Me encontraba en el asiento trasero del auto mientras Lupita conducía y Ale me prestaba sus piernas para acostarme.
No exagero cuando digo que esto de luchar cansa demasiado, sentía mi cabeza a punto de estallar.
-Amor- dijo mi esposa- ¿estás dormida?- dijo cerca de mi oído levemente para no molestarme.
- algo así- respondí- me duele el cuerpo- dije soltando algunas quejas de dolor.
- No te muevas, sólo duerme- yo le hice caso y me quedé dormida.
Me desperté por el llamado de Ale y vi que estábamos en otro hotel y para mi suerte, había nieve, así que sonreí y bajé del auto.
Caminé hacia la entrada mientras Lupita estacionaba bien el carro.
Miré el cielo, se podían ver las preciosas estrellas y la nieve caía en mi rostro suavemente.
-Arizona- dijo una voz familiar y yo volteé- me pude ver a mi misma, pero, era yo, era Paula, la chica normal que iba a la universidad y se desvelaba viendo películas con su novia.
Caminé hacia ella, estuve tan cerca que pude olerme a mi misma: vainilla. Yo sonreí.
-Pau- dije con los ojos cristalizados- bueno, yo misma- dije riendo un poco.
Aquella chica tomó mi mano.
-No te des por vencida, Arizona- me miró- yo como tu forma mortal tengo que irme- la miré confundida.
- pero... esto sólo es una misión, ¿no?- dije algo nerviosa- soy Arizona A. Ahora, pero cuando pueda regresar seré Pau- Ella me miró y tocó mi mejilla.
- Siempre has sido Arizona, siempre, la chica de ojos cambiantes y cabello rubio largo.-yo negué.
-No puede ser, no...- dije y una lágrima cayó- No entiendo nada, él me dice algo y tú... yo o quien seas me dice otra cosa...
- vendrán cosas difíciles, Ari. Ahí y solo ahí entenderás- la chica se esfumó y sentí un ardor en el pecho. Se había ido, Pau se fue.
- cariño- dijo Ale y yo salí de mi burbuja- ¿qué haces ahí parada? Desde hace un minuto te estamos buscando.
Iba a responder pero todo se nubló y caí al suelo.
[***]
Vimos a Arizona caer al suelo. Ale y yo nos apuramos a levantarla, como pudimos la levantamos y Ale la llevó en brazos.
La metimos al auto y esperamos a que reaccionara.
Vimos cómo su colgante brillaba suavemente y Arizona abrió los ojos.
-¿qué...?- dijo parándose lentamente
Nosotras la ayudamos pero se quedó en silencio y sólo nos miraba.
Quise decir algo, Ale intentó hablar pero vimos sus ojos grises volverse rojos lentamente mientras se cristalizaban.
Arizona se abalanzó a nosotras y nos abrazó. Cuando reaccioné pude sentir cómo lloraba, miré a Ale y tenía la misma cara de confusión que yo.
-las quiero, y a ti te amo, amor- dijo mencionando a Ale.
-¿te encuentras bien?- dijimos algo preocupadas.
-te quiero Lupita- dijo
- y a ti te amo, Ale- finalizó sin responder a nuestras preguntas.
Vimos cómo se separó del abrazo y caminó volteando a vernos.
-¿se quedarán ahí toda la noche?- y nos sonrió, así que la seguimos y pedimos una habitación.
La noche fue larga, pasaban miles de preguntas en mi cabeza, ¿porqué se había comportado tan extraño en el coche conmigo y con Ale?, ¿porqué se desmayó?
Volteé hacia la cama de Ale y Arizona, me sorprendí al ver a Arizona cubrir a Ale con sus alas, eran hermosamente impactantes, una cosa era verla luchar y otra cosa era verla proteger. Parecía que Ale no se había percatado ya que la vi profundamente dormida.
Sentí que algo saldría mal, ¿porqué pareció una despedida?
Me levanté temprano y pude ver que ya no tenía las alas así que pensé que había sido un sueño.
Me dirigí al baño y tomé una ducha. Al salir vi que Arizona había hecho el desayuno junto con Ale, parecían divertirse y vi a Arizona lanzarle algo de harina a mi amiga, yo reí ante la escena.
- Lupita, buen día- dijo Arizona con una sonrisa.
- buenos días amiga- dijo Ale
- buenos días a las dos- dije sonriendo.
Arizona me sirvió unos hotcakes junto a un poco de miel, lo mismo hizo con Ale y se sirvió ella misma, las tres nos sentamos y nos dispusimos a desayunar entre risas.
Nunca sabes cuánto amas los momentos felices hasta que se van.
Terminamos de desayunar y Arizona se metió al baño, supuse que se daría una ducha. Yo me tiré a mi cama a leer mi libro.
desde lo del supermercado había estado investigando un poco sobre los híbridos así podía entender más a Arizona.
Leyendo me encontré con una página en específico que llamó mi atención. "Qué son los híbridos"
Me dispuse a leer y supe que Arizona había nacido de la mezcla de un demonio y un humano, lo cual la hacía tener esos ojos cambiantes, los ojos rojos de un demonio y los grises de un humano.
"Los híbridos son inmortales a menos que la mitad de su alma se queme"
Seguí leyendo.
"Asthares, la segunda dama del infierno se enfrentará con la forma más pura de la maldad y la mitad de su alma será quemada" mis pensamientos viajaron a aquel día en el supermercado.
- nada de tocarme, ¿entendieron?- ellas asintieron.- ustedes están protegidas por mi hermano, yo soy... Arizona Asthares, segunda dama e híbrida entre un humano y un demonio. Salgamos y ganemos.
Cerré el libro y me senté en la cama.
Tenía una teoría y no me gustaba para nada.