarme en dos, creo.

[Primero, déjame decirte que sé de dónde vienes. Eres de Gantoria ¿no es así?, por el emblema debes ser del reino de Bahrnun.]

~[Claro, como todos, somos de Gantoria, pero te equivocas. No soy del maldito reino de Bahrnun. Soy del reino de Mon. Así que sé que este lugar no es Perlú como dijiste. Este debe ser el reino de Mon. No he salido de la isla.]

[No, estamos en Perú, mi país. No sé cómo hiciste, pero terminaste aquí, si no como crees que solo podemos hablar con la herramienta que me diste.]

~[Puede que seas un ermitaño que no sabe dónde viven y ha olvidado su propio lenguaje.]

[Sé que es difícil de creer, pero lo que te digo es la verdad. Tú apareciste en dentro de ese lugar.], le digo señalando el garaje.

~[No te creo, David, si es que ese es tu verdadero nombre.]

Ya no sé qué hacer para que me crea.

[Está bien, déjame demostrarte que te digo la verdad. Sabes que no soy ninguna amenaza para tu seguridad y si quieres ten tu espada a la mano.]

~[Mmm, de acuerdo. Dime que vas a hacer.]

[Primero, te voy a mostrar el lugar donde te encontré. Hay que entrar en ese lugar, pues allí es donde te encontré.]

~[No intentes nada. Tú entras primero y luego yo iré detrás de ti.]

Me acerco con las manos levantas para mostrar que no tengo intenciones de hacer nada, paso lentamente al costado de ella. Ella siempre está en una postura que creo es ofensiva. Sigo con cuidado dentro del garaje y paso al costado del automóvil.

~[¿Qué es este pedazo de metal?]

[Es mi automóvil. Es uno de los aparatos que utilizamos para movilizarnos.]

~[Parece un extraño carromotor del reino de Tirum. Puede que seas uno de esos traicioneros tirumeses o tal vez un maldito noble del reino. Aunque escuché que cuesta mucho oro, así que no creo que seas uno de ellos. Pareces vestir ropa muy simple para ser un noble ermitaño.]

[Nunca he escuchado de ese tal carromotor. Y mi ropa no es simple, es sencilla, además es un pijama.].

Seguimos entrando en el garaje y se ve pedazos de cemento en el suelo. Me agacho para abrir la puerta trasera del garaje.

~[No intentes nada, hazlo despacio]

[Solo voy a abrir esta puerta, detrás está el lugar donde te encontré.]

Ella solo me mira, mientras estoy levantando la puerta. Una vez abierta se ve una cueva grande, hay rastros de sangre, entrañas y pedazos de animales que terminan en la puerta. No me había dado cuenta de eso las veces que vine, estoy muy asqueado por esa escena, creo que voy a vomitar.

~[¡Qué sensible!]

[Cállate, no sé qué ...], ahí fue el desayuno que acabo de tomar.

[Ahora, recuerdo haberte visto antes de desmayarme y pedirte ayuda. Sí que terminé con esas bestias. Je, je, je. Creo que si hubieras querido hacerme algún daño lo hubieras hecho en ese instante. Pero eso no explica que digas que este es Perú, claramente estamos en Mon, nunca dejé la isla.]

[¿Aún no te has dado cuenta? Tus golpes a esta puerta me despertaron por la madrugada ¿No crees que es muy raro que dentro de una cueva haya una puerta y al otro lado montañas?]

~[No te entiendo]

[Yo tampoco…]

No se como llegó aquí. Los dos nos miramos en silencio, parecemos estar digiriendo lo que sucede.

~[Si voy de frente y salgo de la cueva estaré en Mon. ¿Cierto? Eso es lo que quieres decir.]

[No sé, pero supongo que sí. Creo que de este lado de la cueva estamos en Perú y del otro creo está Mon.]

~[Está bien, si eso es cierto ¿Qué clase de cueva es esta? Te referiste a Gantoria como si fuera otro mundo, entonces ¿Cómo sabes que vengo de Gantoria?]

[No sé qué es esta cueva, es la primera vez que la veo. Lo otro es una larga historia. Lo que si te aseguro es que en este mundo no hay nadie más que lo sepa.]

~[¿Qué lugar es este? Es acaso …]

[Hasta ahora no sé tu nombre, pero déjame darte la bienvenida, señorita de Gantoria al planeta Tierra. Precisamente a la República del Perú.]

~[¡Es otro mundo! ¿¡Cómo llegue aquí!?], ella exclama completamente aturdida por lo que ahora sabe. Después de decir esto, ella cae de rodillas con lágrimas en los ojos, empieza a sollozar.

Yo tampoco sé cómo reaccionaría, no sé de dónde viene, pero terminar perdido en otro mundo también me dejaría en ese estado. Aunque ella puede regresar, pero voy a esperar a que se calme para recordarle eso.